Tal vez muchos no lleguen al final de la lectura de esta publicación. Se excusaran diciendo para sí, que es demasiado larga y que les ocupa mucho tiempo. Pero seguro que no se pierden su serie favorita, o un partido de fútbol o su telenovela, que para nada les aprovecha nada más que para perder el tiempo que Dios les regala, y del cual tendrán que dar cuenta llegado el momento. Pero aquellos que lleguen al final, hallaran más claridad para caminar en este mundo.
Un Catecismo es un manual de doctrina
cristiana elaborado en forma de preguntas y respuestas, especialmente para
instrucción en la fe en Cristo. El primer manual de este tipo fue compilado por
el erudito inglés Alcuin en el siglo VIII. El énfasis en el uso de un
catecismo, particularmente su memorización de memoria, ha disminuido en los
últimos años.
Estoy convencido de que el uso de un
buen Catecismo en todas nuestras familias será una gran garantía contra los
errores crecientes de los tiempos.
Aquellos que lo usan en sus familias o
clases deben esforzarse para explicar el sentido; pero las palabras deben
aprenderse cuidadosamente de memoria, ya que se entenderán mejor a medida que
pasen los años.
PRIMERA PARTE:
DE LA MISERIA DEL HOMBRE.
DOMINGO 1.
1. Pregunta:
¿Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?
Respuesta: Que
yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte (a), no me pertenezco
a mí mismo (b), sino a mi fiel Salvador Jesucristo (c), que me libró del poder
del diablo (d), satisfaciendo enteramente con su preciosa sangre por todos mis
pecados (e), y me guarda de tal manera (f) que sin la voluntad de mi Padre
celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer (g) antes es necesario que
todas las cosas sirvan para mi salvación (h). Por eso también me asegura, por
su Espíritu Santo, la vida eterna (i) y me hace pronto y aparejado para vivir
en adelante según su santa voluntad.
a. Rom.14:8.-
b. 1 Cor. 6:19.- c. 1 Cor. 3:23; Tito 2:14.- d. Hebr. 2:14; 1 Juan 3:8; Juan
8:34, 35, 36.- e. 1 Pedro 1:18, 19; 1 Juan 2:22, 12.- f. Juan 6:39 ; Juan
10:28; 2 Tes.3:3;1. Pedro 1:5.- g. Mateo 10:30; Luc. 21:18.- h. Rom.8:28.- i.-
2 Cor.1:22; 2 Cor. 5:5, Efes. 1:14; Rom.8:16.- j. Rom. 8:14; 1 Juan 3:3.-
2. Pregunta:
¿Cuántas cosas debes saber para qué, gozando de esta consolación, puedas vivir
y morir dichosamente?
Respuesta:
Tres: (a) La primera, cuán grande son mis pecados y miserias (b). La segunda,
de qué manera puedo ser librado de ellos. (c) Y la tercera, la gratitud que
debo a Dios por su redención.(d)
a. Mateo
11:28-30. Efes. 5:8.- b.Juan 9:41; Mateo 9:12; Ro. 3:10; Juan 1:9, 10.- c.Juan
17:3; Hechos 10:43.- Hechos 4:12.- Efes. 5:10; Salmo 50:14; Mateo 5:16; 1Pedro
2:12; Rom. 6:13; 2 Tim. 2:15.
DOMINGO 2.
3. Pregunta:
¿Cómo conoces tu miseria?
Respuesta: Por
la Ley de Dios (a).
a. Rom.
3:20.
4 . Pregunta:
¿Qué pide la Ley de Dios de nosotros?
Respuesta:
Cristo nos enseñó sumariamente en Mateo cap. 22:37-40: Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la
Ley y los Profetas (a).
a. Deut. 6:5; Levit.19:18; Marc. 12:30; Luc. 10:27
5. Pregunta:
¿Puedes cumplir todo esto perfectamente?
Respuesta:
No,(a) porque por naturaleza estoy inclinado a aborrecer a Dios y a mi prójimo
(b)
a. Rom. 3:10,
20, 23; 1 Juan 1:8, 10.- b. Rom. 8:7; Efes. 2:3; Tito 3:3; Gen. 6:5, Gén. 8:21;
Jer. 17:9; Rom. 7:23.
DOMINGO 3.
6. Pregunta:
¿Creó, pues, Dios al hombre tan malo y perverso?
Respuesta: No,
Al contrario. Dios creó al hombre bueno (a) haciéndolo a su imagen y semejanza
(b), es decir, en verdadera justicia y santidad, para que rectamente conociera
a Dios su Creador, le amase de todo corazón y bienaventurado viviese con El
eternamente, para alabarle y glorificarle (c).
a. Gén. 1:31.-
b.Gén. 1:26, 27.- c. Efes. 4:24; Col. 3:10; 2 Cor. 3:18.
7. Pregunta:
¿De dónde procede esta corrupción de la naturaleza humana?
Respuesta: De
la caída y desobediencia de nuestros primeros padres Adán y Eva en el paraíso (a),
por ello, nuestra naturaleza ha quedado de tal manera corrompida, que todos
somos concebidos y nacidos en pecado (b).
a. Gén. 3; Rom. 5:12, 18, 19.- b. Salmo 51:5;
Gén. 5:3.
8. Pregunta:
¿Estamos tan corrompidos que somos totalmente incapaces de hacer el bien, e
inclinados a todo mal?
Respuesta:
Ciertamente (a); si no hemos sido regenerados por el Espíritu de Dios (b).
a. Gén. 8:21; Gén. 6,5; Job. 14:4; Job. 15:14. Job. 16:35; Juan 3:6; Isaías 53:6.- b.
Juan 3:3, 5;1 Cor. 12:3; 2 Cor. 3:5.
DOMINGO 4.
9. Pregunta:
¿No es Dios injusto con el hombre, al pedirle en su Ley que haga lo que no
puede cumplir?
Respuesta: No
(a), Dios creó al hombre en condiciones de poderla cumplir (b); pero el hombre
por instigación del diablo (c) y su propia rebeldía, se privó a sí y a toda su
descendencia, de estos dones divinos.
a. Efes. 4:24.-b. Gén. 3:13; 1 Tim. 2:13, 14.- c. Gén. 3:6; Rom.
5:12.
10. Pregunta:
¿Dejará Dios sin castigo, tal desobediencia y apostasía?
Respuesta: De
ninguna manera; antes su ira se engrandece horriblemente (a), tanto por el
pecado original, como por aquellos que cometemos ahora y quiere castigarlos,
por su perfecta justicia, temporal o eternamente (b). Según ha dicho El mismo:
Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro
de la Ley, para hacerlas (c).
a. Gén. 2:17;
Rom. 5:12.- b. Salmo 50:21; Salmo 5:5; Nah. 1:2, Éx, 34:7; Rom. 1:18;
Efes.5:6.- c. Deut. 27:26; Gál. 3:10.
11. Pregunta:
¿No es Dios también misericordioso?
Respuesta: Dios
es misericordioso (a); pero también es justo (b). Por tanto su justicia exige
que el pecado que se ha cometido contra su Suprema Majestad sea también
castigado con el mayor castigo, que es pena eterna, así en el cuerpo como en el
alma.
Éx. 34:6, 7;
Ëx. 20:6.- b. Salmo 7:9; Éx. 20:5; 23:7; 34:7; Salmo 5:4, 5; Nah. 1:2, 3.
SEGUNDA PARTE: LA REDENCION DEL
HOMBRE.
Domingo 5.
12. Pregunta:
Si por el justo juicio de Dios merecemos penas temporales y eternas, ¿No hay
alguna posibilidad de liberarnos de estas penas y reconciliarnos con
Dios?
Respuesta: Dios
quiere que se dé satisfacción a su justicia (a): por eso es necesario que la
satisfagamos eternamente por nosotros mismos o por algún otro (b).
a. Gén. 2:17;
Éx. 23:7; Ezeq. 18:4; Mateo 5:26; 2 Tes. 1:16; Lucas 16:2.- b. Rom. 8:4
13. Pregunta:
¿Pero podemos satisfacerla por nosotros mismos?
Respuesta: De
ninguna manera: antes acrecentamos cada día nuestra deuda (a).
a. Job 9:12; Job 15:15, 16; Job 4:18, 19; Salmo
130:3; Mateo 6:12; Mateo 18:25; Mateo 16:26.
14. Pregunta:
¿Podría hallar ese alguien que siendo simple criatura pagase por
nosotros?
Respuesta: No,
Primero porque Dios no quiere castigar en otra criatura, la culpa de la cual el
hombre es responsable (a), Segundo, porque una simple criatura es incapaz de
soportar la ira eterna de Dios contra el pecado y liberar a otros de ella (b).
a. Ëxeq. 18:4; Gén. 3:17.- b. Nah. 1:6; Salmo
130:3.
15. Pregunta:
¿Entonces, que mediador y redentor debemos buscar?
Respuesta: Uno
que sea el verdadero hombre (a) y perfectamente justo (b) y que sea más
poderoso que todas las criaturas, es decir, que sea al mismo tiempo verdadero
Dios (c).
a. 1 Cor.
15:21.- Hebr. 7:26.- c. Isaías 7:14, Isaías 9:5, Jer. 23:6; Luc. 11:22.
Domingo 6.
16. Pregunta:
¿Por qué debe ser verdadero hombre y perfectamente justo?
Respuesta:
Porque la justicia de Dios exige que la misma naturaleza humana que pecó, pague
por el pecado (a); el hombre que es pecador, no puede pagar por otros (b).
a. Ezeq.18:4, 20; Rom. 5:18; 1Cor. 15:21; Hebr.
2:14, 15, 16.- b. Hebr. 7:26, 27; Salmo 49:7; 1 Pedro. 3:18.
17. Pregunta:
¿Por qué debe ser también verdadero Dios?
Respuesta: Para
que, por la potencia de su divinidad (a), pueda llevar en su humanidad (b) la
carga de la ira de Dios (c), y reparar y restituir en nosotros la justicia y la
vida (d).
. Isaías 9:5;
Isaías 63:3.- b. Isaías 53:4, 11.- c. Deut. 4:24; Nah. 1:6; Salmo 130:3; d.
Isaías 53:5, 11.
18. Pregunta:
Mas ¿Quién es este mediador, que al mismo tiempo es verdadero Dios (a), y verdadero
hombre perfectamente justo (c)?
Respuesta:
Nuestro Señor Jesucristo (d), el cual nos ha sido hecho por Dios, sabiduría y
justicia, satisfacción y perfecta redención (e),
a. 1 Juan 5:20,
Rom. 9:5; Rom. 8:3; Gál. 4:4; Isaías 9:6, Jer. 23:6; Mal. 3:1.- b. Lucas 1:42;
Lucas 2:6, 7; Rom. 1:3; Rom. 9:5; Filip. 2:7; Hebr.2:14, 16, 17; Hebr. 4:15.-
c.Isaías 53:9, 11; Jer. 23:5; Luc. 1:35, Juan 8.46; Hebr. 4:15; Hebr.7:26; 1
Pedro, 1:19; 1 Pedro, 2:22; 3:18; d. 1 Tim. 3:16; Lucas 2:11; Hebr.2:9; e. 1 Cor.
