Para entender la
confesión, necesitamos entender bien los conceptos “Pecado,
confesar y arrepentimiento”.
¿Qué es
el Pecado? Transgresión a la ley de Dios (de pensamiento, palabra, acción u
omisión). Su
Palabra es su Ley (1 Juan 3: 4). Pero también el pecado es algo que somos y no sólo
algo que hacemos. (Salmos 51:5)
Definición
de Pecado
Hay dos palabras
en el Nuevo Testamento en griego que son las que más se aproximan a definir el
pecado.
- · Hamartima: errar el blanco. “Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios” Rom. 3:23. Cualquier pecado nos convierte en pecadores y nos aparta de nuestro Dios santo. Cualquier pecado, por lo tanto, conduce a la muerte (porque nos incapacita para vivir con Dios) por grande o pequeño que el pecado parezca.
- · Parabasis: Traspasa una línea prohibida. Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley. 1 Juan 3:4. Hay una diferencia entre cometer un pecado y permanecer en pecado. Aun los creyentes más fieles a veces cometen pecados, pero no aman un pecado en particular ni deciden cometerlo. Un creyente que comete un pecado se arrepiente, confiesa y es perdonado. Una persona que permanece en pecado, por el contrario, no siente preocupación por lo que hace. Por lo tanto, nunca confiesa y nunca recibe perdón. Dicha persona está en contra de Dios, sin importar cuán religiosa diga ser.
- Pues el que dijo: NO COMETAS ADULTERIO, también dijo: NO MATES. Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor de la ley.” Santiago 2:11. No representa sólo romper con una determinada regla, sino rebelarse contra el mismo Dios.
“El pecado es la falta de conformidad a la ley moral de Dios, ya
sea por hecho, disposición o estado”
Se usan varios términos
en las Escrituras para describir el pecado. El término más común tanto en el
A.T. como en el N.T. significa no dar en el blanco, la norma justa de Dios. Que
tal fracaso es más que simple debilidad se ve en otros términos que significan
rebelión y violación deliberada de lo santo. La naturaleza básica del pecado se
revela en el primer pecado humano (Gén_3:1-24). Ahí se interpreta su esencia
principalmente como incredulidad demostrada en el rechazo de la palabra de Dios
o el orgullo en querer ser como Dios. Ambos conceptos (incredulidad y orgullo)
son céntricos para la esencia de todo pecado, que se puede describir como el
escogimiento deliberado de ser autónomo en vez de vivir por fe bajo Dios. El
pecado resulta en la enajenación o separación de Dios que es la única fuente de
la verdadera vida humana. El resultado es la muerte, que se considera no sólo
el resultado del pecado sino también como el juicio de Dios. La plena tragedia
del efecto del pecado se ve en la cruz, donde Jesús sufrió la ira de Dios en el
abandono del Padre por el pecado humano. El resultado del pecado de Adán ha
venido a todo humano como su descendiente de modo que toda la humanidad está
cargada de pecado desde el nacimiento. Este estado pecaminoso se identifica
generalmente como “pecado original” (cp. Rom_3:23; Rom_5:12-19). La muerte de
Cristo por el pecado humano y su vida santa de perfecta comunión con el Padre
justifican a los que por fe se acuden a Él, así venciendo la enajenación por el
pecado.
