Lucas 10; 21
En
aquella misma hora Él se regocijó mucho en el Espíritu Santo, y dijo: Te alabo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios y
a inteligentes, y las revelaste a niños. Sí, Padre, porque así fue de tu
agrado.
¿Quiénes son los
“sabios y entendidos”? Los fariseos, escribas, saduceos, intérpretes de la ley,
etc. ¿Quiénes son los “niños”? Los discípulos de Jesús eran “niños” en el
sentido de ser humildes. Eran los “pobres en espíritu” que habían reconocido
que estaban en la bancarrota espiritual y que necesitaban la salvación y, por
eso, tenían hambre y sed de justicia, etc. (Mat_5:1-12).
¿Por qué escondió el evangelio de los sabios y entendidos y
lo reveló a los niños? ¿Hace acepción de personas? ¿Es justo que Dios oculte el
mensaje acerca del reino de Dios y de la salvación a algunos y revelarlo a
otros? ¿Cómo se explica este texto? En primer lugar, Dios no hace acepción de
personas (Hch_10:34; Rom_2:11). La invitación de Cristo es para todos
(Mat_11:28-30). En segundo lugar, el mensaje de salvación fue predicado a
todos. Cristo predicó de la manera más pública, en las sinagogas, en el templo,
como también en el aire libre. Además, sus milagros eran públicos. Todos podían
verlos o saber de ellos. Por lo tanto, Dios no escondió ni ocultó el evangelio
de Cristo en el sentido de predicarlo y confirmarlo con milagros en algún
rincón (Hch_26:26) solamente para los discípulos. Entonces, ¿en qué sentido
escondió Dios la verdad de los sabios y entendidos? Les presentó un mensaje
acerca del Mesías y su reino que no era aceptable a ellos. No querían
entenderlo porque no les convenía. Tenían otro concepto del Mesías y su reino
y, por causa de su prejuicio “no podían entender” la verdad. Recuérdese lo que
Jesús dijo en Mat_13:10-13. Los fariseos, escribas y otros líderes habían oído
la enseñanza de Jesús y habían visto sus milagros, pero teniendo ojos no veían
y teniendo oídos no oían. Los humildes, habiendo oído el mismo mensaje y
habiendo visto los mismos milagros, sí creían. Por lo tanto, Jesús dice, “a
vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no
les es dado”.
Pablo explica a los
corintios (1Co_1:18-23) que los “sabios y entendidos” no quieren el evangelio,
porque para ellos es “locura”. ¿Quiénes aceptan el evangelio? 1Co_1:26-31.
Entonces Pablo explicó cómo él predicó a Cristo en Corinto (1Co_2:3-5).
Entonces, ¿quién en realidad oculta la verdad y ciega al hombre? la respuesta
en 2Co_4:3-4.
Luc_9:1-62 :”44 Haced que os penetren bien en los oídos
estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en
manos de hombres. 45 Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban
veladas para que no las entendiesen”. En el v. 44 Jesús les explica que El
sería entregado”. ¿Por qué “les estaban veladas” “estas palabras”? Porque
ellos, al igual que los demás judíos, no querían aceptar el concepto del Mesías
que iba a sufrir. Estas palabras no eran veladas por el Señor, sino por el
prejuicio de los discípulos. Jesús quería que entendieran: “Haced que os
penetren bien en los oídos estas palabras”. Sin embargo, ellos tenían otras
ideas como lo indica el siguiente versículo: “46 Entonces entraron en discusión
sobre quién de ellos sería el mayor”; es decir, querían ser príncipes en un
reino terrenal, como el de David y Salomón.
Hay lecciones valiosas en este texto para todos. Los
fariseos, escribas, etc. entre los judíos, o los filósofos griegos no son los
únicos “sabios y entendidos” que no pueden entender el evangelio. El mundo está
lleno de tales personas:
(1) los académicos, con
sus doctorados y otros títulos, no pueden “entender” la creación de todo por
Dios (sólo entienden la evolución)
(2) los modernistas no pueden “entender” que
la Biblia es inspirada por Dios y no pueden aceptar lo sobrenatural (milagros)
(3) los romanistas no
pueden entender que su movimiento religioso es la apostasía profetizada por el
apóstol Pablo (2Ts_2:1-17; 1Ti_4:1-4)
(4) millones de mormones siguen a José Smith,
y otros millones siguen al “Pastor” Russell (los testigos contra Jehová), y a
docenas de otros falsos maestros que profesan seguir la fe de Cristo, y ni
hablar de los millones de religiosos que ni aceptan al Dios de las Escrituras.