1:30.
19. Pregunta:
¿De dónde sabes todo esto?
Respuesta: Del
Santo Evangelio, del cual Dios reveló primeramente en el paraíso (a), y depués
lo anunció por los santos patriarcas (b) y profetas (c), y lo hizo representar
por los sacrificios y las demás ceremonias de la Ley (d): y al fin lo cumplió
por su Hijo unigénito (e).
a. Gén 3:15.-
b. Gén 22:18; Gén. 12:3; Gén 49:10.- c. Isaías 53; Isaías 42:1-4; Isaías 43:25;
Isaías;Isaías 49:5-6, 22-23, Jer. 23:5, 6, 31-33, Jer. 32:39-41; Miq. 1:18-20;
Hechos 3:22-24; Rom. 1:2, Hebr. 1:1.- d. Hebr. 10:1, 8; Col. 2:7; Juan 5:46.-
e. Rom. 10:14; Gál. 3:24; Col. 2:17.
Domingo 7.
20. Pregunta:
¿Son salvados por Cristo todos los hombres que perecieron en Adán?
Respuesta: No
todos (a), sino sólo aquellos que por la verdadera fe son incorporados en El y
aceptan sus beneficios (b).
a. Mateo 7:14; Mateo 22:14.- b. Marc. 16:16;
juan 1:12; 3:16, 18, 36; Isaías 53:11; Salmo 2:11; Rom. 11:20; Rom. 3:22, Hebr.
4:3, Hebr, 5:9, 10:39; Hebr. 11:6.
21. Pregunta:
¿Qué es la verdadera fe?
Respuesta: No
es sólo un seguro conocimiento por el cual considero cierto todo lo que el
Señor nos ha revelado en su palabra (a), sino también una verdadera confianza
(b) que el Espíritu Santo (c), infunde en mi corazón, por el Evangelio (d),
dándome la seguridad, de que no sólo a otros sino también a mí mismo Dios
otorga la remisión de pecados, la justicia y la vida eterna (e), y eso de pura
gracia y solamente por los méritos de Jesucristo (f).
a. Santg. 2:19.- b. Hebr. 11:1, 7; Rom. 4:18,
21; Rom. 10:10; Efes. 3:12; Hebr. 4:16; Santg. 1:6.- c. Gál. 5:22; Mateo 16:17; 2 Cor. 4:13; Juan 6:29; Efes. 2:8; Filip.
1:19; Hechos 16:14.-d. Rom. 1:16, Rom. 10:17; 1 Cor. 1:21; Hechos 10:44; Hechos
16:14.- e. Rom. 1:7; Gál. 3:11; Hebr. 10:10, 38; Gál. 2:16.- f. Efes. 2:8; Rom.
3:24; Rom. 5:19; Luc. 1:77, 78.
22. Pregunta:
¿Qué es lo que debe creer el cristiano?
Respuesta: Todo
lo que se nos ha prometido en el Santo Evangelio (a), sumariamante contenido en
el Símbolo Apostólico, en cuyos artículos se expresa la fe universal e
infalible de todos los cristianos.
a. Juan 20:31;
Mateo 28:19; Marc. 1:15.
23. Pregunta:
¿Qué dicen estos artículos?
Respuesta: Creo
en Dios Padre, todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo su único hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu
Santo, nació de María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue
crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, y al tercer día
resucitó de entre los muertos; subió a los cielos; está sentado a la diestra de
Dios, Padre todopoderoso, de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el espíritu Santo; una Santa Iglesia cristiana católica (1), la
Comunión de los Santos; la remisión de los pecados, la resurrección del cuerpo
y la vida eterna. Amén.
1 .- Católica,
tiene el significado de universal: en todos los lugares y tiempos.
Domingo 8.
24. Pregunta:
¿En cuántas partes se dividen estos artículos?
Respuesta: En
tres. La Primera: De Dios Padre y de nuestra creación. La Segunda: De Dios Hijo
y de nuestra redención. La Tercera: De Dios Espíritu Santo y nuestra
santificación.
25. Pregunta:
Si no hay más que una Esencia Divina (a), ¿Por qué nombras tres: Padre, Hijo y
Espíritu Santo?
Respuesta:
Porque Dios se manifestó así en su palabra (b), de manera que estas tres
personas son el único, verdadero y eterno Dios.
a. Deut. 6:4;
Efes. 4:6; Isaías 44:6; Isaías 45:5; 1 Cor. 8:4, 6 - b. Isaías 61:1; Luc. 4:18;
Gén. 1:2, 3 Salmo 33:6; Isaías 48.16; Mateo 3:16, 17, Mateo 28:19; 1 Juan 5:7;
Isaías 6:1, 3; Juan 14:26; Juan 15:26; 2 Cor. 13:13, Gál. 4:6; Efes. 2:18, Tito
3:5, 6.
DE DIOS PADRE Y DE NUESTRA CREACION.
Domingo 9.
26. Pregunta:
¿Qué crees cuando dices: creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y
de la tierra?
Respuesta: Creo
en el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien de la nada creó el cielo y de la
tierra, con todo lo que en ellos hay (a), sustentándolo y gobernándolo todo por
su eterno consejo y providencia (b), es mi Dios y mi Padre por amor de su hio
Jesucristo (c), En él confío de tal manera que no dudo de que me proveerá de
todo lo necesario para mi alma y mi cuerpo (d). Y aún más, creo que todos los
males que puedo sufrir por su voluntad, en este valle de lágrimas, los
convertirá en bien para mi salvación (e). el puede hacerlo como Dios
todopoderoso (f), y quiere hacerlo como Padre benigno y fiel (g).
a. Gén.1 y 2;
Éx. 20:11; Job 33:4; Job 38 y 39; Hechos 4:24; Hechos 14:15; Salmo 33:6; Isaías
45:7.- b. Hebr. 1:3; Salmo 104:27-30; Salmo 115:3; Mateo 10:29; Efes.
1:11.-c.Juan 1:12; Rom. 8:15; Gál. 4:5-7; Efes. 1:5.-d. Salmo 55:22; Mateo
6:25, 26; Luc. 12:22.- e. Rom. 8:28.- f. Isaías 46:4; Rom. 10:22.- g. Mateo
6:32, 33; Mateo 7:9-11.
Domingo 10.
27. Pregunta:
¿Qué es la providencia de Dios?
Respuesta: Es
el poder de Dios omnipotente y presente en todo lugar (a), por el cual sustenta
y gobierna el cielo, la tierra y todas las criaturas de tal manera (b), que
todo lo que la tierra produce, la lluvia y la sequía (c), la fertilidad y la esterilidad,
la comida y la bebida, la salud y la enfermedad (d), riquezas y pobrezas (e), y
finalmente todas las cosas no acontecen sin razón alguna como por azar, sino
por su consejo y voluntad paternal (f).
a. Hechos
17:25, 27, 28; Jer. 23:23, 24; Isaías 29:15, 16; Ezeq. 8:12.- b Hebr. 1:3.- c.
Jer.5:24; Hechos 14:17 .- d. Juan 9:3 .- e. Prov. 22.2 .- f. Mateo 10:29; Prov.
16:33.
28. Pregunta:
¿Qué utilidad tiene para nosotros este conocimiento de la creación y
providencia divina?
Respuesta: Que
en toda adversidad tengamos paciencia (a), y en la prosperidad seamos
agradecidos (b), y tengamos puesta en el futuro, toda nuestra esperanza en Dios
nuestro padre fidelísimo (c), sabiendo con certeza que no hay cosa que nos
puede apartar de su amor (d), pues todas las criaturas, están sujetas a su
poder de tal manera que no pueden hacer nada sin su voluntad (e).
a. Rom. 5:3; Santg. 1:3; Salmo 39:9; Job 1:21,
22.- b.1Tes. 5:18; Deut 8:10.- c. Salmo 55:22; Rom. 5:4.- d. Rom. 8:38, 39.- e.
Job 1:12, Job 2:6; Prov. 21:1; Hechos 17:25.
DE DIOS HIJO Y DE NUESTRA REDENCION.
Domingo 11.
29. Pregunta:
¿Por qué el hijo de Dios es llamado Jesús, que significa Salvador?
Respuesta:
Porque nos salva y libra de todos nuestros pecados (a), y porque en ningún otro
se debe buscar ni se puede hallar salvación.
a. Mateo 1:21;
Hebr.7:25.- b. Hechos 4:12; Juan 15:4, 5; 1 Tim. 2:5; Isaías 43:11; 1 Juan
5:11.
30. Pregunta:
¿Creen pues también en el único Salvador Jesús, aquellos que buscan su
salvación en los santos, o en sí mismos o en cualquiera otra parte?
Respuesta: No,
porque aunque de boca se gloríen de tenerle por Salvador, de hecho niegan al
único Salvador Jesús (a): pues necesariamente resulta, o que Jesús no es
perfecto Salvador o que aquellos que con verdadera fe le reciben por Salvador
tienen que poseer en El todo lo necesario para su salvación (b).
a. 1 Cor. 1:13,
30, 31; Gál. 5:4.- b. Hebr. 12:2; Isaías 9:6; Col. 1:19, 20; Col. 2:10; 1 Juan
1:7.
Domingo 12.
31. Pregunta:
¿Por qué se le llama Cristo, es decir: ungido?
Respuesta:
Porque fue ordenado del Padre y ungido del Espíritu Santo (a), para ser nuestro
supremo profeta y maestro (b), que nos ha revelado plenamente el secreto
consejo y voluntad de Dios acerca de nuestra redención (c), para ser nuestro
único y supremo pontífice (d) quien por el sólo sacrificio de su cuerpo nos ha
redimido (e), e intercede continuamente delante del Padre por nosotros (f),
para ser nuestro eterno Rey que nos gobierna por su palabra y su espíritu y nos
guarda y conserva la redención que nos ha adquirido (g).
a. Salmo 45:7;
Hebr. 1:9; Isaías 61:1; Luc. 4:18.- b. Deut. 19:15; Hechos 3:22; Hechos 7:37;
Isaías 55:4.- c. Juan 1:18; Juan 15:15.- d. Salmo 110:4.- e. Hebr.10:12, 14,
28; f. Rom. 8:34; Hebr. 9:24; 1 Juan 2:1; Rom. 5:9, 10.- g Salmo 2:6; Zac. 9:9;
Mateo 21:5; Luc. 1:33; Mateo 28:18; Juan 10:28; Apoc. 12:10, 11.
