} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 11 mayo 2019: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

sábado, 11 de mayo de 2019

11 mayo 2019: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.



Hebreos 3; 14
Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio,

--"participantes de Cristo"; es decir, participantes en las bendiciones espirituales en Cristo (Efe_1:3) y coherederos con él. Somos uno con él en todo lo que Dios ha prometido para los suyos (Jua_15:1-7; Jua_17:21-23; Efe_5:30; 1Co_12:27).

--"con tal... del principio".   Era condicional la salvación de aquellos judíos que decían creer. Los israelitas comenzaron bien pero terminaron mal. Hemos comenzado, y estamos en la vida de prueba ahora. Si mantenemos firme hasta el fin el principio que hemos hecho en la fe, gozaremos las promesas de Dios en la vida eterna. Los hermanos hebreos habían creído en Jesucristo (el Mesías). Tenían, pues, las promesas de Dios de salvación, y la realización de esas promesas dependía de continuar en esa fe en Jesucristo, en lugar de rendirse a la tentación (del pecado engañoso) de volver a la ley de Moisés.
Dios les hace un ofrecimiento a los hombres. Como les ofreció a los israelitas las bendiciones de la Tierra Prometida, les ofrece a todos los seres humanos las bendiciones de una vida que es incalculablemente mejor que la vida sin Él.
  Pero, para obtener las bendiciones de Dios hacen falta dos cosas. (a) Es necesaria la confianza. Tenemos que creer que lo que Dios dice es verdad. Tenemos que estar dispuestos a hacer que nuestra vida dependa de Sus promesas. (b) Es necesaria la obediencia. Es como si nos dijera un médico: "Te puedo curar si obedeces mis instrucciones al pie de la letra.» O como el profesor que dice: «Puedo hacer de ti un investigador si sigues mi currículo con absoluta fidelidad.» O como el entrenador que le dice al atleta: «Te puedo hacer campeón si no te desvías de la disciplina que te impongo.» En cualquier esfera de la vida el éxito depende de la obediencia a la palabra de un experto. Dios, si podemos decirlo así, es el Experto en la vida, y la verdadera felicidad depende de que Le obedezcamos.
  El ofrecimiento de Dios tiene un límite, que es la duración de la vida. Nunca sabemos cuándo llegará ese límite. Hablamos fácilmente del «mañana»; pero ese día puede que no llegue para nosotros. Lo único que tenemos es el «hoy», el «ahora mismo». Alguien ha dicho: «Deberíamos vivir cada día como si fuera toda nuestra vida.» El ofrecimiento de Dios se ha de aceptar hoy; la confianza y la obediencia se deben dar hoy: ¡porque no podemos estar seguros de que habrá un mañana para nosotros!
Aquí tenemos el supremo ofrecimiento de Dios; pero es sólo para los que están dispuestos a darle una confianza perfecta y una obediencia total, y hay que aceptarlo ahora mismo, o puede que sea demasiado tarde.

Apocalipsis 3; 20
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno (de los cristianos de Laodicea) oye mi voz (que dice, arrepiéntete) y abre la puerta (de su corazón que ha sido cerrada por la indiferencia), entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo (en comunión íntima)". La tibieza espiritual expulsa a Cristo del corazón y rompe la comunión con El. El arrepentimiento y el celo le hacen volver a entrar en el corazón, y se establece de nuevo la comunión.
La frase de estar de pie en la puerta puede ser una expresión del acercamiento, o la repentina venida de Cristo al juicio, ( Santiago 5: 9 ); y sus golpes pueden significar el aviso que se dará de ello, por algunos de los precursores inmediatos y los signos de su venida; que aún se observará, pero por unos pocos, esa somnolencia general se habrá apoderado de todos los maestros de religión; y en particular puede intentar el grito de la medianoche, que, en su edición, despertará a todos: si alguno oye mi voz ;
En las apariencias de las cosas y providencias en el mundo: y abre la puerta ; o muestre una disposición para la venida de Cristo, mírelo y espérelo, y sea como el que lo recibirá con una bienvenida: Vendré a él, y cenaré con él, y él conmigo; Cristo y entre éstos aparecerá Cristo cuando venga en persona; y siendo estos como sabias vírgenes, listas, teniendo su gracia en sus corazones y su justicia sobre ellas, las llevará de inmediato a la cámara matrimonial y cerrarán la puerta al resto; cuando disfrutarán de mil años de comunión con él en persona aquí en la tierra; cuando el Cordero en el trono los alimente con el fruto del árbol de la vida, y los lleve a fuentes de agua viva, y su tabernáculo estará entre ellos.

¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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