Efesios 6; 18
Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y
así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos; (La Biblia de las Américas)
Para tener comunicación
continua con nuestro "cuartel general". "En todo tiempo";
"orad sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17).
El soldado, por más que esté equipado y entrenado, si no se mantiene en
contacto con su comandante no va a poder luchar bien. La oración es el medio de
comunicación del cristiano con su alto comandante, Dios. Por ella recibimos
dirección y consejos, y por ella comunicamos necesidades y problemas. La guerra
es del Señor; Él manda, y es importante que estemos en contacto con Él. Muchas
campañas militares y muchos soldados se han perdido por falta de buena
comunicación entre el ejército y el general. Nuestros recursos son de Dios. El
soldado cristiano que lleva toda la armadura de Dios, emplea la espada del
Espíritu, y sigue en oración, tendrá una confianza firme de ser vencedor.
"Súplica por todos los santos", y no solamente por nuestra propia
lucha; todos los santos en están la misma lucha. Somos compañeros de milicia.
Cristo intercede por nosotros (Hebreos_4:15-16;
Hebreos_7:25; Juan_17:21). Los conversos judíos debían interceder por
sus hermanos gentiles, y éstos por aquéllos. Los miembros ancianos y jóvenes
debemos orar los unos por los otros. Todos somos uno en Cristo, un solo
ejército, un solo cuerpo (1Corintios_12:13-27).
Cada soldado tiene necesidad de los demás.
¿Cómo una persona puede orar en todo tiempo? Una de las maneras es
mediante oraciones breves, en cada momento, en cada circunstancia que se
convierte en una respuesta habitual para cada situación que enfrentemos
cotidianamente. Otra forma de hacerlo es ordenar nuestra vida alrededor de los
deseos de Dios y de sus enseñanzas, al grado que toda nuestra vida viene a ser
una oración. No necesitamos aislarnos de otras personas ni de las actividades
diarias para orar sin cesar. Podemos convertir la oración en nuestra vida y nuestra
vida en oración mientras vivimos en un mundo que necesita la influencia
poderosa de Dios. "Súplica por todos los santos" significa orar por
los creyentes en Cristo, también orar por los cristianos que conocemos y por la
iglesia alrededor del mundo.
Pablo llega al arma
más poderosa de todas: la oración. Notamos tres cosas que dice acerca de la
oración. (a) Debe ser constante. Tendemos muchas veces a orar solamente en las
grandes crisis de la vida; pero es en la oración diaria donde el cristiano
encuentra la fuerza diaria. (b) Debe ser intensa. Una oración vacilante no nos
llevará a ninguna parte. La oración requiere concentración de todas nuestras
facultades en Dios. (c) No debe ser egoísta. Los judíos tenían un dicho: «Que
cada uno se una con la comunidad para la oración.» Creo que a menudo nuestras
oraciones se concentran más de la cuenta en nosotros mismos, y tienen demasiado
poco en cuenta a los demás. Tenemos que aprender a orar por los demás y con los
demás tanto como a solas y por nosotros mismos.
Por último Pablo
pide las oraciones de sus amigos por él mismo. Pero no les pide que oren por su
comodidad o su paz, sino para que siga teniendo oportunidad de proclamar el
secreto de Dios: que Su amor es para todos los seres humanos. Haremos bien en
recordar que todos los obreros cristianos necesitan que su pueblo les sostenga
las manos en oración.
La oración deben asegurar todas las demás partes de nuestra armadura
cristiana. Hay otros deberes y de
nuestra posición en el mundo, pero debemos mantener el tiempo de orar. Aunque
la oración solemne y estable pueda no ser factible cuando hay otros deberes que
cumplir, de todos modos las oraciones piadosas cortas que se lancen son siempre
como dardos.
Debemos usar pensamientos santos en nuestra vida corriente. El corazón
vano también será vano para orar. Debemos orar con toda clase de oración,
pública, privada y secreta; social y solitaria; solemne y súbita; con todas las
partes de la oración: confesión de pecado, petición de misericordia y acción de
gracias por los favores recibidos. Y debemos hacerlo por la gracia de Dios
Espíritu Santo, dependiendo de su enseñanza y conforme a ella. Debemos
perseverar en pedidos particulares a pesar del desánimo. Debemos orar no sólo
por nosotros sino por todos los santos. Nuestros enemigos son fuertes y
nosotros no tenemos fuerza, pero nuestro Redentor es todopoderoso, y en el
poder de su fuerza, podemos vencer. Por eso debemos animarnos a nosotros
mismos. ¿No hemos dejado de responder a menudo cuando Dios ha llamado? Pensemos
en esas cosas y sigamos orando con vigilancia y paciencia.
Vigilar implica mantenerse atento y no descuidarse. Cuando las cosas
van bien es fácil descuidar la oración, pero cuando arrecia la batalla, todos
oran. El objeto de esta oración no es uno mismo en su pequeña estación de
batalla, sino todos los santos que están ocupando sus puestos fielmente y
necesitan el apoyo de la oración intercesora para que no haya brecha en la
línea de defensa. Ningún soldado batalla a solas, hay otros compañeros cercanos
y lejanos, algunos conocidos y muchos desconocidos, pero todos necesitan de las
oraciones de sus hermanos.
¡Maranata!¡Sí, ven Señor Jesús!
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