} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 8; 26-39

lunes, 3 de enero de 2022

EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS Capítulo 8; 26-39


Capítulo 8; 26-39

 8:26  Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea.

 8:27  Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros.

 8:28  Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.

 8:29  (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.)

 8:30  Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él.

 8:31  Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.

 8:32  Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso.

 8:33  Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó.

 8:34  Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos.

  8:35  Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo.

  8:36  Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado.

 8:37  Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió.

 8:38  Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo:

 8:39  Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.

              

                       

               Jamás empezaremos a entender este relato a menos que nos demos cuenta de que, pensemos nosotros lo que pensemos, los demonios eran algo muy real para aquella gente de Gadara, y para el mismo hombre. Ahora se diría que era un caso de demencia violenta. Era un peligro para la gente, así es que vivía entre las tumbas, que se creía que eran la morada de los demonios. Fue marginado por la comunidad y sólo aquí encontró donde vivir. Durante este período las cuevas naturales o las hechas por el hombre eran utilizadas como lugares de entierro. No está claro el hecho de que este lugar estuviese conectado con la posesión demoníaca. Nuestro mundo está permeado por las fuerzas del mal con sus servidores, los demonios, quienes están allí para alterar la voluntad de Dios y destruir a la Humanidad, como la suprema creación divina y el centro de Su amor e interés. Hay preguntas específicas sobre los demonios y los ángeles que no pueden contestarse porque no hay suficiente información bíblica.

La tierra de los gadarenos estaba en territorio gentil al sudeste del mar de Galilea, en la región de Decápolis o de las diez ciudades. Esas eran ciudades griegas que no pertenecían a ningún país y se autogobernaban. Aunque los judíos no poseían cerdos, ya que la religión judía los consideraba inmundos, los gentiles sí.

Fijémonos en el valor de Jesús al tratar con aquel hombre, que tenía una fuerza más que brutal para romper cadenas. Sus vecinos le tenían tanto miedo que no se atrevían a hacer nada por él. Pero Jesús le recibió con tranquilidad y calma.

¡Casos como este son raros, a lo menos, en tiempos modernos! Empero no debemos, por este motivo, olvidar que el demonio está ejerciendo constantemente  un poder inmenso sobre muchos corazones y muchas almas. El excita sin cesar a muchos a que se entreguen a prácticas deshonrosas y ruinosas; y gobierna  todavía a muchos con cetro de hierro. Lanza a los hombres de vicio en vicio y de maldad en maldad; alejados de la buena sociedad, y del influjo de amigos  respetables; sumérgelos en los más profundos abismos de perversidad; tórnalos en suicidas; y los hace tan inútiles a sus familias, a la iglesia, y al mundo,  como si estuviesen muertos, y no vivos. ¿Dónde está el ministro fiel que no podría señalar con el dedo muchos casos semejantes? ¿A qué otra causa puede  atribuirse el modo de vivir de muchos jóvenes de ambos sexos, sino a la de que están poseídos de demonios?. Es inútil cerrar los ojos a los hechos. La  posesión demoníaca del cuerpo puede ser comparativamente rara; pero muchos, desgraciadamente, son los casos en que el demonio parece poseer  completamente las almas de los hombres.

¡Causa espanto pensar sobre estas cosas! ¡Horroroso es ver a que estado de ruina de cuerpo y alma Satanás lanza con frecuencia a los jóvenes! ¡Horroroso es  observar cuan a menudo los aparta de todo buen influjo, y los sumerge en el cieno de las malas compañías, y de pecados asquerosos! ¡Horroroso, sobre todo,  es reflexionar que dentro de poco tiempo los esclavos de Satanás se perderán para siempre, y en el infierno! En tal caso queda una sola cosa para hacer por  ellos: se puede orar a  Cristo por ellos. Aquel que vino al país de los gadarenos, y allí sanó al mísero endemoniado, vive aún en el cielo, y se apiada de los  pecadores. Aún el peor esclavo de Satanás no está irremediablemente perdido. Jesús puede aún compadecerse de él, y libertarlo.

