} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVIDENCIAS DE LA CONVERSION 5

jueves, 13 de enero de 2022

EVIDENCIAS DE LA CONVERSION 5

    

      Ezequiel  33:11  Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?


               La fe es como un tipo de visión, es el ojo del alma, la evidencia de las cosas que no podemos ver. Si creemos en Dios es como si estuviéramos viéndolo. Esto es por qué estoy tan seguro y hablando tan en serio sobre estas tremendas verdades. Si un amigo suyo fuera a morir mañana y luego regresara a la tierra para decirle lo que había visto, ¿Estaría dispuesto a creerlo? ¿Podría no creerle y no poner atención a lo que le dijera? ¿Desearía que él no le dijera la verdad? y ¿No se apresuraría a escucharle y a tomar en su corazón lo que él le dijera? Pero nada de esto sucederá. La manera en que Dios le enseñará es por medio de la predicación fiel y la enseñanza de las Escrituras, Dios no cambiará su método para agradar a los incrédulos. Es por eso que le ruego que me escuche ahora, como si escuchase a alguien que ha regresado de entre los muertos para hablarle. Le aseguro de la veracidad de lo que le estoy diciendo, tan ciertamente como si yo hubiera visto estas cosas con mis propios ojos. Después de todo, sería posible que alguien regresara de los muertos para mentir acerca de lo que hubiera visto, pero Jesucristo jamás puede mentir, y la Palabra de Dios dada a nosotros por el Espíritu Santo, jamás le puede engañar. Usted tiene que creer estas verdades o será perdido. Si usted cree que la Palabra de Dios es verdad, si le preocupa en cualquier sentido la salvación de su alma, le ruego que escudriñe su corazón y que se haga a sí mismo las siguientes preguntas: ¿Realmente es verdad que debo volverme o morir? ¿Debo ser convertido o condenado? ¿No sería conveniente hacer algo antes de que sea demasiado tarde? ¿Por qué no he hecho algo hasta ahora? ¿Por qué he corrido el peligro descuidando algo que es tan importante? Mientras que usted medite en estas preguntas, dé   gracias a Dios de que no ha cortado ya su vida terrenal antes de que tuviera esperanza alguna de la vida eterna. Entonces, asegúrese de que ya no va a ser negligente en este asunto. Sea honesto con Dios y continúe preguntándose el tipo de preguntas que le ayudarán a descubrir si es realmente convertido o no. ¿Ha realizado Dios un gran cambio en mi vida? ¿Me ha enseñado el Espíritu Santo la vileza de mis pecados, mi necesidad de un salvador, el gran amor de Cristo por los pecadores y las glorias de Dios y del cielo? ¿Ha sido quebrantado mi corazón y humillado por mi vida pasada? ¿He recibido a Jesucristo como mi Señor y Salvador? ¿Odio mi pecaminosa vida pasada y cada remanente de pecado que queda en mí? ¿Doy la espalda al pecado como mi enemigo mortal? ¿Estoy decidido a vivir una vida de santidad y obediencia a Dios? ¿Amo la santidad y me deleito en la obediencia? ¿Puedo decir verdaderamente que estoy muerto al mundo y al “yo” carnal, y que vivo para Dios y para la gloria que Él ha prometido? ¿Pienso más acerca del cielo que de la tierra? ¿Me es más querido Dios que cualquiera otra persona? ¿En lugar de darle y servir a Dios lo que sobra de mi vida, ahora tiene mi vida una nueva dirección y una nueva meta? ¿He puesto mis esperanzas y mi corazón en el cielo? ¿Anhelo ir allí para ver el rostro de Dios y vivir para siempre en su amor y alabanza? Cuando peco, ¿está en contra de la inclinación general de mi corazón? ¿Me está capacitando Dios para vencer todos mis graves pecados, y anhelo acabar con toda debilidad moral? Esto es un examen escudriñador, pero seguramente le ayudará a ver si es usted verdaderamente convertido o no. Si existe alguna duda acerca de su condición, este es el momento para resolver sus dudas, porque pronto viene el día cuando el juez de todos los hombres las resolverá para usted. Seguramente usted se conoce a sí mismo lo suficiente como para determinar si es convertido o no. Si no lo es, no tiene caso halagarse a sí mismo con orgullo y con esperanzas falsas. ¿Por qué seguir engañándose a sí mismo más? Más bien, clame a Dios por la gracia que le ayudará a ser convertido. Si usted se retrasa más, corre el riesgo de ser abandonado por Dios o de ser arrebatado por la muerte, y entonces será demasiado tarde. No hay ningún lugar para el arrepentimiento después de la muerte. Tiene que ser ahora o nunca.

  Todo lo que le pido es esto: examine su corazón para ver si es verdaderamente convertido o no. Si usted está todavía inseguro, busque algún ministro piadoso del evangelio y pídale ayuda. Este asunto es tan importante que no debería dejar que ninguna cosa le impidiera hacerlo. Los ministros piadosos son una parte de la provisión divina para el bien de nuestras almas, igual como los doctores lo son para el bien de nuestros cuerpos. Miles de personas piensan que son convertidas cuando no lo son. Ellos rehúsan escuchar cuando les llamamos a volverse a Dios porque piensan que mientras que evitan algunos de los pecados más feos, ya están convertidas y caminando en la dirección correcta, cuando la verdad es que evidentemente están viviendo para sí mismos y desconocen a Dios y la vida eterna.

Rehúsan pensar seriamente acerca de esto y ocupar unas cuantas horas examinando su condición espiritual, ¡Si sólo supieran el peligro en que se encuentran! ¡Si sólo supieran que un Dios misericordioso está dispuesto a hacer tanto para salvarles, mientras que ellos hacen tan poco! ¿Es esta la verdad acerca de usted? Si así es, el diablo ha cegado su mente y le ha hecho creer que ya es salvo. Si usted supiera que no está en el camino hacia el cielo y que estaría perdido para siempre si muriera en su estado presente, ¿Se atrevería a dormir esta noche? ¿Se atrevería a vivir otro día en esta condición, podría volver a reírse y estar feliz, sabiendo que en cualquier momento podría encontrarse siendo arrebatado al infierno? Seguramente clamaría a Dios por un corazón nuevo y buscaría la ayuda de quienes le pudieran aconsejar. No es posible que usted quiera ser condenado. Entonces, le ruego que escudriñe su corazón y que siga haciéndolo hasta que conozca cuál es su condición.

Si encuentra que usted es verdaderamente convertido, entonces puede regocijarse y esforzarse para continuar viviendo una vida piadosa; pero si encuentra que no es así, tiene que dar a este asunto su atención urgentemente. ¿Lo hará ahora? ¿Se examinará a sí mismo? ¿Es ésta una petición irracional? Su consciencia sabe que no es así. Entonces, haga lo que Dios le manda hacer, recordando que pronto comparecerá ante El en el día del juicio. Por el bien de su alma eterna, la cual tiene que volverse o morir, asegúrese de que usted está parado en tierra firme. No se atreva a poner en riesgo su alma siendo negligente o descuidado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario