} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: SÍMBOLO O CREDO APOSTÓLICO (CATECISMO DE HEIDELBERG)

lunes, 1 de octubre de 2018

SÍMBOLO O CREDO APOSTÓLICO (CATECISMO DE HEIDELBERG)



Creo en Dios Padre, todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos; está sentado a la diestra de Dios, Padre todopoderoso, de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el espíritu Santo; una Santa Iglesia cristiana católica, la Comunión de los Santos; la remisión de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna. Amén

Pregunta: ¿Qué crees cuando dices: creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? 

Respuesta: Creo en el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien de la nada creó el cielo y de la tierra, con todo lo que en ellos hay (a), sustentándolo y gobernándolo todo por su eterno consejo y providencia (b), es mi Dios y mi Padre por amor de su hijo Jesucristo (c), En él confío de tal manera que no dudo de que me proveerá de todo lo necesario para mi alma y mi cuerpo (d). Y aún más, creo que todos los males que puedo sufrir por su voluntad, en este valle de lágrimas, los convertirá en bien para mi salvación (e). Él puede hacerlo como Dios todopoderoso (f), y quiere hacerlo como Padre benigno y fiel (g).


a. Gén.1 y 2; Éx. 20:11; Job 33:4; Job 38 y 39; Hechos 4:24; Hechos 14:15; Salmo 33:6; Isaías 45:7.- b. Hebr. 1:3; Salmo 104:27-30; Salmo 115:3; Mateo 10:29; Efes. 1:11.-c.Juan 1:12; Rom. 8:15; Gál. 4:5-7; Efes. 1:5.-d. Salmo 55:22; Mateo 6:25, 26; Luc. 12:22.- e. Rom. 8:28.- f. Isaías 46:4; Rom. 10:22.- g. Mateo 6:32, 33; Mateo 7:9-11. 


Pregunta: ¿Qué es la providencia de Dios? 

Respuesta: Es el poder de Dios omnipotente y presente en todo lugar (a), por el cual sustenta y gobierna el cielo, la tierra y todas las criaturas de tal manera (b), que todo lo que la tierra produce, la lluvia y la sequía (c), la fertilidad y la esterilidad, la comida y la bebida, la salud y la enfermedad (d), riquezas y pobrezas (e), y finalmente todas las cosas no acontecen sin razón alguna como por azar, sino por su consejo y voluntad paternal (f).

a. Hechos 17:25, 27, 28; Jer. 23:23, 24; Isaías 29:15, 16; Ezeq. 8:12.- b Hebr. 1:3.- c. Jer.5:24; Hechos 14:17.- d. Juan 9:3 .- e. Prov. 22.2 .- f. Mateo 10:29; Prov. 16:33. 

Pregunta: ¿Qué utilidad tiene para nosotros este conocimiento de la creación y providencia divina? 

Respuesta: Que en toda adversidad tengamos paciencia (a), y en la prosperidad seamos agradecidos (b), y tengamos puesta en el futuro, toda nuestra esperanza en Dios nuestro padre fidelísimo (c), sabiendo con certeza que no hay cosa que nos puede apartar de su amor (d), pues todas las criaturas, están sujetas a su poder de tal manera que no pueden hacer nada sin su voluntad (e).

a. Rom. 5:3; Santg. 1:3; Salmo 39:9; Job 1:21, 22.- b.1Tes. 5:18; Deut 8:10.- c. Salmo 55:22; Rom. 5:4.- d. Rom. 8:38, 39.- e. Job 1:12, Job 2:6; Prov. 21:1; Hechos 17:25. 

Pregunta: ¿Por qué el hijo de Dios es llamado Jesús, que significa Salvador? 

Respuesta: Porque nos salva y libra de todos nuestros pecados (a), y porque en ningún otro se debe buscar ni se puede hallar salvación.

a. Mateo 1:21; Hebr.7:25.- b. Hechos 4:12; Juan 15:4, 5; 1 Tim. 2:5; Isaías 43:11; 1 Juan 5:11.

Pregunta: ¿Creen pues también en el único Salvador Jesús, aquellos que buscan su salvación en los santos, o en sí mismos o en cualquiera otra parte? 

