} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 10 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.

miércoles, 10 de enero de 2018

10 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.


   Salmo 51; 17
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
'
Para el salmista, como para el creyente hoy, una nueva reconciliación con Dios y una nueva limpieza dirige a un compromiso renovado y más profundo. La propia experiencia de David le enseñó que reconciliarse con Dios era cuestión del corazón. Este es el mensaje que quería compartir con otros y establecer una realidad fundamental en la nueva comunión.   Entonces  cuando los pecadores penitentes   ponen su seguridad en Dios, la religión es un deleite para el Señor; sacrificios de justicia, sacrificios que son todo lo que Dios espera de ellos.

El sacrificio ritual, o cualquier otra manifestación externa de religiosidad, sin un cambio de actitud en lo íntimo del espíritu, no es suficiente como verdadero arrepentimiento. Dios quiere un espíritu quebrantado y un corazón contrito. Nunca complaceremos a Dios mediante acciones externas, por muy buenas que sean, si la actitud interna de nuestro corazón no es correcta. La buena obra hecha en todo penitente verdadero es un espíritu quebrantado, un corazón contrito y humillado, y pesar por el pecado. Es un corazón tierno y dócil a la Palabra de Dios en la Biblia. ¡Oh, que hubiera un corazón así en cada uno de nosotros! Dios se complace por gracia en acoeptar esto en lugar de todos los holocaustos y sacrificios. El corazón quebrantado es aceptado por Dios sólo por medio de Jesucristo; no hay verdadero arrepentimiento sin fe en Él. Los hombres desprecian lo que está quebrantado, pero Dios no. Él no lo pasará por alto, no lo rehusará ni lo rechazará; aunque no haga satisfacción para Dios por el mal que se le hizo por el pecado. La alabanza es mejor que el sacrificio (Salmo 50:14), y comprende la fe, el arrepentimiento y el amor, y glorifica a Dios. En los verdaderos arrepentidos el gozo del perdón se confunde con el pesar por el pecado.
Quienes hemos estado en problemas espirituales sabemos compadecernos y orar por el prójimo así afligido. David tenía miedo que su pecado ocasionara juicios contra la ciudad y al reino. Ningún temor o problema personal de conciencia puede hacer que el alma, habiendo recibido la gracia, sea indiferente a los intereses de la Iglesia de Dios. Que esto sea el gozo continuo de todos los redimidos, que ellos tengan redención por la sangre de Cristo, el perdón de pecados por las riquezas de su gracia.

¿Tienes una actitud de remordimiento por tu pecado? ¿Tienes la intención sincera de apartarte del pecado? Dios se agrada de esta clase de humildad.


1 Reyes 8; 39

tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres);
   
                Además de enseñar la Palabra de Dios, Salomón suplica al Señor mismo que enseñe al pueblo a sacar provecho de todo, aun de sus castigos. Ellos harán conocer a cada hombre la plaga de su corazón, qué es lo que le hace doler; y extenderá sus manos en oración hacia esta casa; sea el problema corporal o mental, lo presentarán ante Dios. Parece que se refiere especialmente a las cargas interiores. El pecado es la plaga de nuestros corazones; las corrupciones que moran en nosotros son nuestras enfermedades espirituales: todo israelita verdadero se esfuerza por conocerlas para mortificarlas y velar contra su aparición. Esto lo lleva a arrodillarse; lamentándolas extiende sus manos en oración.
Después de muchos detalles, Salomón concluye con la petición general a Dios para que escuche a su pueblo que ora. Ningún lugar ahora, en el evangelio, puede agregar a las oraciones hechas en Él o dirigidas hacia Él. La sustancia es Cristo; todo lo que pidamos en su nombre será dado. De esta manera, se establece y santifica el Israel de Dios, se recupera y sana al descarriado. De este modo, el extranjero se hace cercano, se consuela al doliente, se glorifica el nombre de Dios. El pecado es la causa de todos nuestros problemas; el arrepentimiento y el perdón conducen a toda felicidad humana.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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