2
Corintios 5; 8
pero
cobramos ánimo y preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar con el
Señor.
Pablo expresa
que su confianza está basada en lo que ha hecho Dios para el cristiano fiel,
referente a la vida eterna. Dice que sabemos que mientras vive el cristiano en
el cuerpo físico, no está con el Señor. No ve al Señor; no anda por vista. Anda
por fe en lo que Dios ha revelado en su Palabra. Pero a pesar de estar andando
por fe, y todavía no por vista, siempre tiene confianza y anhela morir y así
dejar el cuerpo físico, para ya estar con el Señor, (que es muchísimo mejor --
Flp_1:23), en las glorias de la vida eterna.
Sobre el pensamiento entre paréntesis, "no mirando nosotros las cosas que se
ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las
que no se ven son eternas". Andamos por fe, pues ella nos da el poder de
ver lo invisible (Heb_11:13; Heb_11:27).
Dado que la fe viene por el oír la
palabra de Dios (Rom_10:17), uno anda por fe cuando anda según la palabra de
Dios nos instruye y manda. Andar por vista es todo lo contrario. El subjetivismo
es andar por vista, por sabiduría humana, por ideas carnales. Por otra parte,
el objetivismo es andar por fe en lo que el objeto divino, la palabra de Dios,
dice. Mucho se llama "fe" en el mundo religioso que es más bien
"vista".
Pablo expresa su confianza en las
verdades reveladas por Dios, y en las promesas de Dios, luego recuerda a sus
lectores que es por fe en esas verdades y promesas que tenemos que andar, y
entonces vuelve a expresar su confianza y el anhelo de que va a estar en el
cielo con Cristo, cuando su alma ocupe más bien su habitación eterna.
Filipenses 1; 23
pues de ambos lados me siento apremiado, teniendo
el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor;
Como Pablo estaba en la cárcel esperando el juicio, tenía que asumir la
realidad de que era impredecible si había de morir o de seguir viviendo; pero a
él le daba lo mismo.
"El vivir --dice en frase lapidaria- quiere decir Cristo.» Para
Pablo, Cristo había sido el principio de su vida, porque aquel día del camino
de Damasco era como si su vida hubiera empezado totalmente de nuevo. Cristo
había sido la continuación de su vida; no había habido nunca un día que Pablo
no hubiera vivido en Su presencia, y en los más terribles momentos Cristo había
estado con Él dándole ánimo Hech_18:9 s). Cristo era el fin de su vida, porque
era a Su continua presencia adonde conducía para Pablo la vida. Cristo era la
inspiración de su vida; era la dinámica de su vida. Cristo había sido el Que le
había dado a Pablo la tarea de vivir, porque había sido Él el Que le había
hecho apóstol y le había enviado a evangelizar a los gentiles. Había sido
Cristo el Que le había dado la fuerza para vivir, porque era la gracia todo suficiente
de Cristo la que había alcanzado su plenitud en la debilidad de Pablo. Para él,
Cristo era la recompensa de la vida, porque la única recompensa que valía la
pena para Pablo era una comunión más íntima con su Señor. Si Cristo hubiera de
desaparecer de su vida, a Pablo no le quedaría nada.
«Para mí -dice Pablo-, la muerte es una ganancia.» La muerte era la
entrada en una presencia aún más íntima de Cristo. Hay pasajes en los que Pablo
parece considerar la muerte como un sueño del. que todos los seres humanos
despertarán en alguna resurrección general futura (1 Corintios 1 S: Sl s;
1Te_4:14; 1Te_4:16 ); pero en este momento en que sentía sobre sí el aliento de
la muerte, Pablo no la veía como un quedarse dormido, sino como la entrada
inmediata a la presencia de su Señor. Si creemos en Jesucristo, para nosotros
la muerte es unión y reunión, unión con Él y reunión con los que hemos amado y
perdido por un tiempo.
En consecuencia, Pablo oscilaba entre dos deseos que tiraban de él en
sentidos opuestos. La palabra que usa es synéjomai, que se usaría para
describir la situación de un viajero que se encontrara entre un muro
inescalable por un lado y un precipicio por el otro, sin más salida que seguir
adelante; centre la espada y la pared» diríamos en español, aunque así se
expresa el encontrarse uno entre dos males, y Pablo se encontraba entre dos bienes.
Él prefería marcharse ya para estar con Cristo, que era con mucho lo mejor,
salir ganando; pero por causa de sus amigos y de lo que todavía pudiera hacer
por ellos deseaba seguir en esta vida. Y entonces viene el pensamiento de que
la elección no depende de él, sino de Dios.
«Mi deseo es partir,» dice Pablo con una frase muy gráfica, usando la
palabra analyein, que tiene varios significados.
Es la palabra que se usa para levantar el
campamento, desatar las cuerdas de las tiendas de campaña, sacar las estacas y
ponerse en marcha. La muerte es el último viaje. Cada
día nos encontramos una jornada más cerca de nuestro Hogar, hasta que la última
levantemos la tienda definitivamente para ocupar nuestra morada permanente en
el mundo de la gloria.
La muerte es hacerse a la vela y partir en un viaje que conduce al
puerto de la eternidad y a Dios.
Es la palabra para resolver problemas. La
muerte aporta la solución a muchos de los problemas de la vida. Hay un lugar en
el que se contestarán todas las preguntas de la vida, y donde los que han
esperado comprenderán por fin.
Pablo está convencido de que quedará y seguirá con ellos. Hay aquí un
juego de palabras en griego que no se puede reproducir en español. La palabra
para quedar es ménein, y la de continuar es paraménein. El
detalle está en que ménein quiere decir sencillamente permanecer con, mientras
que paraménein (para quiere decir en griego al lado de) quiere decir esperar al
lado de una persona dispuesto a ayudar. El deseo que tenía Pablo de seguir en
esta vida no era para vivir para sí, sino para otros a los que podría seguir
ayudando.
Así era que, si Pablo conservaba la vida para poder ir a verlos otra
vez, ellos tendrían razones para sentirse orgullosos de Jesucristo. Es decir,
podrían mirar a Pablo y ver en él un ejemplo luminoso de cómo, por medio de
Cristo, una persona puede arrostrar lo peor sin alterarse ni atemorizarse. Es
el deber de todo cristiano el confiar de tal manera que los demás-puedan ver en
él lo que Cristo puede hacer por una persona que Le ha entregado su vida.
¡Maranata! ¡Sí, ven
Señor Jesús!
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