} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVIDENCIAS DE LA CONVERSIÓN 4

miércoles, 12 de enero de 2022

EVIDENCIAS DE LA CONVERSIÓN 4

 

               La conversión es muy diferente que lo que la mayoría de la gente piensa. No es una cosa pequeña desatar la mente de una persona de la tierra y enfocarla hacia el cielo. No es poca cosa cuando un hombre tiene tanto aprecio para Dios que se vuelve a Él con un amor que no puede ser apagado. No es una cosa pequeña lograr que un hombre rompa con el pecado y acuda a Cristo para refugiarse, abrazándole lleno de gratitud como la vida de su alma. No es fácil cambiar la dirección y la inclinación del corazón y de la vida, de tal manera que uno dé la espalda a las cosas en las cuales pensaba encontrar la felicidad y ponga su esperanza para lograr la felicidad, en donde antes no la buscaba, con una dirección completamente nueva. La Biblia dice que la persona verdaderamente convertida a Cristo, es una nueva criatura, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17). Tiene un entendimiento nuevo, una voluntad nueva, una resolución nueva, tristezas y deseos nuevos, un amor nuevo, nuevos pensamientos, nuevas compañeros y palabras. Cosas que antes le causaban risa, ahora le son tan viles que huye de ellas como si fueran la muerte. El mundo que antes era tan hermoso ante sus ojos, ahora le parece vano y vacío. Dios, a quien antes descuidaba, ahora es la felicidad de su alma; Dios, quien antes era olvidado y cada deseo antepuesto a Él, ahora ocupa el primer lugar en todas las cosas. Jesucristo, acerca de quien pensaba tan poco con anterioridad, ahora es su único refugio y esperanza. Ahora depende de El cómo su pan cotidiano; no puede vivir sin Él, orar sin Él, regocijarse sin Él, pensar sin El o hablar sin Él. El cielo, sobre el cual antes solo pensaba en términos vagos, ahora lo ve como su hogar, el lugar de su única esperanza y descanso, donde pasará toda la eternidad viendo, alabando y amando a Dios. El infierno, el cual antes solo consideraba como una invención para asustar a los hombres por sus pecados, ahora lo ve como algo real y terrible, y no algo con lo que debemos jugar o estar arriesgando. La santidad de vida, de la cual antes solo la consideraba como algo aburrido e innecesario, ahora es la gran meta de su vida. La Biblia, que antes consideraba como un libro igual que los demás, ahora la ve como la ley de Dios, escrita específicamente para él y firmada con el mismo nombre de Dios. El pueblo de Dios que antes le parecía ser como las demás personas, ahora son vistos como las mejores y más felices personas en el mundo, y ahora los impíos, quienes antes le acompañaban en sus pecados, ahora le llenan de tristeza. Antes se reía de los pecados de ellos; ahora llora por ellos y por la terrible miseria que sus pecados les acarrearán. Llora por aquellos de quienes la Biblia dice, “el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.” (Filipenses 3:19). Ahora se da cuenta de que todas las personas inconversas son “Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo” (Filipenses.3:18). Todo esto significa que el hombre convertido tiene un corazón nuevo, pensamientos nuevos y una vida nueva. Antes, la autosatisfacción era la única meta de su vida; ahora su vida está centrada en Dios y su Palabra. Su vida es caracterizada por la santidad, la justicia y la misericordia. Antes, el “yo” gobernaba su vida; todas las demás cosas, aún las voces de Dios y de su propia consciencia tenían que ceder al “yo”; ahora Dios es quien rige su vida y todas las cosas tienen que ceder ante El. La conversión no es un cambio de unos pocos aspectos de la vida de una persona, sino que es una revolución en la cual todas las cosas son cambiadas. Un hombre caminando en el campo, puede tomar uno de varios distintos caminos y aun así dirigirse en la misma dirección; pero es otro asunto volverse por completo y caminar hacia un destino totalmente diferente. Así es con la conversión; un hombre puede volverse de la borrachera, la inmoralidad o algún otro pecado abierto y comenzar a asistir a la iglesia, y no obstante puede estar todavía en el camino del “yo” que conduce al infierno. Pero cuando una persona es verdaderamente convertida, el “yo” es destronado y Dios es entronizado. En lugar de ser adicto al “yo”, el hombre convertido es devoto a Dios. Su vida entera está encaminada hacia una dirección nueva. Antes, usaba todo su tiempo, sus talentos y posesiones para gratificar sus propios fines egoístas, pero ahora busca toda la dirección divina en todas estas áreas, y busca usar sus dones para la gloria de Dios. Antes, sólo había algo para Dios si esto no le resultaba inconveniente, pero ahora está decidido a agradar a Dios cueste lo que cueste.

