Efesios 5; 8-11
Porque
en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como
hijos de luz
(porque el fruto del Espíritu es en toda
bondad, justicia y verdad),
comprobando lo que es agradable al Señor.
Y no participéis en las obras infructuosas
de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;
Estaban
en las tinieblas y las tinieblas estaban en ellos. Les faltó el conocimiento de
Dios (2Co_4:4) porque Satanás cegó su entendimiento. Pero Cristo vino para
vencer al autor de las tinieblas, y Pablo fue comisionado para convertirles de
las tinieblas a la luz de Cristo (Hch_26:18).
"Baste
ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles..."
(1Pe_4:3). Ahora no somos tinieblas; por eso, tenemos que dejar las prácticas
de tinieblas. Antes "éramos por naturaleza (por la práctica confirmada)
hijos de ira", es decir, el castigo (la ira) era el destino que
correspondía a nuestra conducta como "hijos de desobediencia"
(personas desobedientes). Pero ahora somos "hijos de luz", personas
de entendimiento y de obediencia. Mat_5:16; 1Ts_5:1-8. Donde hay cristianos hay
luz. La persona que obedece al evangelio prende otra luz en el mundo de
tinieblas.
Hijos
de luz son personas de bondad, justicia y verdad. La Biblia habla de las
"obras" de la carne, y del "fruto" del Espíritu (Gál_5:19-22).
Si estamos "llenos del Espíritu", llevaremos el "fruto del
Espíritu". El fruto llevado por los hijos de luz es muy distinto a las obras
de la carne de los hijos de desobediencia.
Dice
Rom_12:2, "para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios".
Dios quiere que comprobemos sus caminos. Ya sabemos los caminos del mundo, ya
anduvimos en ellos; ahora nos conviene comprobar lo que es agradable al Señor.
No es cuestión de investigar o poner a prueba el camino de Dios para ver si es
bueno o no, sino es cuestión de andar en sus caminos para aprender y ser
convencidos por la experiencia personal que sus caminos son perfectos. El camino
de Dios le agrada a Él, y también es perfecto para nosotros. Es el camino de
paz y gozo. No hay felicidad verdadera en las tinieblas. "Gustad, y ved
que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él" (Sal_34:8).
Este
texto es paralelo con 2Co_6:14, "No os unáis en yugo desigual con los
incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y
qué comunión la luz con las tinieblas?" El tema de los textos es el mismo:
no tener comunión con las prácticas de la idolatría. Véanse también 1Co_8:10 y
10:16-22. Pablo insistió en que los hermanos salieran y se apartaran de esas
prácticas (2Co_6:17) para poder disfrutar de la comunión con Dios
("habitaré y andaré entre ellos").
"las obras infructuosas", hechos
inútiles, vanos, vacíos, no sirven a ningún propósito bueno. Jud_1:12 habla de
"nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles
otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados". Los vicios no
sirven, no ayudan, no dan ningún beneficio. Al contrario, perjudican. Destruyen
el cuerpo, destruyen la mente, causan muchos problemas en la familia, en el
negocio, y en toda faceta de la vida. "¿Pero qué fruto tenías de aquellas
cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es
muerte" (Rom_6:21).
"sino más bien reprendedlas". No
basta con apartarnos del mal. Tenemos que denunciarlo. Hablar por Cristo
requiere la denuncia del pecado. El cristiano sabe por la experiencia que los
vicios no sirven para nada excepto para producir la miseria. Debe decirlo. Debe
abrir su boca y hablar. Es necesario reprender el pecado para abrir los ojos de
la gente. "Que prediques la palabra; que instes a tiempo, y fuera de
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda palabra y doctrina"
(2Ti_4:2). "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los
hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para
que sus obras no sean reprendidas" (Jua_3:19-20).
La
obediencia misma reprende la desobediencia. "Por esa fe condenó al
mundo" Noé (Heb_11:7). El buen ejemplo condena el mal ejemplo. La
obediencia prende la luz. Pero el cristiano no puede vivir callado. No es
posible predicar la verdad sin atacar el error. Cristo y sus apóstoles siempre
estaban en conflicto con el error religioso. No congeniaban con ellos, sino
chocaban constantemente con ellos. No hay armonía entre la verdad y el error.
1 Tesalonicenses 5; 22
Absteneos de toda especie de mal
“Pues
la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación”;
“Que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de
fornicación, de ahogado y de sangre” (Hch_15:20). También es necesario
abstenernos o apartarnos de todo error doctrinal: “algunos apostatarán de la fe … prohibirán
casarse, y mandarán abstenerse de alimentos” (1Ti_4:3; Col_2:22-23). Muchos de los que condenan la
fornicación, etc., son indiferentes hacia el error doctrinal, pensando que es
inofensivo, que no hace ningún daño, pero el evangelio pervertido (Gál_1:7-9)
no es el poder de Dios para salvarnos (Rom_1:16).
“Todo
aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una
corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (1Co_9:25); “Amados, yo
os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos
carnales que batallan contra el alma” (1Pe_2:11). A veces los hermanos que
quieren acercarse al mundo dicen (acerca de alguna práctica mundana), “eso no
me afecta”, pero con esa actitud es probable que ya le haya afectado
(debilitado). Es necesario alejarnos de toda forma de pecado: “ Huye también de
las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los
que de corazón limpio invocan al Señor” (2Ti_2:22; 1Co_6:18, huir de la
fornicación; 10:14, huir de la idolatría; 1Ti_6:11, huir de la avaricia;
habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo, 2Pe_1:4)
¡Maranata!
¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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