Isaías 1; 6
De la planta del pie a la cabeza no hay en él nada sano, sino golpes, verdugones y heridas
recientes; no han sido curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
Yahvé, ante la conducta
reiterada de Israel, se siente como cansado de castigarle para hacerle ir por
el buen camino. Éste pueblo está tan corrompido, que es inútil hacer nuevos
correctivos. Ha sido castigado con invasiones, desolaciones, en tal forma que
ha quedado destruido, solitario en medio de sus ruinas, como cabaña de guardia en un viñedo. Es
una situación desesperada, pues no han sido aplicadas medidas de curación a
tiempo. Dios lo ha castigado reiteradamente en tal forma, que se halla llagado
de pies a cabeza: la tierra de Judá había sido hollada por los ejércitos
siro-efraimitas, las incursiones de los edomitas y filisteos, y, por fin, les
llega la inmensa oleada de un ejército. Es evidente que se trata de las
consecuencias de la invasión de Senaquerib, bosquejada en 2 Rey. 18:13, con sus efectos entrevistos en Isa. 37:30-32, y su estadística registrada en el
“Prisma Taylor” donde Senaquerib declara haber capturado no menos de 46
ciudades amuralladas, junto con innumerables aldeas y 200.000 personas.
Hechos 10; 38
Vosotros sabéis cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con
poder, el cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el
diablo; porque Dios estaba con El.
Algunos emplean
este texto -- combinado con Flp_2:7 -- para
enseñar que cuando Cristo vino a la tierra, se despojó de sus atributos
divinos, que el único poder que tenía era el poder recibido del Espíritu Santo,
y que el poder que Él tenía era igual al poder que los apóstoles tenían. Tal enseñanza niega la Deidad de Cristo,
porque hubiera sido imposible que El siguiera siendo Dios sin los atributos de
Dios. La expresión "se despojó a sí mismo" (Flp_2:7)
se explica en el mismo versículo: es decir, "tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres". Este texto simplemente dice que Cristo,
sin dejar de ser Dios, llegó a ser hombre también. Bien sabemos que durante su
ministerio personal El perdonó pecados (Mar_2:5),
se identificó con el "Yo Soy" de Éxo_3:14 (Jn_8:58), y en toda manera posible demostraba los
atributos de Dios. Aun cuando era bebé, fue adorado por los magos (Mat_2:11).
Al decir que "Dios ungió con el
Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret" Pedro se refiere a Mat_3:16-17. Cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu
Santo vino sobre El cómo paloma; de esta manera -- pública y visiblemente--
Jesús de Nazaret fue ungido y proclamado como el poderoso Mesías. Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo) es uno, con un solo propósito y con
perfecta unidad de acción. Era necesario identificar
al hombre Jesús, quien se conocía simplemente como el hijo de José y el
carpintero de Nazaret, como el Hijo de Dios (igual a Dios, Jn_5:18), y para hacerlo, "los cielos le fueron
abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre
él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien
tengo complacencia". ¡Aquí están unidos los tres: Dios el Padre (hablando
desde el cielo); Dios el Espíritu Santo (descendiendo sobre El cómo paloma); y
Dios el Hijo.
Jesús dijo, "Mas el Consolador, el
Espíritu Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre... " (Jn_14:26) y también,
"Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré
del Padre... " ¿Significan estas frases que de alguna manera el Espíritu
Santo es inferior al Padre y al Hijo porque ellos lo envían ? Claro que no. Los tres son Uno.
No es correcto, pues, enseñar que Jesús
no tenía poder o autoridad en sí mismo. No es correcto enseñar que Él no tenía
poder inherente, o que no tenía
autoridad inherente. Es
imposible ser Dios y estar desprovisto de los atributos de Dios. Es imposible ser Dios y estar reducido al
nivel de los apóstoles.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
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