(5) Pero hay que
agregar otro grupo de “sabios y entendidos” que no son grandes ni poderosos
ante los ojos de otros. No son ricos. No tienen preparación académica. Algunos
son analfabetos. Me refiero a los muchos que tienen opiniones fuertes que han
recibido de parientes, amigos y otras fuentes y por eso, siendo “sabios en su
propia opinión” (Rom_12:16), no reciben la verdad. Estos dicen, “Es lo que he
sido enseñado y así es”; “es lo que siempre hemos creído”. Muchas de estas
ideas son pura superstición, pero los dueños de estas creencias son tercos,
porfiados, y no les puede enseñar nada. Aunque económicamente estos estén en
los rangos bajos, se creen muy intelectuales (“sabios y entendidos”) y a ellos
también Dios esconde la verdad. Recuérdese la advertencia de Pablo a los
tesalonicenses (2Ts_2:10-12). Es indispensable que todos amen la verdad y que
aborrezcan todo error (mentira). Es necesario tener la mente bien abierta para
estudiar la palabra de Dios. Como dice Pablo (1Ts_5:21), “Examinadlo todo,
retened lo bueno”.
Los que rehúsen aceptar la verdad por cualquier motivo
llegan a ser incapaces de entenderla. Les está escondida. Stg_4:6, “Dios
resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.
1Corintios 1;
21
Porque ya
que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de su propia
sabiduría, agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación, salvar a los
que creen.
La palabra “mundo”
aquí, como en el versículo anterior, es del vocablo griego kosmos, que
significa el mundo desde el punto de vista de orden, el mundo físico que está
pasando (1Cor 7:31; 1Jn_2:17).
Aunque la sabiduría del ser humano es capaz de observar y
descubrir muchas cosas, no puede conocer a Dios sin la ayuda de revelación de
parte de Dios. Por eso en Atenas, ciudad de filósofos griegos, Pablo halló un
altar con la inscripción, “Al Dios No Conocido” (Hch_17:23). Un poeta griego
reconoció que todos somos linaje de Dios, pero los sabios se quedaban en
ignorancia (imaginación, superstición) en cuanto a la voluntad de Dios,
haciendo que la Deidad sea semejante a animales y a seres humanos (la
idolatría).
La sabiduría de Dios cuidó de que fuera así; a saber, que
sin revelación sobrenatural de parte de Dios el hombre solo no pudiera conocer
a Dios. El hombre depende de su Creador.
De la misma naturaleza el hombre solo sí puede saber que
Dios existe, y que debe ser adorado, y se queda sin excusa por no creerlo
(Rom_1:20), pero solo no puede saber cuál es la voluntad de Dios para el hombre.
Los corintios, antes de su conversión a Cristo, y dependiendo de sus filósofos,
no habían podido conocer a Dios, pero ahora que el evangelio se les predicó, sí
podían conocerle.
-- agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación -- Muchas versiones se expresan así: “plugo a Dios”. Efe_1:5. Se
trata del propósito eterno de Dios (Efe_3:11).
Dios escogió que el hombre perdido fuera salvado por el
contenido (mensaje) que ha de ser predicado (más bien que por la presentación
misma, llamada “predicación”), mensaje que el mundo considera locura
Lo que
ha de ser predicado para la salvación del hombre pecador es el evangelio, nada
más (1 Cor 23; 15:1,2; Rom_1:16). Jua_6:44-45; Rom_10:14-15. No es tanto que
Felipe predicara a los samaritanos, sino que les predicó ¡a Cristo! (Hch_8:5).
No es tanto que predicara al eunuco, sino le predicó “el evangelio de Jesús”.
Pablo llegó a Corinto predicando una sola cosa: “a Jesucristo, y a éste
crucificado”.
¡Maranata! ¡Sí, ven
Señor Jesús!
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