} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVIDENCIAS DE LA CONVERSION 9

viernes, 14 de enero de 2022

EVIDENCIAS DE LA CONVERSION 9


 Ezequiel 33:11-12:

11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

 12  Y tú, hijo de hombre, dí a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare.

 

             El hecho de que Dios jure que no tiene placer en la condenación de los impíos, es una indicación poderosa de Su verdad, pero Dios va aún más allá en este quinto principio: Dios está tan deseoso de la conversión de los pecadores, que repite y enfatiza su llamamiento a ellos, para que se vuelvan y vivan. A la luz de lo que ya hemos visto, ¿Quién pudiera posiblemente dudar que es el gran deseo de Dios que los impíos se vuelvan a Él y vivan?

En esta continuación del estudio, quiero que usted vea algo de la sinceridad con la que Dios anhela esto. Esto es obvio por la manera en la cual El repite su exhortación: “Volveos, volveos de vuestros malos caminos” (Ezequiel 33:11). ¿Cómo puede usted rehusar escuchar al todopoderoso cuando habla así? Si Dios le dijera que usted moriría mañana, ¿Lo trataría a la ligera? Sin embargo, aquí está algo igualmente serio porque trata con su destino eterno. Es tanto un mandamiento como una exhortación. Es como si Dios le estuviera diciendo: “Como su creador, le ordeno a renunciar al mundo, la carne y el diablo, y se vuelva a mí; pero como uno que se interesa tiernamente acerca de su bienestar eterno, le ruego que se vuelva a fin de escapar del temible resultado de su pecado”. ¿Cómo puede alguien rechazar un mensaje como éste, tal clase de mandamiento y ruego? Aquí, más allá de cualquier duda, es el más gozoso mensaje que alguien jamás haya escuchado: “Volveos, volveos... ¿Por qué moriréis? (Ezequiel 33:11).

Usted no está todavía irremediablemente condenado; todavía puede escaparse del infierno. Aquí está la oferta divina de misericordia, perdón y vida eterna. Vuélvase a Él y todas estas cosas serán suyas. Seguramente, usted debería ser abrumado con gozo al escuchar tales noticias. Puede ser que usted haya escuchado el evangelio antes, pero ¿Cómo ha respondido a él? y ¿Cómo responde usted ahora? A cada pecador negligente e ignorante en el mundo Dios dice,Volveos y vivirán”. A cada glotón, a cada borracho, a cada mentiroso en el mundo, Dios dice: “Volveos y vivirán”. A aquél que profesa falsamente ser cristiano, pero no sabe nada del poder de la cruz y la resurrección de Cristo, Dios dice: “Volveos y vivirán”. A todos aquellos que no saben nada del amor de Dios, cuyos corazones no están ocupados con El, quienes se preocupan más por la tierra que por el cielo, quienes tratan de agradar a Dios con una poca de religiosidad, y nunca han estado dispuestos a abandonar todo por Cristo, Dios dice: “Volveos y vivirán”. Si usted nunca ha escuchado estas cosas hasta este momento, recuerde que ahora las ha escuchado. Si se volviera a Dios por medio de la fe en Cristo, recibirá vida eterna; y si no se vuelve será condenado para siempre. ¿Qué hará? ¿Se volverá o no? Entonces Elías se presentó ante todo el pueblo y les dijo: ¿Hasta cuándo vais a andar cojeando de un lado y de otro? Si Yahvéh es Dios, seguidlo; si lo es Baal, id tras él. Pero el pueblo no respondió palabra. (1 Reyes .18:21). Si Dios es Dios, entonces vuélvase a Él y sírvale, si su naturaleza pecaminosa es su “dios”, entonces siga adelante tal como va. Si el cielo es mejor que la tierra, entonces debe volverse hacia esa dirección y comenzar a “No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los destruyen, y donde los ladrones perforan las paredes y roban. 21  Atesorad, en cambio, tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre los destruyen, y donde los ladrones no perforan las paredes ni roban;.” (Mateo 6:20-21). Busque entrar a aquel reino “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia” (Hebreos.12:28) y empiece a vivir en un plano más alto. Pero si usted piensa que la tierra es mejor que el cielo, o que le hará más bien, o que durará más tiempo, entonces consérvela y haga de ella lo que mejor pueda. Pero al hacerlo, estará cometiendo un error temible y fatal.

