} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 14 Junio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

jueves, 14 de junio de 2018

14 Junio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.


    
 Proverbios 15; 23
El hombre se alegra con la respuesta adecuada, y una palabra a tiempo, ¡cuán agradable es!

La sabiduría se necesita para adaptar nuestro hablar a la ocasión. El buen consejo bíblico da bendición al que lo da, así como al que lo recibe. El sabio hace una recomendación de la utilidad del consejo. También los sabios egipcios hacían resaltar esta importante misión sapiencial, cuyo fiel cumplimiento proporciona profunda alegría al sabio y, especialmente en situaciones delicadas, hace un bien inmenso a quienes pidieron su consejo o necesitaron una palabra de aliento y consuelo.

2 Reyes 7; 9
Entonces se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, pero nosotros estamos callados; si esperamos hasta la luz de la mañana, nos vendrá castigo. Vamos pues, ahora, y entremos a dar la noticia a la casa del rey.
La Providencia ordenó que llegaran los leprosos tan pronto como los sirios hubieran huido. Sus conciencias les dijeron que la desgracia caería sobre ellos si solamente se cuidaban a sí mismos.
Cuatro leprosos fueron los primeros en comprobar que los sirios habían abandonado el cerco. Obligados por su enfermedad a permanecer alejados de la sociedad (Lev_13:28-46; Num_5:1-4), se refugiaron a la puerta de Samaría, confiando en la caridad de los transeúntes. Como las puertas permanecieran cerradas por razón del cerco y nadie transitara por ellas, llegaron los leprosos a una penuria extrema. En un trance desesperado, tramaron un proyecto audaz. Era inútil entrar en la ciudad hambrienta en busca de alimentos; quedarse en su lugar equivalía a condenarse a muerte. Quizá entre los sirios hallarían algo. Si la hazaña les salía bien, seguirían viviendo; si los matan, mala suerte. ¡Cuál no fue su sorpresa al no encontrar nadie en el campamento  ¿Qué había pasado?.
Un rumor cundió entre el ejército de que los reyes de los hititas, con otros aliados, amenazaban lanzarse sobre Damasco. El rey y los suyos, temiendo la acción conjunta de los invasores y la Persecución por parte de los israelitas, huyeron precipitadamente aprovechando la oscuridad de la noche. Los cuatro leprosos penetraron en una tienda, donde comieron y bebieron hasta saciarse; Después entregáronse a la rapiña. De pronto les asaltó el temor de que les castigaría el rey en caso de no informarle de la situación. A este fin decidieron presentarse ante los muros de la ciudad, llamar a los centinelas y contarles lo que pasaba. Los centinelas informaron al rey, quien, levantándose de noche, puso a sus servidores en estado de alerta a fin de que su pueblo no cayera en alguna trampa ideada por los sirios. Un oficial propuso que se enviara una patrulla que inspeccionara los alrededores de la ciudad. Aparejáronse dos carros con otros tantos caballos cada uno (1Sa_21:3; Isa_19:18) y salieron a explorar el terreno en dirección hacia el nordeste, llegando al río Jordán en las proximidades de Betsán. Tras un reconocimiento de unos sesenta kilómetros de terreno regresaron los exploradores a la ciudad para anunciarles la buena nueva. Tan pronto la supo el pueblo, salió en tromba hacia el campamento sirio en busca de alimentos y otro botín. El oficial incrédulo, que por orden del rey custodiaba las puertas, fue desbordado, arrastrado y pisoteado por la avalancha del pueblo hambriento, cumpliéndose la profecía de Elíseo.

¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!


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