} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 15 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.

lunes, 15 de enero de 2018

15 Enero 2018 Sembrando la Palabra de Dios en la Biblia.


Romanos 10; 9                                           
    que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo;

Aquí está la lección más relevante sobre la importancia y el poder de la confesión de fe que se puede hallar en todas las Escrituras. El principio de la fe se establece desde el comienzo mismo de nuestra vida en Cristo. Exactamente igual a como la salvación (la obra justa de Dios en nuestro favor) se confirma por el creer del corazón y la pública confesión de nuestra fe, así también su continua manifestación en nuestras vidas.
El evangelio (la palabra de fe) predicado (1Corintios_15:1-11) presenta al hombre los hechos de lo que Dios por su gracia ha hecho para el hombre pecador. El hombre pecador, oyendo el evangelio (Hechos_18:8), cree que Cristo es el Hijo de Dios, levantado de los muertos para nuestra justificación, se arrepiente de sus pecados pasados, confiesa delante de los hombres su fe en Cristo Jesús (Lucas_12:8), y obedeciendo de corazón es bautizado. Hecho esto, Dios le justifica, prometiéndole la salvación eterna, pero dándole la salvación de sus pecados pasados. Esto el judío (incrédulo) no hacía y por eso no estaba salvo.
La fe y la confesión son “para salvación,” dice Pablo.  Significa confiar en, tener fe en, estar plenamente convencido de, reconocer, depender de alguien, y ese alguien es Cristo.
             
Gálatas 2;16

sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley; puesto que por las obras de la ley nadie será justificado.

Si las leyes judías no pueden salvarnos ¿por qué debemos seguir obedeciendo los Diez Mandamientos y las otras leyes del Antiguo Testamento? Pablo no decía que las leyes eran malas, en otra carta que escribió manifestó: "La ley a la verdad es santa y el mandamiento santo, justo y bueno" (Romanos_7:12). En cambio, decía que por medio de la ley nunca podremos ser aceptables delante de Dios. La ley aún juega un papel importante en la vida de un cristiano. La ley: (1) nos protege del pecado dándonos normas para nuestra conducta; (2) nos convence de pecado, dándonos la oportunidad de pedir el perdón de Dios; (3) nos lleva a confiar en la suficiencia de Cristo porque nosotros nunca podremos cumplir los Diez Mandamientos a la perfección. Por la ley es imposible salvarnos, pero después de que llegamos a ser cristianos, la ley puede ser una valiosa guía para vivir como Dios requiere.
Cuando los judíos aplicaban la palabra pecadores a los gentiles, no estaban pensando en sus cualidades morales, sino en la observancia de la ley. Para dar un ejemplo: Levítico 11 establece los animales que se pueden comer, y los que no. Una persona que comiera liebre o cerdo, quebrantaba estas leyes, y se convertía en un pecador en este sentido del término. Así es que Pedro respondería a Pablo: «Pero, si yo como con los gentiles y como lo mismo que ellos, me convierto en un pecador.» La respuesta de Pablo era doble. Primero, decía: «Estuvimos de acuerdo hace mucho en que ninguna cantidad de cumplimiento de la ley puede hacer que una persona esté en la debida relación con Dios. Eso solo puede lograrse por Gracia. Una persona no puede ganar, sino que tiene que aceptar el ofrecimiento generoso del amor de Dios en Jesucristo. Por tanto, todo lo relativo a la ley es irrelevante.» A continuación decía: "Tú dices que el dejar de lado todo lo referente a reglas y normas te convertirá en un pecador. Pero eso es precisamente lo que Jesucristo te dijo que hicieras. No te dijo que trataras de ganar la salvación comiendo de este animal y no comiendo del otro. Te dijo que te rindieras sin reserva a la Gracia de Dios. ¿Vas a suponer entonces que Él te enseñó a convertirte en pecador?" Está claro que no podía haber nada más que una conclusión adecuada a este problema: Que la vieja ley había sido abolida.
A este punto se había llegado. No podía ser verdad que los gentiles vinieran a Dios por la Gracia, y los judíos por la Ley. Para Pablo no había más que una realidad: la Gracia, y era mediante el rendimiento a esa Gracia como todos los hombres tenían que llegar a Dios. .
Hay dos grandes tentaciones en la vida de la Iglesia; y, en cierto sentido, cuanto mejor sea una persona tanto más propensa está a caer. Primero: existe la tentación de tratar de ganar el favor de Dios; y segundo: la tentación de usar algún pequeño logro para compararse con los semejantes con ventaja propia y desventaja ajena. Pero un cristianismo al que le queda demasiado del yo como para pensar que por sus propios esfuerzos puede comprar el favor de Dios, y que por sus propios logros puede mostrarse superior a otros, no es el verdadero Cristianismo de ninguna manera.

¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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