} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

martes, 19 de junio de 2018

¿QUÉ ESTÁ PASANDO?



Pareciera que hemos estado atravesando décadas de desilusión. Cada generación que surge se encuentra insatisfecha con el mundo que ha heredado. A veces han reaccionado con ingenuidad aunque esto no significa que no hayan sido sinceras en su reacción. Aquellos que obsequiaron flores y pusieron de moda su slogan "Haz el amor no la guerra"  no por ello acabaron con los horrores de la guerra de Vietnam, aunque su protesta no pasó inadvertida. Otros repudian hoy la opulencia codiciosa del Occidente que parece hincharse por la destrucción del ambiente natural o bien por la explotación de los países en vías de desarrollo, o por ambas; y registran la totalidad de su rechazo viviendo en forma sencilla, vistiéndose de manera informal, andando descalzos y evitando el derroche. En vez de las farsas del trato social burgués ansían relaciones auténticas de amor.
Desprecian la superficialidad tanto del materialismo irreligioso como del conformismo religioso, porque sienten que hay una "realidad" sublime mayor que estas trivialidades, y buscan esta elusiva dimensión "trascendental" mediante la meditación, las drogas o el sexo. Abominan el mero concepto de vivir una vida deshumanizante, apresurada y competitiva, y consideran más honroso retirarse que participar. Todo esto es sintomático de la incapacidad de la generación más joven de acomodarse al status quo o aclimatarse a la cultura predominante. No se sienten en casa. Están alienados. En cierto modo los cristianos hallan en esta búsqueda de una alternativa cultural una de las señales más esperanzadas y aun emocionantes de los tiempos. Porque nosotros reconocemos en ella la actividad de aquel espíritu que antes de ser consoladores perturbador, y sabemos a quién los dirigirá su búsqueda, si es que va a encontrar satisfacción. En verdad, es significativo que cuando  buscas a tientas las palabras para expresar la realidad que la juventud contemporánea busca, te sientes obligado a recurrir a las palabras de Jesús: "¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma'"
 Pero al lado de la esperanza que esta forma de protesta y búsqueda inspira en los cristianos, hay también (o debería haber) un sentido de vergüenza. Porque si bien la juventud de hoy busca lo correcto (significado, paz, amor, realidad), lo busca en los lugares equivocados. El primer lugar al cual ellos deberían poder acudir es el único que normalmente ignoran: la iglesia. Porque demasiado a menudo lo que ven en la iglesia no es contracultura
sino conformismo; no una nueva sociedad que encarna los ideales que ellos tienen, sino otra versión de la antigua sociedad a la que han renunciado; no vida, sino muerte. Hoy adjudicarían con prontitud lo que Jesús dijo de una iglesia en el primer siglo:
"Tienes nombre de que vives, y estás muerta'"
Es urgente no sólo que veamos sino también que sintamos la magnitud de esta tragedia. Porque en la medida en que la iglesia se conforma al mundo, y las dos comunidades parecen al espectador como dos versiones de lo mismo, la iglesia contradice su verdadera identidad. Ningún comentario podría ser más hiriente para el cristiano que el contenido en las palabras, "Pero si no eres diferente de los demás':
Porque el tema esencial de toda Biblia, del principio al fin, estriba en que el propósito histórico de Dios es llamar a un pueblo hacia sí mismo; que este pueblo es un pueblo "santo", apartado del mundo para pertenecerle y obedecerlo; y que su vocación debe ser congruente con su identidad, es decir, ser "santo" o "diferente" en toda su apariencia y conducta.


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