32. Pregunta:
Pues, ¿Por qué te llaman Cristiano (a)?
Respuesta:
Porque por la fe soy miembro (b) de Jesucristo y participante de su unción (c),
para que confiese su nombre (d) y me ofrezca a Él, en sacrificio vivo y
agradable (e) y que en esta vida luche contra el pecado y Satanás con una
conciencia limpia y buena (f) y que, después de esta vida reine con Cristo
eternamente sobre todas las criaturas.
a. Hechos
11:26.- b. 1 Cor. 6:15.- c 1 Juan 2:27; Hechos 2:17.- d. Mateo 10:32;
Rom.10:10.- e. Rom. 12:1; Pedro 2:6, 9; Apoc. 1:6; Apoc. 5:8, 10.- f.1 Pedro
2:11; Rom. 6:12, 13; Gál. 5:16, 17; Efes. 6:11; 1 Tim. 1:18, 19.- g. 2 Tim.
2:12; Mateo 25:34.
Domingo 13.
33. Pregunta:
¿Por qué se llama a Cristo el unigénito hijo de Dios, si nosotros también somos
hijos de Dios?
Respuesta:
Porque Cristo es el hijo eterno y natural de Dios (a); pero nosotros hemos sido
adoptados por gracia como hijos de Dios por amor de él (b).
a. Juan 1:14;
Hebr. 1:1, 2; Juan 3:16; 1 Juan 4:9; Rom. 8:32.- b Rom 8:16, Juan 1:12; Gál.
4:6; Efes. 1:5, 6.
34. Pregunta:
¿Por qué le llamamos nuestro Señor?
Respuesta: Porque
rescatando nuestros cuerpos y almas de los pecados, no con oro o plata, sino
con su preciosa sangre, y librándonos del poder del Diablo, nos ha hecho suyos
(a).
a. 1 Pedro
1:18, 19; 1 Pedro 2:9; 1 Cor. 6:20, 1 Tim. 2:6; Juan 20:28.
Domingo 14.
35. Pregunta:
¿Qué crees cuando dices: que fue concebido por el Espíritu santo y nació de
María virgen?
Respuesta: Que
el eterno Hijo de Dios, el cual es (a) y permanece (b) verdadero y eterno Dios,
tomó la naturaleza verdaderamente humana de la carne y sangre de la virgen
María (c), por obra del Espíritu Santo (d), para que juntamente fuese la
verdadera simiente de David (e), semejante a sus hermanos (f) excepto en el
pecado (g).
a. 1 Juan 5:20;
Juan 1:1; Juan 17:3; Rom. 1:3, Col. 1:15.- b. Rom. 9:5.- c. Gál. 4:4 Luc. 1:31,
42, 43.- d. Mateo 1:20; Luc. 1:35.- e. Rom 1:3; Salmo 132:11; 2 Sam.7:12; Luc.
1:32; Hechos 2:30.- f. Filip. 2:7; Hebr. 2:14, 17.- g. Hebr. 2:14, 17.- g.
Hebr. 4:15.
36. Pregunta:
¿Qué fruto sacas de la santa concepción y nacimiento de Cristo?
Respuesta: Que
es nuestro Mediador (a), y con su inocencia y perfecta santidad cubre mis
pecados en los cuales he sido concebido y nacido, para que no aparezcan en la
presencia de Dios (b).
a. Hebr. 7:26,
27.- b.1 Pedro 1:18, 19; 1 Pedro 3:18; 1 Cor. 1:30, 31; Rom. 8:3, 4;Isaías
53:11; Salmo 32:1.
Domingo 15.
37. Pregunta:
¿Qué es lo que crees cuando dices: padeció?
Respuesta: Que
todo el tiempo que en este mundo vivió y especialmente al fin de su vida ,
sostenía en el cuerpo y el alma la ira de Dios contra el pecado de todo el
género humano (a), para que con su pasión , como único sacrificio propiciatorio
(b), librara nuestro cuerpo y alma de la eternacondenación (c), y nos alcanzase
la gracia de Dios, la justicia y la vida eterna (d).
a. Isaías 53:4;
1 Pedro 2:24; 1 Pedro 3:18; 1 Tim. 2:6.- b. Isaías53:10; Efes.5:2; 1Cor 5:7; 1
juan 2:2; Rom. 3:25; Hebr. 9:28; Hebr. 10:14.- c. Gál 3:13; Col. 1:13; Hebr.
9:12; 1 Pedro 1:18, 19.-d. Rom. 3:25, 2 Cor. 5:21; Juan 2:16; Juan 6:51; Hebr.
9:15; Hebr. 10:19.
38. Pregunta:
¿Por qué padeció bajo el poder de Poncio Pilato juez?
Respuesta: Para
que, inocente, condenado por el juez político (a), nos librase del severo
juicio de Dios, que había de venir sobre nosotros (b).
a. Juan 18:38;
Mateo 27:24; Luc. 23:14, 15; Juan 19:4.- b. Salmo 69:4; Isaías 53:4, 5; 2 Cor.
5:21; Gál. 3:13.
39. Pregunta:
¿Es más importante el haber sido crucificado, que morir de otro modo?
Respuesta: Sí,
porque este género de muerte me garantiza que él cargó sobre sí mismo la
maldición sentenciada sobre mí (a), por cuanto la muerte de cruz era maldita de
Dios.
a. Gál. 3:13.-
b. Deut. 21:23.
Domingo 16.
40. Pregunta:
¿Por qué fue necesario que Cristo se humillase hasta la muerte?
Respuesta:
Porque la justicia de Dios (a) no se podía satisfacer por nuestros pecados,
sino con la misma muerte del Hijo de Dios (b).
a. Gén. 2:17.- b. Rom. 8:3, 4; Hebr. 2:14,
15.
41. Pregunta:
¿Por qué fue también sepultado?
Respuesta: Para
testificar que estaba verdaderamente muerto (a).
a. Hechos
13:29; Mateo 27:59, 60; Luc. 23:53; Juan 19:38.
42. Pregunta:
Ya que Cristo murió por nosotros, ¿Por qué hemos de morir también
nosotros?
Respuesta:
Nuestra muerte no es una satisfacción por nuestros pecados (a), sino una
liberación del pecado y un paso hacia la vida eterna (b).
a. Marc. 8:37; Salmo 49:7.- b Filip.1:23; Juan
5:24; Rom. 7:24.
43. Pregunta:
¿Qué provecho recibimos además del sacrificio y muerte de Cristo en la
cruz?
Respuesta: Por
su poder nuestro viejo hombre está crucificado, muerto y sepultado juntamente
con El (a), para que, en adelante, no reinen más en nosotros las perversas
concupiscencias y deseos de la carne (b), sino que nos ofrezcamos a El en
sacrificio agradable (c).
a. Rom. 6:6.- b Rom. 6:6, 12.- c. Rom.
12:1.
44. Pregunta:
¿Por qué se añade: descendió a los infiernos?
Respuesta: Para
que en mis extremados dolores y grandísimas tentaciones me asegure y me
sostenga con este consuelo, de que mi Señor Jesucristo, por medio de las
inexplicables angustias, tormentos, espantos y turbaciones infernales de su
alma, en los cuales fue sumido en toda su pasión (a), pero especialmente
clavado en la cruz, me ha librado de las ansias y tormentos del infierno
(b).
a. Salmo 18:4,
5; Salmo 116:3; Mateo 26:38; Mateo 27:46; Hebr.5:7.- b. Isaías 53:5
Domingo 17.
45. Pregunta: ¿Qué
nos aprovecha la resurrección de Cristo?
Respuesta:
Primero: Por su resurrección ha vencido a la muerte, para hacernos
participantes de aquella justicia que conquistó por su muerte (a). Segundo:
También nosotros somos resucitados ahora por su poder a una nueva vida (b).
Tercero: la resurrección de Cristo, cabeza nuestra, es una cierta prenda de
nuestra gloriosa resurrección c.
a. Rom. 4:25; 1 Pedro 1:3; 1 Cor. 15:16.- b Rom.
6:4; Col. 3:1, Efes. 2:5, 6.- c.1 Cor. 15:20, 21.
Domingo 18.
46. Pregunta:
¿Qué entiendes por: subió a los cielos?
Respuesta: Que
Cristo, a la vista de sus discípulos, fue elevado de la tierra al cielo (a) y
que está allí para nuestro bien (b), hasta que vuelva a juzgar a los vivos y a
los muertos (c).
a. Hechos 1:9;
Marc. 16:19; Luc. 24:51.-b. Hebr.9:24; Hebr. 4:14; Rom. 8:34; Col. 3:1.- c.
Hechos 1:11; Mateo24:30.
47. Pregunta:
Luego, ¿No está Cristo con nosotros hasta el fin del mundo como lo prometido?
(a).
Respuesta:
Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre: en cuanto a la naturaleza humana
ahora ya no stá en la tierra (b), pero en cuanto a su deidad, majestad, gracia
y espíriu en ningún momento está ausente de nosotros (c).
a. Mateo
28:20.- b. Hebr. 8:4; Mateo 26:11; Juan 16:28; Juan 17:11; Hechos 3:21.- c. Juan
4:18; Mateo 28:20.
48. Pregunta:
Pero si la naturaleza humana no está en todas partes donde está la divina ¿No
se separan con esto las dos naturalezas en Cristo?
Respuesta: De
ninguna manera: porque dado que la divinidad es incomprensible y está presente
en todo lugar (a), resulta necesariamente que en efecto está fuera de la
naturaleza humana que ha tomado (b), pero con todo y con eso está en ella y
queda unida a ella personalmente.
a. Jer.23.24;
Hechos 7:49.- b Col. 2:9; Juan 3:13; Juan 11:15; Mateo 28:6.
49. Pregunta:
¿Qué beneficios nos da la ascensión de Cristo al cielo?
Respuesta:
Primero: Él es nuestro intercesor en el cielo delante del Padre (a). Segundo:
Que tenemos nuestra carne en el cielo para que por ello, como una garantía ,
estemos seguros, de que él siendo nuestra cabeza, nos atraerá a sí como
miembros suyos (b). Tercero. Que desde allí nos envía su Espíritu como prenda
recíproca (c), por cuya virtud buscamos, no las cosas de la tierra sino las de
arriba, donde está sentado a la diestra de Dios.
a. 1 Juan 2:1;
Rom. 8:34.- b. Juan 14:2; Juan 17:24; Juan 20:17; Efes. 2:6.- c. Juan 14:16;
Juan 16:7; Hechos 2:33; 2 Cor. 1:22; 2 Cor. 5:5.- d. Col. 3:1.
Domingo 19.
50. Pregunta:
¿Por qué se añade: está sentado a la Diestra de Dios, Padre todopoderoso?
