} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 8 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.

lunes, 8 de enero de 2018

8 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.

  
  1 Pedro 1; 25
Mas la palabra del Señor permanece para siempre
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.

    Al hacer referencia a Isaías_40:6-8, Pedro nos recuerda a los creyentes que todo en esta vida -bienes, logros, personas- finalmente se marchitará y desaparecerá. Solo son permanentes la voluntad de Dios, su Palabra y su obra. Debemos evitar la codicia de lo temporal y hemos de concentrar nuestro tiempo, dinero y energías en lo permanente: la Palabra de Dios y nuestra vida eterna en Cristo.
La Palabra del evangelio ha de ser predicada (2Timoteo_4:2). Ninguna otra cosa va a hacer renacer al hombre. Esta Palabra predicada (Hechos 13:5-8) se oye. Es nada menos que la Palabra de Dios, la fe, los caminos rectos del Señor, y la doctrina del Señor (Hechos 13:9-12).
  El mundo religioso “cristiano” actual ofrece más bien substitutos de la Palabra del evangelio, y el resultado es el fracaso. No hay substitutivo de esa Palabra. Y a los que tratan de hacer distinción entre la fe de Cristo y la doctrina de Cristo, digo: Tómese nota de este pasaje. La Palabra es la fe; es la doctrina. ¡Son la misma cosa! ¡Predíquese!



Marcos 13; 31

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Esta es la expresión más fuerte de la autoridad divina con que Jesús hablaba; no como Moisés o Pablo habrían podido decir de su propia inspiración, porque semejante lenguaje sería incongruente en alguna boca meramente humana.
Lo que Jesús ha estado diciendo a sus discípulos acerca de la destrucción de Jerusalén, como también todas sus palabras de enseñanza, no pasarán sin cumplimiento. El cielo y la tierra, aunque de larga duración, ciertamente pasarán (2Pedro_3:10). Pero las palabras de Cristo nunca pierden su validez; todo se cumplirá.
La Iglesia primitiva ha proclamado su fe de que las palabras de Jesús conservan siempre su verdad y obligatoriedad, ya se trate de sus exigencias morales o de sus promesas proféticas.     En la predicación de Jesús quedan expuestas estas dos realidades: la esperanza de una irrupción inmediata del reino de Dios en toda su perfección, y el desconocimiento del tiempo y la hora. Se puede discutir si Marcos, al aludir a una esperanza de acontecimientos próximos, en «esta generación», sólo tiene por incierta la fecha próxima en que se producirán o si quiere también poner en entredicho la misma proximidad de tales acontecimientos. 
En los días de Jesús el mundo parecía muy estable y seguro. Daba la sensación de estabilidad. En la actualidad, muchos temen la destrucción nuclear. Jesús nos dice, sin embargo, que si bien podemos estar seguros que la tierra pasará, la verdad de sus palabras jamás se cambiará ni abolirá. Dios y su Palabra proveen la única estabilidad en este mundo inestable. ¡Cuán miopes somos al gastar tanto de nuestro tiempo aprendiendo cosas de este mundo temporal y acumulando sus posesiones, mientras descuidamos la Biblia y sus verdades eternas!


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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