Lucas 15; 4-7
¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y una de
ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la que está
perdida hasta que la halla?
Al encontrarla,
la pone sobre sus hombros, gozoso;
y cuando llega
a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: "Alegraos
conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido."
Os digo que de
la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se
arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.
15:4 ¿Qué hombre de vosotros
(“Jesús apela a los propios sentimientos de sus oyentes”; la palabra hombre
es enfática y la implicación es que si bajo estas circunstancias el hombre
actúa así, cuánto más Dios lo hará) , teniendo cien ovejas (en esta
parábola no hay distinción entre ovejas y cabritos como en Mat_25:32, porque en esta parábola, como en Eze_34:6, las ovejas son judíos) , si pierde una de
ellas (por ej., los publicanos y pecadores que le escuchaban) , no deja
las noventa y nueve (los fariseos y escribas que creían que eran muy
justos) en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
Dios no actúa aquí como en otros textos bíblicos a la manera de un rey
justo preocupado por restablecer la justicia a favor de los pobres, sino como
el Padre que ama al pecador. No se fija en las estadísticas y los balances
positivos de su gobierno en el mundo: todo lo olvida para gozar de una relación
inaudita con una sola persona salvada de su propia maldad. Dios ama a los
que no se han extraviado; pero hay una alegría indecible en su corazón cuando
uno que estaba perdido vuelve a casa. Es mil veces más fácil volver a Dios que
a las frías críticas y recriminaciones de algunas iglesias y "lideres", muy ortodoxas dónde se
mira el “pedigrí” o el “apellido” para admitir o permitir.
Jesús razona desde lo menor
a lo mayor (de oveja a hombre). Luc_11:11-13,
razona desde lo humano (cómo el hombre actúa) a lo divino (cómo Dios actúa).
Jesús razona desde el punto de vista de lo que ellos hacen o aprueban; es
decir, Jesús buscaba al hombre perdido y los fariseos y los escribas; muy ortodoxos, murmuraban, pero ellos hacían la misma cosa si era oveja, pero como Jesús dice
en otro texto (Mat_12:12), “Pues ¿cuánto más
vale un hombre que una oveja?” Así es que, si los fariseos aceptaran la primera
parte de esta parábola, deberían aceptar la segunda parte. Si estaban de
acuerdo con la actitud del pastor de ovejas, entonces deberían estar de acuerdo
con la actitud de Cristo (el Buen Pastor, Jn_10:14)
cuando se encuentra una de sus ovejas perdidas. ¿Cómo podían decir que los
publicanos y pecadores tenían menos valor que las ovejas?
Las ovejas son dadas
a descarriarse y perderse. Son animales indefensos y necesitan dirección y
protección. Por eso, el pueblo de Dios se comparan con ovejas. “Todos nosotros
nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino”, Isa_53:6; “Porque vosotros erais como ovejas
descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas”, 1Pe_2:25. Cristo vino al mundo para buscar y salvar a
los perdidos (Luc_19:10). (Sal_23:1-6;
Isa_40:11; Eze_34:15-16).
15:5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; -- Esto es lo que se esperaría de un buen pastor entre
ellos, y esto es precisamente lo que Cristo hacía en esos momentos. No como "lideres" de hoy en día que son ellos los que hacen tropezar y son de tropiezo tapando sus pecados, o por su permisividad mirando en otra dirección descarrían a la mayoría.
15:6 y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles:
Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. 7 Os digo
que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente,
Desde luego, la oveja es pasiva - es simplemente encontrada y llevada
por el pastor, pero el pecador tiene que hacer algo - tiene que arrepentirse
para ser “encontrado” por el Buen Pastor. Jesús ama a los pecadores y come con
ellos, pero el gozo en el cielo depende de que se arrepientan. Este tema está
desarrollado en una manera sublime en el caso del hijo pródigo (Luc 15:17-21).
que por noventa y nueve justos que no
necesitan de arrepentimiento.
Jesús “emplea los términos de pecadores, justos, arrepentimiento,
en el sentido exterior en que ellos lo entendían; ellos, que se imaginaban que
bastaba formar parte del pueblo de la alianza y observar las ordenanzas
levíticas para estar seguro de la salvación”.
El gozo se pone en
contraste con las murmuraciones de los judíos. Desde luego, los fariseos y los
escribas se presentaban a sí mismos como justos en contraste con los publicanos
y pecadores. Lo que Jesús dice en la parábola no significa que El también los
clasificara como justos, pero el punto es que aunque ellos hubieran sido justos
(como pensaban), se condenaban por su actitud hacia los perdidos. Para los
fariseos y los escribas había gozo cuando algún pecador fue destruido,
pero Jesús explica que cuando la oveja perdida es encontrada, hay mucho gozo en
el cielo, precisamente como los amigos y vecinos del pastor se regocijaban con
él cuando encuentra su oveja perdida (Hch_8:39;
Hch_16:34). Los fariseos y los escribas murmuraban, pero el cielo se
regocijaba.
Mateo (18:10-14) registra esta parábola pero la aplica a la
restauración de alguno de “estos pequeños” (sus discípulos). Stg_5:19-20.
¡Feliz la oveja que Cristo fue a buscar dejando a
las otras noventa y nueve! Y ¡pobres de los justos que no necesitan el perdón
de Dios!
Hoy, en las grandes ciudades, la Iglesia parece
que se quedó tan sólo con una oveja. ¿Por qué, entonces, no se marcha al campo,
es decir, deja sus rentas, sus instituciones desgastadas, el estilo formalista
de sus reuniones, para salir en busca de las noventa y nueve que se han
perdido? Hay que salir del círculo tan simpático de los creyentes sin
problemas, mirar más allá de nuestras ceremonias renovadas, y estar dispuestos
a que nos critiquen como a Jesús.
¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!
No hay comentarios:
Publicar un comentario