Las profecías del
Antiguo Testamento presentan a Jesús en los oficios de profeta, sacerdote y
rey. Dentro del pueblo judío estas funciones consistían en:
·
Profeta: le
hablaba al pueblo de parte de Dios.
·
Sacerdote: le
hablaba a Dios de parte del pueblo.
·
Rey: Gobernaba
la nación.
De acuerdo a la Palabra
de Dios cuando Jesús viene al mundo ejerce estas tres funciones: profeta,
sacerdote y rey.
Jesús
como Profeta
Tal y como se mencionó
anteriormente, la función del profeta era hablar al pueblo de parte de Dios. En
este sentido, Jesús fue un profeta porque vino a traer un mensaje de salvación
de parte de Dios.
El pueblo de Israel
esperaba un profeta especial, superior a los anteriores. A éste, ellos le
llamaban “El profeta”... No era un profeta más, sino el profeta esperado.
¿Por qué esperaban a
ese gran profeta? Porque le había sido prometido. Deuteronomio
18:18-19 dice: “Un profeta como tú levantaré de entre sus hermanos y
pondré mis palabras en su boca... Mis palabras que El ha de hablar en mi
nombre...” (Comparar con Juan 7:16-17; 8:28)
El pueblo reconoció la
misión profética de Jesús (Juan 6:14 ; 7:40; Mateo 21:10-11)
Condiciones para
calificar como profeta:
·
El profeta tenía que ser elegido y
enviado por Dios como lo fue Jesús. (ver Juan 4:24 ; 5:30, 36-37 ; 6:38 ). En
el libro de Juan, Jesús menciona 38 veces que El fue enviado por el Padre.
·
El profeta tenía que venir a revelar la
voluntad de Dios. Esta era la función primordial del profeta y fue la función primordial
de Jesús (Juan 4:24 ; 6:38, 40)
·
El profeta tenía que ser infalible, como
afirmó Jesús que El era. Deuteronomio 18:20-22; Mateo 24:35
·
Cristo vino enviado por Dios a revelar
la voluntad de Dios y sus palabras fueron y permanecen infalibles.
·
Cristo mismo afirmó que El era profeta: Lucas
4:24; 13:33; Juan 4:44
Jesús
como Sacerdote
La función del
sacerdote era hablarle a Dios de parte del pueblo. Desde el Antiguo Testamento
Dios había instituido la función sacerdotal con el objetivo de que representara
al pueblo delante de El. En principio la función fue dada a Aarón, hermano de
Moisés (Números 18:1) como Sumo Sacerdote y a los levitas, tribu a la que
pertenecía Aarón (Números 18:2), como sacerdotes.
Hebreos 5:1-4. El
Sumo Sacerdote (escogido por Dios) tenía la Santa tarea de ofrecer el
sacrificio por el perdón de los pecados del pueblo. Era el único que podía
entrar al “Lugar Santísimo” y antes de hacerlo debía purificarse primero
ofreciendo un sacrificio por sus pecados.
De esta misma manera,
Cristo siendo absolutamente Santo en su vida y enviado por Dios, podía entrar
en la presencia de Dios Padre y ofrecer su vida en sacrificio por los pecados
del hombre.
Asimismo, antes
de entrar al “Lugar Santísimo” debía despojarse de sus ropas sacerdotales y
quedarse solamente con una bata de lino blanco lo cual representaba pureza. Al
salir de dicho lugar se colocaba de nuevo sus ropas.
(Filipenses
2:5-9; Hebreos 9:11). De esta manera Cristo se despojó de su
Gloria (ropas) quedó vestido de blanco (su Santidad) ofreció el sacrificio
frente a Dios Padre y se vistió nuevamente de Gloria al regresar a su trono. De
esta manera, en el Calvario Jesús se convirtió en nuestro gran Sumo Sacerdote;
El fue la el sacrificio y El mismo fue el Sacerdote que ofreció dicho
sacrificio. (Romanos 8:34)
Jesús
como Rey
(2 Samuel
7:12–13; Isaías 9:7)
Gabriel le
anunció a María que ese niño ocuparía el trono de David y que gobernaría sobre
la casa de Jacob.
Jesús
afirmó que en verdad Él era y es Rey. (Juan 18:36-37;
Apocalipsis 15:3; 19:16). Su reino fue inaugurado, pero aún no ha sido
completado y establecido en la tierra. El rey en Israel gobernaba de forma
suprema y soberana; y así ocurre con el reinado de Jesús.
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