} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 12 Octubre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

viernes, 12 de octubre de 2018

12 Octubre: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.



  Efesios 5; 1
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
Así como los hijos imitan a sus padres, también debiéramos imitar a Cristo. Su gran amor lo condujo a sacrificarse por nosotros de manera que pudiéramos vivir. Nuestro amor por otros debiera ser de la misma clase, un amor que va más allá del afecto, a un servicio de auto sacrificio.
Como en la vida actual, el niñito normalmente desea ser como su padre, y el padre bueno desea que su hijo crezca en ser como él, así deben ser los hijos de Dios.

Hechos 4; 13
Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
El Sanedrín reconocía que Pedro y Juan habían estado con Jesús, y esto produjo aun más desprecio por sus actividades. Consideraban a Pedro y Juan hombres sin letras e indoctos. La palabra traducida sin letras significa que no tenían ninguna educación profesional, especialmente en las normas pedagógicas de la Ley. La palabra que se traduce indocto significa que eran laicos sin ninguna calificación académica. Los consideraba hombres sin preparación superior y así sin autoridad legítima. La prueba más importante e incontrovertible del cristianismo es el cristiano mismo. A fin de cuentas las palabras no valen mucho. Solamente podemos afirmar el cristianismo al confrontar a los que nos rodean con evidencias innegables del carácter cristiano
Una vida cambiada convence a la gente del poder de Cristo. Uno de sus más grandes testimonios es la diferencia que otros ven en su vida y acciones desde que aceptó a Cristo.

A pesar de que la evidencia fue abrumadora e irrefutable (vidas cambiadas y un hombre sanado), los líderes religiosos rechazaron creer en Cristo y trataron de ocultar la verdad. No se sorprenda si algunos rechazan su posición de testigo de Cristo. Cuando las mentes se cierran, ni siquiera la más clara presentación logra abrirlas. Tampoco se dé por vencido. Ore por ellos y continúe difundiendo el evangelio.

1 Pedro 2; 21-23
Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;
el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;
quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;

Lo que motiva al cristiano a hacer lo que Pedro acaba de declarar es ¡el ejemplo de Jesucristo de sufrir injustamente, y esto por otros!
         Muchos predicadores a veces citan este versículo como base para su sermón sobre la vida ejemplar de Cristo, para exhortarnos a vivir cómo El vivía en esto y en aquello de los diferentes aspectos de la vida diaria. Pero el punto de Pedro no es que Cristo nos dejó buenos ejemplos de diferentes cosas (aunque es cierto que lo hizo), sino que nos dejó el ejemplo de ¡sufrir injustamente! para que seamos nosotros pacientes en la presencia de la aflicción por ser cristianos. ¡Que le sigamos en eso! Cristo no solamente sufrió injustamente con paciencia, sino todo lo hizo para el bien de otros.
Cristo nunca engañó, mintiendo. El hombre carnal, sujeto a su cultura originada en el pensamiento humano, muchas veces engaña, en lugar de decir la verdad, porque no quiere ofender (lastimar) los sentimientos del otro. Muchos adoran al dios del sentimiento; prefieren engañar que "ofender". En Cristo nunca se halló engaño. Nos conviene a todos pensar bien en esto.
         Cristo sufrió porque era la Verdad. Sufrió injustamente. Sufrió para beneficiar a otros. Su sufrimiento es el patrón o norma para que el cristiano lo imite diariamente.
Podemos sufrir por muchas razones. Algunos sufrimientos son el resultado directo del pecado en nuestra vida; otros tienen lugar por nuestra necedad y otros son el resultado de vivir en un mundo caído. Pedro se refiere a un sufrimiento que viene como resultado de hacer el bien. Cristo nunca pecó; sin embargo, sufrió a fin de que pudiéramos ser libres. Cuando seguimos el ejemplo de Cristo y vivimos para otros, también podemos llegar a sufrir. Nuestra meta debe ser afrontar el sufrimiento como lo afrontó El: con paciencia, calma y confianza en que Dios tiene el dominio del futuro.

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!


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