Ezequiel 36; 26-27 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Todos los que tienen parte en el nuevo pacto, tienen un nuevo corazón y un espíritu nuevo para andar en novedad de vida. Dios dará un corazón de carne, blando y tierno, que cumpla su santa voluntad. La gracia renovadora obra un cambio tan grande en el alma como la conversión de una piedra muerta en carne viva. Dios pondrá dentro su Espíritu como Maestro, Guía y Santificador. La promesa de la gracia de Dios para equiparnos para nuestro deber debiera despertar nuestro cuidado y propósito constante para cumplir nuestro deber. Estas son promesas que todos los creyentes verdaderos de toda época deben usar en oración y serán cumplidas. Esta es la conversión real, el cambio fortísimo que Dios obra en todos aquellos que son verdaderamente salvos; y es el cambio el cual cada hombre y mujer en el mundo tienen que experimentar o serán condenados a la miseria eterna.

 Para mantener vivo el corazón de carne, el corazón sensible todavía sensible, el corazón amoroso todavía feliz. Pondré mi Espíritu, el gran principio de luz, vida y amor, dentro de vosotros, para impulsar el nuevo espíritu e influir en los nuevos afectos y pasiones; que el espíritu animal no se vuelva bruto, que los poderes mentales no se vuelvan necios. Pondré mi Espíritu dentro de vosotros, para que así como el nuevo espíritu influya en el nuevo corazón, así Mi Espíritu influirá en vuestro nuevo espíritu, para que cada uno tenga un motor propio; y entonces todo será puro, regular y armonioso, cuando la pasión sea influenciada por la razón, y la razón por el Espíritu Santo.

Y la causa se probará por los efectos; porque haré que andéis en mis estatutos, no sólo para que creáis y obedezcáis mis mandatos relativos a lo que os ordeno realizar; pero vosotros andaréis en ellas, vuestra conducta será regulada por ellas. “Y guardaréis mis juicios;” todo lo que te ordeno evitar. Y las haréis; no sólo evitaréis toda apariencia de mal, sino que guardaréis todas mis ordenanzas y mandamientos sin mancha.

Aquí está la salvación que Dios promete dar al Israel restaurado; y aquí está la salvación que es el derecho de nacimiento de todo creyente cristiano: la destrucción completa de todo pecado en el alma, y ​​la renovación completa del corazón; ningún pecado tiene lugar dentro, y ninguna injusticia tiene lugar fuera.

“Pero, ¿Dónde están los que así se salvan?”

Respuesta: Dondequiera que se encuentren verdaderos cristianos.

“Pero conozco muchos cristianos verdaderos que no tienen esta salvación, sino que se lamentan diariamente por sus corazones malvados”.

Respuesta: Pueden ser sinceros, pero no son verdaderos cristianos; es decir, los que son salvos de sus pecados; los verdaderos cristianos son aquellos que están llenos de la naturaleza y el Espíritu de Cristo. Pero voy a hacer una pregunta a mi vez:

“¿Esos que mencionas creen que es una virtud estar siempre de luto por sus impurezas?” Seguramente. Entonces es una pena que no estuvieran mejor instruidos. Es justo que se lamenten mientras sienten un corazón impuro; pero ¿por qué no se aplican a esa sangre que limpia de toda maldad, y a ese Espíritu que limpia los pensamientos mismos del corazón por su inspiración? Muchos emplean ese tiempo en meditar y lamentarse por sus corazones impuros, que deben gastar en oración y fe ante Dios, para que sus impurezas puedan ser lavadas. ¡En qué estado de minoría de edad se encuentran muchos miembros de la Iglesia cristiana!