Respuesta: No, porque aunque de boca se gloríen de tenerle por Salvador, de hecho niegan al único Salvador Jesús (a): pues necesariamente resulta, o que Jesús no es perfecto Salvador o que aquellos que con verdadera fe le reciben por Salvador tienen que poseer en El todo lo necesario para su salvación (b).

a. 1 Cor. 1:13, 30, 31; Gál. 5:4.- b. Hebr. 12:2; Isaías 9:6; Col. 1:19, 20; Col. 2:10; 1 Juan 1:7. 

Pregunta: ¿Por qué se le llama Cristo, es decir: ungido? 

Respuesta: Porque fue ordenado del Padre y ungido del Espíritu Santo (a), para ser nuestro supremo profeta y maestro (b), que nos ha revelado plenamente el secreto consejo y voluntad de Dios acerca de nuestra redención (c), para ser nuestro único y supremo pontífice (d) quien por el sólo sacrificio de su cuerpo nos ha redimido (e), e intercede continuamente delante del Padre por nosotros (f), para ser nuestro eterno Rey que nos gobierna por su palabra y su espíritu y nos guarda y conserva la redención que nos ha adquirido (g).

a. Salmo 45:7; Hebr. 1:9; Isaías 61:1; Luc. 4:18.- b. Deut. 19:15; Hechos 3:22; Hechos 7:37; Isaías 55:4.- c. Juan 1:18; Juan 15:15.- d. Salmo 110:4.- e. Hebr.10:12, 14, 28; f. Rom. 8:34; Hebr. 9:24; 1 Juan 2:1; Rom. 5:9, 10.- g Salmo 2:6; Zac. 9:9; Mateo 21:5; Luc. 1:33; Mateo 28:18; Juan 10:28; Apoc. 12:10, 11. 

Pregunta: Pues, ¿Por qué te llaman Cristiano (a)? 

Respuesta: Porque por la fe soy miembro (b) de Jesucristo y participante de su unción (c), para que confiese su nombre (d) y me ofrezca a Él, en sacrificio vivo y agradable (e) y que en esta vida luche contra el pecado y Satanás con una conciencia limpia y buena (f) y que, después de esta vida reine con Cristo eternamente sobre todas las criaturas.

a. Hechos 11:26.- b. 1 Cor. 6:15.- c 1 Juan 2:27; Hechos 2:17.- d. Mateo 10:32; Rom.10:10.- e. Rom. 12:1; Pedro 2:6, 9; Apoc. 1:6; Apoc. 5:8, 10.- f.1 Pedro 2:11; Rom. 6:12, 13; Gál. 5:16, 17; Efes. 6:11; 1 Tim. 1:18, 19.- g. 2 Tim. 2:12; Mateo 25:34. 

Pregunta: ¿Por qué se llama a Cristo el unigénito hijo de Dios, si nosotros también somos hijos de Dios? 

Respuesta: Porque Cristo es el hijo eterno y natural de Dios (a); pero nosotros hemos sido adoptados por gracia como hijos de Dios por amor de él (b).

a. Juan 1:14; Hebr. 1:1, 2; Juan 3:16; 1 Juan 4:9; Rom. 8:32.- b Rom 8:16, Juan 1:12; Gál. 4:6; Efes. 1:5, 6. 

Pregunta: ¿Por qué le llamamos nuestro Señor? 

Respuesta: Porque rescatando nuestros cuerpos y almas de los pecados, no con oro o plata, sino con su preciosa sangre, y librándonos del poder del Diablo, nos ha hecho suyos (a).

a. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Pedro 2:9; 1 Cor. 6:20, 1 Tim. 2:6; Juan 20:28. 

Pregunta: ¿Qué crees cuando dices: que fue concebido por el Espíritu santo y nació de María virgen? 

