Lucas 6; 44
Pues cada árbol por su fruto se conoce. Porque los hombres
no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza.
Gén_1:11,
Todo produce (y reproduce) "según su género". Así es en todo caso, si
el árbol es bueno o si es malo. Los
maestros religiosos no son conocidos por su profesión. Olvídese de su
profesión, de lo que dicen ser y hacer. Es necesario examinar su doctrina (1Ti_5:21;
1Jn_4:1) y los resultados prácticos de su enseñanza.
Examinar el fruto de los judaizantes (mutiladores) que
solamente querían gloriarse en la carne de los gentiles (Gál_6:12-13). ¡Qué
árbol más corrupto! Examínese el fruto del gnosticismo (tanto combatido por los apóstoles) (Colosenses, 2
Pedro, Judas, cartas de Juan). Esta herejía dejaba a los hombres en sus pecados
(el libertinaje), y les llenaba con orgullo. Todos conocen el fruto corrupto
del catolicismo romano.
El humanismo secular es otra religión falsa
y corrupta. El fruto de este árbol es cada vez más manifiesto. Que nadie
dude que sea religión este movimiento. Profesa ser religión y muchos gobiernos,
oficialmente la han declarado que es religión porque enseña "valores"
y su clase de "moralidad" (inmoralidad). Esta filosofía niega a Dios
e intensamente lucha por todo medio posible en contra de las enseñanzas morales
de la Biblia. El fundamento del
humanismo secular es la evolución. Esta religión enseña que el hombre es
otro animal más (sin alma) y, desde luego, que no hay cielo ni infierno.
Promueve toda forma de inmoralidad sexual (incluyendo la homosexualidad), como
también el aborto y el suicidio. Es religión netamente socialista y denuncia
toda forma de nacionalismo y promueve el concepto de un solo gobierno mundial
(comunista). El fruto es muy obvio: el gran aumento del crimen, el narcotráfico
y la drogadicción, millones de abortos cada año, la ignorancia y falta de
preparación en los graduados de escuelas secundarias (millones de graduados que
ni pueden leer), y aun de universidades (profesores que tienen miedo de los
exámenes más básicos de competencia).
El sistema liberal en la iglesia.
Aunque muchos de los hermanos liberales - pero no todos -- todavía prediquen lo
que la Biblia dice en cuanto al plan de salvación, el orden del culto y aun la
autonomía de cada congregación, el fruto llevado por el sistema sectario de
gobierno establecido por ellos ya está bien "maduro". Este sistema
existe para la elevación de hombres. Los predicadores egresados de los institutos
son profesionales que se encargan de las congregaciones. El plan liberal ha nacionalizado la "Iglesia de
Cristo" en algunos países. Dentro de este movimiento hay mucha política y
toda clase de carnalidad. Gracias a Dios, muchos hermanos sinceros han
reconocido la verdadera naturaleza del fruto de este árbol, y han salido y
están saliendo del sistema liberal.
Porque los hombres no
recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza -- Estos sistemas religiosos no
son bíblicos. No aceptan la autoridad de Cristo. Rechazan la sabiduría divina y
siguen la sabiduría humana. Entonces, no es posible encontrar buen fruto (uvas,
hijos) en tales espinos y abrojos. El
árbol malo es el árbol inútil, árbol que no beneficia. La doctrina falsa
no sirve. La religión falsa no sirve. El maestro falso no sirve. Son inútiles. Su propósito no es el
de servir, sino el de ser servido. "Sirven" pero por interés.
Es cortado, pues, y echado en el fuego.
Así es el fin de todo árbol malo. Es lo que los hombres hacen, y también es lo
que Dios hace. Por lo tanto, repetidas veces Jesús advierte, "Guardaos” Mat_16:6;
Hch_20:28-30; Flp_3:2.
Colosenses 1; 10
para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo,
dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios;
Fue este evangelio predicado en
vista de una esperanza almacenada en el cielo que produjo frutos entre los
hombres, fruto que se caracterizó por su fuente celestial. Su religión, la
que gobernó su corazón en estas relaciones con Dios, fue celestial. Los Colosenses
estaban en peligro de caer de nuevo en la corriente de las ordenanzas y de las
costumbres religiosas del hombre que vivía en el mundo, cuya religión estaba
relacionada con el mundo en que vivía, y no iluminada, no llena de luz
celestial.
El
conocimiento de nuestro deber es el mejor conocimiento. Una mera noción
vacía de las más grandes verdades es insignificante. Nuestro conocimiento
de la voluntad de Dios debe ser siempre práctica: debemos conocerlo, para poder
hacerlo. Nuestro conocimiento es,
en verdad, una bendición cuando se trata de sabiduría, cuando sabemos cómo
aplicar nuestro conocimiento general a nuestras ocasiones particulares, y para
adaptarse a todas las emergencias. Los cristianos debemos esforzarnos por estar
llenos de conocimiento; no solo para conocer la voluntad de Dios, sino
para saber más de ella, y para aumentar en el conocimiento de Dios, y
para crecer en gracia, y en el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador, 2 Pt. 3:18. Que su conversación podría ser
buena. El buen conocimiento sin una buena vida no se
beneficiará. Nuestro entendimiento es entonces un entendimiento espiritual
cuando lo ejemplificamos en nuestra manera de vivir: para que puedas andar
digno del Señor a todo lo que te complace, es decir, a medida que se vuelve la
relación que tenemos con él y la profesión que hacer de él. La amabilidad
de nuestra conversación con nuestra religión es agradable tanto para Dios como
para los hombres buenos. Caminamos hacia todo bien cuando caminamos en
todas las cosas de acuerdo a la voluntad de Dios. Ser fructífero en
cada buen trabajo. Esto es a lo que deberíamos apuntar. Las buenas
palabras no funcionarán sin buenas obras. Debemos abundar en buenas obras
y en todo buen trabajo: no solo en algunas, que son más fáciles, adecuadas y
seguras, sino en todas y cada una de ellas. Debe haber un respeto regular
y uniforme a toda la voluntad de Dios. Y cuanto más fructíferos seamos en
buenas obras, más aumentaremos en el conocimiento de Dios. El que hace
su voluntad conocerá la doctrina si es de Dios, Jn. 7:17
¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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