} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 6 Febrero: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

martes, 6 de febrero de 2018

6 Febrero: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

  

Juan 14; 6
Jesús le dijo*: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. LBLA

   La palabra camino era palabra llena de significado para el judío (Deu_5:32-33; Deu_31:29; Isa_30:21; Isa_35:8; Sal_27:11).
            Entramos en comunión con el Padre por medio de Cristo: "Yo soy la puerta" (Jn 10:7, 9; Mat_11:27; Luc_10:22; Heb_10:20); "por medio de él... tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre" (Efe_2:18; Efe_3:12). En el libro de Hechos Lucas no habla del "cristianismo", sino del Camino: después de entrar por Cristo, la Puerta, debemos andar en El, el Camino (Hch_9:2; Hch_18:26; Hch_19:9; Hch_19:23; Hch_22:4; Hch_24:14; Hch_24:22).
            El mundo está lleno de problemas, pero Cristo puede resolver todo problema de la humanidad. El hombre solo no puede resolver los muchos problemas causados por el pecado. ¿Qué hace el hombre? Cambia la etiqueta, para que el pecado ya no sea pecado; p. ej., se habla de la delincuencia juvenil, y eso ¿qué es? La Biblia no dice delincuencia juvenil, sino pecado (rebeldía, fornicación, hurto). El humanismo afirma que el hombre está bien así como está, que cada quien debe hacer lo que le convenga y otros no tienen el derecho de criticar. Dice que lo bueno es lo que le da satisfacción carnal (Isa_5:20).
            Solamente Cristo puede resolver el problema principal del hombre (el pecado), porque El murió en la cruz para redimirnos de la culpa y del dominio del pecado.
   y la verdad,  (Sal_26:3; Sal_86:11; Sal_119:30). Cristo es el Verbo de Dios, es decir, la personificación de la revelación de Dios. El Verbo habitó entre nosotros, "lleno de gracia y de verdad... Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Jn 1:14, 17). Dijo a sus discípulos, "y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Jn 8:32). Al igual que los apóstoles nosotros aprendemos la verdad no solamente por las palabras de Jesús, sino también por su perfecto ejemplo, pues El practicaba su enseñanza. Pablo hace la pregunta, "Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? ¿Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? ¿Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras?" (Rom_2:21-22).
            ¿Qué sabe el hombre de la verdad? Para el hombre la verdad no es absoluta, sino relativa; es decir, lo que el hombre considere la verdad para él eso es la verdad. Lo que es la verdad para una persona no es la verdad para otra persona.
            Sin lugar a dudas, el hombre se considera a sí mismo como muy inteligente, pero "profesando ser sabios, se hicieron necios" (Rom_1:22). "¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?" (1Co_1:20). El hombre no sabe su origen, pues piensa que ha evolucionado paso a paso con el mono. Tampoco sabe su destino, pues cree que al morir dejará de existir. Cree que en esta vida es muy superior a los animales, pero que al morir muere con los animales. El hombre ha inventado la bomba atómica y vive con el temor de que algún gobierno fanático destruya el mundo.
  y la vida;   (Jn 5:21; Jn 10:28; Jn 17:3). La vida es comunión con Dios y la muerte es separación de Dios. Cristo es la vida y, por eso, ha resuelto el problema de la vida. El hombre ha avanzado increíblemente en la ciencia médica pero ¿habrá resuelto el problema de la muerte? Jesús levantó a los muertos para demostrar que Él podía resolver el problema de la muerte. Él explica todo aspecto de la muerte, y el cristiano dice, "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?" (1Co_15:55). 
            -- nadie viene al Padre, sino por mí. -- Cristo es el único Camino al cielo. Este es otro de los textos "Yo soy". Los otros son "Yo soy el pan de vida" (Jn 6:35); "Yo soy la luz del mundo" ( Jn 8:12); "Yo soy el buen pastor" (Jn 10:14); "Yo soy la resurrección y la vida" (Jn 11:25); y "Yo soy la vid verdadera" (Jn 15:1).



