Juan 3; 36
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece
al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.
Este texto muestra claramente que el creer en
Cristo equivale a obedecerle. 'El que es desobediente al Hijo'". ¿Qué
significa creer en el Hijo?
Para entenderlo debo preguntarme ¿cuál
es lo opuesto de creer? Ser desobediente.
Obviamente, pues, creer
equivale a obedecer. Jesús dice
que todo el que cree en Él tiene (no dice que tendrá) vida eterna. La vida eterna
se recibe cuando uno se une a la vida de Dios, la cual por naturaleza es
eterna. Así que la vida eterna comienza en el momento del nacimiento
espiritual.
Juan, el escritor de este Evangelio, demostró que
Jesús es el verdadero Hijo de Dios. Establece ante nosotros la gran alternativa
en la vida. A nosotros nos toca elegir hoy a quién obedeceremos (Jos_24:15) y Dios quiere que lo elijamos a El (Deu_30:15-20). Postergar nuestra elección es decidir
no seguir a Cristo. La indecisión es una decisión fatal.
1Juan 5; 12
El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de
Dios, no tiene la vida
Dios ha
testificado respecto a la vida eterna que está en el Hijo. Esta vida es
alcanzada solamente por los que tienen al Hijo. Los que rechazan el testimonio
de Dios quedan excluidos. Este versículo hace un contraste que sirve de resumen
de todo lo que ha dicho Juan sobre el creyente y el incrédulo, y sobre el
nacido de Dios y el que es del maligno.
Esta frase
equivale a “el que cree que Jesús es el Cristo”, con todo lo que esto
implica. Guárdese en mente que a través
del contexto Juan habla, no de protestantes y de católicos que hoy en día
profesen creer en Cristo, sino de los hermanos fieles y de los profesados
cristianos del gnosticismo. Los gnósticos no tenían al Hijo; es decir, no
confesaban fe en la deidad de Él. Si abandona la fe, pierde la promesa. (1Ti_5:12, 2Ti_2:16-18)
En Dios hay paz, y por tanto la
vida eterna quiere decir serenidad.
Quiere decir una vida liberada de los temores que asedian la situación
humana. En Dios hay poder, y por tanto
la vida eterna quiere decir la derrota de la frustración. Quiere
decir una vida llena del poder de Dios, y por tanto victoriosa sobre las
circunstancias. En Dios hay santidad,
y por tanto la vida eterna quiere
decir la derrota del pecado. Quiere
decir una vida revestida de la pureza de Dios e impenetrable a las infecciones
contaminantes del mundo. En Dios hay amor,
y por tanto la vida eterna quiere
decir el final del rencor, la amargura
y el odio. Quiere decir una vida que tiene en el corazón el amor de
Dios, y el invencible amor del hombre en todos sus sentimientos y en todas sus
acciones. En Dios hay vida, y por tanto
la vida eterna quiere decir la derrota de la muerte. Quiere decir
una vida que es indestructible porque tiene en sí la indestructibilidad de Dios
mismo.
Juan está convencido de que tal vida nos viene por
medio de Jesucristo y no de ninguna otra manera. ¿Por qué había de ser así? Si
la vida eterna es la vida de Dios, quiere decir que podemos poseer esa vida
sólo cuando conocemos a Dios y somos capacitados para acceder a Él y descansar
en Él. Podemos hacer estas dos cosas solamente en Jesucristo. El Hijo es el
único que conoce plenamente al Padre; y por tanto es el único que puede
revelarnos plenamente cómo es Dios. Como decía Juan en su evangelio: "
Nadie ha visto nunca a Dios. Es el único, Que es Dios, Que está en el seno del
Padre, Quien nos lo ha dicho todo acerca de Dios" (Jn_1:18). Y Jesucristo es el
único Que nos puede traer a Dios. Es en Él en Quien se nos abre el camino nuevo
y vivo a la presencia de Dios (Heb_10:19-23).
Podemos usar una analogía sencilla. Si queremos llegar a alguien a quien no
conocemos, y que se mueve en un nivel totalmente diferente del nuestro, podemos
conseguirlo solamente si encontramos a alguien que le conozca y esté dispuesto
a presentárnosle. Eso es lo que Jesús hace por nosotros en relación con Dios.
La vida eterna es la vida de Dios, y sólo podemos encontrarla por medio de
Jesucristo.
¡Maranata!¡Ven pronto
mi Señor Jesús!
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