Job 36;
5
He aquí,
Dios es poderoso pero no desprecia a
nadie, es poderoso en la fuerza del entendimiento.
Un tema en la
literatura poética de la Biblia es que Dios es incomprensible; no podemos conocerlo
completamente. Podemos tener algún conocimiento de El porque la Biblia está
llena de detalles acerca de quién es Dios, cómo podemos conocerlo y cómo
podemos tener una relación eterna con El. Pero nunca podremos saber lo
suficiente como para contestar todas las preguntas de la vida (Ecl_3:11), predecir nuestro propio futuro o manipular
a Dios para nuestros propios fines. La vida siempre tiene más preguntas que
respuestas, y debemos ir constantemente a Dios para obtener algunas pistas
frescas acerca de los dilemas de la vida.
Por lo “poderoso” que
Dios sea, nadie es tan bajo que sea “despreciado” por Él; porque su “fuerza”
está especialmente en “su fuerza de comprensión”, por la que escudriña las
cosas más menudas, a fin de dar a cada uno su derecho. Jer_35:14
Si nuestro ojo
estuviera siempre dirigido a Dios en el deber, su ojo estaría siempre sobre
nosotros con misericordia y, cuando estamos más hundidos, no nos pasaría por
alto. Dios quiere develarnos pecados pasados cuando nos aflige, y nos los trae
a la memoria. También, dispone nuestros corazones para ser enseñados: la
aflicción hace que la gente se disponga a aprender por medio de la gracia de
Dios que obra con ella y por ella. Además, nos disuade de pecar en el futuro.
No tener más que ver con el pecado es un mandamiento.
Si servimos
fielmente a Dios, tenemos la promesa de la vida que es presente y
sus consolaciones, en cuanto sea para la gloria de Dios y nuestro bien: ¿y
quién los desearía más aun? Tenemos la posesión de placeres interiores,
la gran paz que tienen los que aman la ley de Dios. Si la aflicción no hace su
obra los hombres deben esperar que se caliente el horno hasta que sean
consumidos. Quienes mueren sin conocimiento, mueren sin gracia y están
deshechos por siempre. Véase la naturaleza de la hipocresía; yace en el
corazón: es por el mundo y la carne mientras, exteriormente, parece ser por
Dios y la fe. El caso de los pecadores es espantoso, sea que mueran jóvenes o
vivan mucho para acumular ira. Las almas de los malos viven después de la
muerte, pero en desgracia eterna.
1 Samuel 2; 8
Levanta del polvo al pobre, del muladar levanta al necesitado
para hacerlos sentar con los príncipes, y heredar un sitio de honor;
pues las columnas de la tierra son del SEÑOR, y sobre ellas ha colocado el
mundo.
Ana
puede regocijarse porque está en manos de un Dios soberano que decide en última
instancia sobre nuestras vidas. El muladar,
montón de excrementos de caballos, vacas o camellos, puesto al sol a secarse,
para ser usado como combustible, que era, y todavía es, uno de los lugares más
comunes donde se congregaban los limosneros más pobres; y el cambio hecho en la
posición social de Anna, parecía a su agradecido corazón tan favorable y tan
grande, como la elevación del pobre mendigo despreciado al puesto más alto y
digno.
Vivir
en un mundo donde la amenaza de un holocausto nuclear siempre está presente y
donde el mal abunda puede hacernos olvidar que Dios es soberano sobre todas las
cosas. Ana vio a Dios (1) sólido como una roca; (2) como uno que ve lo que
hacemos; (3) soberano sobre todos los asuntos de la gente; y (4) el juez
supremo que administra justicia perfecta. Recuerde que el control soberano de
Dios nos ayuda a poner en perspectiva los hechos del mundo y las circunstancias
personales.
¡Maranata!¡Sí, ven
Señor Jesús!
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