Éxodo 20; 15
No hurtarás
El lado positivo de este mandamiento es
estar seguros de que todo lo que se posea sea adquirido a través de medios
legítimos.
La
porción de cosas de este mundo que se nos ha asignado, en tanto se obtenga en
forma honesta, es el pan que Dios nos ha dado; por lo cual debemos estar
agradecidos, contentos y, en el uso de medios legítimos, confiar en la
providencia para el futuro. Aprovecharse de la ignorancia, la comodidad o la
necesidad del prójimo, y muchas otras cosas, quebrantan la ley de Dios, aunque
la sociedad no vea culpa en ello. Los saqueadores de reinos, aunque estén por
encima de la justicia humana, quedan incluidos en esta sentencia. Defraudar al
público, contraer deudas sin pensar en pagarlas o evadir el pago de las deudas
justas, la extravagancia, vivir de la caridad cuando no es necesario, toda
opresión del pobre en sus salarios; estas y otras cosas quebrantan este
mandamiento, que exige el trabajo, la frugalidad y el contentamiento, y tratar
a los demás como quisiéramos que ellos nos traten a nosotros en cuanto al
patrimonio de este mundo.
Efesios 4; 28
El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus
manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece
necesidad.
Esto se aplica no solamente al
ladrón nocturno, sino también a cualquiera que robe por medio de cualquier
fraude u otro método: el representar mal la mercancía o servicio que se
ofrezca; medidas y pesos falsos (Pro_11:1; Pro_20:23); el no pagar el debido jornal
a los obreros (Stg_5:4); el no trabajar las horas indicadas en el acuerdo o
contrato o no trabajar cumplidamente; "sirviendo al ojo", o sea,
trabajar solamente cuando el patrón o mayordomo esté presente (Col_3:22); y el
no pagar las deudas (porque ¿cuál es peor, robar de noche o llevar la mercancía
de día y no pagar?)
Además,
recuérdese Mal_3:8. Dios dice que su pueblo le robó con respecto a diezmos y
ofrendas. El Nuevo Testamento no requiere diezmos sino una ofrenda según Dios
nos haya prosperado (1Co_16:1-2). Cada quien debe ofrendar según haya propuesto
en su corazón (2Co_9:7). ¿Robaremos a Dios, dándole sobrantes? A veces los
miembros salen de vacaciones o se mudan de residencia, y se les olvida la
ofrenda durante varias semanas o meses. Si hay exigencia o escasez, a veces la
ofrenda se reduce o se omite. En tales casos, se roba a Dios, para salir de
algún problema económico.
--
"sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno". Dice la
Versión Latinoamericana, "produce con sus manos".
Un
problema grande en la iglesia de Tesalónica fue el que algunos hermanos no
realizaban ningún trabajo. No trabajaban en nada para ganarse la vida. Pablo
les dijo (1Ts_2:9) que él mismo les dio buen ejemplo en esto; trabajando con
sus manos: "Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga;
cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros,
os predicamos el evangelio de Dios". En 1 Tesalon 4:11 dice, "que
procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con
vuestras manos de la manera que os hemos mandado".
En
la segunda carta habla en tonos más severos, demandando disciplinar a los
hermanos ociosos (desordenados) (2 Tesalon 3:6-14). Dice en el ver. 10,
"Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma".
Esta
enseñanza de trabajar y producir con las manos evita o corrige muchos males.
Vence la tentación de hurtar, y acaba con la pereza, que es una cualidad
totalmente contraria al evangelio. La laboriosidad destruye la ociosidad. Es
muy importante que los padres enseñen esto a sus hijos. Decían los judíos que
el no enseñar al hijo algún oficio era igual a enseñarle a ser ladrón.
Este
mandamiento de Pablo condena la jugada. La Biblia enseña los medios legítimos
por los cuales se adquiere el dinero:
(1) la ley del trabajo: el trabajo tanto
mental como físico, para ganar sueldo, o para sacar ganancia de algún negocio o
de alguna inversión
(2)
la ley del cambio: mercancía es cambiada por su equivalente de dinero
(3)
la ley del amor: una herencia, o dinero regalado o compartido ("para que
tenga qué compartir con el que padece necesidad"). La jugada no cabe en
ninguna de estas tres categorías.
La
jugada es del diablo, porque niega la integridad del trabajo. Es una forma de
robar. Es robo voluntario, en el mismo sentido en que el duelo es homicidio
voluntario. En el duelo se mata el uno al otro con su consentimiento. En la
jugada se roba el uno al otro con su consentimiento. La jugada no es conforme a
la ley del cambio, porque nada se da para remplazar el dinero perdido. En lugar
de seguir la ley del amor, se sigue la ley de la avaricia. Se codicia el dinero
de otro. La jugada siempre se halla entre las malas compañías, con toda forma
de disolución.
Por
último, debe recordarse siempre que la jugada esclaviza. Hay muchos
"juegoadictos". Este fenómeno es notorio, tanto como la adicción al
alcohol o las otras drogas. Ha causado la ruina de muchas personas; ha
destruido familias, negocios y vidas. Es una expresión exagerada de la
avaricia. Es la codicia personificada.
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"para que tenga qué compartir con el que padece necesidad". Hay
muchos hermanos que no pueden trabajar. Han trabajado, y quisieran de todo
corazón trabajar otra vez, pero han perdido la salud por causa de enfermedad o
accidente. También hay viudas y huérfanos, ancianitos y enfermos. Nunca
faltarán hermanos necesitados. Es una gran bendición de Dios tener buena salud
para poder trabajar. También el empleo, el negocio o cualquier fuente de
ingresos legítimos es una bendición de Dios. Verdaderamente es la providencia
de Dios (Stg_1:17). Debemos, pues, compartir con otros para manifestar nuestra
gratitud a Dios y no gastar todo en nosotros mismos.
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