Naturaleza
del pecado
·
en general: Jua_16:8-9; Rom_14:23;
Heb_3:13; 1Jn_3:4
·
actos pecaminosos
·
temperamento pecaminoso: Mat_7:17-18;
Rom_6:12; Rom_7:20-23; Gál_5:17; Gál_5:24
Términos
para pecado:
·
transgresión: Lev_16:21; Sal_32:1;
Sal_32:5; Ose_6:7; Rom_5:17; Efe_2:5;1Sa_24:11
·
iniquidad: Éxo_34:7; Sal_38:4; Sal_51:2;
Sal_51:9; Sal_103:3
·
maldad: Gén_6:5; 2Ti_2:19
·
rebelión: Sal_78:17; Isa_63:10; Dan_9:5;
1Ti_1:9
·
mal:
Gén_8:21; Sal_5:4; Sal_34:14; Pro_8:13; Rom_7:19; 1Ts_5:22; 2Ti_3:13
·
impureza: Lev_16:16; Efe_5:3; 1Ts_4:7
·
desobediencia: Jos_22:22; Efe_2:2
·
culpabilidad: Isa_1:4
·
maldad: 1Jn_1:9
·
impiedad: Tit_2:12
·
infracción de la ley: 1Jn_3:4
·
errores: Sal_19:12
·
corrupción: 2Pe_2:19
·
lujuría de sus corazones: Mat_5:28;
Rom_1:24
·
pasiones degradantes: Rom_1:26
Origen
del pecado:
·
no de Dios: Job_34:10; Stg_1:13
·
origen angélico: Gén_3:1; Jua_8:44;
1Jn_3:8; Jud_1:6
·
dentro de la humanidad: Gén_3:1-7;
2Co_11:3
Pecado
original
·
principió con Adán: Gén_3:1-7; 1Co_15:22
·
universalidad: Gén_8:21; Sal_51:5;
Jer_17:9; Jua_3:6; Rom_5:12-14
Resultado
del pecado
·
muerte: Gén_2:17; Pro_11:19; Rom_6:21;
Rom_6:23; 1Co_15:56; Efe_2:1; 1Ti_5:6; Apo_21:8
·
exclusión del reino de Dios: 1Co_6:9-10;
Gál_5:19-21; Efe_5:5; Apo_21:27; Apo_22:14
·
separación de Dios: Isa_59:2
·
trabajo y dolor: Gén_3:16-19; Sal_32:10
·
enfermedad física: Sal_32:3; Sal_38:3
·
falta de paz: Isa_48:22; Isa_57:20-21
·
otras consecuencias: Pro_13:21;
Gál_6:7-8; 1Pe_2:11
·
grados de: Núm_15:29-31; Luc_7:41-47;
Luc_12:47-48; Jua_19:11
·
pecado no perdonado: Mat_12:31;
Heb_10:26; 1Jn_5:16-17
Respuesta
divina al pecado
·
tristeza:
Efe_4:30
·
ira:
Jua_3:36
·
odio: Sal_5:5; Pro_6:16-19
·
castigo: Gén_3:15-19; Amó_3:2
·
comisión del Hijo como sustituto:
Jua_3:16; Rom_5:8; 1Jn_4:10
·
castigo pagado por la muerte de Cristo:
Rom_4:25; 2Co_5:21; Efe_1:7; Col_2:13-14; Heb_9:22; Heb_10:4; 1Jn_1:7 (véase
también EXPIACION, CRISTO y REDENCION)
·
perdón: Sal_103:8-12; Isa_38:17;
Jer_31:34; Rom_4:5-8; 1Jn_1:9
Creyentes
y el pecado / Consecuencias del pecado
·
disciplina: Heb_12:6
·
conflicto interior, culpa: 1Pe_2:11
·
tormento demoníaco: 1Co_5:5; 1Ti_1:18-19
·
oportunidad para el diablo: Efe_4:26-27
·
muerte física: 1Co_11:32
·
síntomas físicas de la culpa:
Sal_32:3-4; Sal_38:2-8
·
falta del conocimiento de la voluntad de
Dios: Rom_12:1-2
·
oración estorbada: Sal_66:18; 1Pe_3:7
·
vulnerabilidad a enseñanza falsa:
2Ti_3:6
Actitud
hacia el pecado
·
confesarlo: Pro_28:13; 1Jn_1:9
·
apartarse de él y volverse hacia Dios:
Sal_34:14; 2Ti_2:22
·
aborrecerlo: Sal_97:10; Rom_12:9
·
despojarse del: Heb_12:1
·
resistirlo: Gál_5:16; Efe_6:12-13;
Heb_12:4
Confesar:
Es
admitir que hemos cometido una falta o pecado; pero no implica necesariamente un
cambio de actitud.
Arrepentimiento:
No es sólo
lamentarse de que hicimos algo mal, sino que también significa apartarnos del
pecado y volvernos a Dios de todo corazón. Implica un cambio de mente que lleva
a un cambio de conducta. Yo puedo confesar sin arrepentirme.