Respuesta:
Porque Cristo subió al cielo para mostrarse allí como cabeza de su Iglesia (a),
por quien el Padre gobierna todas las cosas (b).
a. Efes. 1:20;
Col.1:18.- b. Mateo 28:18; Juan 5:22.
51. Pregunta:
¿De qué nos sirve esta gloria de Cristo, nuestra cabeza?
Respuesta:
Primero: Para que el Espíritu Santo derrame en nosotros, sus miembros, los
dones celestiales a. y Segundo: para protegernos y ampararnos de todos nuestros
enemigos b.
a. Hechos 2:33;
Efes. 4:8.- b. Salmo 2:9; Salmo 110:1, 2; Juan 10:28; Efes. 4:8.
52. Pregunta:
¿Qué consuelo te ofrece la vuelta de Cristo para juzgar a los vivos y a los
muertos?
Respuesta: Que
en todas las miserias y persecuciones, con plena confianza, espero del cielo
como juez, a Aquel mismo que primeramente se puso delante del juicio de Dios
por mí y alejó de mí toda maldición (a); el cual echará a todos los enemigos
suyos y míos en las penas eternas (b); y a mí, con todos los elegidos, me
conducirá al gozo del cielo y a la gloria eterna (c).
a. Filip. 3:20; Luc. 21:28; Rom. 8:23; Tito
2:13; 1 Tes. 4:16.-b. Mateo 25:41; 2
Tes. 1:6.- c. Mateo 25:34; 2 Tes, 1:7.
DE DIOS ESPIRITU SANTO Y DE NUESTRA
SANTIFICACION.
Domingo 20.
53. Pregunta:
¿Qué crees del Espíritu Santo?
Respuesta: Que
con el Eterno Padre e Hijo, es verdadero y eterno Dios (a). Y que viene a morar
en mí (b) para que, por la verdadera fe, me haga participante de Cristo y de
todos sus beneficios (c), me consuele (d) y quede conmigo eternamente (e).
a. 1 Juan 5:7;
Gén. 1:2; Isaías 48:16; 1 Cor. 3:16 1 Cor. 6:19; Hechos 5:3, 4.-b. Gál. 4:6;
Mateo 28:19, 20; 2 Cor. 1:22; Efes. 1:13.-c Gál. 3:14; 1 Pedro 1:2; 1 Cor.
6:17.- d. Juan 15:26; Hechos 9:31.- e Juan 14:16; 1 Pedro 4:14.
Domingo 21.
54. Pregunta:
¿Qué crees de la santa Iglesia cristiana católica?
Respuesta: Que
el Hijo de Dios (a), desde el principio hasta el fin del mundo (b), de todo el
género humano (c), congrega, guarda y proteje para sí (d), por su Espíritu y su
palabra (e) en la unidad de la verdadera fe (f), una comunidad, elegida para la
vida eterna (g); de la cual yo soy un miembro vivo (h) y permaneceré para
siempre (i).
a. Efes. 5:26;
Juan 10:11; Hechos 20:28; Efes. 4:11-13.- b. Salmo 71:17, 18; Isaías 59:21; 1
Cor. 11:26.- c. Gén. 26:4; Apoc. 5:9.- d. Mateo 16:18; Juan 10:28-30; Salmo
129:1-5.- e. Isaías 59:21; Rom. 1:16; Rom. 10:14-17; Efes. 5:26.- f. Hechos
2:42; Efes. 4:3-5.- g. Rom. 8:29; Efes.1:10-13.- h. 1 Juan 3:14, 19, 20, 21; 2
Cor.13:5; Rom. 8:10.- i. Salmo 23:6 1 Cor. 1:8, 9, Juan 10:28; 1 Juan 2:19; 1
Pedro 1:5.
55. Pregunta:
¿Qué entiendes por la comunión de los santos?
Respuesta:
Primero, que todos los fieles en general y cada uno en particular, como
miembros del Señor Jesucristo, tienen la comunión de Él y de todos sus bienes y
dones (a). Segundo, que cada uno debe sentirse obligado a emplear con amor y
gozo los dones que ha recibido, utilizándolos en beneficio de los demás (b).
a. 1 Juan 1:3;
Rom. 8:32; 1 Cor. 12:12, 13; 1 Cor. 6:17.- b. 1 Cor. 12:21; 1 Cor. 13:1, 5;
Filip. 2:4-8.
56. Pregunta:
¿Qué crees de la remisión de los pecados?
Respuesta: Creo
que Dios, por la satisfacción de Cristo, no quiere acordarse jamás de mis
pecados, ni de mi naturaleza corrompida, con la cual debo luchar toda la vida
(a), sino que gratuitamente me otorga la justicia de Cristo (b) para que yo
nunca venga a condenación (c).
a. 1 Juan 2:2;
1 Juan 1:7; 2 Cor. 5:19.- b. Rom. 7:23-25; Jer. 31:34; Miq. 7:19; Salmo 103:3,
10, 12.- c. Juan 3:18; Juan 5:24.
Domingo 22.
57. Pregunta:
¿Qué consuelo te da la resurrección de la carne?
Respuesta: Que
no sólo mi alma después de esta vida será llevada (a) en el mismo instante a
Cristo, su cabeza, sino que también está mi carne, siendo resucitada por la
potencia de Cristo, será de nuevo unida a mi alma y hecha conforme al glorioso
cuerpo de Cristo (b).
a. 1 Luc. 16:22; Luc. 23:43; Filip. 1:21, 23.-
b. Job. 19:25, 26; 1 Juan 3:2; Filip. 3:21.
58. Pregunta:
¿Qué consolación te ofrece el artículo de la vida eterna?
Respuesta: Que
ahora siento en mi corazón un principio de la vida eterna (a), después de esta
vida, gozaré de una cumplida y perfecta bienaventuranza que ningún ojo vio ni
oído oyó, ni entendimiento humano comprendió, y esto para que ella alabe a Dios
para siempre ( b).
a. 2 Cor. 5:2,
3.-b. 1 Cor. 2:9.
DE LA JUSTIFICACION.
Domingo 23.
59. Pregunta:
¿Qué te aprovecha el creer en todas estas cosas?
Respuesta: Que
delante de Dios soy justo en Jesucristo, y heredero de la vida eterna (a).
a. Hab. 2:4;
Rom. 1:17; Juan 3:36.
60. Pregunta:
¿Cómo eres justo ante Dios?
Respuesta: Por
la sola verdadera fe en Jesucristo (a), de tal suerte que, aunque mi conciencia
me acuse de haber pecado gravemente contra todos los mandamientos de Dios, no
habiendo guardado jamás ninguno de ellos (b),y estando siempre inclinado a todo
mal (c), sin merecimiento alguno mío (d), sólo por su gracia (e), Dios me
imputa y da (f) la perfeca satisfacción (g), justicia y santidad de Cristo (h)
como si no hubiera yo tenido, ni cometido algún pecado, antes bien como si yo
mismo hubiera cumplido aquella obediencia que Cristo cumplió por mí (i), con
tal que yo abrace estas gracias y beneficios con verdadera fe (j).
a. Rom. 3:21, 22, 24; Rom. 5:1, 2; Gál 2:16,
Efes. 2:8, 9; Fil. 3:9.-b. Rom. 3:19.- c. Rom 7:23.-d. Tito 3:5; Deut. 9:6; Ezeq.
36:22.-e. Rom. 3:24; Efes. 2:8.-f. 4:4; 2 Cor.
5:19.-g. 1 Juan 2:2.-h. 1 Juan 2:1.-i. 2 Cor. 5:21.-J. Rom. 3:22; Juan
3:18.
61. Pregunta:
¿Por qué afirmas ser justo sólo por la fe?
Respuesta: No
porque agrade a Dios por la dignidad de mi fe, sino porque sólo la
satisfacción, justicia y santidad de Cristo, son mi propia justicia delante de
Dios (a), y que yo no puedo cumplir de otro modo que por la fe (b).
a. 1 Cor. 1:30;
1 Cor 2:2.-b. 1 Juan.
Domingo
24
62. Pregunta:
¿Por qué no pueden justificarnos ante Dios las buenas obras, aunque sólo sea
una parte?
Respuesta:
Porque es necesario que aquella justicia, que ha de aparecer delante del juicio
de Dios, sea perfectamente cumplida y de todo punto conforme a la Ley Divina
(a); y nuestras buenas obras, aun las mejores en esta vida, son imperfectas y
contaminadas de pecado (b).
a. Gál 3:10; Deut. 27:26.-b. Isaías 64:6.
63. Pregunta:
Luego, ¿Cómo es posible que nuestras obras no merezcan nada, si Dios promete
remunerarlas en la vida presente y en la venidera?
Respuesta: Esta
remuneración no se da por merecimiento, sino por gracia (a).
a. Lucas
17:10.
64. Pregunta:
Pero esta doctrina, ¿no hace a los hombres negligentes e impíos?
Respuesta: No,
porque es imposible que no produzcan frutos de gratitud los que por la fe
verdadera han sido injertados en Cristo (a).
a. Mateo 7:18;
Juan 15:5.
DE LOS SACRAMENTOS.
Domingo 25
65. Pregunta:
Si sólo la fe nos hace participantes de Cristo y de todos sus beneficios, dime,
¿de dónde procede esta fe?
Respuesta: Del
Espíritu Santo (a) que la hace obrar por la predicación del Santo Evangelio,
encendiendo nuestros corazones, y confirmándola por el uso de los sacramentos
(b).
a. Efes. 2:8;
Efes. 6:23; Juan 3:5; Filip. 1:29.-b. Mateo 28:19; 1 Pedro 1:22, 23.
66. Pregunta:
¿Qué son los Sacramentos?
Respuesta: Son
señales sagradas y visibles, y sellos instituidos por Dios, para sernos
declarada mejor y sellada por ellos la promesa del Evangelio; a saber, que la
remisión de los pecados y la vida eterna, por aquel único sacrificio de Cristo
cumplido en la cruz, se nos da de gracia no solamente a todos los creyentes en
general, sino también a cada uno en particular (a).
a. Gén. 17:11;
Rom. 4:11; Deut. 30:6; Lev. 6:25, Hebr. 9:7, 8, 9, 24; Ezeq. 20:2; Isaías 6:6,
7; Isaías 54:9.
67. Pregunta:
Entonces la palabra y los Sacramentos ¿tienen como fin llevar nuestra fe al
sacrificio de Cristo cumplido en la cruz, como el único fundamento de nuestra salvación?
(a)
Respuesta: Así
es, porque el Espíritu Santo nos enseña por el Evangelio y confirma por los
Sacramentos, que toda nuestra salud está puesta en el único sacrificio de
Cristo ofrecido por nosotros en la cruz.
a. Rom. 6:3;
Gál 3:27.
68. Pregunta:
¿Cuántos sacramentos ha instituido Cristo en el Nuevo Testamento?
Respuesta: Dos:
El Santo Bautismo y la Santa Cena.
