} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: JESÚS SALVADOR Y SEÑOR

lunes, 1 de octubre de 2018

JESÚS SALVADOR Y SEÑOR




Hemos oído y lo hemos leído en la Biblia que Jesús vino a “salvar al mundo” (Lc. 2:11). Qué nos pasó que es necesario que seamos “salvados”? De qué nos vino a salvar? Por qué es precisamente Jesús (Dios) que tiene que venir a “salvar al mundo”? A quién vino Jesús a “salvar”?
El objetivo de este capítulo es precisamente responder a esas y otras interrogantes sobre la salvación. Adicionalmente tendremos una idea de la principal obra que Jesús vino a realizar.
Qué nos pasó que es necesario que seamos “salvados”?
De acuerdo a Génesis 3:6, el primer hombre (Adán) y la primera mujer (Eva) “pecaron”. Dicho pecado produjo una separación del hombre de Dios (muerte espiritual) y muerte física. Si Adán y Eva pecaron habiendo sido creados en perfección, todos nosotros hubiéramos hecho lo mismo. Por el pecado de ellos, todos pecamos (Rom. 5:12).
Si todos hemos pecado todos somos dignos de muerte (Rom. 6:23). Ante la presencia de un Dios Santo, Santo, Santo es inaceptable la presencia de pecado.
De qué nos vino a “salvar” Jesús?
Exodo 34:7, nos dice que “Dios nos tendrá por inocente al culpable”. Somos culpables porque hemos pecado. Dios es justo y debe condenarnos a separarnos de El (muerte espiritual). Cristo vino a salvarnos de la ira de Dios contra el pecado (Rom. 5:9). De hecho la Palabra nos dice que Dios descargó su ira sobre el Hijo.
Por qué Jesús es que tiene que venir a “salvar al mundo”?
Dios es justo. La culpa del pecado debía “pagarla” alguien para llenar Su justicia y esa persona debía ser alguien que no tuviera pecado que pagar. Sólo así la justicia perfecta de Dios sería satisfecha. Jesús que es Dios, vino al mundo vivió una vida sin pecado (2 Cor. 5:21) y murió por el pecado de todos.
El sistema de sacrificios del antiguo testamento apuntaba a Cristo. Los animales sacrificados debían ser perfectos para que Dios aceptara el sacrificio. Por esto, Jesús es llamado en el Nuevo Testamento, “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Ningún hombre podría cumplir el estándar de la santidad de Dios. Era necesario la venida de Jesús (Dios mismo) que era el único que podía cumplir con la ley perfecta de Dios.
Nuestra Condición luego de la caída.
La Palabra nos habla de nuestra condición frente a Dios luego del pecado. Las expresiones que usa son fuertes pero nos dan una idea de la seriedad del pecado para Dios. De acuerdo a la Palabra, después de la “caída”, somos:
·        Enemigos de Dios (Rom. 5:10)
·        Esclavos del pecado (Rom. 6:17)
·        Muertos (Efesios 2:1)
·        Estamos destituidos de la Gloria de Dios (Rom. 3:23)

Estas expresiones nos hablan de la dificultad que tiene el hombre de buscar a Dios. Cómo es posible que el ser humano estando en esta condición busque a Dios?. Es por esto misma que Rom. 3:10-12 nos dice que “nadie busca de Dios”.
¿A quién vino a salvar?
Lo primero que se debe tener en cuenta que los “salvos” son aquellos que sean hijos de Dios.
El evangelio de Juan no solo revela y destaca la divinidad de Jesús, sino que también lo revela como el SALVADOR DEL MUNDO; y realmente, esta revelación tiene una connotación muy especial en este evangelio. Menciona aspectos de Jesús como salvador que los demás evangelistas no mencionan.

Veamos: Juan revela que no todos somos hijos de Dios y que para llegar a serlo tenemos que recibir a Jesucristo. Juan 1:12-13 dice: “A los que le recibieron, les dio el derecho de LLEGAR A SER hijos de Dios”...
Implicaciones:
No todo el mundo es hijo de Dios. El ser hijo de Dios requiere la aceptación de Jesucristo como Señor y Salvador. Juan 1:13 “Que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, SINO DE DIOS”.
La idea y el deseo de ser salvo no nacen en la mente del hombre, sino en la mente de Dios. Es Dios que persigue al hombre como se verá más adelante.
·        Jesús revela en el evangelio de Juan que Él es la fuente de vida eterna, pero también es el juez con derecho a condenar. (Juan 3:16, 36)
·        Jesús revela en este evangelio que el mundo yace bajo condenación y que la misión del Hijo es salvarlo. (Juan 3:17-18)
·        Jesús revela que la salvación es una elección divina que depende del Padre. (Juan 6:44)

La palabra que se traduce en este último versículo como “ATRAER” es la palabra “HELKUO”. De acuerdo al diccionario, esta palabra significa, “ser atraído por una fuerza irresistible”.
Dios orquesta circunstancias en nuestras vidas que de una u otra forma nos llevan a los pies de Jesús. Este evangelio revela que Dios Padre hace la elección y que es El quien abre el corazón de los hombres para creer la verdad de Jesucristo. (Juan 6:37,39)

Esta verdad queda afirmada de nuevo durante la última cena que el Señor tuvo con sus discípulos. Ver Juan 17:2, 6,9
Juan 17 contiene una oración del Hijo hacia el Padre hecha esa última noche, horas antes de su crucifixión. En esta oración Jesús revela grandes verdades con relación a la salvación.
Jesús también revela en este evangelio que antes de recibirlo, la condición del hombre es muerte y que por tanto tiene que nacer de nuevo (Juan 3:1-8). La razón por la que el hombre tiene que nacer de nuevo es porque el pecado le trajo la muerte espiritual (Efesios 2:1) y antes de entrar al reino de los cielos, necesita volver a vivir.
El evangelio de Juan revela, además, otros aspectos con relación a la condición del hombre, que explican aún más por qué necesitamos a Jesucristo como salvador: Juan revela que el hombre no es libre; que el pecado lo esclaviza (Juan 8:32, 34). Jesús revela a través de Juan que la cruz era necesaria para la salvación (Juan 3:14-16).
En resumen, el conocimiento de la persona de Jesús y su aceptación como Señor y Salvador son esenciales para poder obtener salvación. Fuera de Jesús no hay salvación.

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