Respuesta: Que el eterno Hijo de Dios, el cual es (a) y permanece (b) verdadero y eterno Dios, tomó la naturaleza verdaderamente humana de la carne y sangre de la virgen María (c), por obra del Espíritu Santo (d), para que juntamente fuese la verdadera simiente de David (e), semejante a sus hermanos (f) excepto en el pecado (g).
a. 1 Juan 5:20; Juan 1:1; Juan 17:3; Rom. 1:3, Col. 1:15.- b. Rom. 9:5.- c. Gál. 4:4 Luc. 1:31, 42, 43.- d. Mateo 1:20; Luc. 1:35.- e. Rom 1:3; Salmo 132:11; 2 Sam.7:12; Luc. 1:32; Hechos 2:30.- f. Filip. 2:7; Hebr. 2:14, 17.- g. Hebr. 2:14, 17.- g. Hebr. 4:15. 

 Pregunta: ¿Qué fruto sacas de la santa concepción y nacimiento de Cristo? 

Respuesta: Que es nuestro Mediador (a), y con su inocencia y perfecta santidad cubre mis pecados en los cuales he sido concebido y nacido, para que no aparezcan en la presencia de Dios (b).

a. Hebr. 7:26, 27.- b.1 Pedro 1:18, 19; 1 Pedro 3:18; 1 Cor. 1:30, 31; Rom. 8:3, 4;Isaías 53:11; Salmo 32:1. 


Pregunta: ¿Qué es lo que crees cuando dices: padeció? 

Respuesta: Que todo el tiempo que en este mundo vivió y especialmente al fin de su vida, sostenía en el cuerpo y el alma la ira de Dios contra el pecado de todo el género humano (a), para que con su pasión , como único sacrificio propiciatorio (b), librara nuestro cuerpo y alma de la eterna condenación (c), y nos alcanzase la gracia de Dios, la justicia y la vida eterna (d).

a. Isaías 53:4; 1 Pedro 2:24; 1 Pedro 3:18; 1 Tim. 2:6.- b. Isaías53:10; Efes.5:2; 1Cor 5:7; 1 juan 2:2; Rom. 3:25; Hebr. 9:28; Hebr. 10:14.- c. Gál 3:13; Col. 1:13; Hebr. 9:12; 1 Pedro 1:18, 19.-d. Rom. 3:25, 2 Cor. 5:21; Juan 2:16; Juan 6:51; Hebr. 9:15; Hebr. 10:19. 

Pregunta: ¿Por qué padeció bajo el poder de Poncio Pilato juez? 

Respuesta: Para que, inocente, condenado por el juez político (a), nos librase del severo juicio de Dios, que había de venir sobre nosotros (b).

a. Juan 18:38; Mateo 27:24; Luc. 23:14, 15; Juan 19:4.- b. Salmo 69:4; Isaías 53:4, 5; 2 Cor. 5:21; Gál. 3:13. 

Pregunta: ¿Es más importante el haber sido crucificado, que morir de otro modo? 

Respuesta: Sí, porque este género de muerte me garantiza que él cargó sobre sí mismo la maldición sentenciada sobre mí (a), por cuanto la muerte de cruz era maldita de Dios.

a. Gál. 3:13.- b. Deut. 21:23. 


Pregunta: ¿Por qué fue necesario que Cristo se humillase hasta la muerte? 

Respuesta: Porque la justicia de Dios (a) no se podía satisfacer por nuestros pecados, sino con la misma muerte del Hijo de Dios (b).

a. Gén. 2:17.- b. Rom. 8:3, 4; Hebr. 2:14, 15. 

Pregunta: ¿Por qué fue también sepultado? 

Respuesta: Para testificar que estaba verdaderamente muerto (a).

a. Hechos 13:29; Mateo 27:59, 60; Luc. 23:53; Juan 19:38. 

Pregunta: Ya que Cristo murió por nosotros, ¿Por qué hemos de morir también nosotros? 

Respuesta: Nuestra muerte no es una satisfacción por nuestros pecados (a), sino una liberación del pecado y un paso hacia la vida eterna (b).

a. Marc. 8:37; Salmo 49:7.- b Filip.1:23; Juan 5:24; Rom. 7:24. 

Pregunta: ¿Qué provecho recibimos además del sacrificio y muerte de Cristo en la cruz? 

Respuesta: Por su poder nuestro viejo hombre está crucificado, muerto y sepultado juntamente con El (a), para que, en adelante, no reinen más en nosotros las perversas concupiscencias y deseos de la carne (b), sino que nos ofrezcamos a Él en sacrificio agradable (c).

a. Rom. 6:6.- b Rom. 6:6, 12.- c. Rom. 12:1. 

