Amos 4:12
»Por eso, Israel, voy a actuar contra ti; y como voy a
hacerlo, ¡prepárate, Israel, para encontrarte con tu Dios!»
Como
los israelitas persistieron en rebeldía e idolatría, el Señor vino contra ellos
como adversario. Como Israel no había retornado a Dios,
éste se llegaría a ellos en juicio. Se trata de una advertencia solemne.
. No antes de
mucho debemos encontrar a nuestro Dios en juicio y no seremos capaces de estar
delante de Él si nos trata conforme a nuestras
obras. Si deseamos prepararnos para encontrarnos con nuestro Dios con
tranquilidad, en el período aterrador de su venida, ahora debemos encontrarlo
en Cristo Jesús, el eterno Hijo del Padre, que vino a salvar a los pecadores
perdidos. Debemos buscarlo mientras pueda ser hallado.
Sin
importar la forma en la que Dios le advirtió al pueblo, por medio del hambre,
la sequía, las plagas, las langostas y la guerra, todavía seguían ignorándolo.
Como los israelitas se negaban a recibir el mensaje de Dios, tendrían que
vérselas con El cara a cara en el juicio. Ya no pasarían más por alto a Dios;
tendrían que enfrentarse al Unico que rechazaron, al que no quisieron obedecer
cuando les ordenó que cuidaran a los pobres. Algún día cada uno nos
enfrentaremos a Dios cara a cara para rendir cuentas de lo que hemos hecho o de
lo que nos hemos negado a hacer.
Tú
que lees esto ¿Estás preparado para estar frente a Él?
Amos 5; 8
El Señor hizo las
Pléyades y el Orión, convierte en aurora las densas tinieblas y oscurece el día
hasta convertirlo en noche. Él convoca las aguas del mar y las derrama sobre la
tierra. ¡Su nombre es el Señor!
Pléyades
y Orión son constelaciones de estrellas. Durante miles de años, los navegantes
han arriesgado sus vidas y sus fortunas confiando en las estrellas. La
inmutabilidad de los cielos nos presenta un reto para buscar más allá de las
estrellas, a su Creador.
Dios
es el Creador y Sostenedor; regula la naturaleza de manera que la mañana sigue a la noche; las aguas son succionadas del mar
y regresan al mar en forma de lluvia.
El
Señor no está limitado por sus propias reglas generales, deteniendo las aguas
en su lugar (Sal. 104:8, 9). Él también puede
producir transformaciones ocasionales cuando ordena inundaciones para que
cubran la tierra. Los gobernantes del tiempo de Amós habían hecho transformaciones
y silenciado toda oposición, pero el que controla las transformaciones
temporales, diarias y ocasionales también puede derribar lo que el hombre ha
hecho fuerte y firme contra el ataque. ¡Qué visión para un tiempo, como el de
Amós, cuando la impiedad está desatada, cuando los valores son invertidos y
cuando la persona piadosa es principalmente consciente de su impotencia.
La
misma omnipotencia, para los pecadores arrepentidos, puede volver la aflicción
y la pena en prosperidad y gozo, y con igual facilidad volver la prosperidad de
los pecadores insolentes en profundas tinieblas. Los malos tiempos no
producirán trato claro; esto es, los hombres malos no. Indudablemente eran
malos estos hombres cuando los sabios y buenos pensaron que era en vano hasta
hablarles.
Quienes
busquen y amen lo que es bueno pueden ayudar a salvar la tierra de la ruina.
Nos corresponde suplicar a Dios las promesas espirituales, rogarle que cree en
nosotros un corazón limpio y que renueve un espíritu recto dentro de nosotros.
El Señor siempre está listo para ser bondadoso con las almas que lo buscan; y
entonces se atenderá a la piedad y a todo el deber. Pero en cuanto al pecador Israel,
los juicios de Dios habían pasado a menudo por ellos, ahora pasarán a
través de ellos.
¡Maranata!
¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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