} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 27 Junio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

miércoles, 27 de junio de 2018

27 Junio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.



    1 Timoteo 4; 7
Pero nada tengas que ver con las fábulas profanas propias de viejas. Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad;

          Despectivamente llama Pablo a las doctrinas de los falsos maestros fábulas profanas, propias de viejas. Ponen sus «fábulas y genealogías interminables» (Jn _1:4) en lugar de la revelación divina. Hay oposición total entre la «buena enseñanza» de Jesucristo, que es la única que debe guiar su vida y su obrar, y esta frívola charlatanería de las «fábulas profanas, propias de viejas». Contra tales palabrerías no hay discusión posible; no le queda a Timoteo sino una posición clara: rechazarlas claramente y sin transigir.

    Pablo ha rechazado las severas exigencias ascéticas de los falsos maestros: abstención del matrimonio y de determinados alimentos (Jn_4:3). La práctica, la ascesis de Timoteo, debe ser totalmente distinta: debe ejercitarse para crecer en su vida de piedad. Su vida debe reflejar cada vez más plenamente lo que entraña la doctrina cristiana. En las situaciones concretas de su vida debe dar expresión al nuevo ser, a la nueva vida del cristiano, y realizarlo cada vez mejor. En su conducta y en su obrar debe manifestar cada vez más claramente lo esencial de la doctrina de Cristo: el amor a Dios y al prójimo. Al Apóstol de los gentiles le gusta tomar de la vida deportiva antigua sus metáforas para la vida cristiana. También aquí usa una expresión que toma del gimnasio griego, el lugar donde se lucha y se desarrolla el cuerpo. Este «ejercicio» cuyo fin es crecer continuamente en la unión con Dios y en la piedad, es mejor y está, por su valor, mucho más alto que cualquier gimnasia corporal, pues a la religión se le ha prometido la vida, ya aquí en la tierra, pero especialmente en la eternidad. Pablo conoce los ejercicios corporales que se realizaban en el gimnasio antiguo. Reconoce su valor, pero sabe que son de «poca utilidad», porque dan destreza y salud sólo para la vida terrena. ¡Cuánto más importante es ejercitarse en la piedad! A ella le ha sido prometido el don salvador más grande y más hermoso que se puede conceder a un hombre: la vida eterna futura.

2 Corintios 13; 11
Por lo demás, hermanos, regocijaos, sed perfectos, confortaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros.

Pablo termina la carta severa con cuatro cosas.

(i) Termina con una advertencia. Va a ir a Corinto otra vez, y ésta no habrá tiempo para andarse por las ramas. Lo que se diga se atestiguará y decidirá definitivamente. Tendrá que haber una confrontación. No se debe permitir que la situación se haga crónica. Pablo sabía muy bien que hay un momento en el que hay que dar cara a las situaciones desagradables.
(ii) Termina con un deseo. Su deseo es que los corintios actúen como es debido. En ese caso, él no tendrá que imponer su autoridad, y eso no será ningún chasco para él sino una gran satisfacción y alegría. Pablo no quería imponer su autoridad sólo por hacer gala. Lo hacía todo para construir, y no para destruir. La disciplina debe tener siempre como objetivo el levantar a las personas, y no el hundirlas.
(iii) Termina con una esperanza. Espera tres cosas de los corintios. (a) Espera que sigan adelante hacia la perfección. No debe haber parones en la vida cristiana. El que no avanza, se queda atrás. Los cristianos siempre van de camino hacia Dios; por tanto cada día, por la gracia de Cristo, deben estar un poco más listos para enfrentarse con el escrutinio de Dios. (b) Espera que escuchen la exhortación que les ha dirigido. Hay que ser una persona como Dios manda para prestar atención a consejos difíciles. Estaríamos mucho mejor si dejáramos de una vez de hablar de lo que queremos y empezáramos a escuchar a los sabios, y especialmente a Jesucristo. (c) Espera que vivan en armonía y en paz. Ninguna congregación puede dar culto al Dios de la paz con un espíritu de amargura. Tenemos que amarnos unos a otros para que el amor de Dios tenga realidad entre nosotros.
(iv) Por último, acaba con una bendición. Después de la severidad, de la lucha y del debate, llega la serenidad de la bendición. Una de las mejores maneras de hacer la paz con nuestros enemigos es orar por ellos; porque nadie puede odiar a una persona y orar por ella al mismo tiempo.
Y así dejamos la turbulenta historia de Pablo y la iglesia de Corinto con la bendición resonando en nuestros oídos. El camino ha sido duro, pero la última palabra ha sido paz.

La paz y el amor de Dios es el fruto de nuestra madurez, de consolarnos con las exhortaciones bíblicas, de apegarnos a la regla divina descrita en las Escrituras, y de vivir en paz. Solamente con los que practican esto, está el Dios de paz y amor. La paz y el amor caracterizan a Dios. (No mostró su amor en darnos a Cristo? ¿No nos dio paz cuando nos perdonó en Cristo?) Por eso Dios acompaña y tiene comunión solamente con quienes evidencian estas cualidades, viviendo en paz y amor entre sus hermanos en Cristo.

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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