Eclesiastés 5; 10
El que ama el dinero no se saciará de
dinero, y el que ama la abundancia no se saciará de ganancias. También
esto es vanidad.
Siempre queremos más de lo que tenemos. Salomón observó
que aquellos que aman el dinero y lo buscan obsesivamente nunca encuentran la
felicidad que el dinero promete. Por otro lado, la riqueza atrae a los que
viven a expensas de otros y a los ladrones que la desean, ocasiona insomnio y
temor, y a la larga termina en pérdida porque no podemos llevárnosla
(Mar_10:23-25; Luc_12:16-21). No importa cuánto gane, si usted trata de lograr
la felicidad acumulando riquezas, nunca tendrá suficiente. El dinero no es malo
en sí mismo, pero el amor al dinero lleva a toda clase de pecados. Cualquiera
que sea su situación financiera, no dependa del dinero para ser feliz. En vez
de eso, utilice lo que tiene en las cosas del Señor.
Salmo 4; 7
Alegría
pusiste en mi corazón, mayor que la de ellos cuando abundan su grano y su
mosto.
Aquí se contrastan dos
clases de gozo: el gozo interior que surge al conocer y al confiar en Dios, y
la felicidad que surge como resultado de circunstancias agradables. El gozo
interno permanece estable mientras confiemos en Dios. La felicidad es
imprevisible. El gozo interno derrota al desaliento, la felicidad lo cubre. El
gozo interno es duradero, la felicidad es temporal.
La gente mundana busca
lo bueno, pero no el sumo bien; todo lo que quieren es el bien externo, el bien
presente, el bien parcial, buena carne, buena bebida, un buen negocio, y una
buena situación; pero, ¿de qué sirve todo eso? Todo bien sirve para la gestión
de la mayoría de los hombres, pero el alma bondadosa no será dejada de lado.
Señor, que tengamos tu favor, y haznos saber que lo tenemos, no deseamos más;
déjanos satisfacernos de tu bondad y estaremos satisfechos con ella. Muchos
buscan la felicidad, pero David la halló. Cuando Dios pone gracia en el
corazón, pone felicidad en el corazón. Así consolado, se lamentó, pero nunca
envidió ni temió al pecador más próspero. Encomienda todos sus asuntos a Dios,
y está preparado para acoger bien su santa voluntad. La salvación es solo en
Cristo; ¿dónde aparecerán aquellos que le desprecian como su Mediador y le
insultan en sus discípulos? Que veneren y no pecar más contra el único remedio.
¡Maranata! ¡Sí, ven
Señor Jesús!
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