Romanos 1; 16-17
16
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
17
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,
como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Cuando llegamos a estos dos versículos ya hemos pasado la introducción
y escuchamos el clarín del Evangelio.
Muchos de los grandes conciertos para piano
empiezan con un acorde explosivo, y luego viene el tema que se va a desarrollar.
La probable razón es que se interpretaban en reuniones privadas en casas
grandes; y, cuando el pianista se sentaba al piano todavía había un murmullo de
conversación. Tocaba el acorde inicial para captar la atención de la audiencia,
y a continuación exponía el tema. Hasta estos dos versículos Pablo ha estado
estableciendo contacto con los destinatarios de su carta, atrayéndose su
atención; y ahora enuncia el tema.
Aquí
no tenemos más que dos versículos; pero contienen tanto de la
quintaesencia del Evangelio de Pablo que merecen que nos detengamos en ellos el
tiempo necesario.
Pablo empieza diciendo que está orgulloso del
Evangelio que tiene el privilegio de predicar. Es sorprendente considerar el
trasfondo de esta afirmación. A Pablo le habían metido en la cárcel en Filipos,
le habían obligado a escapar por su vida en Tesalónica, le habían tenido que
sacar de contrabando en Berea, se habían reído de él en Atenas, y en Corinto su
Mensaje les había parecido una estupidez a los griegos y un escándalo a los judíos.
A pesar de todo eso y mucho más, Pablo
proclama que está orgulloso del Evangelio. Había algo en el Evangelio que le
hacía salir victorioso de todo lo que los hombres le pudieran hacer.
No me avergüenzo del Evangelio de Cristo - Este texto está mejor ilustrado por Isaías 28:16 por tanto,
Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una
piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere,
no se apresure; Isaías 49:23 Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro
inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que
yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí. citado
por el apóstol, Romanos 10:11 Porque la Escritura
dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado; es decir, no
serán confundidos, ni defraudados de su esperanza. Los judíos, al no creer en
Jesucristo, al no recibirlo como el Mesías prometido, sino confiar en los
demás, han estado desilusionados, avergonzados y confundidos, desde entonces
hasta el día de hoy. Su expectativa es cortada; y, mientras rechazan a Cristo,
y esperan otro Mesías, han continuado bajo el desagrado de Dios, y se
avergüenzan de su confianza. En cambio, los que creemos en Cristo tenemos, en y
por él, todas las bendiciones de que hablaron los profetas; toda promesa de
Dios es sí y amén por medio de Él.
Pablo, como judío, creyó en Cristo Jesús; y al
creer que tenía vida por su nombre; a través de Él disfrutó de una abundancia
de gracia; para que, estando lleno de esa felicidad que produce un Cristo que
mora en nosotros, pudiera decir alegremente, No me avergüenzo del Evangelio de
Cristo. ¿Y por qué? Porque sintió que era el poder de Dios para la salvación de
su alma creyente. Este parece ser el verdadero sentido de este pasaje, y esta
interpretación adquiere fuerza adicional por la consideración de que San Pablo
aquí se dirige más evidentemente a los judíos.
Es
poder de Dios para salvación - δυναμις γαρ θεου εστιν· El omnipotente poder de Dios acompaña esta
predicación a las almas de los que creen; y la consecuencia es que se salvan; y
¿Qué sino el poder de Dios puede salvar a un alma caída y pecadora?
Al
judío primero - No
sólo los judíos tienen la primera oferta de este Evangelio, sino que tienen la
mayor necesidad de él; estando tan profundamente caídos, y habiendo pecado
contra tan gloriosos privilegios, son mucho más culpables que los gentiles, que
nunca tuvieron la luz de una revelación divina.
Y
también al griego -
Aunque hasta ahora la salvación de Dios aparentemente ha estado confinada al
pueblo judío, ya no será así, porque el Evangelio de Cristo se envía a los
gentiles así como a los judíos; Dios no ha puesto diferencia entre ellos; y
Jesucristo habiendo gustado la muerte por todos.
En este pasaje nos encontramos con tres de las grandes consignas paulinas,
tres grandes pilares de su pensamiento y creencia.
