Mateo 5; 9
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados
hijos de Dios.
Los
judíos no querían paz, sino guerra; querían ganar otra vez su independencia.
Querían obligar a Jesús a ser rey con este propósito, Jua_6:15. Sin duda les
extrañó mucho la enseñanza de Jesús acerca de la necesidad de ser humildes,
mansos, misericordiosos y pacificadores. Los profetas hablaron de paz
(Isa_2:2-4; Isa_9:6). Estas profecías se cumplieron cuando Jesús efectuó la paz
con Dios por medio de su muerte, y reconcilió a los judíos y gentiles en un
cuerpo, la iglesia (Efe_2:14-17; Efe_4:4).
Había
mucho odio entre judíos y samaritanos, entre judíos y romanos, entre griegos y
no griegos, etc. Los judíos esperaban que el Mesías viniera para destruir a los
romanos, pero el Mesías vino para destruir la enemistad entre todos los
hombres.
Es necesario tener paz con Dios para poder
tener paz entre los hombres. Los que tienen paz con Dios deben tener paz
también unos con otros. Cristo se llama "Príncipe de paz", Isa_9:6.
Trajo
paz a los hombres obedientes. Luc_2:14, "en la tierra paz entre los
hombres en quienes Él se complace". Pero, "No hay paz para los malos,
dijo Jehová". 1Ts_5:3, "cuando digan: Paz y seguridad, entonces
vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta,
y no escaparán".
Efe_2:14-18,
Cristo vino para reconciliarnos con Dios, haciendo la paz. A través de Cristo,
tenemos el perdón de Dios, y así tenemos la paz, Rom_5:1. Efectuó esta paz por
medio de la cruz (le costó su vida). Efe_6:15, Pablo habla "del evangelio
de paz". Rom_14:17, "el reino de Dios es paz y gozo en el Espíritu
Santo".
¡Compárese la paz que Jesús nos trae, y la
ambición nacionalista de los judíos!
Los pacificadores no son pasivos, sino
militantes. Cristo trajo paz, pero en forma de una espada. Luc_2:35, una espada
traspasó el alma de María. Mat_10:16-28, trae persecuciones severas para sus
discípulos. Mat_10:34-37, trae disensión al hogar. No hay paz con Dios hasta
que los rebeldes se sometan a la voluntad divina. La paz lograda por Cristo es
una lucha contra el pecado y una victoria sobre lo mismo. No hay paz para los
que todavía aman el pecado, el error, y la apostasía. Con éstos hay una lucha
continua 2Co_10:3-5, "derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios". Es necesario derribar los argumentos de
los incrédulos, humanistas, sectarios, y hermanos liberales.
Efe_6:10-12,
nuestra lucha es "contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo". Los incrédulos más
peligrosos de la actualidad son los humanistas, porque estos enemigos de Dios
pelean vigorosamente contra la moralidad bíblica y todo "conocimiento de
Dios" en el gobierno, en las escuelas, y a través de todos los medios de
comunicación y diversión (periódicos, revistas, televisión, cine, canciones).
Tienen mucho poder político y legal. Son riquísimos, nunca les faltan fondos. Promueven toda forma de inmoralidad sexual y
defienden los "derechos" de los homosexuales. En fin, promueven toda
forma de pecado. Es necesario ser verdaderos soldados militantes para combatir
este movimiento.
2Co_5:18-20, el mensaje para el mundo rebelde
es "reconciliaos con Dios". Dios es mucho más fuerte que nosotros
(1Co_10:21); conviene, pues, someternos a El.
Trabajemos
por la paz con todos los hombres:
En el hogar.
Seamos pacificadores en el hogar. Debe haber paz y armonía entre esposos, y
entre padres e hijos. Es posible si todos aceptan el orden divino. Seamos
pacificadores para ayudar a los familiares, vecinos y otros conocidos con sus
problemas. Se necesitan urgentemente pacificadores para solucionar problemas
domésticos, enseñando tales textos como Mat_19:9; Efe_5:22-33; Efe_6:1-4;
Col_3:18-21; 1Pe_3:1-7; 1Co_7:2-16. Hay muchos que destruyen sus hogares pero
hay pocos pacificadores.
En la iglesia.
