2 Timoteo 4; 3-4
Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana
doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros
conforme a sus propios deseos;
y apartarán sus oídos de la verdad, y se
volverán a mitos.
El referido tiempo es un fenómeno repetido en diferentes épocas. El mundo
no cambia; sino la iglesia. Siempre habrá apostasías, porque siempre
habrá quienes se apartan de la sana doctrina. (Pero siempre habrá también un
remanente fiel). Pablo no se refiere a la enseñanza en general, sino en
particular a la doctrina que es sana.
La sana doctrina no tiene defecto alguno; es de cabal
salud. De su inspiración y utilidad Pablo acabó de hablar (2 Timoteo 3:16,17). En cambio la doctrina de los
hombres contamina, enferma, y aleja de Dios. La gente quiere una doctrina que
les deje cómodos en sus pecados y errores, y en su búsqueda de sus propias
filosofías que son según la cultura moderna. Tal doctrina es todo menos sana.
Pablo habla de hermanos en la fe que desean
que se les hagan cosquillas en los oídos, o se los rasquen. Buscan quienes les
halaguen, diciéndoles lo que quieran oír. De la demanda se origina la oferta.
Siempre habrá en abundancia lo que la gente busque. (Hay predicadores
“asalariados”, en el sentido de conformarse a la demanda de parte de quienes
les sostienen. No tienen convicción). Los hermanos espirituales siguen
celosamente las enseñanzas inspiradas por el Espíritu Santo, 1Corintios 2:15; Romanos 8:1; Gálatas_5:16, mientras
que los hermanos carnales buscan la novedad. Ellos oyen solamente lo que
satisface sus concupiscencias. Habiendo dejado la sana doctrina, estos
cristianos profesos buscan maestros que piensen como ellos.
Hay personas que llegan a la
casa de oración solamente para oír, pero no para aprender. Hacen caso del
sonido, pero no de la substancia. Se deleitan en la novedad y en la aceptación
de la cultura actual, y buscan la paz para su conciencia atribulada sin
hallarla porque quieren continuar en sus errores y pecados.
El mundo no cambia, pero ¡la iglesia sí cambia! Los de la iglesia que
hoy en día promueven la llamada “nueva hermenéutica del movimiento de la fe
mundial” critican y menosprecian la sana doctrina, el patrón del Nuevo
Testamento, la iglesia, y el bautismo para perdón de los pecados, mientras
abogan fuertemente por “la expansión del papel de la mujer en la iglesia”, la
comunión con las iglesias sectarias, y el subjetivismo. Es lo que muchos
quieren oír, y buscan maestros conforme a sus concupiscencias que les enseñen
de esa manera. Lo que Pablo aquí dice a Timoteo, respecto al tiempo que
vendría, es un tiempo que se repite muchas veces en la historia del pueblo de
Dios.
Esta gente va a tornar de la
verdad “el oído”, que es el canal por el cual pasa la verdad al corazón del
hombre.
No sabemos exactamente qué eran estas fábulas en particular, pero sí
eran “diferente doctrina” a la apostólica (1Timoteo 1:3),
y por eso eran falsas. Sabemos que los judíos a través de los siglos habían
juntado una colección de interpretaciones alegóricas, cuentos de milagros, e
ideas tradicionales. Los gentiles también tenían sus filosofías y cuentos
imaginarios. Pero de todo lo que es de precepto y mandamiento de hombres
resulta la adoración vana (Mateo 15:3-9;
Colosenses_2:22-23), porque es de invención humana.
El hombre carnal prefiere la fábula en lugar de la verdad, lo “neo” en
lugar de la “doctrina de Cristo”(2Juan_1:9). Hoy
en día se oye del “nuevo movimiento de unidad”, de la “nueva hermenéutica”, y
del cambio cultural en la iglesia. La palabra clave hoy en día entre los más
liberales de la hermandad es la palabra “cambio”--cambiar, o morir, dicen.
La mente carnal (1Juan_2:15-17) siempre deja la verdad para tornarse a
lo popular y cultural. Los tales dejan de “retener la forma de las sanas
palabras” , y no les queda otra cosa que la fábula. No son como Pablo que no
buscaba agradar al hombre (Gálatas 1:10), sino
que ellos buscan lo popular, y con razón llegan a ser miembros destacables de
iglesias locales y aquellas con grandes membresía.
Hay maestros
dispuestos a rascar el oído del oyente, pero es la gente misma la que se torna
de la verdad a las fábulas. Tiene problema con el corazón. Es gente que no
presta atención a Proverbios_4:23.
El cristiano no ha de ser víctima de modas; el equilibrio ha de ser su
norma en un mundo desequilibrado y a menudo insensato.
En los días de Timoteo había por todas partes maestros falsos
pregonando conocimientos de pacotilla. Su táctica era ofrecer argumentos por
los que una persona se pudiera justificar por hacer lo que quisiera. Cualquier
maestro, hasta el mismo día de hoy, cuya enseñanza tienda a hacer que las
personas den menos importancia al pecado es una amenaza para el Cristianismo y
para la humanidad.
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