Pregunta: ¿Por qué se añade: descendió a los infiernos? 

Respuesta: Para que en mis extremados dolores y grandísimas tentaciones me asegure y me sostenga con este consuelo, de que mi Señor Jesucristo, por medio de las inexplicables angustias, tormentos, espantos y turbaciones infernales de su alma, en los cuales fue sumido en toda su pasión (a), pero especialmente clavado en la cruz, me ha librado de las ansias y tormentos del infierno (b). 

a. Salmo 18:4, 5; Salmo 116:3; Mateo 26:38; Mateo 27:46; Hebr.5:7.- b. Isaías 53:5 


Pregunta: ¿Qué nos aprovecha la resurrección de Cristo? 

Respuesta: Primero: Por su resurrección ha vencido a la muerte, para hacernos participantes de aquella justicia que conquistó por su muerte (a). Segundo: También nosotros somos resucitados ahora por su poder a una nueva vida (b). Tercero: la resurrección de Cristo, cabeza nuestra, es una cierta prenda de nuestra gloriosa resurrección.

a. Rom. 4:25; 1 Pedro 1:3; 1 Cor. 15:16.- b Rom. 6:4; Col. 3:1, Efes. 2:5, 6.- c.1 Cor. 15:20, 21. 


Pregunta: ¿Qué entiendes por: subió a los cielos? 

Respuesta: Que Cristo, a la vista de sus discípulos, fue elevado de la tierra al cielo (a) y que está allí para nuestro bien (b), hasta que vuelva a juzgar a los vivos y a los muertos (c).

a. Hechos 1:9; Marc. 16:19; Luc. 24:51.-b. Hebr.9:24; Hebr. 4:14; Rom. 8:34; Col. 3:1.- c. Hechos 1:11; Mateo 24:30. 

  Pregunta: Luego, ¿No está Cristo con nosotros hasta el fin del mundo como lo prometido? (a). 

Respuesta: Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre: en cuanto a la naturaleza humana ahora ya no está en la tierra (b), pero en cuanto a su deidad, majestad, gracia y espíritu en ningún momento está ausente de nosotros (c).

a. Mateo 28:20.- b. Hebr. 8:4; Mateo 26:11; Juan 16:28; Juan 17:11; Hechos 3:21.- c. Juan 4:18; Mateo 28:20. 

Pregunta: Pero si la naturaleza humana no está en todas partes donde está la divina ¿No se separan con esto las dos naturalezas en Cristo? 

Respuesta: De ninguna manera: porque dado que la divinidad es incomprensible y está presente en todo lugar (a), resulta necesariamente que en efecto está fuera de la naturaleza humana que ha tomado (b), pero con todo y con eso está en ella y queda unida a ella personalmente.

a. Jer.23.24; Hechos 7:49.- b Col. 2:9; Juan 3:13; Juan 11:15; Mateo 28:6. 

Pregunta: ¿Qué beneficios nos da la ascensión de Cristo al cielo? 

Respuesta: Primero: El es nuestro intercesor en el cielo delante del Padre (a). Segundo: Que tenemos nuestra carne en el cielo para que por ello, como una garantía, estemos seguros, de que Él siendo nuestra cabeza, nos atraerá así como miembros suyos (b). Tercero. Que desde allí nos envía su Espíritu como prenda recíproca (c), por cuya virtud buscamos, no las cosas de la tierra sino las de arriba, donde está sentado a la diestra de Dios.

a. 1 Juan 2:1; Rom. 8:34.- b. Juan 14:2; Juan 17:24; Juan 20:17; Efes. 2:6.- c. Juan 14:16; Juan 16:7; Hechos 2:33; 2 Cor. 1:22; 2 Cor. 5:5.- d. Col. 3:1. 


Pregunta: ¿Por qué se añade: está sentado a la Diestra de Dios, Padre todopoderoso? 

Respuesta: Porque Cristo subió al cielo para mostrarse allí como cabeza de su Iglesia (a), por quien el Padre gobierna todas las cosas (b).

a. Efes. 1:20; Col.1:18.- b. Mateo 28:18; Juan 5:22. 

