Lucas 19; 10
Porque el
Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
«El
Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.» Debemos
tener cuidado con el sentido que damos a la palabra perdido. En el Nuevo
Testamento no quiere decir condenado, sino sencillamente que no está en su
sitio, y que no se sabe dónde está. Cuando encontramos aquello que habíamos
perdido, lo volvemos a poner en su sitio. Una persona está perdida cuando no
está en contacto con Dios; y es hallada cuando una vez más ocupa su debido
lugar como hijo o hija obediente en la casa y familia de su Padre Dios.
Los
que, como Zaqueo, desean sinceramente ver a Cristo, vencerán cualquier
obstáculo y se esforzarán para verlo.
Cristo
ofrece visita a la casa de Zaqueo. Donde Cristo va, abre el corazón y lo
inclina a recibirlo. El que quiere conocer a Cristo, será conocido de Él.
Aquellos a quienes Cristo llama, deben humillarse y descender. Bien podemos
recibir con gozo al que trae todo lo bueno consigo. Zaqueo públicamente dio
pruebas de haber llegado a ser un verdadero convertido. No busca ser justificado
por sus obras como el fariseo, pero por sus buenas obras demostrará la
sinceridad de su fe y el arrepentimiento por la gracia de Dios.
Zaqueo
es considerado feliz, ahora que se volvió del pecado a Dios. Ahora que es salvo
de sus pecados, de su culpa, del poder de ellos, son suyos todos los beneficios
de la salvación. Cristo ha venido a su casa, y donde Cristo va, lleva consigo
la salvación. Vino a este mundo perdido a buscarlo y salvarlo. Su objetivo era
salvar, donde no había salvación en ningún otro. Él busca a los que no lo
buscan y ni preguntan por Él.
Tito 3; 4-5
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y
su amor para con los hombres,
nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo,
--"pero
cuando se manifestó la bondad". Sobre "manifestó", véase 2:11,
comentario. La misma palabra griega, que aquí se traduce "bondad",
aparece en Mat_11:30 (fácil); Rom_2:4 (benignidad); 3:12 (lo bueno); 11:22
(bondad).
--"de
Dios nuestro Salvador".
--"y
su amor para con los hombres". Estas últimas cinco palabras son una sola
en el texto griego, filanthropia. (De ella viene la palabra española,
"filantropía"). Se compone de dos palabras: amor, y hombre; es decir,
amor hacia el hombre. La misma palabra griega aparece en Hch_27:3; Hch_28:2
(humanamente).
Dios,
nuestro Salvador, manifestó su bondad y filantropía. Se manifestó en el don de
Su Hijo, quien murió por los pecadores (1Ti_1:15; Jua_3:16). Gál_2:20 la expresión personal de Pablo
respecto a lo que Dios hizo por él, cosa que aquí expresa en este versículo.
El
amor de Dios es designado por estos cuatro términos: gracia (2:11), bondad,
filantropía (3:4), y misericordia (3:5).
--
"nos salvó". Dios comenzó a salvar en realidad al hombre perdido (del
pasado y del futuro) cuando su bondad envió a su Unigénito Hijo a morir por
nosotros. Había prometido esta salvación desde tiempos remotos (Gén_3:15), pero
ahora se hizo una realidad.
--"no
por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho". Buena es la
traducción que dice, "no en virtud de obras que hubiéramos hecho en
justicia" (B.A.). El texto griego dice: "en justicia", no
"de justicia". El hombre no se encuentra salvo en virtud de obras que
él haya hecho en la esfera de la justicia. Ningún hombre salvo lo es
legalmente. Este versículo concuerda con lo que dice Pablo en Efe_2:8-9,
"sois salvos... no por obras". La salvación (vida espiritual) según
la ley de Moisés dependía de perfección de obras de parte del hombre
(Rom_10:5), pero ninguno bajo la ley la guardó perfectamente bien (Gál_3:10;
Gál_3:12; Gál_5:3). Sencillamente el hombre pecador no puede salvarse a sí
mismo.
Pero
las "obras" de esta frase que estamos comentando no han de ser
confundidas con las condiciones del evangelio que tienen que ser obedecidas.