Déjeme darle tres razones más que le ayudarán decidirse y medite profundamente en ellas:

Primero, piense en todo lo que Dios en su misericordia ha hecho para que la salvación estuviera disponible para usted; y entonces piense qué tan trágico es que después de todo el hombre sea condenado. Hubo un tiempo (inmediatamente después de la caída de Adán y Eva) cuando no existía ningún camino para volverse a Dios. La Biblia dice: “Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.” (Génesis 3:24). Si las cosas hubieran permanecido así, no habría nada que ninguna persona pudiera hacer para que sus pecados fueran perdonados y fuera reconciliado con Dios. Pero Cristo cambió todo esto. Lo hizo muriendo en la cruz en el lugar de pecadores, llevando en su propio cuerpo y espíritu el castigo, el cual el pecado humano exigía y mereció. En las palabras de la Biblia, “que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” (2 Corintios 5:19). Ahora, Él ofrece perdón de pecados a todos los que acepten su oferta. En una ocasión Jesús dijo que su oferta era como la invitación a un banquete, cuando el anfitrión dijo, “Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.”. (Lucas 14:17) Dios está listo a recibirle y a perdonar todos sus pecados si usted viene. No importa cuán pecaminoso y obstinado usted haya sido, Dios echará todos sus pecados a Su espalda, si usted viene. Si usted ha huido deliberadamente de Dios, Él está dispuesto a encontrarse con usted, abrazarle y a regocijarse en su conversión, si usted viene. Dios está dispuesto a dar la bienvenida a los pecadores más viles, si vienen. Si esto no le conmueve, usted debe tener un corazón de piedra. El Dios eterno y todopoderoso, a quien usted ha abusado y descuidado tanto tiempo, y quien sería perfectamente justo en condenarle para siempre, está de pie con sus brazos abiertos para recibirle y perdonarle. ¿No se derrite su corazón con esto? ¿No tiene usted más motivos para venir que los que Dios tiene para invitarle? Pero esto no es todo. Cristo murió en la cruz para hacer un camino para que usted viniera al Padre; entonces en base a Su muerte, usted sería bienvenido si acudiera. ¿Todavía no está dispuesto? Cada ministro verdadero del evangelio está listo para ayudarle, para enseñarle, para orar por usted. ¿Todavía no está listo? Cada creyente verdadero está listo a regocijarse en su conversión y a recibirle en el compañerismo del pueblo de Dios. Como Dios le perdonará, ellos también le perdonarán al ver que su vida cambiada demuestra la realidad de su conversión. Puesto que Dios no le inculpará de ningún pecado, ellos tampoco lo harán. Al contrario, ellos están dispuestos a recibirle con sus brazos abiertos. ¿Todavía no está listo? Aún más, el cielo mismo está listo. Dios le recibirá en la gloria eterna con todo su pueblo. No importa cuán vil usted haya sido, puede tener un lugar delante de su trono. Solo piénselo. Dios está listo, el sacrificio de Cristo está listo, las promesas del evangelio están listas, el perdón gratuito de Dios está listo, el pueblo de Dios está listo, el cielo mismo está listo; todos están listos y esperando que usted sea convertido. ¿No está listo todavía? ¿No está listo a vivir cuando ha estado muerto espiritualmente tanto tiempo? ¿No está dispuesto a volver en sí, cuando ha estado fuera de sí tanto tiempo? ¿No está dispuesto a ser salvo cuando ha estado al borde de ser condenado? ¿No está dispuesto a echar mano de Cristo quien podría salvarle, cuando usted se está hundiendo hacia la perdición? ¿No está dispuesto a ser rescatado del infierno, cuando está preparado para que usted sea arrojado a él? ¿No entiende usted lo que está haciendo? Si usted muere inconverso, ciertamente será condenado, y no hay ninguna garantía de que usted vivirá otra hora. ¿Todavía no está dispuesto a volverse a Dios? Si así es el caso, ¡Cuán miserable y desgraciado es usted! ¿No le ha servido al diablo lo suficiente? ¿No ha tenido lo suficiente del pecado? ¿Acaso el pecado está resultando tan provechoso para usted? ¿Sabe usted lo que el pecado realmente es, y esto le impulsa a buscar más de él? Dios le ha dado tantas misericordias, tantos ejemplos, tantas advertencias, y le ha hablado tantas veces, y ¿Todavía no está dispuesto a volverse a Él? ¿Ha visto tantos amigos y miembros de su familia tendidos en su sepulcro, y ¿todavía no está listo a venir a Cristo? Después de tantas convicciones y punzadas de conciencia, tantas buenas resoluciones, tantas promesas de mejorarse, ¿Todavía no está dispuesto a volverse a Dios de todo corazón? ¡Oh que Dios abriera sus ojos y su corazón, para que usted comprendiera que tipo de invitación le está extendiendo, “Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado”! (Lucas14:17)