Pregunta: ¿De qué nos sirve esta gloria de Cristo, nuestra cabeza? 

Respuesta: Primero: Para que el Espíritu Santo derrame en nosotros, sus miembros, los dones celestiales (a). y Segundo: para protegernos y ampararnos de todos nuestros enemigos (b).

a. Hechos 2:33; Efes. 4:8.- b. Salmo 2:9; Salmo 110:1, 2; Juan 10:28; Efes. 4:8. 

Pregunta: ¿Qué consuelo te ofrece la vuelta de Cristo para juzgar a los vivos y a los muertos? 

Respuesta: Que en todas las miserias y persecuciones, con plena confianza, espero del cielo como juez, a Aquel mismo que primeramente se puso delante del juicio de Dios por mí y alejó de mí toda maldición (a); el cual echará a todos los enemigos suyos y míos en las penas eternas (b); y a mí, con todos los elegidos, me conducirá al gozo del cielo y a la gloria eterna (c).

a. Filip. 3:20; Luc. 21:28; Rom. 8:23; Tito 2:13; 1 Tes. 4:16.-b. Mateo 25:41; 2 Tes. 1:6.- c. Mateo 25:34; 2 Tes, 1:7. 


Pregunta: ¿Qué crees del Espíritu Santo? 

Respuesta: Que con el Eterno Padre e Hijo, es verdadero y eterno Dios (a). Y que viene a morar en mí (b) para que, por la verdadera fe, me haga participante de Cristo y de todos sus beneficios (c), me consuele (d) y quede conmigo eternamente (e).

a. 1 Juan 5:7; Gén. 1:2; Isaías 48:16; 1 Cor. 3:16 1 Cor. 6:19; Hechos 5:3, 4.-b. Gál. 4:6; Mateo 28:19, 20; 2 Cor. 1:22; Efes. 1:13.-c Gál. 3:14; 1 Pedro 1:2; 1 Cor. 6:17.- d. Juan 15:26; Hechos 9:31.- e Juan 14:16; 1 Pedro 4:14.


 Pregunta: ¿Qué crees de la santa Iglesia cristiana católica? 

Respuesta: Que el Hijo de Dios (a), desde el principio hasta el fin del mundo (b), de todo el género humano (c), congrega, guarda y protege para sí (d), por su Espíritu y su palabra (e) en la unidad de la verdadera fe (f), una comunidad, elegida para la vida eterna (g); de la cual yo soy un miembro vivo (h) y permaneceré para siempre (i).

a. Efes. 5:26; Juan 10:11; Hechos 20:28; Efes. 4:11-13.- b. Salmo 71:17, 18; Isaías 59:21; 1 Cor. 11:26.- c. Gén. 26:4; Apoc. 5:9.- d. Mateo 16:18; Juan 10:28-30; Salmo 129:1-5.- e. Isaías 59:21; Rom. 1:16; Rom. 10:14-17; Efes. 5:26.- f. Hechos 2:42; Efes. 4:3-5.- g. Rom. 8:29; Efes.1:10-13.- h. 1 Juan 3:14, 19, 20, 21; 2 Cor.13:5; Rom. 8:10.- i. Salmo 23:6 1 Cor. 1:8, 9, Juan 10:28; 1 Juan 2:19; 1 Pedro 1:5. 

Pregunta: ¿Qué entiendes por la comunión de los santos? 

Respuesta: Primero, que todos los fieles en general y cada uno en particular, como miembros del Señor Jesucristo, tienen la comunión de El y de todos sus bienes y dones (a). Segundo, que cada uno debe sentirse obligado a emplear con amor y gozo los dones que ha recibido, utilizándolos en beneficio de los demás (b).

a. 1 Juan 1:3; Rom. 8:32; 1 Cor. 12:12, 13; 1 Cor. 6:17.- b. 1 Cor. 12:21; 1 Cor. 13:1, 5; Filip. 2:4-8. 

Pregunta: ¿Qué crees de la remisión de los pecados? 