El arrepentirse implica,
además de dejar de hacer algo, dejar de ser algo; dejo de ser carnal para ser
espiritual.
ARREPENTIMIENTO
En griego: Metanoia…
Cambiar de mente.
En hebreo: Shub…
cambiar del camino errado al camino correcto.
¿Quiénes
son Pecadores? Todos nosotros, sin excepción.
Romanos 3:23 “por
cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios”.
1 Juan 1:8 “Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no
está en nosotros”.
Muchas veces no
aceptamos esta realidad y no reconocemos el pecado que hay en
nuestras vidas.
·
Lo racionalizamos.
·
Culpamos la sociedad.
·
Culpamos a otros.
·
Culpamos a Dios.
No importa lo que el otro haga, yo soy siempre responsable de como
reacciono.
¿Qué quiere
Dios que hagamos? Que confesemos (1 Juan 1:9)
Confesión
genuina = arrepentimiento, y esto
trae avivamiento a mi vida. (Hechos 3:19)
EL FRUTO DEL ARREPENTIMIENTO ES UN ESTILO DE VIDA
TRANSFORMADO.
Dios requiere
que nos despojemos de todo “peso”. Hebreos 12:1 /
Lucas 3:7-8 / Efesios 4:22
·
Hebreos 12:1, dice
que nos despojemos de todo peso y del pecado que nos asedia. El autor hace la
diferenciación entre algo que él llama “todo peso” y algo que él llama
“pecado”.
En otras palabras, el autor de hebreos reconoce que
hay cosas que quizás en sí mismas no sean pecaminosas, pero que sí estorban mi
caminar. Por ejemplo, un hobby como el jugar tenis no es pecaminoso, pero si
tengo que practicarlo de tal forma que le robe el tiempo que debo dedicar a
Dios, entonces se convierte en un peso para mi vida cristiana.
Salmo 51: Un
modelo de oración de arrepentimiento
·
Oración
de arrepentimiento: V.1-2: Para el director
del coro. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, el profeta
Natán lo visitó. Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
conforme a lo inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones. Lávame por
completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado.
David estaba en verdad
arrepentido de su adulterio con Betsabé y de asesinar a su esposo para cubrir
este pecado. Sabía que sus acciones dañaron a mucha gente. Sin embargo, debido
a que se arrepintió, Dios lo perdonó misericordiosamente. ¡Ningún pecado es
demasiado grande para que no reciba perdón! ¿Siente que nunca podrá acercarse a
Dios porque ha hecho algo terrible? Dios puede perdonarlo de cualquier pecado y
lo hará. Sin embargo, aunque Dios nos perdona, no borra las consecuencias
naturales de nuestro pecado. La vida y la familia de David nunca fueron las
mismas como consecuencia de lo que hizo. 2Sa_12:1-23.
·
Confesión
del pecado que impide la bendición: V.3-6: Porque yo
reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra
ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos, de manera
que eres justo cuando hablas, y
sin reproche cuando juzgas. He aquí, yo
nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú deseas la verdad en lo más
íntimo, y en lo secreto me harás conocer sabiduría.
David derrama su alma
ante Dios, convencido de su pecado, y pide misericordia y gracia
·
Oración
de restauración: V.7-12: Purifícame con hisopo, y seré
limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría; que
se regocijen los huesos que has quebrantado. Esconde tu rostro de mis pecados,
y borra todas mis iniquidades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y
renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de tu presencia, y no quites de mí tu santo Espíritu.
Restitúyeme el gozo de tu salvación, y sostenme con un espíritu de poder.
El creyente desea su
renovación para santidad tanto como el gozo de su salvación. David ve, ahora
más que nunca, qué corazón inmundo tiene, y lo lamenta con pesar; pero entiende
que no está en su poder enmendarlo y, por tanto, le ruega Dios la creación de
un corazón limpio en él. Cuando el pecador siente que este cambio es necesario,
y lee la promesa de Dios en ese sentido, empieza a pedirlo. Sabía que había
entristecido al Espíritu Santo con su pecado y lo había provocado a alejarse.
Esto es lo que él teme más que nada.