Efe_4:2-4, "con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia
los unos a los otros en amor, solícitos en guardarla unidad del Espíritu en el
vínculo de la paz; un cuerpo..." Para ser pacificadores en la iglesia,
primeramente debemos limpiar nuestro corazón de todo odio, enojo, amargura,
resentimientos, y niñerías, Gál_5:19-21; Efe_4:31-32. El miembro carnal no
puede ser pacificador porque no tiene paz con Dios ni con los miembros. Es
necesario estudiar bien la instrucción divina para poder efectuar la paz entre
hermanos: Rom_14:19; Gál_5:14-15; Gál_5:22-26; Flp_2:1-4; Flp_2:14; Filemón;
2Ti_2:24-26; 1Ts_2:7; 1Ts_2:11; 1Ts_5:14; Stg_3:13-18. Todo miembro de la
iglesia debe ser pacificador pero, lamentablemente, muchos prefieren causar
problemas en lugar de resolverlos.
Los que no son pacificadores son los
siguientes: los que quieren vengarse, Rom_12:19-21; los perversos y chismosos,
Pro_16:28; los que siembran discordia entre hermanos, Pro_6:19; los iracundos y
rencillosos, Pro_26:21; Pro_29:22; y los que propagan y discuten cuestiones
necias, 2Ti_2:23.
Estad
en paz con todos. Rom_12:18, "Si es posible, en cuanto dependa de
vosotros, estad en paz con todos los hombres". Recuérdese que Jesús se
asociaba con los peores de los hombres. Se preocupaba por su dolor y miseria.
Quería ayudarles. Jesús, el Príncipe de Paz, era el perfecto Pacificador. Evangelizó
a los pecadores para que tuvieran paz con Dios y luego paz unos con otros.
Seamos pacificadores, pues, entre los familiares, entre los vecinos, entre los
compañeros de trabajo, entre los amigos en la escuela, y dondequiera que
estemos. Debemos trabajar por la paz.
Serán llamados hijos de Dios. ¿No son llamados
"hijos de Dios" todos los miembros de la iglesia? ¿No son llamados
"hijos de Dios" todos los bautizados? ¿Por qué dice Jesús que los
pacificadores serán llamados hijos de Dios?
En este texto la palabra "hijo" significa imitador; es decir, los
pacificadores son como Dios, semejantes a Dios. La palabra "hijos"
usada en este sentido en Mat_5:45; Luc_6:35-36, etc. Dios es benigno para con
los injustos y malos. Si hacemos lo mismo, somos hijos (imitadores) de Dios. Si
algún miembro de la iglesia no es pacificador, sino que promueve la disensión y
la discordia, ¿no será de cualquier manera hijo de Dios en virtud de su
obediencia al evangelio? Ser hijo de Dios no es cuestión de profesión, sino de
práctica. Si no imitamos a Dios, no somos hijos de Dios, aunque digamos que
somos "cristianos" y "miembros de la iglesia verdadera". Estudiemos
con mucho cuidado 1Jn_3:9-10. Los hijos de Dios se distinguen de los hijos del
diablo no meramente por ser "miembros de la iglesia", sino por
practicar la justicia (hacer la voluntad de Dios).
Dios es el Gran Pacificador, y en esto nos deja
el perfecto ejemplo. Rom_15:33;
Rom_16:20; Flp_4:9; Heb_13:20.
Santiago 3; 18
Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen
la paz.
"Y
el fruto... la paz". El maestro guiado por la sabiduría que es de lo alto
está lleno de buenos frutos (versículo 17), y ahora dice Santiago que tal
conducta de vida es lo que la justicia demanda. Esa conducta diaria es sembrada
en un ambiente de paz, porque el dicho maestro procura la paz. Es pacificador.
Los
sabios judíos siempre estuvieron de acuerdo en que la verdadera sabiduría venía
de Arriba. No era un logro humano, sino un don de Dios.
Como
la perturbación y toda obra perversa son el fruto de la sabiduría carnal, la
justicia y la paz lo son de la sabiduría divina.
El
maestro cristiano "sabio y entendido" no es determinado por la
profesión de los labios o por reclamación, sino por la conducta de vida
descrita en esta sección.
¡Maranata!
¡Sí, ven Señor Jesús!
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