Respuesta: Creo que Dios, por la satisfacción de Cristo, no quiere acordarse jamás de mis pecados, ni de mi naturaleza corrompida, con la cual debo luchar toda la vida (a), sino que gratuitamente me otorga la justicia de Cristo (b) para que yo nunca venga a condenación (c).

a. 1 Juan 2:2; 1 Juan 1:7; 2 Cor. 5:19.- b. Rom. 7:23-25; Jer. 31:34; Miq. 7:19; Salmo 103:3, 10, 12.- c. Juan 3:18; Juan 5:24. 


 Pregunta: ¿Qué consuelo te da la resurrección de la carne? 

Respuesta: Que no sólo mi alma después de esta vida será llevada (a) en el mismo instante a Cristo, su cabeza, sino que también está mi carne, siendo resucitada por la potencia de Cristo, será de nuevo unida a mi alma y hecha conforme al glorioso cuerpo de Cristo (b).
a. 1 Luc. 16:22;  Luc. 23:43;  Filip. 1:21, 23.- b. Job. 19:25, 26; 1 Juan 3:2; Filip. 3:21. 

Pregunta: ¿Qué consolación te ofrece el artículo de la vida eterna? 

Respuesta: Que ahora siento en mi corazón un principio de la vida eterna (a), después de esta vida, gozaré de una cumplida y perfecta bienaventuranza que ningún ojo vio ni oído oyó, ni entendimiento humano comprendió, y esto para que ella alabe a Dios para siempre ( b).
a. 2 Cor. 5:2, 3.-b. 1 Cor. 2:9. 


Pregunta: ¿Qué te aprovecha el creer en todas estas cosas? 

Respuesta: Que delante de Dios soy justo en Jesucristo, y heredero de la vida eterna (a).

a. Hab. 2:4; Rom. 1:17; Juan 3:36. 

Pregunta: ¿Cómo eres justo ante Dios? 

Respuesta: Por la sola verdadera fe en Jesucristo (a), de tal suerte que, aunque mi conciencia me acuse de haber pecado gravemente contra todos los mandamientos de Dios, no habiendo guardado jamás ninguno de ellos (b),y estando siempre inclinado a todo mal (c), sin merecimiento alguno mío (d), sólo por su gracia (e), Dios me imputa y da (f) la perfecta satisfacción (g), justicia y santidad de Cristo (h) como si no hubiera yo tenido, ni cometido algún pecado, antes bien como si yo mismo hubiera cumplido aquella obediencia que Cristo cumplió por mí (i), con tal que yo abrace estas gracias y beneficios con verdadera fe (j).
a. Rom. 3:21, 22, 24; Rom. 5:1, 2; Gál 2:16, Efes. 2:8, 9; Fil. 3:9.-b. Rom. 3:19.- c. Rom 7:23.-d. Tito 3:5; Deut. 9:6; Ezeq. 36:22.-e. Rom. 3:24; Efes. 2:8.-f. 4:4; 2 Cor. 5:19.-g. 1 Juan 2:2.-h. 1 Juan 2:1.-i. 2 Cor. 5:21.-J. Rom. 3:22; Juan 3:18. 

Pregunta: ¿Por qué afirmas ser justo sólo por la fe? 

Respuesta: No porque agrade a Dios por la dignidad de mi fe, sino porque sólo la satisfacción, justicia y santidad de Cristo, son mi propia justicia delante de Dios (a), y que yo no puedo cumplir de otro modo que por la fe (b). 

a. 1 Cor. 1:30; 1 Cor 2:2.-b. 1 Juan. 



Pregunta: ¿Por qué no pueden justificarnos ante Dios las buenas obras, aunque sólo sea una parte? 

Respuesta: Porque es necesario que aquella justicia, que ha de aparecer delante del juicio de Dios, sea perfectamente cumplida y de todo punto conforme a la Ley Divina (a); y nuestras buenas obras, aun las mejores en esta vida, son imperfectas y contaminadas de pecado (b).
a. Gál 3:10; Deut. 27:26.-b. Isaías 64:6. 

Pregunta: Luego, ¿Cómo es posible que nuestras obras no merezcan nada, si Dios promete remunerarlas en la vida presente y en la venidera? 

