Filipenses 1; 12
Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido,
han redundado más bien para el progreso del evangelio,
Pablo escribío esta carta aproximadamente diez
años después de haber establecido la iglesia en Filipos. Epafrodito fue enviado
por la iglesia a Roma para llevar ayuda a Pablo y para que, en turno, pudiera
traer informes a la iglesia de la condición de Pablo. Los filipenses lo amaban
mucho, y habiendo aprendido de sus prisiones, querían saber de él y también de
la causa de Cristo.
“Hermanos
", una palabra que tenía significado muy importante para Pablo. Hoy en día
esta palabra se usa tan ligeramente entre gente latina que prácticamente ha
perdido su importancia. Todo el mundo es "hermano", y no tiene ni la
importancia de "amigo" porque a muchos se les dice
"hermano" cuando son totalmente desconocidos. ¡Es una lástima!
También
algunos acostumbran decir "hermanos" a los "evangélicos"
simplemente porque a nosotros nos dicen "hermanos", y si alguna
persona está asistiendo a las reuniones de la iglesia y aceptando estudios en
el hogar, para tales hermanos éstos ya son "hermanos". De esta manera
una palabra bíblica pierde su significado especial (1Pe_4:11). Es mi hermano el
que obedece al evangelio de Cristo y llega a ser hijo de Dios. Si él es hijo de
Dios y si yo soy hijo de Dios, los dos somos hermanos.
“que
las cosas que me han sucedido ", acusaciones falsas que le obligaron a
apelar a César (Hch_28:17-19), encarcelamientos, sufrimientos, persecuciones,
en fin, todos los eventos narrados por Lucas desde Hch_21:1-40 hasta
Hch_28:1-31, y también mencionados en las cartas de Pablo mismo (1Co_4:9-13;
2Co_11:24-28; etcétera). Es importante observar en este texto que aunque Pablo
se refiere a "las cosas que me han sucedido", el tema no es Pablo y
sus sufrimientos, sino el efecto de
tales cosas sobre el evangelio. El pensamiento principal es que el
encarcelamiento de Pablo había obrado siempre para la gloria de Cristo. Lo que
se había aprendido fue que Pablo no era un prisionero político común y
corriente, y que no había cometido ningún crimen, sino que todo lo que sufría
fue causado por su relación con Cristo.
" han redundado más bien para el
progreso del evangelio ". Aunque Pablo llegó a Roma en cadenas, no
dejó de predicar el evangelio (Hch_28:19; Hch_28:30-31). La cárcel no era
impedimento a la proclamación del evangelio; aun podía evangelizar la casa de
César (4:22). Por eso Pablo podía hablar del "progreso" del
evangelio. Esta palabra (PROKOPE) significa "un golpear hacia
delante... Originalmente esta palabra se utilizaba de un pionero abriéndose
paso a machetazos a través de arbustos". Tiene que ver, pues, con quitar
impedimentos u obstáculos. Pablo estaba en cadenas pero "la palabra de
Dios no está presa", 2Ti_2:9. Las cadenas no cerraron las puertas de
oportunidad para el evangelio, sino que, más bien, las abrieron. Como
hombre libre Pablo no pudiera haber predicado en la casa de César.
¿Por
qué permitió Dios que el apóstol Pablo, poderoso embajador a los gentiles,
quedara "inmovilizado" (en cadenas) en tiempos tan importantes para
el evangelio? El Señor dijo a Ananías (Hch_9:15) acerca de Pablo,
"instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de
los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel". ¿Cómo podía Pablo
predicar a Félix, a Festo, a Agripa y aun a los de la casa de César? ¿Cómo
podía Dios abrir la puerta para que Pablo predicara a tales hombres eminentes?
¿Cómo podía Dios quitar los obstáculos puestos por Satanás para que el
evangelio no avanzara? Simplemente
por medio de convertir los obstáculos en oportunidades. Los
impedimentos llegaron a ser pasaderas o escalones para que el evangelio siguiera
adelante. Es otro ejemplo de la providencia de Dios. El diablo piensa obrar en
contra nuestra, pero Dios lo convierte en bendición para nosotros. Cuando José
se dio a conocer a sus hermanos, les dijo, "Ahora, pues, no os
entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de
vida me envió Dios delante de vosotros... Vosotros pensasteis mal contra mí,
mas Dios lo encaminó a bien" (Gén_45:5; Gén_50:20).
Pablo
entendió esto. Entendió que no podía predicar a los gobernadores y reyes como
hombre libre, sino solamente como preso. Pero "la palabra de Dios no está
presa" (2Ti_2:9; Isa_40:8; Isa_55:11). Hubo conversos aun en "la casa
de César" (4:22), y el César de ese tiempo era el famoso Nerón, que con
tanta furia persiguió a la iglesia.
Filipenses 1; 19-21
Porque sé que por vuestra oración y
la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación,
conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes
bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en
mi cuerpo, o por vida o por muerte.
Porque para mí el vivir
es Cristo, y el morir es ganancia.
Pablo
tenía mucha confianza en la eficacia de la oración de los filipenses, como
también en la de otros hermanos (Rom_15:30; Rom_15:32; 2Co_1:11; Col_4:2;
1Ts_5:25; 2Ts_3:1). Estaba de acuerdo con lo que Santiago dice acerca de la
oración eficaz del justo (Stg 5:16).