Juan 5; 39
Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; LBLA

Este verbo puede ser traducido por indicativo (afirmación) o imperativo (mandamiento). Un comentarista insiste en el imperativo y afirma que Cristo dice: Aquí está mi Testigo (el Padre que testifica a través del Antiguo Testamento). Ustedes no conocen su testimonio; por eso, ¡Examinadlo! Otro está de acuerdo con esto y cita Jn 7:52 como el único texto en este libro, aparte de éste, que usa este verbo: "Escudriña y ve que de galilea nunca se ha levantado profeta". Obviamente en 7:52 es imperativo y, por eso, puede ser en 5:39 también. Si es imperativo, Cristo habló de la confianza que ellos tenían en las Escrituras y les mandó que las examinaran para ver que sí hablaban de Él.
            Los que creen que este verbo debe ser traducido por el modo indicativo dicen (1) que el indicativo concuerda mejor con lo que Jesús está diciendo; (2) que los demás verbos en este contexto no son imperativos sino indicativos; y (3) que no era necesario mandar que los judíos escudriñaran las Escrituras, porque lo hacían en las sinagogas cada sábado.

 porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna;  
 "En ellas", es decir, simplemente por tenerlas, estudiarlas, memorizarlas y discutirlas tendrían vida eterna. La palabra bibliolatría no se encuentra en Larousse, pero bien describe este uso incorrecto de las Escrituras. Los judíos minuciosamente escudriñaban las Escrituras, para saber cuántas letras había, o para ver cuántos textos pudieran memorizar y recitar, o para formular alegorías, y al hacer todo esto creían que con tal uso de la palabra de Dios podían ganar vida eterna. Aparentemente muchos judíos rendían culto a las Escrituras, pero no las estudiaban para entenderlas (2Co_3:16) y para obedecer a Dios para vivir conforme a Sus enseñanzas.

  y ellas son las que dan testimonio de mí;  
Luc_24:32; Luc_24:44; Jn_5:46; Hch_3:18; Hch_3:24; Hch_7:52; Hch_10:43; Hch_13:29; Hch_26:22; Hch_28:23; 1Pe_1:10-11. Los judíos no dejaban de escudriñar las Escrituras, pero no encontraban a Cristo en ellas. "¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿O de qué aprovecha la circuncisión? Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios" (Rom_3:1-2). Los judíos no solamente poseían las Escrituras, sino que se gloriaban en ellas, pero la palabra no moraba en ellos; es decir, solamente tenían los libros o rollos en sus manos para leerlos, pero la palabra leída no entraba en su corazón para morar permanentemente allí. La palabra no controlaba su vida. Así se usa la palabra morar en las Escrituras: por ejemplo, Rom_7:20, "el pecado mora en mí", tiene control sobre mi vida; Rom_8:9, "el Espíritu de Dios mora en vosotros", el Espíritu tiene control sobre vuestra vida; Col_3:16, "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros", que la palabra de Cristo tenga residencia permanente en el corazón y que tenga control total sobre la mente, la voluntad y las emociones. Los judíos tenían las Escrituras, leían las Escrituras, y discutían las Escrituras, pero la palabra de Dios no moraba en ellos.
            Al escudriñar las Escrituras, ¿qué buscaban? Buscaban argumentos para probar lo que ya creían, las tradiciones que habían inventado. Tenían su propia teología y escudriñaban las Escrituras para probarla. Escudriñaban las Escrituras para encontrar las promesas de bendiciones físicas para Israel, incluyendo la de independencia y renombre mundial. Frecuentemente los profetas emplearon lenguaje de bendiciones físicas para describir bendiciones espirituales, pero a los judíos no les interesaban las promesas espirituales. Por eso, no encontraron a Cristo.
Lo mismo hoy en los líderes evangélicos. Tienen mucho conocimiento de Dios, pero no conocen ni obedecen a Dios. La Palabra de Dios es el Manual de instrucciones que Dios nos ha dejado para saber cómo debemos vivir y prepararnos en esta vida, para la otra en la eternidad.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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