Segundo, piense en cuántas veces ha sido ya llamado; y recuerde que El que le llama es el Señor soberano del universo. Dios manda salir al sol, y hace exactamente como Él le ordena. Él manda a cada planeta y cada estrella en el cielo a que le obedezcan y lo hacen. Él manda a la marea del mar y toda la creación a guardar su curso, y todos le obedecen. Los ángeles son todos “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:14) que cumplen cada una de sus órdenes. Pero cuando Él manda a los hombres pecadores que se vuelvan, ellos rehúsan obedecerle. El pecador piensa que es más sabio que Dios. Discute a favor de permanecer en sus pecados y rehúsa obedecer a Dios. ¡Piense en ello! Dios solo tiene que hablar la palabra y los cielos mismos le obedecen, pero cuando llama al pecador a que se niegue a sí mismo, que mortifique su naturaleza pecaminosa y que ponga su corazón en una nueva dirección, se rehusa. Aquí le presento una prueba confiable acerca de si usted es verdaderamente convertido o no: Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,” y “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:14,27). ¿Reconoce usted la voz de Dios que le llama al arrepentimiento y la fe? Si así es, recuerde que con Dios no se juega. ¿Está decidido a continuar menospreciando su palabra, resistiendo a su Espíritu y tapando sus oídos a su llamamiento? Entonces, ¿Quién piensa usted que terminará peor? ¿No se da cuenta con quien está discutiendo y a quién está desobedeciendo? ¿No sabe usted lo que está haciendo? Le sería más fácil caminar sobre espinas con los pies descalzos, o meter su cabeza en un horno de fuego. La Biblia advierte: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” (Gálatas 6:7). Cualquier otra persona puede ser burlada pero Dios no. Para usted sería mejor jugar con fuego en su casa, que jugar con el fuego del santo enojo de Dios contra el pecado,   porque nuestro Dios es fuego consumidor”. (Hebeos 12:29) La Biblia dice, “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31) y por lo tanto es igualmente temible discutir con El o resistirle. Dios dice que un hombre peleando en su contra es como cardos y espinos peleando contra el fuego: No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a una. 5  ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo.” (Isaías 27:4-5) Los espinos y los cardos no pueden con el fuego, y el pecador no puede con Dios. ¿Alguna vez ha pensado qué tan frecuente Dios lo ha llamado y cuántos medios ha usado? Cada página de la Biblia es como una voz llamándole, “¡Vuélvase o morirá! ¡Vuélvase y vivirá!” ¿Puede usted leer una sola página de la Escritura y no darse cuenta de que Dios le está llamando a vivir? Cada sermón evangelístico que usted ha escuchado le llamó a volverse; el propósito entero de la verdadera predicación evangélica es para llamar, persuadir, y para exhortar a los pecadores a volverse a Cristo. El Espíritu Santo le impulsa a volverse y le ha hablado de muchas maneras. Su propia conciencia le ha hablado. ¿No está a veces consciente de que no todo está bien con su propia alma? ¿No le dice su propia conciencia de vez en cuando, que usted necesita cambiar? Las vidas de los creyentes piadosos le llaman a volverse. La santidad de sus vidas reprende su pecado y le llama a volverse a Dios. Todas las obras de Dios le llaman a volverse. Es como si fueran libros enseñándole la grandeza, la sabiduría y la misericordia de Dios. La Biblia dice, “Los cielos cuentan la gloria de Dios,  Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. 2  Un día emite palabra a otro día,  Y una noche a otra noche declara sabiduría. 3  No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. 4  Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol;” (Salmo 19:1- 4) Cada vez que el sol sale, es como si estuviera diciendo: “¿Por qué recorro al mundo, excepto para enseñarles a los hombres la gloria de su creador y darles luz para que hagan su voluntad? ¿Y todavía les encuentro viviendo en las tinieblas del pecado, dormidos y desperdiciando su vida en negligencia? “Por lo cual dice:  Despiértate, tú que duermes,  Y levántate de los muertos,  Y te alumbrará Cristo”. (Efesios 5:14)