Es una verdad importante de que "La
oración eficaz del justo puede mucho", pero no hay esperanza de recibir
nada de Dios sin la " suministración (provisión) del Espíritu de
Jesucristo ". Anhelaba ver de nuevo a estos hermanos, y tenía la esperanza
de hacerlo (Flp 2:23,24), pero la palabra traducida "liberación" es
la palabra "salvación", y no se puede afirmar con seguridad que Pablo
se refiera en este versículo a la liberación física.
Quería las oraciones de los santos por él, y
quería la ayuda del Espíritu quien "ayuda nuestra debilidad"
(Rom_8:26), para poder soportar aflicciones, y para seguir predicando "el
evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo". Quería todo esto para
que Cristo fuera siempre magnificado en su cuerpo, o por vida o por muerte. El
dejó en manos de Dios el asunto de cómo servirle, es decir, Dios diría si
"por vida o por muerte".
Pablo
magnificó a Cristo cuando obedeció al evangelio (Hch_9:18; Hch_26:19). Magnificó
a Cristo cuando inmediatamente comenzó a predicar la fe que una vez destruía
(Hch_9:20; Gál_1:23), y al seguir predicando "a tiempo y fuera
tiempo" hasta el momento de escribir esta carta. Magnificó a Cristo en su
sufrimiento por el evangelio (Hch_21:13). Además, Pablo estaba dispuesto a
magnificar a Cristo en el acto de morir por su predicación del evangelio.
Si
Dios siguiera dándole vida, seguiría magnificando a Cristo con esa vida, en
Roma o en otro lugar. Sin embargo, si llegara la sentencia de muerte,
magnificaría a Cristo en su muerte, con espíritu sumiso y tranquilo,
demostrando la confianza de un verdadero hijo de Dios cuando llegara su momento
de atravesar el "valle de sombra de muerte". Muchos cristianos lo han
hecho, exhibiendo el poder sostenedor de la fe, confiadamente entregando su
espíritu al Padre de los espíritus.
Cristo es nuestra vida (Col_1:27). La meta de
Pablo no era el honor humano, ni el placer, ni el oro. Cristo era su vida.
Estaba entregado alma y cuerpo a Cristo. El empeño de Pablo se puede comparar
con la entrega del soldado que no "se enreda en los negocios de la vida, a
fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado" (2Ti_2:4). En cuanto al
fervor de espíritu, Pablo se puede comparar con el político muy ambicioso de
ganar cierto puesto, o con el atleta que, con tanto entusiasmo, corre con toda
la energía que posee para ganar el premio corruptible (1Co_9:24-25). El
ministerio de Pablo se puede comparar con los esfuerzos muy intensivos de los
comerciantes que promueven sus negocios para enriquecerse. Como los hombres
de este mundo se entregan totalmente a sus profesiones, carreras y pasiones,
así Pablo se entregó totalmente a su ministerio. El mismo llamó su vida y
ministerio una "batalla" y una "carrera" (2Ti_4:7).
¿Cuál
es nuestro concepto de la vida? ¿Cuál es nuestra meta y nuestra mira? ¿A qué
dedicamos el tiempo, la energía, los recursos, el tiempo? Pablo quiere que para
todos "el vivir" sea Cristo. "Haya, pues, en vosotros
este sentir que hubo también en Cristo Jesús " (Flp 2:5);
"gozaos en el Señor " (Flp 3:1); "regocijaos en
el Señor siempre" (Flp 4:4); nuestra "ganancia" incluye el
"conocimiento de Cristo Jesús " (Flp 3:8); nuestro anhelo es
"ser hallado en él " (Flp 3:9); y "todo lo puedo en
Cristo que me fortalece" (Flp 4:13).
" y el morir es ganancia ",
la muerte física fue "ganancia" para Pablo, y lo es para todos los
fieles. "Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y
presentes al Señor" (2Co_5:8). "Yo sé a quién he creído, y estoy
seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día"
(2Ti_1:12). Pablo tenía muchas inversiones con Cristo. Ya había estimado sus
ganancias terrenales como pérdida por Cristo (Flp 3:7,8). Por lo tanto, no
temía la muerte. Si se puede decir "para mí el vivir es Cristo",
también se puede decir, "el morir es ganancia". La muerte es ganancia
para los fieles porque en la muerte seremos libertados del pecado en otra
manera.
En
esta vida fuimos libertados del dominio del pecado cuando obedecimos al
evangelio (Rom_6:12-18), pero en la muerte seremos libertados aun de la
presencia del pecado. "Porque este justo, que moraba entre ellos, afligía
cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos"
(2Pe_2:8). En esta vida nunca sabemos cuándo seremos tentados o probados -- ni
cómo, ni dónde, ni qué tan fuerte -- pero después de la muerte, ya no habrá más
tentación. Los fieles serán librados de todos los enemigos, perseguidores,
calumniadores y burladores; la muerte del santo le suelta de toda persecución.
No habrá más sufrimiento causado por enfermedades, ni por la separación de los
seres amados, ni por causa alguna.
Dios no quiere que sus hijos teman la
muerte. La muerte es un evento tan normal como el nacimiento.
Dice Pablo (1Co_3:21-22) que "todo es vuestro:... sea la vida, sea la
muerte". Por lo tanto, Pablo dijo que la muerte es ganancia para el
cristiano. Nosotros también debemos considerarla de esta manera. En un sentido
somos prisioneros que desean la libertad; somos como enfermos que
desean la salud; y como peregrinos que desean llegar a la "ciudad
que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (Heb_11:10).
La muerte es la puerta por la cual tenemos que pasar para realizar estos
anhelos. 2Co_4:16-18; 2Co_5:1-4.
¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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