DEL SANTO BAUTISMO.
Domingo 26
69. Pregunta:
¿Por qué el Santo bautismo te asegura y recuerda que eres participante de aquel
único sacrificio de Cristo, hecho en la Cruz?
Respuesta: Porque
Cristo ha instituido (a), el lavamiento exterior del agua, añadiendo esta
promesa (b), que tan ciertamente soy lavado con su sangre y Espíritu de las
inmundicias de mi alma, es a saber, de todos mis pecados (c), como soy rociado
y lavado exteriormente con el agua, con la cual se suelen limpiar las
suciedades del cuerpo.
a. Mateo
28:19.-b. Mateo 28:19; Marc. 16:16 Hechos 2:38; Juan 1:33; Mateo 3:11; Rom.
6:3, 4.-c. 1 Pedro 3:21; Marc. 1:4; Luc. 3:3. ?
70. Pregunta:
¿Qué es ser lavado con la sangre y el Espíritu de Cristo?
Respuesta: Es
recibir de la gracia de Dios, la remisión de los pecados, por la sangre de
Cristo, que derramó por nosotros en su sacrificio en la Cruz (a). Y también ser
renovados y santificados por el Espíritu Santo, para ser miembros de Cristo, a
fin de que muramos al pecado y vivamos santa e irreprensiblemente (b).
a. Hebr. 12:24;
1 Pedro 1:2; Apoc. 1:5; Apoc. 7:14; Zac. 13:1; Ezeq. 36:25.-b. Juan 1:33; Juan
3:5; 1 Cor. 6:11; 1 Cor. 12:13; Rom. 6:4; Col. 2:12.
71. Pregunta:
¿Dónde prometió Cristo que Él nos quiere limpiar tan ciertamente por su sangre
y Espíritu como somos lavados por el agua del bautismo?
Respuesta: En
la institución del Bautismo, cuyas palabras son éstas: "Id, enseñad a
todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo, y del
Espíritu Santo" (Mateo 28:19)
"El que
creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado" (Marcos16:16). Esta misma promesa se repite cuando las Sagradas
escrituras llaman al bautismo "lavamiento de la regeneración y ablución de
pecados" (Tito 3:5, Hechos 22:16).
Domingo 27.
72. Pregunta:
¿Es el lavamiento, la purificación misma de los pecados?
Respuesta: No
(a): porque sólo la sangre de Jesucristo y el Espíritu Santo nos limpia y
purifica de todo pecado (b).
a. Mateo 3:11;
1 Pedro 3:21; Efes. 5:26.-b. 1 Juan 1:7; 1 Cor. 6:11.
73. Pregunta:
Entonces, ¿Por qué llama el Espíritu Santo al bautismo el lavado de la
regeneración y la purificación de los pecados?
Respuesta: Dios
no habla así sin una razón justificada, pues El, no sólo quiere enseñarnos que
nuestros pecados se purifican por la sangre y el Espíritu de Cristo, como las
suciedades del cuerpo por el agua (a), sino más aún: certificarnos por este
divino símbolo y prenda que verdaderamente somos limpiados por el lavamiento
interior y espiritual de nuestros pecados, de la misma manera que somos lavados
exteriormente por el agua visible (b).
a. Apoc. 1:5;
Apoc. 7:14; Cor. 6:11.-b. Marc. 16:16; Gál. 3:27.
74. Pregunta:
¿Se ha de bautizar también a los niños?
Respuesta:
Naturalmente, porque están comprendidos, como los adultos, en el pacto, y
pertenecen a la iglesia de Dios (a). Tanto a éstos como a los adultos se les
promete por la sangre de Cristo, la remisión de los pecados (b) y el Espíritu
Santo, obrador de la fe (c); por esto, y como señal de este pacto, deben ser
incorporados a la Iglesia de Dios y diferenciados de los hijos de los infieles
(d), así como se hacía en el pacto del Antiguo Testamento por la circuncisión
(e), cuyo sustito es el Bautismo en el Nuevo Pacto (f).
a. Gén.
17:7.-b. Mateo 19:14.-c. Luc. 1:15; Salmo 22:10; Isaías 44:1-3; Hechos 2:39.-d.
Hechos 10:47.-e Gén.17:14.-f. Col. 2:11-13.
DE LA SANTA CENA DE NUESTRO SEÑOR
.
Domingo 28.
75. Pregunta:
¿Cómo te asegura y confirma la Santa Cena que eres hecho participante de aquel
único sacrificio de Cristo, ofrecido en la cruz, y de todos sus bienes?
Respuesta:
Porque Cristo me ha mandado, y también a todos los fieles, comer de este pan
partido y beber de esta copa en memoria suya, añadiendo esta promesa (a):
Primero, que su cuerpo ha sido ofrecido y sacrificado por mí en la cruz, y su
sangre derramada por mis pecados, tan cierto como que veo con mis ojos que el
pan del Señor es partido para mí y que me es ofrecida la copa. Y Segundo, que
El tan cierto alimenta mi alma para la vida eterna con su cuerpo crucificado y
con su sangre derramada, como yo recibo con la boca corporal de la mano del
ministro el pan y el vino, símbolos del cuerpo y de la sangre del Señor.
a. Mateo
26:26-28; Marc. 14:22-24; Luc. 22:19, 20, 1 Cor. 10:16, 17; 1 Cor. 11:23-25; 1
Cor. 12:13.
76. Pregunta:
¿Qué significa comer el cuerpo sacrificado de Cristo y beber su sangre
derramada?
Respuesta:
Significa, no sólo abrazar con firme confianza del alma toda la pasión y muerte
de Cristo, y por este medio alcanzar la remisión de pecados y la vida eterna
(a), sino unirse más y más a su santísimo cuerpo por el Espíritu Santo (b), el
cual habita juntamente en Cristo y en nosotros de tal manera, que, aunque Él
esté en el cielo (c) y nosotros en la tierra, todavía somos carne de su carne y
huesos de sus huesos (d), y que, de un mismo espíritu, (como todos los miembros
del cuerpo por una sola alma ) somos vivificados y gobernados para siempre (e).
a. 1 Juan 6:35,
40, 47; Juan 6:48, 50, 51; Juan 6:53, 54.-b. Juan 6:55, 56.-c. Col. 3:1; Hechos
3:21; 1 Cor. 11:26.- d. Efes. 5:29, 30; Efes. 3:16; 1 Cor. 6:15; 1 Juan 3:24; 1
Juan 4:13.-e. Juan 6:57; 15:1-6; Efes. 4:15, 16.
77. Pregunta:
¿Dónde prometió Cristo, que tan ciertamente dará a los creyentes en comida y en
bebida su cuerpo y sangre, como comen de este pan roto y beben de este vaso?
Respuesta: En
la institución de la cena, cuyas palabras fueron (a) :Nuestro Señor Jesucristo,
la noche que fue entregado, tomó el pan, y habiendo dado gracias , lo partió y
dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced en
memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado,
diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces
que la beberéis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis
este pan y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él
venga (1Cor. 11:23-26).
a. Mateo 26:26
- 28; Marc.14:22-24: Luc. 22:9, 20.
Pablo repite
esta promesa cuando dice: La copa de bendición, que bendecimos, ¿no es la
comunión de la sangre de Cristo ?, El pan que partimos, ¿no es la comunión del
cuerpo de Cristo ?. Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un
cuerpo: pues todos participamos de aquel mismo pan. (1 Cor. 10:16,17).
a. Mateo
26:26-28: Marc. 14:22-24; Luc. 22:9, 20
Domingo 29.
78. Pregunta:
¿El pan y el vino se convierten sustancialmente en el mismo cuerpo y sangre de
Cristo?
Respuesta: De
ninguna manera (a), pues como el agua del Bautismo no se convierte en la sangre
de Cristo, ni es la misma ablución de los pecados, sino solamente una señal y
sello de aquellas cosas que nos son selladas en el Bautismo (b), así el pan de
la Cena del Señor no es el mismo cuerpo (c), aunque por la naturaleza y uso de
los sacramentos (d) es llamado el cuerpo de Cristo.
a. Mateo
26:29.-b. Efes. 5:26; Tito 3:5.-c. 1 Cor. 11:26.-d. Gén. 17:10, 11; Ex. 12:11,
13; Ex. 13:9; 1 Pedro 3:21; 1Cor. 10:3, 4.
79. Pregunta:
¿Por qué llama Cristo al pan su cuerpo y a la copa su sangre, o el Nuevo
Testamento en su sangre, y Pablo al pan y al vino la comunión del cuerpo y
sangre de Cristo?
Respuesta:
Cristo no habla así sin una razón poderosa, y no solamente para enseñarnos que,
así como el pan y el vino sustentan la vida corporal, su cuerpo crucificado y
su sangre derramada son la verdadera comida y bebida, que alimentan nuestras
almas para la vida eterna (a), más aún, para asegurarnos por estas señales y
sellos visibles, que por obra del Espíritu Santo somos participantes de su
cuerpo y sangre tan cierto como que tomamos estos sagrados símbolos en su
memoria y por la boca del cuerpo (b); y también que su pasión y obediencia son
tan ciertamente nuestras ,como si nosotros mismos en nuestras personas
hubiéramos sufrido la pena y satisfecho a Dios por nuestros pecados.
a. Juan
6:55.-b. 1 Cor. 10:16.
Domingo 30.
80. Pregunta:
¿Qué diferencia hay entre la Cena del Señor y la misa papal?
Respuesta: La
Cena del Señor, nos testifica que tenemos remisión perfecta de todos nuestros
pecados por el único sacrificio de Cristo, que El mismo cumplió en la Cruz una
sola vez (a); y también que por el Espíritu Santo, estamos incorporados en
Cristo (b), el cual no está ahora en la tierra según su naturaleza humana, sino
en los cielos a la diestra de Dios, su padre (c), donde quiere ser adorado por
nosotros (d).
La misa enseña
que los vivos y los muertos no tienen la remisión de los pecados por la sola
pasión de Cristo, a no ser que cada día Cristo sea ofrecido por ellos por mano
de los sacerdotes; enseña también que Cristo está corporalmente en las especies
de pan y de vino, y por tanto ha de ser adorado en ellas. Por lo tanto, el
fundamento propio de la misa no es otra cosa que una negación del único sacrificio
y pasión de Jesucristo y una idolatría maldita (e).
a. Hebr. 10:10,
12, Hebr. 7:26, 27; Hebr. 9:12, 25; Juan 19:30; Mateo 26:28; Luc. 22:19.- b. 1
Cor. 10:16, 17; 1Cor. 6:17.-c. Juan 20:17; Col. 3:1; Hebr. 1.3; Hebr. 8:1.-d.
Mateo 6:20,21; Juan 4:21; Luc. 24:52; Hechos 7:55; Col.3:1; Filip. 3:20; 1 Tes.