Respuesta: Esta remuneración no se da por merecimiento, sino por gracia (a). 

a. Lucas 17:10

Pregunta: Pero esta doctrina, ¿no hace a los hombres negligentes e impíos? 

Respuesta: No, porque es imposible que no produzcan frutos de gratitud los que por la fe verdadera han sido injertados en Cristo (a).

a. Mateo 7:18; Juan 15:5. 


Pregunta: Si sólo la fe nos hace participantes de Cristo y de todos sus beneficios, dime, ¿de dónde procede esta fe? 

Respuesta: Del Espíritu Santo (a) que la hace obrar por la predicación del Santo Evangelio, encendiendo nuestros corazones, y confirmándola por el uso de los sacramentos (b).
a. Efes. 2:8; Efes. 6:23; Juan 3:5; Filip. 1:29.-b. Mateo 28:19; 1 Pedro 1:22, 23. 

Pregunta: ¿Cómo te asegura y confirma la Santa Cena que eres hecho participante de aquel único sacrificio de Cristo, ofrecido en la cruz, y de todos sus bienes? 

Respuesta: Porque Cristo me ha mandado, y también a todos los fieles, comer de este pan partido y beber de esta copa en memoria suya, añadiendo esta promesa (a): Primero, que su cuerpo ha sido ofrecido y sacrificado por mí en la cruz, y su sangre derramada por mis pecados, tan cierto como que veo con mis ojos que el pan del Señor es partido para mí y que me es ofrecida la copa. Y Segundo, que El tan cierto alimenta mi alma para la vida eterna con su cuerpo crucificado y con su sangre derramada, como yo recibo con la boca corporal de la mano del ministro el pan y el vino, símbolos del cuerpo y de la sangre del Señor.
a. Mateo 26:26-28; Marc. 14:22-24; Luc. 22:19, 20, 1 Cor. 10:16, 17; 1 Cor. 11:23-25; 1 Cor. 12:13. 

Pregunta: ¿Qué significa comer el cuerpo sacrificado de Cristo y beber su sangre derramada? 

Respuesta: Significa, no sólo abrazar con firme confianza del alma toda la pasión y muerte de Cristo, y por este medio alcanzar la remisión de pecados y la vida eterna (a), sino unirse más y más a su santísimo cuerpo por el Espíritu Santo (b), el cual habita juntamente en Cristo y en nosotros de tal manera, que, aunque Él esté en el cielo (c) y nosotros en la tierra, todavía somos carne de su carne y huesos de sus huesos (d), y que, de un mismo espíritu, (como todos los miembros del cuerpo por una sola alma ) somos vivificados y gobernados para siempre (e).

a. 1 Juan 6:35, 40, 47; Juan 6:48, 50, 51; Juan 6:53, 54.-b. Juan 6:55, 56.-c. Col. 3:1; Hechos 3:21; 1 Cor. 11:26.- d. Efes. 5:29, 30; Efes. 3:16; 1 Cor. 6:15; 1 Juan 3:24; 1 Juan 4:13.-e. Juan 6:57; 15:1-6; Efes. 4:15, 16. 

Pregunta: ¿Dónde prometió Cristo, que tan ciertamente dará a los creyentes en comida y en bebida su cuerpo y sangre, como comen de este pan roto y beben de este vaso? 

Respuesta: En la institución de la cena, cuyas palabras fueron (a): Nuestro Señor Jesucristo, la noche que fue entregado, tomó el pan, y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la beberéis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga (1Cor. 11:23-26).

a. Mateo 26:26 - 28; Marc.14:22-24: Luc. 22:9, 20. 

Pablo repite esta promesa cuando dice: La copa de bendición, que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo ?, El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo ?. Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo: pues todos participamos de aquel mismo pan. (1 Cor. 10:16,17).

a. Mateo 26:26-28: Marc. 14:22-24; Luc. 22:9, 20 


 Pregunta: ¿El pan y el vino se convierten sustancialmente en el mismo cuerpo y sangre de Cristo? 

