} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 23 Febrero: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

viernes, 23 de febrero de 2018

23 Febrero: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.



Isaías 65; 2
Extendí mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde, que anda por el camino que no es bueno, en pos de sus pensamientos;

La apertura de Dios y su deseo de redimir también a los samaritanos agotaron casi todos los recursos. Este documento también revela los esfuerzos del profeta por hacer volver a los samaritanos al redil, a fin de formar un solo pueblo. Pero los samaritanos no podían responder a la altura de las expectativas proféticas, en primer lugar por su antigua hostilidad contra Judá, contra Jerusalén, contra el templo de Jerusalén, y por último contra los judíos que volvieron de Babilonia y que encarnaban todos estos valores sionistas. En segundo lugar, no podían responder a los planes divinos de redención por su apego a prácticas religiosas que no les eran totalmente ajenas puesto que las habían practicado desde los primeros días del establecimiento de las tribus de Israel en Canaán: era el culto idólatra y animista contra el cual tanto combatieron los profetas de antaño, cuando los reinos de Judá e Israel todavía estaban en pie.

Además de las prácticas religiosas que eran una desviación o una corrupción de la religión israelita, los samaritanos habían adoptado rituales de origen mesopotámico, como los sacrificios en los jardines, el quemar incienso sobre altares de ladrillos, el comer carne de cerdo y de ratón, y otros rituales relacionados con el culto al dios de la fortuna o Gad, y a la diosa del destino, que nos es conocida por el culto antiguo de los árabes, que la llamaban Mani o Manat.


Colosenses 1; 19-20

   Porque agradó al Padre  que en El habitara toda la plenitud,
   y por medio de El reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de El, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos.

Había una tendencia de pensamiento en la Iglesia Primitiva que se llamaba el gnosticismo, y sus seguidores, gnósticos, lo que quiere decir poco más o menos intelectuales o librepensadores. Estaban insatisfechos con lo que consideraban la ruda sencillez del Cristianismo, y querían convertirlo en una filosofía que pudiera estar, en línea con los otros sistemas filosóficos de su tiempo.
Los gnósticos partían de la convicción de que la materia era absolutamente mala, y el espíritu, absolutamente bueno. Además mantenían que la materia era eterna, y que había sido de esa materia imperfecta de la que se había formado el mundo. Los cristianos, para usar la frase técnica, creen en la creación a partir de la nada, y los gnósticos creían que el universo se había formado a partir de aquella materia mala.
Ahora bien: Dios es Espíritu, y por tanto absolutamente bueno, y la materia, absolutamente mala; de ahí se deducía que el Dios verdadero no podía tocar la materia, y por tanto no era el agente de la creación. Así es que los gnósticos creían que Dios había producido una serie de emanaciones, cada una más lejos de Dios que las anteriores, hasta que por fin hubo una lo suficientemente distante de Dios para poder tocar la materia y crear el mundo.
Con esta declaración, Pablo refutó a los griegos la idea de que Jesús no podía ser humano y divino al mismo tiempo. Cristo es todo humano y todo divino. Cristo siempre fue Dios y siempre será Dios. Cuando tenemos a Cristo tenemos a Dios en forma humana. No reduzca ningún aspecto de Cristo, ni su humanidad ni su divinidad.
La muerte de Cristo abre un camino para que todos puedan venir a Dios. Puso a un lado al pecado que nos impedía disfrutar de una relación correcta con nuestro Creador. Esto no significa que todos han sido salvos, sino que el camino ha sido abierto para todo aquel que confíe en Cristo para ser salvo. Podemos tener paz con Dios y reconciliarnos al aceptar a Cristo, que murió en nuestro lugar. ¿Hay entre su Creador y usted alguna distancia? Reconcíliese con Dios. Venga a Él a través de Jesucristo.

¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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