Hechos 13:52 Y los
discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.
No
estaban deprimidos y llorando por causa de la persecución de los judíos. El
gozo es el resultado de abrazar el evangelio, y de recibir el perdón de pecados
y la promesa de vida eterna (Hch_8:39; Hch_16:34).
La
única cosa que sacaba de quicio a los judíos era la posibilidad de que alguno
de los privilegios del pueblo de Dios fuera a parar a los gentiles
incircuncisos; así es que se movilizaron. En aquellos tiempos la religión judía
ejercía una considerable atracción entre las mujeres, y nada era más libre que
la moralidad sexual. La vida familiar se estaba desintegrando, como hoy, y las
víctimas eran las mujeres. La religión judía predicaba una pureza moral y una
vida limpia. En torno a la sinagoga se reunían muchas mujeres, con frecuencia
de alta posición social, que encontraban en su enseñanza precisamente lo que
estaban buscando. Muchas de estas mujeres se hicieron prosélitas, y aún más
temerosas de Dios. Los judíos las convencieron para que incitaran a sus maridos,
que eran en muchos casos hombres de posición, para que tomaran medidas contra
los predicadores cristianos, y el resultado inevitable fue la persecución.
Antioquía se llenó de peligros para Pablo y Bernabé, que tuvieron que
marcharse.
Los
judíos se oponían a la doctrina que predicaban los apóstoles y, cuando no
pudieron hallar qué objetar, blasfemaron a Cristo y su evangelio. Corrientemente
los que empiezan por contradecir, terminan por blasfemar. Cuando los
adversarios de la causa de Cristo son osados, sus abogados deben ser aún más
atrevidos. Mientras muchos no se juzgan dignos de la vida eterna, otros que
parecen menos probables, desean oír más de la buena nueva de la salvación.
Esto
es conforme a lo que fue anunciado en el Antiguo Testamento. ¡Qué luz, qué
poder, qué tesoro trae consigo este evangelio! ¡Cuán excelentes son sus
verdades, sus preceptos, sus promesas! Vinieron a Cristo aquellos a quienes
trajo el Padre, y a quienes el Espíritu hizo el llamamiento eficaz, Romanos 8; 30.
Todos los que estaban ordenados para la vida eterna, todos los que estaban
preocupados por su estado eterno y querían asegurarse la vida eterna, todos
ellos creyeron en Cristo, en quien Dios había guardado la vida, y es el único
Camino a ella; y fue la gracia de Dios que la obró en ellos.
Bueno
es ver que mujeres devotas nobles; mientras menos tengan que hacer en el mundo,
más deben hacer por sus propias almas, y las almas del prójimo, pero entristece
que ellas traten de mostrar odio a Cristo bajo el matiz de la devoción a Dios.
Mientras más nos deleitemos con las consolaciones y exhortaciones que hallamos
en el poder de la santidad, y mientras más llenos estén nuestros corazones con
ellos, mejor preparados estamos para enfrentar las dificultades de la profesión
de santidad
Los
judíos estaban empeñados en mantener sus privilegios para ellos solos. Sin
embargo los cristianos consideraban que tenían que compartir sus privilegios.
Como se ha dicho: «Los judíos veían a los paganos como paja que se podía
quemar, y Jesús los veía como una cosecha que había que recoger para Dios.» Y
la Iglesia Cristiana debe tener esa misma visión de un mundo para Cristo.
Sólo
el Espíritu Santo puede dar alegría en medio de la persecución. Mientras más
disfrutamos de las comodidades y los estímulos con los que nos encontramos en Su
poder, y cuantos más llenos estamos del Espíritu Santo, mejor preparados
estamos para enfrentar las dificultades que encontramos en la profesión de la
piedad.
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