- · Oración de gracia y petición de bendiciones: V.13-17: Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti. Líbrame de delitos de sangre, oh Dios, Dios de mi salvación; entonces mi lengua cantará con gozo tu justicia. Abre mis labios, oh Señor, para que mi boca anuncie tu alabanza. Porque no te deleitas en sacrificio, de lo contrario yo lo ofrecería; no te agrada el holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás
La buena obra hecha en
todo penitente verdadero es un espíritu quebrantado, un corazón contrito y
humillado, y pesar por el pecado. Es un corazón tierno y dócil a la palabra de
Dios. ¡Oh, que hubiera un corazón así en cada uno de nosotros! Dios se complace
por gracia en aceptar esto en lugar de todos los holocaustos y sacrificios. El
corazón quebrantado es aceptado por Dios sólo por medio de Jesucristo; no hay
verdadero arrepentimiento sin fe en Él. Los hombres desprecian lo que está
quebrantado, pero Dios no. Él no lo pasará por alto, no lo rehusará ni lo
rechazará; aunque no haga satisfacción para Dios por el mal que se le hizo por
el pecado.
Quienes han estado en
problemas espirituales saben compadecerse y orar por el prójimo así afligido.
David tenía miedo que su pecado ocasionara juicios contra la ciudad y al reino.
Ningún temor o problema personal de conciencia puede hacer que el alma,
habiendo recibido la gracia, sea indiferente a los intereses de la Iglesia de
Dios. Que esto sea el gozo continuo de todos los redimidos, que ellos tengan
redención por la sangre de Cristo, el perdón de pecados por las riquezas de su
gracia.
- · Oración por arrepentimiento nacional: V.18-19: Haz bien con tu benevolencia a Sion; edifica los muros de Jerusalén. Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto y el sacrificio perfecto; entonces se ofrecerán novillos sobre tu altar
El arrepentimiento de una persona trae beneficios a
muchos
- · David se Arrepiente. Salmo 51:1-4Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a lo inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones. Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos, de manera que eres justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas.
Definición
de Términos: Salmo 51:1-2
Trasgresión
(pesa) es un acto de rebelión o
de deslealtad. Es como traspasar un límite donde había un letrero que decía no
traspase.
Iniquidad o
maldad (avon) es
un acto perverso; es un torcer intencional de algo moral o legal.
Pecado (hatach) es no darle al blanco como el
que le apunta a un tiro al blanco queriéndole darle medio a medio y no puede.
El
arrepentimiento no necesariamente remueve consecuencias
- · 2 Samuel 12:9-12 ¿Por qué has despreciado la palabra del SEÑOR haciendo lo malo a sus ojos? Has matado a espada a Urías heteo, has tomado su mujer para que sea mujer tuya, y lo has matado con la espada de los hijos de Amón. "Ahora pues, la espada nunca se apartará de tu casa, porque me has despreciado y has tomado la mujer de Urías heteo para que sea tu mujer. "Así dice el SEÑOR: "He aquí, de tu misma casa levantaré el mal contra ti; y aun tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu compañero, y éste se acostará con tus mujeres a plena luz del día. "En verdad, tú lo hiciste en secreto, pero yo haré esto delante de todo Israel, y a plena luz del sol."
Cuando
David dijo, he pecado, y Natán se dio cuenta que era un verdadero arrepentido,
le aseguró que su pecado había sido perdonado. No morirás: esto es no morirás
eternamente ni estarás por siempre lejos de Dios, como hubieras estado si no
hubieras abandonado el pecado. Aunque seas castigado todos los días por el
Señor, no serás condenado con el mundo. Existe un gran mal en los pecados de
quienes profesan la fe y la relación con Dios, a saber, que dan ocasión a los
enemigos de Dios y de la religión para recriminar y blasfemar. Del caso de
David se desprende que, aunque se obtenga perdón, el Señor visitará con vara la
transgresión de su pueblo y con llagas la iniquidad de ellos. David tuvo que
sufrir muchos días y años de dolor extremo por dar satisfacción momentánea a
una lujuria vil.
¿Qué sucede
cuando no confesamos?
·
Nos
sentimos acusados. (Salmos 51:3)
·
Perdemos
el gozo. (Salmos 51:8,12)
·
Dejamos
de adorar y alabar a Dios. (Salmos 51:15)
- · Podemos enfermar físicamente. (Salmos 32:3-4) Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió con mí gemir durante todo el día. Porque día y noche tu mano pesaba sobre mí; mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano.