1:10.-e. Hebr. 10:12, 14.
81. Pregunta:
¿Quiénes son los que deben participar de la mesa del Señor?
Respuesta: Tan
sólo aquellos que se duelan verdaderamente de haber ofendido a Dios con sus pecados,
confiando en ser perdonados por el amor de Cristo y que las demás flaquezas
quedarán cubiertas con su pasión y muerte. Y que también deseen fortalecer más
y más su fe y mejorar su vida. Pero los hipócritas y los que no se arrepienten
de verdad, comen y beben su condenación.
a. 1 Cor.
11:28; 1 Cor. 10:19-22.
82. Pregunta:
¿Deben admitirse también a esta Cena, los que por su confesión y vida se
declaran infieles e impíos?
Respuesta: De
ninguna manera, porque así se profana el pacto de Dios, y se provoca su ira
sobre toda la congregación (a). Por lo cual, la Iglesia debe, según la orden de
Cristo y de sus apóstoles (usando de las llaves del reino de los cielos),
excomulgar y privar a los tales de la Cena, hasta que se arrepientan y
rectifiquen su vida.
a. 1 Cor.
11:20, 34; Isaías 1:11; isaías 66:3; Jer.7:21; Salmo 50:16.
Domingo 31.
83. Pregunta:
¿Qué son las llaves del reino de los cielos?
Respuesta: La
predicación del Santo Evangelio y la disciplina eclesiástica: con los cuales se
abre el cielo a los fieles, y se cierra a los infieles.
84. Pregunta:
¿De qué manera se abre y se cierra el reino de los cielos por la predicación
del Evangelio?
Respuesta:
Cuando (según el mandamiento de Cristo) públicamente es anunciado y testificado
a todos los fieles en general y a cada uno en particular, que todos los pecados
les son perdonados por Dios, por los méritos de Cristo, todas las veces que
abrazaren con verdadera fe la promesa del evangelio. Al contrario, a todos los
infieles e hipócritas, se les anuncia que la ira de Dios y la condenación
eterna caerá sobre ellos mientras perseveraren en su maldad (a); según
testimonio del Evangelio, Dios juzgará así en esta vida como en la otra.
a. Juan
20:21-23, Mateo 16:19.
85. Pregunta:
¿De qué manera se cierra y se abre el reino de los cielos por la disciplina
eclesiástica?
Respuesta:
Cuando (según el mandamiento de Cristo) aquellos que bajo el nombre de
cristianos se muestran en la doctrina o en la vida ajenos a Cristo, y después
de haber sido fraternalmente amonestados en diversas ocasiones, no quieren
apartarse de sus errores o maldades, son denunciados a la Iglesia o a los que
han sido amonestados por ella. Y si aún no obedecen a la amonestación de éstos,
por la prohibición de los sacramentos, son expulsados de la congregación
cristiana, y por el mismo Dios, del reino de Cristo; y otra vez recibidos, como
miembros de Cristo y de su Iglesia, cuando prometen enmienda y lo demuestran
por sus obras (a).
a. Mateo
18:15-17; 1 Cor. 5:4, 5, 11; 2 Cor. 2:6-8.
TERCERA PARTE: DE LA GRATITUD QUE
DEBEMOS A DIOS POR LA SALVACION
86. Pregunta:
Si somos liberados por Cristo de todos nuestros pecados y miserias sin
merecimiento alguno de nuestra parte, sino sólo por la misericordia de Dios
¿Por qué hemos de hacer buenas obras?
Respuesta:
Porque después de que Cristo nos ha redimido con su sangre, nos renueva también
con su Espíritu Santo a su imagen; a fin de que en toda nuestra vida nos
mostremos agradecidos a Dios por tantos beneficios y que El sea glorificado por
nosotros (b). Además de esto para que cada uno de nosotros sea asegurado de su
fe por los frutos (c). Y finalmente para que, también por la piedad e
integridad de nuestra vida, ganemos a nuestro prójimo para Cristo.
a. Rom. 6:13; Rom.12:1, 2, 1 Pedro 2:5, 9;1 Cor.
6:20.-b. Mateo 5:16; 1 Pedro 2:12.-c. 2 Pedro
1:10; Mateo 7:17; Gál. 5:6, 22.-d. 1 Pedro 3:1, 2; Rom. 14:19.
87. Pregunta:
Luego, ¿No pueden salvarse aquellos que siendo desagradecidos y perseverando en
sus pecados no se conviertan a Dios de su maldad?
Respuesta: De
ninguna manera, porque, como lo testifican las Sagradas Escrituras, no heredarán
el reino de Dios los fornicarios, los idólatras, los adúlteros, los ladrones,
los avaros, los borrachos, los maldicientes.
a. 1 Cor. 6:9,
10; Efes.5:5, 6;1 Juan 3:14.
88. Pregunta:
¿De cuantas partes se compone el verdadero arrepentimiento y conversión al Señor?
Respuesta: De
dos: la muerte del viejo hombre, y la vivificación del nuevo (a).
a. Rom.6:1,
4-6; Efes. 4:22-24, Col. 3:5,6, 8-10; 1 Cor.5:7; 2 Cor.7:10.
89. Pregunta:
¿En qué consiste la muerte del hombre viejo?
Respuesta: En
que sintamos pesar, de todo corazón, de haber ofendido a Dios con nuestros
pecados, aborreciéndolos y evitándolos (a).
a. Rom.8:13;
Joel 2:13; Oseas 6:1.
90. Pregunta:
¿Qué es la vivificación del nuevo hombre?
Respuesta: Es
alegrarse de todo corazón en Dios por Cristo (a), y desear vivir conforme a la
voluntad de Dios, así como ejercitarse en toda buena obra (b).
a. Rom. 5:1, Rom. 14:17; Isaías 57:15.-b. Rom. 6:10; Gál 2:20.
91. Pregunta:
¿Qué son las buenas obras?
Respuesta:
Únicamente aquellas que se realizan con fe verdadera (a), conforme a la Ley de
Dios (b), y se aplican solamente a su gloria (c); y no aquellas que están
fundadas en nuestras buenas intenciones o sobre instituciones humanas (d).
a. Rom. 14:23.-b. Lev. 18:4; 1 Sam.15:22; Efes.
2:10.-c. Cor.10:31.-d. Ezeq. 20:18, 19,
Isaías 29:13; Mateo 15:7-9.
DE LA LEY.
Domingo 34.
92. Pregunta:
¿Cuál es la Ley de Dios?
Respuesta: Y
habló Dios todas estas palabras: (Exodo 20:1-17; Deut. 5:6 - 21).
Yo soy Jehová
(El Señor), tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de
servidumbre.
PRIMER MANDAMIENTO:
No tendrás
dioses ajenos delante de mí.
SEGUNDO
MANDAMIENTO:
No te harás
imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni en las aguas debajo de la tierra, No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visitó la maldad de
los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, de los que me
aborrecen; y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
TERCER
MANDAMIENTO:
No tomarás el
nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que
tomare su nombre en vano.
CUARTO
MANDAMIENTO:
Acuérdate del
día de reposo para santificarlo; seis días trabajarás, y harás toda su obra;
mas el séptimo día es de reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra
alguna, tú ni tu hijo, ni tu hija ni tu siervo ni tu criada ni tu bestia, ni tu
extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los
cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el
séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
QUINTO
MANDAMIENTO:
Honra a tu
padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu
Dios te dá.
SEXTO
MANDAMIENO:
No
matarás.
SEPTIMO
MANDAMIENO:
No cometerás
adulterio.
OCTAVO
MANDAMIENTO:
No hurtarás.
NOVENO
MANDAMIENTO:
No hablarás
contra tu prójimo falso testimonio.
DECIMO
MANDAMIENTO:
No codiciarás
la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo ni su siervo, ni su
criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
93. Pregunta:
¿Cómo se dividen estos diez mandamientos?
Respuesta: En
dos tablas (a): De las cuales la primera enseña lo que debemos hacer para con
Dios; la segunda, lo que debemos hacer para con nuestro prójimo (b).
a. Deut. 4:13; Ex. 34:28; Deut. 10:3, 4.-b. Mateo 22:37- 40.
94. Pregunta:
¿Qué manda Dios en el primer mandamiento?
Respuesta: Que
yo, que deseo la salvación de mi alma, evite y huya de toda idolatría (a),
hechicería, encantamiento, superstición (b), invocación de santos y de otras criaturas
(c); y que conozca rectamente al único verdadero Dios (d), en El sólo confié
(e) con toda humildad (f) y paciencia, a El que de todo corazón le ame (i),
tema (j) y reverencie (k); de tal manera que esté dispuesto a renunciar a todas
las criaturas antes que cometer la menor cosa contra su voluntad (l).
a. 1 Juan 5:21;
1 Cor. 6:10; 1 Cor. 10:7, 14.-b. Lev. 10:31; Deut. 18:9, 10.-c. Mateo 4:10;
Apoc. 19:10; Apoc. 22:8, 9.-d. Juan 17:3.-e. Jer.17:5, 7.-f. 1 Pedro 5:5.-g.
Hebr. 10:36; Col. 1:11; Rom. 5:3, 4; 1 Cor. 10:10; Filip. 2:14.-h. Salmo
104:27; Isaías 45:7; Santg.1:17.-i. Deut. 6:5; Mateo 22:37.-j. Deut. 6:2; Salmo
111:10; Prov. 1:7; Prov. 9:10; Mateo 10:28.-k. Mateo 4:10; Deut 10:20.-l. Mateo
5:29; Mateo 10:37; Hechos 5:29.
95. Pregunta:
¿Qué es idolatría?
Respuesta: Es
poner en el lugar que sólo corresponde al Dios verdadero que se ha revelado por
su Palabra, o junto a El, cualquier otra cosa en la cual se ponga confianza
(a).
a. Efes. 5:5; 1
Crón. 16:26; Filip. 3:19; Gál. 4:8; Efes. 2.12, 1 Juan 2:23; 2 Juan 9, Juan
5:23.
Domingo 35.
96. Pregunta:
¿Qué pide Dios en el segundo mandamiento?
Respuesta: Que
no representemos a Dios por medio de alguna imagen o figura (a), y sólo le
rindamos culto como El ha mandado en su Palabra (b).
a. Isaías
40:18, 19, 25; Deut. 4:15,16, Rom. 1:23, Hechos 17:20.-b. 1 Sam. 15:23; Deut.
12.30; Mateo 15:9.
97. Pregunta:
¿No es lícito hacer ninguna imagen?
Respuesta: Ni
podemos, ni debemos representar a Dios de ninguna manera (a), y aun en el caso
de que fuese lícito representar a las criaturas, Dios prohibe hacer o poseer
ninguna imagen destinada a ser adorada o empleada en su servicio (b).
a.
