Salmo
103; 2
Bendice,
alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios.
La alabanza de David se
centró en los actos gloriosos de Dios. Es fácil quejarse de la vida. Sin
embargo, la lista de David nos da muchas cosas por las que debemos alabar a
Dios: perdona nuestras iniquidades, sana nuestras dolencias, nos rescata de la
muerte, nos corona de favores y misericordias, sacia de bien nuestra boca y nos
hace justicia y derecho. El más pequeño de estos beneficios o
bendiciones no deben ser olvidados, ya que los hombres no son dignos de nada;
fluyen no del mérito de los hombres, sino de la misericordia de Dios; y son
muchos, incluso innumerables; son nuevas cada mañana, y continúan todo el día; y
cuán grande debe ser la suma de ellos, y ninguno debe ser olvidado; y sin
embargo, incluso los hombres buenos son muy propensos a olvidarlos; como los
israelitas de antaño, que cantaron las alabanzas del Señor, y pronto olvidaron
sus obras: el Señor, conociendo la debilidad de los recuerdos de su pueblo, no
solo, bajo la dispensación del Evangelio, ha designado una ordenanza para
continuar hasta el final del mundo, para conmemorar una bendición principal y
el beneficio de su, la redención de su Hijo; sino que también ha prometido a su
Espíritu, para recordar todas las cosas; y por esto deberían preocuparse
Recibimos todas estas cosas sin merecer ninguna de ellas. Por difícil que sea
su vida, siempre podrá contar sus bendiciones pasadas, presentes y futuras.
Cuando se sienta como si no tuviera nada por lo que alabar a Dios, lea la lista
de David.
Cuando el Señor
nos “bendice”, examina nuestras necesidades y responde a ellas; cuando nosotros
“bendecimos” al Señor, examinamos sus excelencias y respondemos a ellas. Santo
nombre. “Bendecimos” a Dios mismo cuando hacemos un recuento de sus
bendiciones. Todo lo que Él hace nace de quien es Él: nunca actúa fuera de lo
que ha revelado y de lo que es.
1
Tesalonicenses 5; 18
dad
gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo
Jesús.
El pueblo de
Dios es un pueblo agradecido y constantemente da gracias a Dios.
Debemos ser agradecidos y alabar a Dios
por sus atributos y perfecciones: es eterno, inmutable, omnipotente,
omnisciente, omnipresente, perfecto en amor, en justicia, en misericordia y en
fidelidad. ¡Siempre alabemos a Dios! Salms 100:4; 147:87; 1Cr_29:13. Bajo la
ley de Moisés el pueblo ofrecía el "sacrificio de paz en acción de gracias
" (Lev_7:15), y ahora su pueblo ofrece "sacrificio de alabanza, es
decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Heb_13:15).
Debemos ser agradecidos y alabar a Dios
por su gracia hacia nosotros en proveernos un Salvador, Jesucristo. 1Co_1:4;
1Co_15:57; Tit_2:11. Debemos ser agradecidos por haber obedecido al evangelio
(Rom_6:17-18), y ahora debemos dejar todas las "palabras deshonestas...
que no convienen"; más bien, ahora debe haber muchas acciones de gracias
" (Efe_5:4). Seamos "arraigados y sobreedificados en él, y
confirmados en la fe... abundando en acciones de gracias " (Col_2:7).
"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante
de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias " (Flp_4:6).
Debemos ser agradecidos y alabar a Dios
por toda bendición espiritual en Cristo (Efe_1:3): la redención, el perdón, la
reconciliación, el privilegio de orar, de cantar, de ofrendar, de ofrecer el
cuerpo en sacrifico vivo, etc. Cada primer día de la semana debemos dar gracias
por el pan sin levadura y la copa para conmemorar el cuerpo y la sangre de
Cristo (Mat_26:26-27). Jesús bendijo el
pan y dio gracias por la copa. A veces en lugar de dar gracias por el pan o la
copa algún hermano dirá, "bendice este pan" o "bendice esta
copa", pero al dar gracias a Dios nosotros mismos bendecimos el pan y la
copa. "La copa de bendición que bendecimos" (1Co_10:16). Al dar
gracias por el pan, bendecimos el pan; al dar gracias por la copa, bendecimos
la copa. ¡No dejemos de dar gracias por el pan y la copa!
Debemos ser agradecidos y dar gracias a
Dios por las Escrituras (2Ti_3:16-17; 2Pe_1:3; Jud_1:3).
Debemos ser agradecidos y dar gracias a
Dios por las iglesias fieles. Rom_1:8; Flp_1:3; 1Ts_3:9; 2Ts_1:3. Debemos ser
muy agradecidos por la congregación de la cual somos miembros si es iglesia
fiel, como también por las otras iglesias fieles del área donde vivimos.
"¿Qué pagaré a Jehová por todos
sus beneficios para conmigo?" (Sal_116:12). "El es quien da a todos
vida y aliento y todas las cosas" (Hch_17:25): el alimento, la ropa, el
techo y toda provisión necesaria. "Toda buena dádiva y todo don perfecto
desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni
sombra de variación" (Stg_1:17). No hablemos nunca de "buena
suerte", sino de la providencia de Dios. Los que dan gracias a sus
"estrellas de buena suerte" no ponen su confianza en el Creador sino
en la creación (Rom_1:25). Antes de
comer debemos dar gracias por los alimentos (Mat_14:19; Jua_6:11). "Y
habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos
(los marineros, soldados y otros en la nave), y partiéndolo, comenzó a
comer" (Hch_27:35). No tengamos vergüenza, pues, de dar gracias a Dios por
los alimentos que comemos en un restaurante u otro lugar público.
Debemos ser agradecidos y dar gracias a
Dios por el empleo o el negocio, pues por este medio Dios pone pan sobre la
mesa para nosotros. Deu_8:17-18.
Debemos ser agradecidos y siempre dar
gracias a Dios por nuestra familia. 1Ti_5:4; Efe_6:1-3; Tit_2:3-5. Los esposos
deben dar gracias a Dios los unos por los otros.
Debemos dar gracias por las pruebas. Hch_5:41; Hch_16:25; Rom_5:3-5; 2Co_12:8-10;
Stg_1:2-4.
Dios
aborrece la ingratitud. "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron
como a Dios, ni le dieron gracias" (Rom_1:21). "Habrá hombres...
ingratos" (2Ti_3:2). Recuérdese Gén_40:14; Gén_40:23; cuando en la cárcel
José interpretó el sueño del jefe de los coperos, explicándole que sería
restaurado a su puesto, le dijo, "Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese
bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a
Faraón, y me saques de esta casa... Y el jefe de los coperos no se acordó de
José, sino que le olvidó". También cuando Jesús limpió a los diez
leprosos, "Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió,
glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole
gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que
fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese
gloria a Dios, sino este extranjero?" (Luc_17:12-18). En el vasto mundo no
hay pecado más horrendo que la ingratitud.
-- porque esta es la voluntad de Dios
para con vosotros en Cristo Jesús. - Es posible que esta frase se refiera a las
últimas tres exhortaciones, pues son tres cosas bien relacionadas: estar
siempre gozoso, orar sin cesar y no dejar de dar gracias a Dios.
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