Es muy difícil llevar al hombre pecador a que acepte
humildemente la misericordia gratuita, con la confesión total de sus pecados y
la condena de sí mismo. Pero el único camino verdadero a la paz de conciencia
es confesar nuestros pecados para que sean perdonados; declararlos para ser
justificados. Aunque el arrepentimiento y la confesión no merecen el perdón de
la transgresión, son necesarios para disfrutar realmente la misericordia que
perdona. ¡Y qué lengua podría expresar la felicidad de esa hora cuando el alma,
oprimida por el pecado, es capacitada para derramar libremente sus penas ante
Dios, y para recibir la misericordia del pacto en Cristo Jesús! -Los que
prosperan en oración, deben buscar al Señor cuando, por su providencia, Él los
llama a buscarlo y, por su Espíritu, los incita a que lo busquen a Él.
En el tiempo de encontrar, cuando el corazón está
ablandado por la tristeza y cargado por la culpa; cuando falla todo refugio
humano; cuando no se puede hallar reposo para la mente turbada, entonces Dios
aplica el bálsamo sanador por su Espíritu.
La
confesión es sanadora
- · 1 Corintios 11:27-32: “De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y muchos duermen. Pero si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Pero cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo”.
Cuando Pablo dice que nadie debe tomar indignamente
la cena del Señor, estaba dirigiéndose a los miembros de la iglesia que estaban
participando de ella sin pensar en lo que realmente significaba. Todo aquel que
actúa así "será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor". En
lugar de honrar su sacrificio estaban participando de la culpa de los que
habían crucificado a Cristo. En realidad, nadie es digno de participar de la
cena del Señor. Todos somos pecadores salvados por gracia. Esta es la razón por
la que deberíamos prepararnos para la comunión por medio de una introspección
saludable, confesión de pecado y el arreglo de diferencias con otros. Estas
acciones removerán las barreras que afectan nuestra relación con Cristo y con
otros creyentes. No permita que el reconocimiento de su pecado lo aleje de la
comunión, busque ser dirigido a participar en ella.
Confesión
y Sanación
- · Santiago 5:16 “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”.
Cristo ha hecho posible que vayamos directamente a
Dios en busca de perdón; pero el confesar nuestros pecados unos a otros todavía
tiene un lugar importante en la vida de la iglesia. (1) Si hemos pecado en
contra de alguna persona, debemos pedirle que nos perdone. (2) Si nuestro
pecado ha afectado a la iglesia, debemos confesarlo públicamente. (3) Si
necesitamos apoyo afectivo en nuestra lucha contra el pecado, debemos
confesarlo a quienes pueden darnos ese apoyo. (4) Si después de haber confesado
un pecado a Dios, todavía no sentimos su perdón, podríamos confesar el pecado a
otro creyente y oír de su parte palabras que confirmen que hemos sido
perdonados por Dios. En el reino de Cristo, cada creyente es un sacerdote para
los demás creyentes (1Pe_2:9).
Cristo
y mi pecado
- · Salmo 32:1 “Cuán bienaventurado es aquel cuya trasgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto”
Dios quiere perdonar a los pecadores. El perdón ha
sido siempre parte de su naturaleza amorosa. Lo anunció a Moisés (Exo_34:7), lo
reveló a David y lo mostró dramáticamente al mundo por medio de Jesucristo.
Estos versículos hablan de las diferentes acciones que expresan el perdón de
Dios: perdona la transgresión, cubre el pecado, no nos inculpa de pecado. Pablo
citó estos versículos en Rom_4:7-8 y mostró que podemos tener la misma
experiencia gozosa de perdón por medio de la fe en Cristo.
La sangre
de Cristo es lo que hace posible que mi pecado sea cubierto
¿Por
qué tenemos dificultad en arrepentirnos?
·
El orgullo en nosotros
·
Justificamos el pecado
·
Pensamos que la culpa es del otro
·
No queremos abandonar el pecado, aunque
quizás no lo admitamos de esa forma.