Respuesta: De ninguna manera (a), pues como el agua del Bautismo no se convierte en la sangre de Cristo, ni es la misma ablución de los pecados, sino solamente una señal y sello de aquellas cosas que nos son selladas en el Bautismo (b), así el pan de la Cena del Señor no es el mismo cuerpo (c), aunque por la naturaleza y uso de los sacramentos (d) es llamado el cuerpo de Cristo.

a. Mateo 26:29.-b. Efes. 5:26; Tito 3:5.-c. 1 Cor. 11:26.-d. Gén. 17:10, 11; Ex. 12:11, 13; Ex. 13:9; 1 Pedro 3:21; 1Cor. 10:3, 4. 

Pregunta: ¿Por qué llama Cristo al pan su cuerpo y a la copa su sangre, o el Nuevo Testamento en su sangre, y Pablo al pan y al vino la comunión del cuerpo y sangre de Cristo? 

Respuesta: Cristo no habla así sin una razón poderosa, y no solamente para enseñarnos que, así como el pan y el vino sustentan la vida corporal, su cuerpo crucificado y su sangre derramada son la verdadera comida y bebida, que alimentan nuestras almas para la vida eterna (a), más aún, para asegurarnos por estas señales y sellos visibles, que por obra del Espíritu Santo somos participantes de su cuerpo y sangre tan cierto como que tomamos estos sagrados símbolos en su memoria y por la boca del cuerpo (b); y también que su pasión y obediencia son tan ciertamente nuestras ,como si nosotros mismos en nuestras personas hubiéramos sufrido la pena y satisfecho a Dios por nuestros pecados.

a. Juan 6:55.-b. 1 Cor. 10:16. 



Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre la Cena del Señor y la misa papal? 

Respuesta: La Cena del Señor, nos testifica que tenemos remisión perfecta de todos nuestros pecados por el único sacrificio de Cristo, que El mismo cumplió en la Cruz una sola vez (a); y también que por el Espíritu Santo, estamos incorporados en Cristo (b), el cual no está ahora en la tierra según su naturaleza humana, sino en los cielos a la diestra de Dios, su Padre (c), donde quiere ser adorado por nosotros (d).

La misa enseña que los vivos y los muertos no tienen la remisión de los pecados por la sola pasión de Cristo, a no ser que cada día Cristo sea ofrecido por ellos por mano de los sacerdotes; enseña también que Cristo está corporalmente en las especies de pan y de vino, y por tanto ha de ser adorado en ellas. Por lo tanto, el fundamento propio de la misa no es otra cosa que una negación del único sacrificio y pasión de Jesucristo y una idolatría maldita (e).

a. Hebr. 10:10, 12, Hebr. 7:26, 27; Hebr. 9:12, 25; Juan 19:30; Mateo 26:28; Luc. 22:19.- b. 1 Cor. 10:16, 17; 1Cor. 6:17.-c. Juan 20:17; Col. 3:1; Hebr. 1.3; Hebr. 8:1.-d. Mateo 6:20,21; Juan 4:21; Luc. 24:52; Hechos 7:55; Col.3:1; Filip. 3:20; 1 Tes. 1:10.-e. Hebr. 10:12, 14. 

Pregunta: ¿Quiénes son los que deben participar de la mesa del Señor? 

Respuesta: Tan sólo aquellos que se duelan verdaderamente de haber ofendido a Dios con sus pecados, confiando en ser perdonados por el amor de Cristo y que las demás flaquezas quedarán cubiertas con su pasión y muerte. Y que también deseen fortalecer más y más su fe y mejorar su vida. Pero los hipócritas y los que no se arrepienten de verdad, comen y beben su condenación.

a. 1 Cor. 11:28; 1 Cor. 10:19-22. 

Pregunta: ¿Deben admitirse también a esta Cena, los que por su confesión y vida se declaran infieles e impíos? 

Respuesta: De ninguna manera, porque así se profana el pacto de Dios, y se provoca su ira sobre toda la congregación (a). Por lo cual, la Iglesia debe, según la orden de Cristo y de sus apóstoles (usando de las llaves del reino de los cielos), excomulgar y privar a los tales de la Cena, hasta que se arrepientan y rectifiquen su vida.

a. 1 Cor. 11:20, 34; Isaías 1:11; isaías 66:3; Jer.7:21; Salmo 50:16. 


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