} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 11 Octubre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

jueves, 11 de octubre de 2018

11 Octubre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.



 Génesis 3; 11-12
Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
   Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.

Es difícil imaginarnos cómo se sentiría Adán siendo la primera y única persona en la tierra. Una cosa es que nosotros nos sintamos solos; para Adán, que nunca había conocido a otro ser humano, era otra cosa. Él se perdió de muchas cosas que nos hicieron como somos ahora: no tuvo niñez, ni padres, ni familia, ni amigos. Tuvo que aprender a ser humano por su cuenta. Afortunadamente, Dios no permitió que luchara demasiado tiempo antes de presentarle una ayuda y compañera idónea: Eva. Formaron una unidad completa, inocente y abierta, sin una pizca de vergüenza en nada.
Una de las primeras conversaciones de Adán con su agradabilísima y bella compañera debieron haber sido las reglas del huerto. Antes de que Dios creara a Eva, ya le había dado a Adán completa libertad en el huerto, junto con la responsabilidad de vigilarlo y cuidarlo. Sin embargo, un árbol estaba fuera de los límites: el árbol del conocimiento del bien y del mal. Adán debió haber hablado con Eva sobre todo esto. Ella sabía, cuando Satanás se le acercó, que el fruto de ese árbol no se debía comer. Sin embargo, decidió comer el fruto prohibido. Más tarde se lo ofreció a Adán. En ese momento, el destino de la creación estuvo en peligro. Tristemente, Adán no se detuvo a considerar las consecuencias. Siguió adelante y lo comió.
En ese momento de pequeña rebelión algo grande, hermoso y puro se resquebrajó: la perfecta creación de Dios. El hombre se vio separado de Dios por querer actuar por su cuenta. Sea que se lance un guijarro o una piedra grande hacia una ventana de vidrio, el efecto es el mismo. Nunca podrán volver a reunirse los miles de fragmentos.
Sin embargo, en el caso del pecado del hombre, Dios ya había puesto en marcha un plan para vencer los efectos de la rebelión. La Biblia entera es la historia de cómo se desarrolla ese plan, con la visita de Dios a la tierra a través de su Hijo Jesús como parte esencial. La vida sin pecado de Jesús y su muerte hicieron posible que Dios ofreciera el perdón a todos los que lo quisieran. Nuestras acciones de rebelión, ya sean pequeñas o grandes, demuestran que somos descendientes de Adán. Únicamente el pedir el perdón de Jesucristo nos hace hijos de Dios.
Adán y Eva no hicieron caso a la advertencia de Dios en  Gen 2.16, 17. Ellos no entendieron las razones de este mandamiento, así que decidieron actuar de la forma que les parecía más apropiada. Todos los mandamientos de Dios son obviamente para nuestro propio beneficio, pero puede que no siempre entendamos las razones. El pueblo que confía en Dios le obedecerá porque Dios lo pide, sea que entienda o no el porqué de sus mandamientos.

  Cuando Dios le preguntó a Adán sobre su pecado, Adán culpó a Eva. Luego Eva culpó a la serpiente. Cuán fácil es disculpar nuestros pecados culpando a otra persona o a las circunstancias. Pero Dios sabe la verdad. Y Él nos hace responsables a cada uno de nosotros por lo que hacemos (Gen 3.14-19). Admita su pecado y pida disculpas a Dios. No trate de escapar de su pecado culpando a otro.

Lecciones para nosotros:
  • ·        Evadió la responsabilidad y culpó a otros; prefirió esconderse a enfrentarse; se excusó en lugar de confesar la verdad
  • ·        Su más grande error: hacerse cómplice de Eva para traer el pecado al mundo

  • ·        Como descendientes de Adán, todos reflejamos hasta cierto grado la imagen de Dios
  • ·        Dios quiere que las personas, aunque tienen libertad de hacer el mal, opten por amarlo a Él.
  • ·        No debemos culpar a los demás de nuestras propias faltas
  • ·        No podemos escondernos de Dios


¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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