Juan 19; 25-27
Por eso los soldados hicieron esto.
Y junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María,
la mujer de Cleofas, y María
Magdalena.
Y
cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien El amaba que estaba allí
cerca, dijo* a su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo!
Después dijo* al discípulo: ¡He ahí tu madre! Y desde aquella hora el
discípulo la recibió en su propia casa.
Sin duda alguna María se acordaba de lo que el
anciano Simeón le había dicho cuando él tomó a Jesús en sus brazos, y después
de bendecir a Dios, dijo a María, "y una espada traspasará tu misma
alma" (Lucas_2:35). Ella había dado
testimonio de Jesús cuando dijo a los que servían en la boda de Caná de
Galilea, "Haced todo lo que os dijere"; y, sobre todo, dio su
testimonio de silencio cuando los judíos gritaban que "tenemos una
ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de
Dios". ¿Qué madre no hará todo lo posible para salvar la vida de su hijo?
María fácilmente pudiera haber salvado a Jesús con muy pocas palabras, diciendo
"Yo soy su madre y yo sé quién es su padre", pero ¿qué dijo María? Su
testimonio de silencio confirmó que lo que los judíos gritaban era
cierto: Jesús de Nazaret no tuvo un padre terrenal, sino que era en verdad el
Cristo, el Hijo del Dios Viviente.
Al comparar esta lista con la de Mateo y Marcos,
parece que la hermana de la madre de Jesús se llamaba Salomé, la madre de los
hijos de Zebedeo; si esto es correcto, entonces Jesús y Juan eran primos
hermanos. Otro detalle que parece confirmar esta conclusión es que como Juan no
da su propio nombre, tampoco da el nombre de su madre. También esto explicaría
la petición de esta madre (Mateo_20:20-21), y en
esto hay una lección valiosa. Ella había dicho, "Ordena que en tu reino se
sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu
izquierda", pero Jesús le dijo, "No sabéis lo que pedís". Muchas
hermanas se hubieran apartado de Jesús, diciendo, "¡Qué ingrato tú!"
"Mi petición es muy razonable y lógica; tenemos este derecho".
"Me has ofendido", "Me has lastimado y ya no quiero saber nada
de ti". "Si no me quieres tomar en cuenta, entonces allá tú".
Pero ¡aquí está ella, al pie de la cruz! ¡Qué lección tan valiosa para
nosotros! Aceptemos no solamente la enseñanza, sino también la corrección
de Jesús.
Algunos han supuesto que María Magdalena era la
mujer pecadora de Lucas_7:39, porque su nombre
aparece en seguida en Lucas_8:2, pero no hay
nada que confirme esta suposición. Sólo sabemos que de ella "habían salido
siete demonios". Ella está al pie de la cruz porque estaba muy agradecida.
La actitud de ella era jamás olvidaré lo que Jesús hizo por mí.
Según
Marcos (15:40, 41), entre estas mujeres había otras que le habían seguido y
servido en Galilea, y "otras muchas que habían subido con él a
Jerusalén". Sin duda había entre estas otras mujeres otra María, la
de Betania, la que en una ocasión "sentándose a los pies de Jesús, oía su
palabra" (Lucas_10:39). También esta misma
María "tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y
ungió" a Jesús (Mateo_26:7). Jesús explicó
que María "se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura", y
luego dice, "De cierto os digo que dondequiera que se predique este
evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para
memoria de ella" (Marcos_14:8-9).
¡Maranata!
¡Sí, ven Señor Jesús!
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