Isaías40:25.-b. Ex. 34:17; Ex. 23:24; Ex. 34:13; Num. 33:52.
98. Pregunta:
¿No se podrían tolerar las imágenes en las iglesias, como si fuesen libros para
enseñar a los ignorantes?
Respuesta: No,
porque nosotros no debemos ser más sabios que Dios, que no quiere instruir a su
pueblo por imágenes mudas (a), sino por la predicación viva de su Palabra (b).
a. Jer. 10:8;
Hab. 2:18, 19.-b. Rom. 10:14, 15, 17; 2 Pedro 1:19; 2 Tim. 3:16, 17.
Domingo 36.
99. Pregunta:
¿Qué nos enseña el tercer mandamiento?
Respuesta: Que
dejemos de blasfemar (a) o profanar el nombre de Dios por medio de falsos
juramenos (b) y maldiciones (c), y aún inútiles juramentos; que no nos hagamos
partícipes de tan horrendos pecados al callar cuando los oigamos (d). En una
palabra: que no empleemos el santo nombre de Dios , mas que con temor y
veneración (e), a fin de que El sea rectamente confesado (f), invocado (g) y
glorificado por nuestras palabras y hechos (h).
a. Lev. 24:15, 16.-b. Lev. 19:12.-c. Mateo 5:37;
Santg. 5:12.-d. Lev. 5:1; Prov. 29:34.-e. Jer. 4:2; Isaías 45:23.-f. Mateo
10:32; Rom. 10:9, 10.-g. Salmo 50:15; 1 Tim. 2:8.-h. Col. 3:17; Rom. 2:24; 1
Tim. 6:1.
100. Pregunta:
¿Es tan grave pecado el profanar el nombre de Dios por medio de juramentos y
blasfemias, que Dios también se enoja contra aquellos que no se opusieron y no
lo prohibieron con todas sus fuerzas?
Respuesta: Sí
(a), porque no hay mayor pecado ni cosa que a Dios más ofenda que el profanar
su nombre, por lo cual mandó que esta maldad fuese castigada con la muerte (b).
a. Prov. 29:24; Lev. 5:1.-b. Lev. 24:16.
Domingo 37.
101. Pregunta:
¿Se puede jurar santamente en nombre de Dios?
Respuesta: Sí,
cuando el magistrado o la necesidad así lo exijan para sostener y confirmar la
fe y la verdad, para la gloria de Dios y el bien de nuestro prójimo. Pues tal
manera de prestar juramento está fundada en la palabra de Dios (a) y, en
consecuencia, ha sido rectamente empleada por los santos, tanto en el Antiguo
como en el Nuevo Testamento (b).
a. Deut. 6:13; Deut. 10:20; Isaías 48:1; Hebr. 6:16.-b. Gén. 21.24; Gén
31:53, Josué 9:15; 1 Sam. 24:23; 2 Sam. 3:35, 1 Reyes 1:29; Rom. 1:9; Rom. 9:1;
2 Cor. 1:23.
102. Pregunta:
¿Es lícito jurar por los santos u otras criaturas?
Respuesta: No.
Porque el legítimo juramento es una invocación de Dios, por la cual se le pide,
que El, como el que sólo ve los corazones, sea testigo de la verdad, y castigue
si el juramento es falso (a); este honor le corresponde a El (b).
a. 2 Cor. 1:23, Rom. 9:1.-b. Mateo 5:34-36;
Santg. 5:12.
Domingo 38.
103. Pregunta:
¿Qué ordena Dios en el cuarto mandamiento?
Respuesta:
Primero, que el ministerio de la Palabra y la enseñanza sean mantenidos (a), y
que yo frecuente asiduamente la iglesia, la congregación de Dios, sobre todo el
día de reposo (b), para oir la Palabra de Dios, y participar de los santos
sacramentos (d), para invocar públicamente al Señor (e), y para contribuir
cristianamente a ayudar a los necesitados (f).
Además, que
todos los días de mi vida cese de mal obrar, para que sea Dios mismo quien obre
en mi corazón por su Espíriu y , de este modo pueda empezar en esta vida el Sábado
eterno (g).
a. Tito 1:5, 2 Tim. 3:14, 1 Cor. 9:13, 14; 2
Tim. 2:2, 2 Tim. 3:15.-b. Salmo 40:9, 10;
Salmo 68:26; Hechos 2:42.-c. 1 Tim. 4:13; 1 Cor. 14:29.-d. 1 Cor. 11:33.-e. 1
Tim. 2:1; 1 Cor. 14:16.-f. 1 Cor. 16:2.-g. Isaías 66:23.
Domingo 39.
104. Pregunta:
¿Qué manda Dios en el quinto mandamiento?
Respuesta: Que
muestre a mi padre y a mi madre y a todos mis superiores, honor, amor y
fidelidad, que me someta obedientemente a sus buenas enseñanzas y castigos (a),
soportando también pacientemente sus flaquezas (b), pues Dios quiere regirnos
por medio de ellos (c).
a. Efes. 6:1,
2, 5; Col. 3:18, 20, 22; Efes. 5:22, Prov. 1:8; Prov. 4:1; Prov.15.20; Prov.
20:20, Ex. 21:17; Rom.13:1.-b. Prov. 23:22; Gén. 9:24; 1 Pedro 2:18.-c. Efes.
6:4, 9; Col. 3:20, Rom. 13:2, 3, Mateo 22:21.
Domingo 40.
105. Pregunta:
¿Qué exige Dios en el sexto mandamiento?
Respuesta: Que
ni por mis pensamientos, palabras, actitud y aún menos por mis actos, por mí
mismo o por medio de otro, llegue a injuriar, odiar, ofender o matar a mi
prójimo (a), por el contrario que, renuncie a todo deseo de venganza (b); que
no me haga mal a mi mismo o me exponga temerariamente al peligro (c). Para
impedir esto, el magistrado posee la espada (d).
a. Mateo 5:21,
22; Mateo 26:52; Gén. 9:6.-b. Efes. 4:26, Rom. 12:19; Mateo 18:35; Mateo 5:25.-c. Rom. 13.14; Col. 2:23;
Mateo 4:7.-d. Gén. 9:6; Ex. 21:14; Mateo 26:52;
Rom. 13:14.
106. Pregunta:
¿Este mandamiento sólo prohíbe matar?
Respuesta: Al
prohibir la muerte Dios nos enseña que El detesta todo lo que de ello se
origina, como la envidia (a), el odio (b), la ira (c) y el deseo de venganza,
considerando todo esto como verdadero homicidio (d)
.
a. Prov. 14:30; Rom. 1:29.-b. 1 Juan 2:11.-c. Santg. 1:20; Gál. 5:19-21.-d. 1 Juan
3:15.
107. Pregunta:
¿Es suficiente, como hemos dicho, el no matar a nuestro prójimo?
Respuesta: No;
pues Dios, condenando la envidia, el odio y la ira, quiere que amemos a nuesro
prójimo como a nosotros mismos (a), usando para con él toda benignidad,
mansedumbre, paciencia y misericordia (b), impidiendo hasta donde nos sea
posible,el mal que le podría sobrevenir (c), haciendo bien incluso a nuestros
enemigos (d).
a. Mateo 22:39;
Mateo 7:12, Rom. 12:10.-b. Efes. 4:2; Gál. 6:1, 2; mateo 5:5; Rom. 12:18; Luc.
6:36; Mateo 5:7; 1 Pedro 3:8; Col. 3:12.-c. Ex. 23:5.-d. Mateo 5:44, 45; Rom.
12:20.
Domingo 41.
108. Pregunta:
¿Qué enseña el séptimo mandamiento?
Respuesta: Que
Dios maldice toda deshonestidad (a), y en consecuencia nosotros debemos también
aborrecerla de todo corazón (b) y vivir casta y sobriamente (c), sea en el
santo estado de matrimonio, o en otro estado (d).
a. Lev.
18:28.-b. Judas 23.-c. 1 Tes. 4:3-5.-d Hebr. 13:4; 1 Cor. 7:7.
109. Pregunta:
¿En este mandamiento, prohíbe sólo Dios el adulterio y pecados
semejantes?
Respuesta: Como
nuestro cuerpo y alma son templo del Espíritu Santo, Dios quiere que
conservemos ambos puros y santos. Para ello prohíbe toda impureza en nuestras
acciones, nuestros gestos, nuestras palabras (a), nuestros pensamientos y
deseos (b), y todo lo que incita al hombre a ello (c).
a. Efes. 5:3,
4; 1 Cor. 6:18, 19.-b. Mateo 5:27, 28.-c. Efes. 5:18, 1 Cor. 15:33.
Domingo 42.
110. Pregunta:
¿Qué prohíbe Dios en el octavo mandamiento?
Respuesta: Dios
prohíbe no solamente el robo (a) y la rapiña (b) que castiga la autoridad ,
sino que llama también robo a todos los medios malos y engaños con los cuales
tratamos de apoderarnos del bien de nuestro prójimo (c), ya sea por la fuerza
por una apariencia de derecho, como son: el peso falso,la mala mercadería (d),
la moneda falsa, la usura (e), o por cualquier otro medio prohibido por Dios.
También prohibe toda avaricia (f) y todo uso inútil de sus dones (g).
a. 1 Cor.
6:10.-b. 1 Cor.5:10; Isaías 33:1.-c. Luc.3:14; 1 Tes. 4:6.-d. Prov. 11:1; Prov.
16:11; Ezeq. 45:9, 10; Deut. 25:13.-e. Salmo 15:5; Luc. 6:35.-f. 1 Cor.
6:10.-g. Prov. 23:20, 21; Prov. 21:20.
111. Pregunta:
¿Qué te ordena Dios en este mandamiento?
Respuesta:
Buscar en la medida de mis fuerzas, aquello que sea útil a mi prójimo, de hacer
con él lo que yo quisiera que él hiciese conmigo (a), y trabajar fielmente a
fin de poder asistir a los necesitados en su pobreza (b).
a. Mateo
7:12.-b. Efes. 4:28.
Domingo 43.
112. Pregunta:
¿Qué se pide en el noveno mandamiento?
Respuesta: Que
no levante falsos testimonios contra nadie (a), que no interprete mal las
palabras de los demás (b), que no sea ni detractor ni calumniador (c). Que no
ayude a condenar a nadie temerariamente y sin haberle escuchado (d); que huya
de toda clase de mentira y engaño como obras propias del diablo (e), si no
quiero provocar contra mi la gravísima ira de Dios (f), Que en los juicios como
en cualquier otra ocasión, ame la verdad, la anuncie y la confiese sinceramente
(g), Y por último que procure con todas mis fuerzas defender la honra y
reputación de mi prójimo (h).
a. Prov. 19:5, 9; Prov. 21:28.-b. Salmo 15:3;
Salmo 50:19, 20.-c. Rom. 1:30.-d.