 ¿Ha sido usted convertido? ¿Cree usted esto? ¿Cómo puede no creer algo que es innegable e indudable? Esto no es algo acerca de lo cual puede haber algún desacuerdo entre los cristianos genuinos. Todos están de acuerdo que esta es la verdadera enseñanza de la Palabra de Dios. Y si usted se atreve a no creer lo que claramente ha dicho Dios, entonces está en graves problemas y sin excusa alguna. Si usted cree en la necesidad de ser convertido, ¿Entonces por qué está contento en permanecer como no convertido? Déjeme expresarlo de otra manera. ¿Sabe si es usted convertido? ¿Ha tenido lugar este maravilloso cambio en su vida? ¿Ha nacido de nuevo, le ha sido concedida una nueva vida? (Juan.3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.). Pudiera ser que usted no puede decir la fecha cuando esto le ocurrió, o las palabras exactas que Dios usó para realizar este cambio. Pero, ¿Sabe usted que la obra ha sido realizada, que el cambio ha ocurrido, y que su corazón es ahora el tipo de corazón que he estado describiendo? La mayoría de la gente no se preocupa por ninguna de estas cosas. A condición de que puedan decir algo parecido a: “No soy un ladrón, un borracho, un extorsionador”, o “Asisto a la iglesia”, o “Hago mi oración”, ellos se imaginan que son convertidos. Pero se están engañando a sí mismos; y están poniendo muy poca atención en las glorias del cielo y en sus propias almas inmortales. ¿Está usted haciendo esto, tomando a la ligera el cielo y el infierno? Muy pronto su cuerpo yacerá en el polvo y su alma será llevada a su destino eterno. Pronto las cosas serán muy diferentes de lo que son en el presente. Usted vivirá en su actual hogar sólo un poco más, trabajará solo un poco más, verá con sus ojos, escuchará con sus oídos y hablará con lengua sólo un poco más; entonces morirá y algún día será resucitado para enfrentarse cara a cara con Dios y ser juzgado. ¿Puede usted atreverse a ignorar esto? ¿En qué lugar estará pronto, un lugar de gozo o de tormento? ¿Cuál será pronto su visión, el cielo o el infierno? ¿Cuáles pensamientos se apoderarán de usted, un deleite indescriptible o el horror? ¿Cuál trabajo le ocupará pronto, el de alabar a Dios con los santos y los ángeles o de gritar con los perdidos y los demonios en la agonía del fuego que no puede ser apagado? ¿Se atreverá a ignorar todo esto? Y recuerde que estas cosas serán eternas; sus gozos o sus tristezas serán para siempre. ¿Podrá usted no hacer caso de esto? Cuando usted haya viajado un poco más en esta tierra estará muerto y se habrá ido, entonces usted encontrará que todo lo que le estoy diciendo es la verdad. Entonces, recordará haber leído estas páginas y haber escuchado estas cosas, y se dará cuenta de que son mil veces más importantes, de lo que usted o yo nos imaginábamos aquí en la tierra. Entonces, ¿Cómo puede usted pasar por alto estas cosas? Si Dios no me hubiera capacitado para creer estas cosas y tomarlas en serio, yo habría permanecido en el egoísmo y las tinieblas espirituales, y habría perecido para siempre. Pero porque El me las ha revelado, anhelo tener compasión de otros incluso de usted. ¿Puede usted entender esto? Si usted entendiera la realidad del infierno y viera a sus vecinos inconversos arrastrados ahí con terror, aunque usted pensó que eran personas decentes que nunca fueran advertidas y que no estaban conscientes de su peligro, seguramente usted querría advertirles a ellos del terrible peligro en que estaban. Jesús dio una parábola muy semejante acerca de un hombre que se encontró a sí mismo en el infierno y rogaba para que alguien fuera a advertir a sus cinco hermanos “porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento”. (Lucas16:28)


No hay comentarios:

Publicar un comentario