} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 16 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.

martes, 16 de enero de 2018

16 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.

 Juan 11; 25-26
Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá,
   y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?

 Jesús quería que la fe de Marta aumentara, que si ella creía en la resurrección en el día postrero debería entender que esa resurrección sería efectuada por Cristo. Al decir "Yo soy la resurrección" decía que Él es el poder que la efectúa, que en su persona estaba presente la vida y la resurrección. Él es la fuente o la causa de la vida física y de la vida espiritual (la vida eterna). Es necesario creer no solamente en la realidad de la resurrección como un hecho, sino también en la persona que hace posible la resurrección. Jesús tiene poder sobre la vida y la muerte, así como para perdonar pecados. Esto se debe a que Él es el Creador de la vida (Juan 14:6). Aquel que es la vida sin duda puede restaurar la vida. Todo aquel que cree en Cristo tiene una vida espiritual que la muerte no conquistará ni disminuirá de manera alguna. Cuando logramos comprender su poder y hasta qué punto es verdaderamente maravillosa la oferta que nos hace, ¡cómo hemos de hacer otra cosa que no sea entregar nuestras vidas a Él! Para quienes creemos, qué maravillosa es la seguridad y la certeza que tenemos: "Porque yo vivo, vosotros también viviréis" (Juan 4:19).
             
  En Cristo los muertos viven, y los vivos no mueren. Cristo quería llevar a Marta a un nivel más alto de fe. Quería que comprendiera que la resurrección del cuerpo tiene su sentido verdadero en la vida eterna que Cristo nos da.
Desde luego en este texto el creer en Cristo significa nacer otra vez. La muerte física no destruye la vida que el creyente recibe de Cristo, porque significa comunión con Dios. Los que mueren en el Señor (Apocalipsis_14:13) serán resucitados para vida eterna, y los vivos que creen en El no perecerán. La muerte física es la puerta por la cual el creyente pasa a una vida incomparablemente mejor que la vida aquí. No hay y no habrá ningún supuesto "purgatorio". Tampoco habrá lo que los materialistas suelen llamar "el sueño del alma". No hay y no habrá nada que interrumpa la comunión de los fieles con el Señor.

¿Creía en verdad que los que creen en Cristo no morirán cuando en ese momento su hermano, un fiel discípulo de Cristo, estaba muerto?

1 Corintios 15; 54


Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: DEVORADA HA SIDO LA MUERTE en victoria.


Satanás parece ser el triunfador en el jardín de Edén (Génesis 3), y cuando Jesús murió en la cruz (Marcos_15:22-24). Pero Dios cambió la aparente victoria de Satanás en fracaso cuando Cristo resucitó de la muerte (Colosenses 2:15; Hebreos_2:14-15). Desde entonces la muerte ha dejado de ser una fuente de temor. Cristo la venció y un día lo haremos también. La muerte ha sido vencida y nuestra esperanza va más allá de la tumba.
¿Y cuándo será? Este gran cambio sucederá en el Día Final, cuando venga Cristo la segunda vez (Hebreos 9:28). Este gran evento cumplirá lo que fue predicho en las Escrituras, porque “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan_10:35). Lo que Dios ha dicho tendrá su cumplimiento; Dios no miente (Tito_1:2).

En la resurrección de los muertos en el Día Final, ya no habrá más muerte porque los vivos ya habrán sido cambiados a la inmortalidad y los muertos habrán sido levantados de los muertos y también cambiados. Vemos en Apocalipsis_20:14 (la muerte, y el Hades donde se recogen los espíritus sin cuerpo, serán lanzados al fuego. Ya no tendrán efecto sobre el hombre). La muerte habrá sido destruida. Cristo en la resurrección habrá dado al hombre la victoria sobre la muerte (Juan 11:25; 2Corintios 5:4). La muerte tiene “imperio” ahora (Hebreos 2:14), pero en aquel día ella será vencida.


¿De dónde sale el temor a la muerte? En parte, del miedo a lo desconocido. Pero aún más, del sentimiento de pecado. Si creyéramos que nos podíamos encontrar con Dios sin problemas, morir nos parecería, como a Peter Pan, una gran aventura. Pero, ¿de dónde procede el sentimiento de pecado? Viene del reconocimiento de estar bajo una ley. Mientras no veamos a Dios nada más que en términos de ley de justicia, siempre nos veremos a nosotros mismos como criminales ante el tribunal, sin la menor esperanza de ser declarados inocentes. Pero eso es lo que Jesús vino a abolir. Vino a decirnos que Dios no es ley, sino amor; que no actúa por legalismo, sino por gracia; que vamos al encuentro, no de un juez, sino de un Padre que está esperando que Sus hijos vuelvan a casa. Para eso nos dio Jesús la victoria sobre la muerte, desterrando su temor con la maravilla del amor de Dios.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!







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