 Un texto similar de la Biblia fue el que condujo a la conversión a Agustín, uno de los cristianos más famosos de la historia: “12  La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13  Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14  sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Romanos 13:12-14). Todas las misericordias de Dios le llaman a que se vuelva a El. ¿Por qué le sustenta la tierra, sino es con el fin de que busque y sirva a Dios? ¿Por qué el aire le da aliento sino es para que le sirva? ¿Por qué las demás criaturas le brindan el beneficio de sus labores y sus vidas, sino es a fin de que sirva a Dios? ¿Por qué Dios le da tiempo, salud y fuerza si no es para que le sirva? ¿Por qué posee bebida, comida y ropa, si no es para lo mismo? Todas estas cosas son dones gratuitos de Dios para usted y es razonable que usted considere quién se las otorga y porque lo hace. Dios le ha preservado en esta vida año tras año y usted todavía no se vuelve a Él. ¿No le avergüenza esto?

 En una ocasión, Jesús dijo una parábola de una higuera estéril que no dio fruto por tres años consecutivos. Y Él mandó a una de sus obreros a que la cortara, pero el hortelano le pidió que esperara un año más, y que si para entonces no daba fruto la cortara. La lección es obvia y muy seria. ¿Por cuántos años ha esperado Dios los frutos de la santidad en su vida y todavía no hay ninguno? ¿En cuántas ocasiones, cuando usted estaba deliberadamente viviendo en forma descuidada y desobediente, Dios podría haberle cortado ya? Sin embargo, en su misericordia ha sido paciente y lo ha preservado. Si usted tuviera el más mínimo entendimiento de esto, se percataría que la paciencia y la misericordia divina le llaman a volverse: “¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? 4  ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? (Romanos 2:3-4). Y de seguro cada aflicción que usted experimenta le motiva a volverse a Dios. La enfermedad y el dolor claman, ¡Vuélvase! La pobreza, la muerte de amigos y cada experiencia dolorosa claman, ¡Vuélvase! De seguro estas cosas le han hecho pensar ¿No le harán volverse? Su propio cuerpo y su propio ser le llaman a volverse a Dios. ¿Por qué tiene la capacidad de razonar y entender sino es para saber y entender la voluntad de Dios? ¿Por qué tiene un corazón con la capacidad de amar, temer, y desear, sino es para amar, desear y temer a Dios más que todas las cosas? Considere todas estas cosas en su conjunto, y vea a qué le conducen. La Biblia, el Espíritu Santo, el evangelio, los predicadores, los amigos cristianos, toda la creación, la paciencia, las misericordias y las aflicciones divinas, y también su propia naturaleza humana con sus capacidades de entendimiento y emoción; todas claman a sus oídos, “¡Vuélvase a Dios!” Y ¿Todavía no está decidido a hacerlo?