Hay algo que hacer para ser salvo. Nótese la palabra "hacer" en los
casos de conversión en Hechos (2:37,38; 9:6; 16:30,31; 22:10,16). Heb_5:8-9;
Rom_1:5 y 16:26. La fe tiene que obedecer para que salve (Stg_2:24). Cuando el
pecador cree en Jesucristo, se arrepiente de sus pecados, confiesa su fe en
Cristo, y es bautizado para el perdón de sus pecados, ¡no está haciendo obras
en la justicia! ¡Está obedeciendo al evangelio, y no tiene nada de qué
gloriarse!
--"sino
por su misericordia". Si la salvación fuera merecida por la perfección de
obras de parte del hombre, sería cosa de deuda de parte de Dios (Rom_4:4). Pero
todos han pecado (Rom_3:23). La salvación no puede ser por obras perfectas que
hayamos hecho. Tiene que ser por la misericordia (gracia, amor, bondad) de
Dios. Por eso es un don, o dádiva (Efe_2:8).
--"por
el lavamiento de la regeneración". Dios emplea el baño que trae
regeneración. Mandó el bautismo en Cristo (Mar_16:16; Jua_3:3; Jua_3:5;
Hch_2:38; Hch_22:16; Rom_6:3-4; 1Co_12:13; Gál_3:26-27; Efe_5:26; Col_2:12;
Heb_10:22; 1Pe_3:21; Apo_1:5).
La
palabra griega, aquí traducida "lavamiento", aparece una vez más, en
Efe_5:26. La iglesia de Cristo es el conjunto de personas que han sido
purificadas en el lavamiento del agua del bautismo, según la Palabra nos
enseña. Aparte del bautismo en Cristo, no hay otra "agua" que tenga
que ver con el "lavamiento".
Este
lavamiento se llama "de regeneración" porque cuando la persona es
bautizada en Cristo, nace de nuevo. Llega a ser "nueva criatura" que
ahora anda en novedad de vida (Jua_3:3; Jua_3:5; 2Co_5:10; Rom_6:4). La palabra
griega para decir "regeneración" se encuentra solamente aquí, y en
Mat_19:28. Ya estamos en el tiempo de la regeneración, porque ahora es cuando
los hombres por el evangelio pueden llegar a ser regenerados (hechos vivos de
nuevo). Se sigue, pues, que los apóstoles están juzgando ahora en sus doce
tronos. (Nos juzgan por sus escrituras, Hch_2:42).
Jesús
hizo al bautismo parte de la justicia (Mat_3:14-15).
--"y
por la renovación en el Espíritu Santo". Debe leerse, "del Espíritu
Santo". No hay nada en esta frase que apunte a bautismo, u otra cosa, en
el Espíritu Santo. El Espíritu Santo renueva; lo hace por medio del mensaje que
inspiró. Es por la instrucción de El que somos bautizados en un mismo cuerpo,
la iglesia de Cristo (1Co_12:13). Esta renovación es de él. Es efectuada por
él.
La
palabra griega para decir "renovación" aparece solamente aquí y en
Rom_12:2. La mente es renovada cuando la persona se sujeta a la enseñanza
inspirada. Instruido por el Nuevo Testamento, el creyente obedece al evangelio,
y así llega a ser nueva criatura (Rom_6:4; 2Co_5:17). El proceso de renovación
sigue su marcha durante la vida del cristiano (Col_3:10; 2Co_4:16).
Este
pasaje no enseña la doctrina llamada "la regeneración bautismal" del
catolicismo y del luteranismo. El bautismo no es ningún "sacramento"
con méritos en sí. El bautismo solo no salva (como tampoco la fe sola, o el
arrepentimiento solo, etc.). Pero tampoco enseña el Nuevo Testamento la
doctrina de muchas iglesias llamadas "evangélicas" de que el bautismo
no es esencial para la salvación.
Tampoco
es el bautismo un mero "símbolo exterior de una gracia interior",
como los bautistas y otros lo llaman. En el bautismo se apropia la sangre de
Cristo, porque solamente en el bautismo somos "sepultados juntamente con
él para muerte" (Rom_6:4; Col_2:12). El agua literal no lava pecados, pero
¡tampoco la sangre literal! El bautismo salva (1Pe_3:21) cuando el bautizado es
sepultado juntamente con Cristo en su muerte. Es la muerte de Cristo en la cruz
lo que hace posible que Dios nos salve (perdone) (Efe_1:7).
¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!
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