¿Qué
pasa cuando nos arrepentimos?
·
Cambia nuestra manera de pensar. Coincidimos
con Dios (Salmos 51:3-4)
·
Cambia nuestro corazón.
(Salmos 51:17)
·
Cambian nuestra voluntad y
acciones. (Salmos 51:13)
¿Qué hace
Dios cuando nos arrepentimos?
- · Nos limpia (1 Juan 1:9) Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.
La confesión tiene el propósito de librarnos para
que disfrutemos de la comunión con Cristo. Esto debiera darnos tranquilidad de
conciencia y calmar nuestras inquietudes. Pero muchos cristianos no entienden
cómo funciona eso. Se sienten tan culpables que confiesan los mismos pecados
una y otra vez, y luego se preguntan si habrían olvidado algo. Otros cristianos
creen que Dios perdona cuando uno confiesa sus pecados, pero si mueren con
pecados no perdonados podrían estar perdido para siempre. Estos cristianos no
entienden que Dios quiere perdonarnos. Permitió que su Hijo amado muriera a fin
de ofrecernos su perdón. Cuando acudimos a Cristo, El nos perdona todos los
pecados cometidos o que alguna vez cometeremos. No necesitamos confesar los
pecados del pasado otra vez y no necesitamos temer que nos echará fuera si
nuestra vida no está perfectamente limpia. Desde luego que deseamos confesar
nuestros pecados en forma continua, pero no porque pensemos que las faltas que
cometemos nos harán perder nuestra salvación. Nuestra relación con Cristo es
segura. Sin embargo, debemos confesar nuestros pecados para que podamos
disfrutar al máximo de nuestra comunión y gozo con El.
La verdadera confesión también implica la decisión
de no seguir pecando. No confesamos genuinamente nuestros pecados delante de
Dios si planeamos cometer el pecado otra vez y buscamos un perdón temporal.
Debemos orar pidiendo fortaleza para derrotar la tentación la próxima vez que
aparezca.
- · Nos responde sin estorbo (Salmos 66:18-19) Si observo iniquidad en mi corazón, el Señor no me escuchará. Pero ciertamente Dios me ha oído; El atendió a la voz de mi oración
Constantemente debemos confesar nuestros pecados
debido a que seguimos haciendo el mal. Pero la confesión requiere que
escuchemos a Dios y deseemos dejar de hacer lo que no le agrada. David confesó
su pecado y oró: "Líbrame de los [errores] que me son ocultos. Preserva
también a tu siervo de las soberbias". Si nos negamos a arrepentirnos, si
abrigamos y acariciamos ciertos pecados, se levanta un muro entre nosotros y
Dios. Quizás no podamos confesar todos los pecados que cometimos, pero nuestra
actitud hacia la vida debe ser de confesión y obediencia.
- · Nos levanta (2 Corintios 7:14) Porque si en algo me he jactado con él acerca de vosotros, no fui avergonzado, sino que así como os hemos dicho todo con verdad, así también nuestra jactancia ante Tito resultó ser la verdad.
Pablo se había gloriado de los corintios, expresando
a Tito su confianza en ellos. Ahora que ellos se habían reaccionado bien en el
asunto de la primera carta, resultó que Pablo había tenido razón en gloriarse
de ellos. No había sido avergonzado por ellos. Como habló a ellos la verdad (no
les mentía, como algunos insinuaban), también resultó verdad su confianza en
ellos de que harían lo correcto en el asunto que se traían entre manos.
Si Dios nos ha
perdonado nuestros pecados por la muerte de Cristo, ¿por qué debemos confesar
nuestros pecados? Al admitir nuestro pecado y recibir la limpieza de Cristo:
(1) acordamos con Dios en que nuestro pecado es de veras pecado y que deseamos
abandonarlo, (2) nos aseguramos de no ocultarle nuestros pecados, y en
consecuencia no ocultarlos de nosotros mismos, y (3) reconocemos nuestra
tendencia a pecar y nuestra dependencia de su poder para vencer el pecado.
El arrepentimiento
significa un cambio interior de la manera de pensar, del afecto y de compromiso
voluntario. Enfatiza al cambio interior
que resulta del cambio exterior de volverse del pecado hacia Dios
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