Tercero, ¿Acaso nunca ha pensado seriamente acerca de su relación con el Dios que le llama a volverse a Él? Usted le debe todo lo que es y todo lo que posee, ¿No tiene Él el  derecho de exigir su obediencia? Usted es su siervo y no debería servir a ningún otro señor. Usted está a la merced de Dios y su vida está en Sus manos. Usted ya está bajo la ira de Dios a causa de sus pecados, y no tiene ninguna idea de cuánto tiempo más continuará su paciencia para con usted. Quizás este pudiera ser su último año o quizás su último día, o su última hora de vida. Su espada está apuntándole al corazón mientras que Él le está hablando, y si usted no se vuelve, está muerto y sin esperanza. Si usted pudiera ver que está al borde de caer en el infierno, y si pudiera ver cuántos millones ya están allí, ¿Se daría cuenta de que ya es tiempo de actuar? ¿Cómo le afecta el llamado de Dios? Usted ya sabe que El anhela que se vuelva y le llama para que lo haga. Es una cosa temible si esto no le conmueve, o si solo le conmueve un poco. Y es una cosa aún más temible no hacer caso de la advertencia divina y tornarse más descuidado. Cuán buenas nuevas serían para aquellos que ya están en el infierno si fueran a escuchar tal mensaje de Dios. Y cuál bienvenida le daría usted si hubiera estado en el infierno tan sólo una hora. O si usted hubiera estado ahí mil años, o diez mil años, anhelaría escuchar la voz de Dios invitándole a volverse a Él, pero para entonces ya será demasiado tarde, y no obstante aquí y ahora, Dios le ofrece el perdón de sus pecados y la vida eterna. Es como si Cristo estuviera frente a usted con el cielo a un lado y el infierno al otro, dándole a escoger. Entonces, ¿Cuál escogería? Con una voz de infinito amor y compasión le dice: “Vuélvase y viva”, y le hace la pregunta ¿Por qué quiere morir? Él sabe exactamente cuál es su condición actual y sabe qué le sucederá si usted rehúsa volverse. Sabe que si usted no se vuelve tendrá que vérselas con su justicia y su santa ley, y es por eso que le llama a volverse. Si usted supiera una milésima parte de lo que Dios sabe acerca de su peligro y la miseria hacia la cual avanza, no tendría que escribir ni una sola palabra más para persuadirle. Y aún más, la voz que le llama ahora, es la misma a la cual millones ya han respondido. Todos los que ya están ahora en el cielo, escucharon la misma voz, y ninguno de ellos lamenta haberse convertido, ninguno de ellos desearía haber sido negligente al llamado de Dios. Todos ellos saben que la voz que oyeron fue la voz de amor llamándoles a la salvación eterna, y si usted obedece la misma voz, algún día se reunirá con ellos en su felicidad. Hay millones que lamentarán para siempre que no se volvieron a Dios cuando pudieron, pero no hay ninguna alma en el cielo que se arrepienta de ello. ¿Qué más puedo decir? ¿Qué hará? ¿Se volverá a Dios o no? Diga su respuesta a Dios. Dígaselo claramente para que Él no tome su silencio como un rechazo, y dígaselo pronto antes de que Él retire su llamamiento. Antes de que se mueva de su lugar, determine que por la gracia de Dios, usted se volverá de sus caminos pecaminosos y entregará su vida a El. ¡Hágalo mientras pueda! Todavía no está en el infierno, ni tampoco en la terrible condición de aquellos que no saben nada del evangelio. La vida eterna le está siendo ofrecida como un don gratuito, si solo lo aceptase. Dios le ofrece el perdón de sus pecados y el poder de Cristo que le ayudará a vivir una vida santa. Si usted no dice nada, o si dice que ¡No!, entonces tanto Dios como su propia conciencia serán testigos de que de que recibió una justa y generosa oferta. Si la rehúsa, recuerde que pudo haber tenido el perdón de sus pecados, la vida eterna y la ayuda cotidiana de Cristo para servir a Dios, pero que usted perdió todas estas cosas porque se negó a volverse. ¿Cuál razón o motivo podrá dar para justificarse?  

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