} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 5 marzo 2019: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

martes, 5 de marzo de 2019

5 marzo 2019: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.



Gálatas 1; 10
Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

La verdad fundamental que se esconde en esta epístola es que el Evangelio de Pablo era el Evangelio de la Gracia. Él creía con todo su corazón que una persona no podía hacer nada para ganar el amor de Dios; y, por tanto, lo único que uno podía hacer era rendirse a merced de Dios en un acto de fe. Lo único que uno podía hacer era aceptar con admirada gratitud lo que Dios le ofrecía; lo importante no es lo que podamos hacer por nosotros mismos, sino lo que Dios ha hecho por nosotros.
Lo que Pablo había predicado a los Galátas había sido el Evangelio de la Gracia de Dios. Después de él habían llegado unos predicando una versión judía del Evangelio. Proclamaban que si se quería agradar a Dios había que circuncidarse y consagrarse a cumplir todas las reglas y normas de la Ley. Siempre que uno realizara una obra de la ley, decían, se apuntaba algo positivo en su cuenta corriente con Dios. Estaban enseñando que una persona necesitaba ganarse el favor de Dios. Para Pablo eso era imposible.
Los oponentes de Pablo declaraban que él ponía la religión demasiado fácil para congraciarse con la gente. De hecho, esa acusación era lo contrario de la verdad. Después de todo, si la religión consistiera en cumplir un conjunto de reglas y normas sería posible, por lo menos en teoría, satisfacer sus exigencias; pero Pablo presentaba la Cruz diciendo: " Así os ha amado Dios.» La religión se convierte en un asunto, no de satisfacer las exigencias de la ley, sino de cumplir las demandas del amor. Una persona puede satisfacer las exigencias de la ley, porque tienen límites estrictos y estatutarios; pero nunca podrá cumplir las demandas del amor, que son infinitas. Si una persona pudiera darle al ser querido el Sol, la Luna y las estrellas, seguiría sintiendo que todo eso era una ofrenda demasiado pequeña. Pero lo único que podían ver los oponentes judíos de Pablo era que había enseñado que la circuncisión ya no era necesaria, ni la ley pertinente.
Pablo negaba estar intentando congraciarse con la gente. No era a la gente a la que servía, sino a Dios. No le importaba lo más mínimo lo que la gente pensara o dijera de él: su único Amo era el Señor. Y entonces presentó una prueba concluyente: «Si yo estuviera tratando de congraciarme con la gente no sería esclavo de Cristo.» Lo que tenía en mente era que un esclavo llevaba marcado en el cuerpo con un hierro candente el nombre de su amo; y él llevaba en su cuerpo las cicatrices de sus sufrimientos, que eran la marca de ser esclavo de Jesucristo. «Si -decía- no me propusiera más que ganar el favor de los seres humanos, ¿llevaría estas señales en el cuerpo?» El hecho de que estuviera marcado era la prueba definitiva de que su propósito era servir a Cristo, y no agradar a los demás.
Es cuando los demás ven que estamos dispuestos a sufrir por la fe que decimos tener cuando empiezan a creer que la tenemos de veras. Si la fe no nos costara nada, los demás no la valorarían en nada.

Juan 5; 44
¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?

¿Qué tiene que ver el recibir gloria los unos de los otros con el no creer en Cristo? Los que buscan y reciben la gloria humana, se sienten contentos y satisfechos. Los judíos se sentían más santos que los otros y, por eso, se sentían satisfechos. De esto Pablo advierte en 2Co_10:12, "Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos". Si nos comparamos unos con otros y nos sentimos satisfechos, no veremos la necesidad de creer en Cristo, pero si sinceramente nos comparamos con Cristo, veremos nuestra condición verdadera y esto puede ser el principio de la fe.
La gloria que se recibe puede ser aprobación o aceptación. Muchos no obedecen a Cristo por no ofender a su familia (Mat_10:34-37). Muchos otros no obedecen por no ser criticados por sus amigos y conocidos. Estos no buscan la gloria de Dios sino la gloria (aprobación, aceptación) de los hombres.
-- y no buscáis la gloria que viene del Dios único? -- Era y es fácil ser convencido de que Jesús de Nazaret es el Cristo. Hay mucha evidencia para confirmar esta verdad. Sin embargo, los judíos no creían porque eran rebeldes contra Dios y no buscaban su aprobación, y solamente querían recibir gloria (aprobación) los unos de los otros.
Los que buscan la gloria, aprobación y aplauso de los hombres no tienen la humildad para creer en Cristo y obedecerle. Cuando algún predicador o alguna iglesia tratan de impresionar a los del mundo para tener influencia sobre ellos por medio de cosas materiales, dejan de ser iglesias y predicadores de Cristo. El honor del mundo es incompatible con el honor de Dios; los que buscan el honor del mundo pierden el honor de Dios, y los que buscan el honor de Dios pierden el honor del mundo.

 ¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!


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