(i) Tenemos
su concepción de la Salvación (sótéría). En aquel momento de la Historia,
la Salvación era el bien supremo que todos estaban buscando. Había habido un
tiempo en el que la filosofía griega había sido especulativa. Cuatrocientos o
quinientos años antes, los filósofos habían pasado el tiempo discutiendo el
problema de cuál es el elemento básico del que se ha formado el universo. La
filosofía había sido especulativa y natural; pero, poco a poco, con el paso de
los siglos, la vida se había desplomado: los antiguos hitos habían
desaparecido; los hombres se sentían rodeados de tiranos, conquistadores y
peligros; la degeneración y la debilidad los acechaban, y la filosofía cambió
de canal: se hizo, no especulativa, sino práctica. Dejó de ser filosofía
natural para convertirse en filosofía moral. Su único propósito era levantar
«una muralla defensiva contra el caos que se les echaba encima.»
Epicteto llamaba a su aula "el hospital
para las almas enfermas.» Epicuro llamaba a su enseñanza "la medicina de
la salvación». Séneca, el contemporáneo de Pablo, decía que todos los hombres
estaban mirando ad salutem, buscando la salvación. Lo que necesitamos, decía,
«es que se nos tienda una mano para levantarnos.» Los hombres, decía, son
abrumadoramente conscientes de «su debilidad e ineficacia en las cosas
necesarias.» Él mismo, decía, era homo non tolerabilis, uno al que no se podía
tolerar. La gente amaba sus vicios, decía con una cierta desesperación, y los
odiaba al mismo tiempo. En este mundo desesperado, decía Epicteto, la gente
está buscando la paz, "no la que proclama el César, sino la de Dios.»
Difícilmente
se encontrará otra época de la Historia en la que la humanidad estuviera
buscando más la salvación. Era precisamente esa salvación, esa
liberación y ese poder, lo que el Evangelio ofrecía al mundo.
Veamos qué era esa sótéría, esa Salvación
cristiana:
(a) Era
la salvación de la enfermedad física (Mateo_9:21
porque decía dentro de sí: Si tocare solamente
su manto, seré salva.; Lucas_8:36
Y los que lo habían visto, les
contaron cómo había sido salvado el endemoniado ). No era algo que sólo tuviera relación con el otro mundo. Estaba
orientado a rescatar al ser humano en cuerpo y alma.
(b) Era
la salvación del peligro (Mateo_8:25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor,
sálvanos, que perecemos! ; Mateo_14:30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a
hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!).
No es que le garantizaba al hombre una vida libre de riesgos y peligros, sino
que le daba la seguridad del alma en cualesquiera circunstancias.
La Salvación de Cristo nos pone a salvo de las circunstancias
externas.
(c) Era
la salvación de toda contaminación. El cristiano está a salvo del
contagio de una generación retorcida y perversa (Hechos_2:40
Y con otras muchas palabras testificaba y les
exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación ). Los que
tienen la Salvación de Cristo tienen un antiséptico divino que los guarda de la
infección del mal que hay en el mundo.
(d) Era
la salvación de la perdición (Mateo 18:11 porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se
había perdido. ; Lucas_19:10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se
había perdido.). Jesús vino a buscar
y salvara los que se habían perdido.
Por naturaleza nos encontramos en un camino
equivocado, que no conduce más que a la muerte. Cuando recibimos la Salvación
de Cristo vamos por el camino verdadero de la Vida (Juan_14:6
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y
la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. ).
(e) Era
la salvación del pecado (Mateo_1:21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados ). La humanidad se encuentra sometida
a esclavitud bajo un tirano del que no puede escapar. La Salvación de Cristo
nos libra de la tiranía del pecado que paga el servicio de sus súbditos con la
muerte (Romanos_6:23 Porque la paga del pecado es muerte,
mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.).
(f) Era
la salvación de la ira de Dios (Romanos_5:9
Pues mucho más, estando ya
justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. ). En el próximo pasaje tendremos ocasión de investigar el sentido de
esta frase. De momento nos basta tomar nota de que hay en el mundo una ley
moral inexorable, y el anuncio de un juicio ineludible forma parte del
Evangelio. Si no fuera por la Salvación
de Cristo, no podríamos esperar más que la condenación eterna.
(g) Era
una salvación escatológica. Es decir: una salvación que alcanza su
plenitud en el triunfo final de Jesucristo (Romanos_13:11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos
del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando
creímos ; 1Corintios_5:5 el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne,
a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. ; 2
Timoteo_4:18 Y el Señor me librará de toda obra
mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos
de los siglos. Amén. ; 1Pedro_1:5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para
alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo
postrero. ).
