} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 8 Junio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

viernes, 8 de junio de 2018

8 Junio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.



 Job 38; 1
Él no toma en cuenta a los que se creen sabios; por eso le temen los mortales.»

Job ha hablado demasiado audazmente sobre la justicia divina, poniendo en duda sus actos. Ahora Dios, rodeado de majestad, le contesta desde un torbellino o nube tempestuosa, que constituye como su pabellón regio al manifestarse a los hombres . Las cuestiones planteadas por Dios no tienen nada que ver con el problema concreto de la justificación de los sufrimientos de Job, sino que tienen por finalidad deslumbrarle para que reconozca su ignorancia y falta de capacidad para enjuiciar las obras de Dios. Dios habló desde un torbellino o una tremenda tormenta. Sorprendentemente, no respondió ninguna de las preguntas de Job. Las preguntas de Job no estaban en el corazón del asunto. Por el contrario, Dios utilizó la ignorancia de Job acerca del orden natural de la tierra para revelar su ignorancia del orden moral de Dios. Si Job no podía entender la manera de trabajar de la creación física de Dios, ¿cómo podría comprender el carácter y la mente de Dios? No existe un criterio o punto de vista mayor que el de Dios por el cual se pueda juzgar. Dios mismo es el estándar. Nuestra única opción es someternos a su autoridad y descansar en su cuidado.

Job 38; 32-33
»¿Acaso puedes atar los lazos de las Pléyades, o desatar las cuerdas que sujetan al Orión?
   ¿Puedes hacer que las constelaciones salgan a tiempo? ¿Puedes guiar a la Osa Mayor y a la Menor?

Estas son constelaciones estelares y están todas bajo el control de Dios.
La maravillosa regulación de los astros es inaccesible a la humana inteligencia. Las Pléyades son pequeñas constelaciones, cuyas estrellas parecen atadas unas a otras; y el Orion es como un tahalí formado por tres estrellas sobre una misma línea. Por ello, Orion era el dios de la guerra (Ninib) entre los babilonios. Las constelaciones, o “corona,” como otros traducen, tienen especial luminosidad y se destacan como la Osa Mayor. Todas estas estrellas arracimadas tienen su ley propia para no separarse entre sí, ni menos chocar en sus movimientos, y tienen influjo sobre la tierra, sobre la atmósfera y los diversos elementos de la naturaleza. El historiador no alude aquí a concepciones astrológicas, ya que el destino de los seres humanos está dirigido exclusivamente por Dios, y los astros son lámparas a su servicio.
El hombre no tiene poder sobre los fenómenos atmosféricos, como los relámpagos y las nubes, que dependen sólo de la voluntad divina.
Dios mismo es el estándar de justicia. El usa su poder según su propia perfección moral. Así, lo que sea que El haga es justo, aun cuando no lo entendamos. Nuestra respuesta debe ser apelar a El directamente.



Job 42; 1
Job respondió entonces al Señor. Le dijo:

Job 42; 5-6
De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos.
 Por tanto, me retracto de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza.»

Job responde con humildad. Compara su anterior conocimiento de Dios, que debe a otros —de oídas te había oído—, con su conocimiento actual, superior porque lo ha recibido directamente: mas ahora mis ojos te ven. Ahora ve distinto a Dios porque éste se le ha revelado personalmente. El oír y el ver muchas veces están en antítesis (Salm_29:11; Salm_18:6). mis ojos te ven—no el rostro de Dios (Exo_33:20), sino su presencia en el velo de una negra nube (Exo_38:1). Job infiere también que, además de la visión literal, ahora veía espiritualmente lo que antes había aceptado indistintamente de rumores de la infinita sabiduría de Dios. Esto “ahora” lo prueba; había visto en un sentido literal antes, al comienzo del discurso de Dios, pero no había visto espiritualmente sino “ahora” a la conclusión del mismo.

Ante el despliegue de las obras portentosas de la naturaleza — obra de Dios —, Job reconoce su insignificancia e ignorancia, al mismo tiempo que declara la omnipotencia divina. Hasta ahora sólo había tenido referencias lejanas de ellas — sólo de oídas te conocía — pero ahora las ha escuchado del propio Dios, y le ha contemplado con sus ojos. El resultado de su nueva ciencia es un profundo sentimiento de compunción y arrepentimiento.
Abierta y sinceramente admitió que él había sido el necio. ¿Está usando lo que no puede comprender como una excusa para su falta de confianza? Admitamos delante de Dios que ni siquiera tenemos la fe suficiente para confiar en Él. La verdadera fe comienza con ese tipo de humildad.
La experiencia personal de Dios (ahora mis ojos te ven) trasciende el sufrimiento, el aislamiento y el sentido de injusticia tanto como trasciende la mera teoría de Dios (de oídas había oído de ti).

Cuando el entendimiento es iluminado por el Espíritu de gracia, nuestro conocimiento de las cosas divinas excede en mucho al que teníamos antes, así como el ver con nuestros ojos excede lo que se nos informa y lo que es de conocimiento común. Por la enseñanza de los hombres, Dios revela su Hijo a nosotros, pero por la enseñanza de su Espíritu revela a su Hijo en nosotros, Gálatas 1; 16, y nos cambia a su misma imagen, 2 Corintios 3; 18. Nos corresponde humillarnos profundamente por los pecados de los cuales somos convictos. Aborrecerse a sí mismo es siempre la compañía del arrepentimiento verdadero. El Señor llevará a los que ama, a que le adoren aborreciéndose a sí mismos; mientras la gracia verdadera siempre los llevará a confesar sus pecados sin justificarse.

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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