Mateo 11; 28
(Dijo Jesús) Venid
a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.
Jesús, el Rey de reyes, invita a todos los
que estáis cansados y cargados, no sólo cargados con pecados y
preocupaciones, sino también con leyes y tradiciones humanas, Mat_15:1-9; Mat_23:3-4, y yo os haré descansar; nos perdona los pecados cuando obedecemos
al evangelio y nos da limpia conciencia y paz en el alma. La
única condición es que ellos reconozcan su necesidad y confíen que él puede
resolverla. Cansados habla de
agotamiento físico, y cargados
tiene el sentido de uno que lleva un peso grande encima. Jesús está
refiriéndose a la carga pesada de la ley, y todos sus reglamentos, impuestos
por los escribas (Heb_23:4; Heb_15:10). Promete
descanso de tales cargas para los súbditos en su reino. El descanso prometido
no es un escape del trabajo intelectual y manual, no es la inactividad del
perezoso. Lo que promete es un escape, o alivio, del temor, ansiedad,
incertidumbre y falta de sentido de las exigencias de los escribas. Jesús convoca a una relación abierta, libre y leal, que permite observar la rectitud de
la Ley para deleitarnos en obedecerla.
Jesús hablaba a personas que estaban
tratando desesperadamente de encontrar a Dios, y tratando desesperadamente de
ser buenas, pero que estaban encontrándolo imposible, y que se hallaban sumidas
en el agotamiento y la desesperación.
Les dice parafraseando: «Venid a Mí
todos los que estáis rendidos bajo vuestras cargas.» Para un judío ortodoxo, la
religión era cosa de cargas. Jesús dijo de los escribas y los fariseos: «Atan
cargas pesadas e insoportables, y se las ponen a los demás sobre los hombros» (Mat_23:4). Para
un judío, la religión era cosa de reglas interminables. Se vivía en una selva
de normas que regulaban todas las situaciones de la vida. Se tenía que estar
escuchando constantemente: "No hagas eso.»
1Pedro 5; 7
echando
toda vuestra ansiedad sobre El, porque Él tiene cuidado de vosotros.
Aquí Pedro habla
en imperativos, estableciendo ciertas leyes para la vida cristiana.
Está la ley de la serenidad cristiana
para con Dios. El cristiano debe descargar toda su ansiedad en Dios. «Echa
sobre el Señor tu carga y Él te sostendrá» (Sal_55:22). «No os angustiéis
por el día de mañana,» dijo Jesús (Mat_6:25-34). La razón por la que podemos hacerlo con
confianza es que estamos seguros de que Dios cuida de nosotros. Como decía
Pablo, podemos estar seguros de que el Que nos dio a Su Hijo único nos dará también
con Él todas las cosas (Rom_8:32).
Podemos estar seguros, puesto que Dios cuida de nosotros, de que la vida no
está diseñada para deshacernos sino para hacernos; y con esa seguridad podemos
aceptar cualquier experiencia que nos venga, sabiendo que en todo Dios obra
para el bien de los que Le aman (Romanos 8:28).
Mientras
uno está sufriendo pruebas de fe en esta vida, y espera la exaltación prometida
(y Dios no puede mentir, Tit_1:2), debe echar
sobre Dios toda la ansiedad. El cristiano verdadero no necesita de
tranquilizantes. La razón por qué‚ el cristiano verdadero de una vez por todas
echa la ansiedad sobre Dios es dada en seguida.
El
afán y la ansiedad crónicos evidencian gran falta de fe. El orgullo humano no
permite que la persona dependa de otro; se confía en sí misma. Pero el humilde
confía totalmente en Dios. Stg_4:6-7. Dios
promete tener cuidado de él. Consideremos el ejemplo de Job en el tiempo de su
aflicción (Job_1:21).
¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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