Mateo 7:1; Luc. 6:37.-e. Juan 8:44.-f. Prov. 12:22; Prov. 13:5.-g. 1 Cor. 13:6;
Efes. 4:25.-h. 1 Pedro 4:8.
Domingo 44.
113. Pregunta:
¿Qué ordena el décimo mandamiento?
Respuesta: Que
ni por deseo o pensamiento nuestros corazones se rebelen jamás contra alguno de
los mandamientos de Dios, sino que en todo tiempo aborrezcamos el pecado de
todo corazón y nos deleitemos en toda justiciaa.
a. Rom.
7:7.
114. Pregunta:
¿Pueden guardar perfectamente estos mandamientos los que son convertidos a Dios?
Respuesta: No,
porque incluso los más santos, en tanto estén en esta vida, no cumplen más que
con un pequeño principio de esta obediencia (a). Sin embargo, empiezan a vivir
firmemente no sólo según algunos, sino todos los mandamientos de Dios (b).
a. Juan 1:8; Rom. 7:4, 15; Eccles. 7:20; 1 Cor.
13:9.-b. Rom. 7:22; Salmo 1:2.
115. Pregunta:
Entonces, ¿Por qué quiere Dios que se nos predique tan rigurosamente los diez
mandamientos, si no hay nadie que pueda observarlos perfectamente en esta
vida?
Respuesta:
Primeramente, para que durante toda nuestra vida conozcamos más y más, cuán
grande es la inclinación de nuestra naturaleza a pecar (a), y así busquemos con
más fervor la remisión de nuestros pecados y la justicia de Cristo (b). Después,
que nos apliquemos sin descanso a suplicar a Dios la gracia de su Espíritu
Santo, para que cada día seamos más renovados a su imagen, hasta que, después
de esta vida, alcancemos la perfección que nos es propuesta (c).
a. Rom. 3:20; 1 Juan 1:9; Salmo 32:5.-b Mateo
5:6; Rom. 7:24, 25.-c. 1 Cor. 9:24
Filip. 3:12-14.
DE LA ORACION.
Domingo 45.
116. Pregunta:
¿Por qué es necesaria la oración a los cristianos?
Respuesta:
Porque es el punto principal de nuestro agradecimiento que Dios pide de
nosotros (a), y porque El quiere dar su gracia y su Espíritu Santo sólo a
aquellos que se lo piden con oraciones ardientes y continuas, dándole gracias
(b).
a. Salmo
50:4.-b. Mateo 7:7; Luc.11:9, 13, 1 Tes. 5:17.
117. Pregunta:
¿Qué es necesario en la oración para que ésta agrade a Dios y sea oída por
El?
Respuesta:
Primero, que pidamos de todo corazón (a), al solo y verdadero Dios, el cual se
ha manifestado en su palabra (b), todas las cosas que El desea que le pidamos
(c). Segundo, que reconociendo sinceramente toda nuestra pobreza y miseria (d),
nos humillemos delante de su majestad (e). Y por último que apoyándonos sobre este
firme fundamento (f), sepamos que, pese a nuestra indignidad, El escuchará nuestra
oración por amor del Señor Jesucristo (g), como nos lo ha prometido en su
palabra (h).
a. Juan 4:24;
Salmo 145:18.-b. Apoc. 19:10; Juan 4:22-24.-c. Rom. 8:26; 1 Juan
5:14; Santg. 1:5.-d. 2 Cron. 20:12.-e. Salmo 2:11;
Salmo 34:18; Isaías 66:2.-f. Rom. 10:14; Santg. 1:6.-g. Juan 14:13; 16:23; Dan.
9:18.-h. Mateo 7:8, Salmo 27:8.
118. Pregunta:
¿Qué nos ha mandado Dios que le pidamos?
Respuesta: Todo
lo que es necesario para el alma y para el cuerpo (a), lo cual, nuestro Señor
Jesucristo, ha incluido en la oración que él mismo nos ha enseñado.
a. Santg. 1:17;
Mateo 6:33.
119. Pregunta:
¿Qué dice esta oración?
Respuesta: (a)
Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu
reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos
hoy nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del
mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos.
Amén.
a. Mateo
6:9-13; Luc. 11:2, 3, 4.
Domingo 46.
120. Pregunta:
¿Por qué nos pide nuestro Señor Jesucristo que nos dirijamos a Dios diciendo:
"Padre nuestro?"
Respuesta: Para
despertar en nosotros, desde el principio de nuestra oración, el respeto filial
y la confianza en Dios que deben ser el fundamento de nuestra oración. Es a
saber, que Dios ha venido a ser nuestro Padre por Jesucristo, y nos concede con
mayor seguridad la cosas que le pedimos con fe, que nuestros padres nos otorgan
la cosas de este mundo (a).
a. Mateo
7:9-11; Luc. 11:11-13.
121. Pregunta:
¿Por qué se añade: Que estás en los cielos?
Respuesta: A
fin de que no tengamos ninguna idea terrestre de la majestad celestial de Dios
(a), y esperemos de su omnipotencia lo que necesitamos para nuestro cuerpo y
nuestra alma (b).
a. Jer. 23:23,
24; Hechos 17:24, 25, 27.-b. Rom. 10:12.
Domingo 47.
122. Pregunta:
¿Cuál es la primera súplica?
Respuesta:
Santificado sea tu nombre, es decir, concédenos ante todo que te conozcamos
rectamente (a), y que santifiquemos y celebremos tu omnipotencia, sabiduría,
bondad, justicia, misericordia y verdad, que se manifiestan en toda tus obras
(b). Concédenos también, que toda nuestra vida, en pensamiento, palabra y obra,
sea siempre dirigida a este fin: que tu santísimo nombre no sea por nosotros
blasfemado ni menospreciado, sino honrado y glorificado (c).
a. Juan 17:3;
Jer. 9:24; Jer. 31:33, 34; Mateo 6:33.-b.Salmo 51:18; Salmo 122:6.-c. 1 Juan
3:8; Rom. 16:20.-d. Apoc. 22:20, Rom. 8:22, 23.-e. 1 Cor. 15:28.
Domingo 48.
123. Pregunta:
¿Cuál es su segunda súplica?
Respuesta:
Venga tu reino, es decir; reina de tal modo sobre nosotros por tu Palabra y
Espíritu, que nos sometamos cada vez más y más a Ti (a). Conserva y aumenta tu
iglesia (b). Destruye las obras del diablo y todo poder que se levante contra
Ti, lo mismo que todos losconsejos que se toman contra tu Palabra (c), hasta
que la plenitud de tu reino venga (d), cuando Tú serás todo en todos (e).
a. Salmo
143:10; Salmo 119:5; Mateo 6:33.-b. Salmo 51:18; Salmo 122:6.-c. 1 Juan 3:8;
Rom. 16:20.-d. Apoc. 22:20; Rom. 8:22, 23.-e. 1 Cor. 15:28.
Domingo 49.
124. Pregunta:
¿Cuál es la tercera súplica?
Respuesta: Sea
hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Es decir, haz
que nosotros y todos los hombres, renunciemos a nuestra propia voluntad (a), y
con toda humildad obedezcamos la tuya que es la única buena (b), para que cada
uno de nosotros cumpla su deber y vocación, tan fiel y gozosamente (c) como lo
hacen los ángeles en el cielo (d).
a. Mateo 16:24;
Tito 2:11, 12.-b. Luc. 22:42; Efes. 5:10; Rom. 12:2.-c. 1 Cor. 7:24.-d. Salmo
103:20, 21.
Domingo 50.
125. Pregunta:
¿Cuál es la cuarta súplica?
Respuesta:
Danos hoy nuestro pan cotidiano, es decir, dígnate proveernos de todo lo que es
necesario para el cuerpo (a), a fin de que, por ello reconozcamos que Tú eres
la única fuente de todo bien (b), y que, ni nuestras necesidades, ni trabajo,
ni incluso los bienes que Tú nos concedes, no nos aprovechan antes nos dañan
sin tu bendición (c). por tanto, concédenos que apartemos nuestra confianza de
todas las criaturas, para ponerla sólo en Ti (d).
a. Salmo
145:15; Salmo 104:27; Mateo 6:26.-b. Santg. 1:17; Hechos 14:17; Hechos
17:27.-c. 1 Cor. 15:58; Deut. 8:13; Salmo 37:16; Salmo 127:1, 2.-d. Salmo
55:22; Salmo 62:10; Salmo 146:3; Jer. 17:5, 7.
Domingo 51.
126. Pregunta:
¿Cuál es la quinta súplica?
Respuesta:
Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores; es decir: por la preciosa sangre de Jesucristo, dígnate no
imputarnos, a nosotros pobres pecadores, nuestros pecados ni la maldad que está
arraigada en nosotros (a), así como nosotros sentimos, por este testimonio de
tu gracia, el firme propósito de perdonar de todo corazón a nuestro prójimo
(b).
a. Salmo 51:1;
Salmo 143:2; 1 Juan 2:1; Rom. 8:1.-b. Mateo 6:14.
Domingo 52.
127. Pregunta:
¿Cuál es la sexta súplica?
Respuesta: No
nos metas en tentación, más líbranos del mal; es decir, dado que nosotros
mismos no podríamos subsistir un solo instante (a), y dado que, nuestros
enemigos mortales como son: Satanás (b), el mundo (c) y nuestra propia carne
(d), nos hacen continua guerra; dígnate sostenernos y fortificarnos por la
potencia de tu Espíritu Santo, para que podamos resistirles valerosamente, y no
sucumbamos en ese combate espiritual (e), hasta que logremos finalmente la
victoria (f).
a. Juan 15:5;
Salmo 103:14.-b. 1 Pedro 5:8; Efes. 6:12.-c. Juan 15:19.-d. Rom. 7:23; Gál.
5:17.-e. Mateo 26:41; Marc. 13:33.-f. 1 Tes. 3:13 1 Tes. 5:23.
128. Pregunta:
¿Cómo concluyes esta oración?
Respuesta:
Porque tuyo es el reino, el poder, y la gloria, por todos los siglos. Esto es:
Te pedimos todo esto, porque siendo nuestro Rey Todopoderoso, Tú puedes y
quieres concedernos toda clase de bien (a), y esto para que, no a nosotros,
sino a tu santo nombre sea todo gloria (b) por todos los siglos.
a. Rom. 10:12;
2 Pedro 2:9.-b. Juan 14:13; Jer.33:8, 9; Salmo 115:1
129. Pregunta:
¿Qué significa la palabra: Amén?
Respuesta: Amén
quiere decir: esto es verdadero y cierto. Porque mi oración es más ciertamente
escuchada por Dios, que lo que yo siento en mi corazón, que he deseado de El
(a).
a. 2 Cor. 1:20;
2 Tim. 2:13.
No hay comentarios:
Publicar un comentario