- (ii) Tenemos su concepción de la fe. Esta es una palabra henchida de sentido
en el pensamiento de Pablo.
Revelado
de fe en fe
(a) Su
sentido más corriente es lealtad. Escribiendo a los tesalonicenses, Pablo
quería tener noticias de su fe; es decir: si su lealtad estaba resistiendo la
prueba. En 2Tesalonicenses_1:4 tanto, que nosotros
mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia
y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis., se
combinan fe y paciencia o firmeza. La fe es la fidelidad a toda prueba que
caracteriza a todo fiel soldado de Jesucristo.
(b) Fe
quiere decir creencia, la convicción de que algo es verdad. En 1Corintios 15:17 y si
Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Pablo les dice a los corintios que si Jesús no
resucitó, entonces su fe es inconsistente, todo lo que han creído se derrumba. La fe es el asentimiento al Evangelio, su
aceptación como verdad.
(c) Fe
es sinónimo a veces de la religión cristiana (La Fe). En 2Corintios 13:5 Examinaos
a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os
conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis
reprobados? Pablo dice a los que
se le oponen que se examinen a sí mismos para ver si realmente se mantienen en
la fe, es decir, si son o no cristianos.
(d) Fe
es a veces equivalente a una esperanza indestructible. «Andamos -dice
Pablo-, no dependiendo de lo que vemos, sino por la fe» 2Corintios_5:7 (porque por fe andamos,
no por vista); ).
(e) Pero
en su sentido más característicamente paulino, fe quiere decir aceptación total
y confianza absoluta. Es decir: Jugarse la vida a que hay Dios, y que es
como Jesús nos Le ha mostrado. Es estar absolutamente seguros de que lo que
Jesús ha dicho es la verdad, y apostar el tiempo y la eternidad a esa
seguridad. «Creo en Dios -decía Stevenson-, y si me despertara en el infierno
seguiría creyendo en Él." «Aunque me mate, en Él
esperaré» -decía Job 13:15).
La
fe empieza por receptividad.
Cuando, por lo menos, estamos dispuestos a escuchar el Evangelio. Sigue por
asentimiento de la mente: después de oír, estamos de acuerdo en que es verdad;
pero ese asentimiento mental puede no desembocar en acción. Muchas personas
saben que algo es cierto, pero no cambian lo más mínimo en consecuencia. El
paso decisivo se da cuando del asentimiento mental se pasa a la entrega total.
La fe madura se da cuando alguien escucha el Evangelio, está de acuerdo en que
es verdad y se entrega en una rendición incondicional. Demostrado ser por fe, y
no por las obras de ninguna ley; porque Abraham, el padre y fundador del pueblo
judío, fue justificado por la fe,
antes incluso de que se diera la ley; y al creer, en referencia al objeto
espiritual expuesto en las diversas ordenanzas de la ley, y ahora revelado bajo
el Evangelio, él y todos sus descendientes creyentes han sido justificados. Y
así la fe del antiguo pacto condujo a la fe del nuevo pacto, que muestra que la
salvación ha sido por la fe desde el llamado de Abraham hasta el tiempo
presente. Y, desde el principio, todos los que eran justos o rectos en la tierra
llegaron a ser tales por la fe, y solo por este principio fueron capacitados
para perseverar; como está escrito: El justo por la fe vivirá. Que δικαιοσυνη,
que traducimos justicia en este versículo, significa el método de Dios para salvar a la humanidad por la fe en Cristo,
es plenamente evidente por el uso del término en Romanos
9:30¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que
no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que
es por fe; Porque en él - En el Evangelio de Cristo. Es la justicia de Dios -
el método de Dios para salvar a los pecadores.
La
justificación por fe en Cristo es una doctrina sencilla. Se expone ante la mente y el corazón de cada persona, dejándola así sin
disculpa por la incredulidad. Si un hombre ha confesado su fe en Jesús como Señor y
Salvador de los pecadores perdidos, y realmente cree en su corazón que Dios le
levantó desde los muertos, para mostrar que había aceptado la expiación, debe
ser salvado por la justicia de Cristo, imputada a él por medio de la fe.
