Juan 21; 15
Cuando
hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más
que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta
mis corderos.
Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón
Pedro: Simón, hijo de Jonás (su nombre propio, Mat_16:16-17; "Pedro"
era su apodo) , ¿me amas (agapao) más que éstos? -- Más que estos discípulos;
le hace esta pregunta porque Pedro había dicho, "Aunque todos se escandalicen
de ti, yo nunca me escandalizaré" (Mat_26:33). (Algunos suponen que éstos
se refiere al barco, la red, etc. del trabajo de pescador, pero no hay nada que
indique que Pedro hubiera dado preferencia a su trabajo secular, pues volvieron
a pescar porque tenían que comer).
En los versículos 15-17 Jesús y Pedro emplean dos verbos
distintos (agapao, fileo) que se traducen amar. La Versión Valera no distingue
entre los dos verbos griegos, pero otras versiones (p. ej., LBLA, VLA) sí lo
hacen. El verbo amas (agapao) usado por Cristo "sólo puede ser conocido en
base de las acciones que provoca". Él se refiere a este amor como
"amor cristiano". Dice, "El amor cristiano, sea que se ejercite
hacia los hermanos, o hacia hombres en general, no es un impulso que provenga
de los sentimientos, no siempre concuerda con la general inclinación de los
sentimientos, ni se derrama sólo sobre aquellos con los que se descubre una
cierta afinidad. El amor busca el bien de todos, Rom_15:2, y no busca el mal de
nadie, Rom13:8-10; el amor busca la oportunidad de hacer el bien a." Error
¡
Gál_6:10... el amor que
valora y estima... un amor desprendido, dispuesto a servir". "Siempre
que se da un mandato o precepto... el verbo es siempre agapao (no fileo)... Se
me puede ordenar que busque (lo que considero) el bien de alguien (agapao), y
que lo haga por un motivo elevado e idealista... No se me puede ordenar que
sienta afecto (fileo) por una persona. La dedicación y la emoción no son lo
mismo... agapao en este episodio indica amor profundo, total, inteligente y
voluntario, amor en el que toda la personalidad (no sólo las emociones, sino
también la mente y la voluntad) desempeña un papel destacado".
-- Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo (quiero,
LBLA, VLA, fileo o phileo) (no dice que le ama "más que éstos") . --
Pedro emplea el verbo fileo que "denota más bien un afecto
entrañable"; "afecto natural espontáneo, en el cual las emociones
juegan un papel más destacado que el intelecto o la voluntad". "El
verbo agapan es el amor de inteligencia, razón y comprensión, con su
correspondiente propósito; en esto su contenido grandemente supera al otro tipo
de amor... Nunca se podría decir que Dios philei al mundo pecador; en cuanto a
lo que toca el philein solamente pudiera haber abominado al mundo sucio. Jesús
nunca enseñó que amáramos al enemigo en el sentido de philein; El mismo no amó
al mundo en este sentido. Pero agapan, sí, con este amor Dios sí amó al mundo,
y nosotros podemos amar a los enemigos, comprendiendo todo el mal de ellos y
extendiéndonos con el poderoso propósito de remover ese mal".
-- Él le dijo: Apacienta mis corderos (a sus discípulos más
jóvenes e inmaturos) . -- Lo que Pedro hiciera por los discípulos de Cristo lo
haría por Cristo mismo (Mat_25:31-46; Hch_9:1-6) .
Luc_22:32, "y tú, una vez vuelto, confirma a tus
hermanos". En esta ocasión el Señor facilitó a Pedro una oportunidad para
confirmar su amor por El, y también confirmó a Pedro en la obra, pues tres
veces Jesús le encargó la obra de apacentar o pastorear su corderos y ovejas. A
pesar de la negación de Pedro el Señor lo tomaba muy en cuenta: el ángel dijo a
las mujeres, "id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de
vosotros a Galilea" (Mar_16:7); los dos que habían conversado con Cristo
en el camino a Emaús dijeron a los once que "Ha resucitado el Señor
verdaderamente, y ha aparecido a Simón" (Luc_24:34); " apareció a
Cefas" (1Co_15:5).
Este texto indica que Jesús tenía mucha confianza en Pedro y
éste, al apacentar las ovejas de Cristo, había de probar su amor por el Buen
Pastor (10:1-18). Aprendió este trabajo muy bien (1Pe_5:1-4). Había de
apacentar (pastorear) las ovejas de Jesús, pero estos términos no indican que
él sería el "Papa" de la iglesia, pues tanto él, como Pablo, emplean los
mismos términos para hablar de la obra de los ancianos de la iglesia
(Hch_20:28; 1Pe_5:1-4) (RH).
1 Juan 4; 19
Nosotros
le amamos a él, porque él nos amó primero.
Los cristianos aman (a
Dios y a los hermanos) pero esto no le obliga nada a Dios. Primero Él nos amó a
nosotros (Jua_3:16; Rom_5:8), y así viene siendo nuestro amor la consecuencia
del amor antecedente de Dios. El amor de Dios es la causa de nuestro amor.
En los versículos 11 y 12, habla de nuestro amor. Ahora
vuelve a hablar respecto a él. Porque él nos amó (los versículos 9 y 10),
nosotros estamos amando.
El objeto de nuestro amor no es el punto del
versículo. El punto es que nuestro ejercicio de amor cristiano es la
consecuencia de habernos amado Dios primero. El amor engendra amor. Mostramos
nuestra gratitud por el amor que Dios ha tenido para con nosotros, al amar
nosotros a Dios y a los hermanos.
El verdadero amor a
Dios asegura a los creyentes del amor de Dios por ellos. El amor nos enseña a
sufrir por Él y con Él; por tanto, podemos confiar que también seremos
glorificados con Él, 2 Timoteo ii, 12.
Debemos distinguir
entre el temor de Dios y tenerle miedo; el temor de Dios comprende alta
consideración y veneración por Dios. La obediencia y las buenas obras hechas a
partir del principio del amor, no son como el esfuerzo servil de uno que
trabaja sin voluntad por miedo a la ira del amo. Son como las de un hijo
obediente que sirve a un padre amado que beneficia a sus hermanos y las hace
voluntariamente. Señal de que nuestro amor dista mucho de ser perfecto si son
muchas nuestras dudas, temores y aprensiones de Dios. Que el cielo y la tierra
se asombren por Su amor. Él envió Su palabra a invitar a los pecadores a
participar de esta gran salvación. Que ellos tengan el consuelo del cambio
feliz obrado en ellos mientras le dan a Él la gloria.
El amor de Dios en
Cristo, en los corazones de los cristianos por el Espíritu de adopción, es la
prueba grande de la conversión. Esta debe ser probada por sus efectos en sus
temperamentos, y en sus conductas para con sus hermanos. Si un hombre dice amar
a Dios y, sin embargo, se permite ira o venganza, o muestra una disposición
egoísta, desmiente a su confesión. Pero si es evidente que nuestra enemistad
natural está cambiada en afecto y gratitud, bendigamos el nombre de nuestro
Dios por este sello y primicia de dicha eterna. Entonces nos diferenciamos de
los profesos falsos que pretenden amar a Dios a quien no han visto pero odian a
sus hermanos a los que han visto.
¡Maranata!
¡Sí, ven Señor Jesús!
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