(iii) Tenemos
su concepción de la justificación. No hay palabras que sean más difíciles
de entender en todo el Nuevo Testamento que justo, justicia, justificar y
justificación. En esta carta tendremos ocasión de encontrárnoslas a menudo. Por
lo pronto nos conformaremos con establecer las líneas generales por las que
discurre el pensamiento de Pablo.
El verbo griego que usa Pablo para justificar
es dikaiún, del que la primera persona de singular del presente de indicativo
es dikaioó, justifico. Debemos darnos cuenta de que la palabra justificar tiene
aquí un sentido distinto del corriente en español. Cuando «nos justificamos»,
damos razones para demostrar que teníamos razón; si es otro el que «nos
justifica», presenta pruebas que confirman que actuamos como es debido. Pero
todos los verbos griegos que terminan en oó no quieren decir probar o hacer que
una persona o cosa sea algo, sino tratar o considerar a una persona como si
fuera algo. Si Dios justifica a un pecador, no quiere decir que le da la razón
y le acepta como justo. ¡Lejos de eso! Ni siquiera quiere decir, en este punto,
que Dios hace que el pecador sea bueno. Quiere decir que Dios trata al pecador
como si no lo fuera. En lugar de tratarle como a un criminal que merece ser
condenado, Dios le trata como a un hijo al que ama. Eso es lo que quiere decir
la justificación: que Dios nos considera, no como enemigos, sino como amigos;
no como merecen los malos, sino como merecen los buenos; no como a
transgresores de la ley a los que hay que castigar, sino como a hombres y
mujeres a los que hay que amar. Esta es
la esencia misma del Evangelio.
Esto quiere decir que ser justificados es
entrar en una nueva relación con Dios, una relación de amor, de confianza y de
amistad, en lugar del distanciamiento de la enemistad y el miedo. Ya no nos
dirigimos a un Dios que irradia justo y terrible castigo, sino perdón y amor
redentor. La justificación (dikaiosyné) es la relación correcta entre Dios y la
criatura humana. El que es justo (dikaios) es el que está en esta correcta
relación con Dios -y aquí viene un detalle de suprema importancia-, no por nada
que él haya hecho, sino por lo que Dios ha hecho por él. Está en la debida
relación con Dios, no por haber cumplido meticulosamente todos los mandamientos
de la ley, sino porque se ha arrojado en una fe a ultranza a merced de la
misericordia y el amor de Dios.
En la antigua versión Reina-Valera teníamos la
famosa frase: «El justo vivirá por la fe» (Romanos_1:17 ). Ahora podemos ver lo que quería
decir Pablo con esta cita de Habacuc_2:4: Es el que está en la correcta
relación con Dios -no por sus propias obras, sino por su absoluta fe en lo que el amor de Dios
ha hecho- el que experimenta la vida de veras, ahora y en la eternidad.
Para Pablo, ha sido la Obra de Jesús lo que ha hecho posible para el hombre
entrar en esta relación nueva y preciosa con Dios. El miedo a Dios ha dejado su
lugar al amor. Al Dios al Que el hombre consideraba su enemigo, ahora Le ve y
Le conoce como su supremo y eterno Amigo.
Pero ninguna fe justifica lo que no es poderoso
para santificar al corazón y reglamentar todos sus afectos por el amor de
Cristo. Debemos consagrar y rendir nuestras almas y nuestros cuerpos a Dios:
nuestras almas al creer con el corazón, y nuestros cuerpos al confesar con la
boca. El creyente nunca tendrá causa para arrepentirse de su confianza total en
el Señor Jesús. Ningún pecador será nunca avergonzado de tal fe ante Dios; y
debiera gloriarse de ella ante los hombres. Los gentiles que no siguieron la justicia, que
no tenían conocimiento por revelación. , del método de Dios para justificar y
salvar a los pecadores, han alcanzado la justicia - les han impartido el método
de salvación de Dios por la fe en Cristo. Romanos 9:31
mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la
alcanzó.: Pero Israel, los judíos, que seguían la ley de justicia, esa
ley, cuyo fin u objeto es Cristo, y por él la justificación de todos los que
creen (Romanos 10:4 porque
el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. ), no han llegado a la ley de justicia- no han
descubierto el verdadero plan de salvación, ni siquiera en esa ley que tan
fuerte y generalmente proclama la justificación por la fe. ¿Y por qué no lo han
encontrado? Romanos 9:32 ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por
obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo: Porque no la
buscaron por la fe, sino como por las obras de la ley, no discernieron que ni
siquiera sus obras o las observancias religiosas prescritas estaban destinadas
a conducir a la fe en ese glorioso Mediador de quien eran los tipos y
representantes; pero los judíos confiaban en las observancias mismas, esperando
adquirir la justificación y la salvación final por ese medio. Porque tropezaron
en la piedra de tropiezo: en la doctrina de Cristo crucificado como el único
terreno seguro sobre el cual se puede fundar la expectativa de la salvación
futura. Por lo tanto, ignorando la justicia de Dios, el método de Dios para
salvar a los pecadores, y tratando de establecer su propia justicia, su propio
método de salvación, mediante la observancia de aquellos ritos y ceremonias que
deberían haberlos conducido por la fe a Cristo, no someterse a la justicia de
Dios: no se someterían para ser salvos a la manera de Dios y, por lo tanto,
rechazaron, persiguieron y crucificaron al Señor Jesús; Romanos 10:3 Porque ignorando la
justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a
la justicia de Dios;
Esta recopilación de pasajes muestra muy
evidentemente que la palabra justicia aquí significa simplemente el método de
Dios para salvar a los pecadores, o el camino de salvación de Dios, en
oposición a los caminos y medios inventados por las fantasías o los prejuicios
de los hombres.
Hay pocas palabras en las escrituras sagradas
que se toman en una mayor variedad de acepciones que la palabra צדקה tsedakah
en hebreo y δικαιοσυνη, las cuales generalmente traducimos justicia. Nuestra
palabra inglesa era originalmente rightwiseness, del anglosajón justice, right,
y to know; y así el justo era una
persona a la que se le permitía comprender las exigencias de la justicia y el
derecho, y que, conociéndolas, actuaba según sus dictados. Tal hombre es
completamente sabio; apunta al logro del mejor fin mediante el uso de los
mejores medios. Esta es una verdadera definición de sabiduría, y el hombre
justo es el que más sabe y actúa mejor. El hebreo צדק tsadak, en su significado
ideal, contiene la noción de una viga o balanza en equilibrio, lo que llamamos
incluso equilibrio; y es bien sabido que en todas las personificaciones de la
Justicia, tanto antiguas como modernas, se la representa como una hermosa mujer
con una venda en los ojos, y una viga y una balanza en la mano, tan perfectamente
equilibrada que ninguno de los extremos prevalece.
La palabra griega δικαιοσυνη se deriva de
διχαζω, dividir; y por tanto δικη, justicia, porque es propiedad de esta virtud
repartir a cada uno lo que le corresponde. Con otras etimologías es inútil
inquietar al lector. Tanto el sustantivo δικαιοσυνη como el verbo δικαιοω
tienen una gran variedad de significados en el Nuevo Testamento; pero todos son
reducibles a esta idea original, actuando según las exigencias de la justicia o
del derecho. Puede que no sea impropio notar algunas de las principales de
estas acepciones en este lugar.
1. El
acto de distribuir a cada hombre lo que le corresponde es el sentido de la
palabra justicia, Hechos_17:31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo
con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle
levantado de los muertos.: Juzgará al
mundo con Rectitud, es decir, según los principios de justicia y rectitud
eternas. Apocalipsis 19:2 porque sus juicios
son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a
la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano
de ella: Con justicia juzga y hace la guerra.
2.
Significa una vida santa, como procedente de la piedad hacia Dios. Lucas_1:75 En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días:
Servirle en santidad y justicia todos los días de nuestra vida.
3. Significa
benignidad, liberalidad y particularmente limosna, como justicia y rectitud.
Dios es un Dios justo y santo, y nosotros
somos pecadores culpables. Es necesario que tengamos una justicia para comparecer
ante Él; tal justicia existe, fue traída por el Mesías, y dada a conocer en el
evangelio: el método de aceptación por gracia a pesar de la culpa de nuestros
pecados. Es la justicia de Cristo, que es Dios, la que proviene de una
satisfacción de valor infinito. La fe es todo en todo, en el comienzo y en la
continuación de la vida cristiana. No es de la fe a las obras como si la fe nos
pusiera en un estado justificado y, luego, las obras nos mantuvieran allí, pero
siempre es de fe en fe: es la fe que sigue adelante ganándole la victoria a la
incredulidad.
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