Cuando Jesús le preguntó cómo se llamaba, el hombre contestó que " Legión». La legión romana era un regimiento de 6.000 soldados. Aquel hombre habría visto marchar a una legión roma, y su pobre mente afligida sentía que no era un demonio, sino toda una legión de ellos lo que tenía dentro de sí. Es posible que su mal hubiera empezado al ver en su infancia a una legión romana cometer atrocidades.

La cuestión de los cerdos ha constituido una gran dificultad para muchos, que no comprenden cómo Jesús pudo hacerles aquello a unos cerdos inocentes. Se ha considerado que aquello había sido una acción inmoral y cruel, ¡como si los cerdos se criaran para que disfrutaran de una vida larga y tranquila!

Podemos suponer que lo que sucedió fue que los cerdos estaban pastando por allí cerca; Jesús estaba aplicando su poder para curar un caso realmente difícil. De pronto, los chillidos y gritos salvajes del hombre causaron la estampida de los cerdos, que se precipitaron al lago, ciegos de terror. " ¡Mira dónde han ido tus demonios!», diría Jesús al hombre. Fuera como fuera, ¿podemos comparar el valor de una manada de cerdos con el del alma inmortal de un hombre? ¿Nos vamos a quejar de que costara la vida de aquellos cerdos el salvar aquella alma? ¿No es una estupidez perversa el quejarnos de que murieran los cerdos para sanar a un hombre? Tenemos que mantener un sentido de la proporción. Si la única manera de convencer a ese hombre de la realidad de su cura era el que perecieran aquellos cerdos, parece señal de una necia ceguera el objetar nada.

Tenemos que considerar las reacciones de dos clases de personas.

(i) Tenemos a los gadarenos. Le pidieron a Jesús que se fuera.

(a) Les fastidiaba que les alteraran la rutina de la vida. Todo seguía su marcha en paz hasta que llegó ese revolucionario de Jesús, y le rechazaron. Hay más personas que rechazan a Jesús porque les altera la vida que por ninguna otra razón. Si le dice a uno: " Tienes que abandonar ese hábito, tienes que cambiar tu vida»; si le dice a un empresario: " No puedes ser cristiano y hacer que tus obreros trabajen en esas condiciones»; si le dice al dueño de una casa: " No puedes cobrar dinero por el alquiler de esa pocilga» -es probable que todos le digan: " ¡Vete a la porra, y déjame en paz!»

(b) Apreciaban a sus cerdos más que al alma de un hombre. El dar más valor a las cosas que a las personas es uno de los mayores peligros de la vida. Eso es lo que crea los suburbios y las explotaciones injustas. Y, entre nosotros: eso es lo que nos hace exigir egoístamente nuestra comodidad a costa del sacrificio y de la esclavitud de otros. No hay absolutamente nada en el mundo tan importante como una persona humana. Hoy podemos ver el cómo las mascotas han desplazado a los seres humanos. Satanás tiene que estar riéndose viendo como el género humano ha mordido el anzuelo del “animalismo”.

(c) Tenemos al hombre que fue curado. Era natural que quisiera irse con Jesús, pero Jesús le mandó a su casa.  Pero ya, en un momento, un cambio completo se había efectuado en él. "Lo viejo se pasó ya: he aquí todo es hecho nuevo." El poder por cuyo medio se obró  tal curación, debe, en verdad haber sido infinito. Cuando Cristo es el médico, nada es imposible.

Una cosa, jamás se debe perder de vista. Sorprendente y milagrosa como fue esta cura, no es en verdad más maravillosa que la conversión de  un pecador. Maravilloso como fue el cambio que se manifestó en el estado del endemoniado ya curado, no es un ápice más maravilloso que el cambio que  sobreviene a cada uno que nace de nuevo, y torna a Dios del poder da Satanás. Jamás estará el hombre en su sano juicio, mientras no se convierta; jamás  ocupará su debido lugar, mientras que no se arroje con fe a los pies de Jesús. ¿Nos hemos detenido alguna vez a considerar lo que es una conversión  verdadera? No es otra cosa que la milagrosa redención de un cautivo, la restauración milagrosa de un hombre a su sano juicio, el milagroso rescate de un  alma del poder del demonio.

¿Qué somos nosotros? Esta, en conclusión, es la gran pregunta que nos atañe. ¿Somos esclavos de Satanás, o siervos de Dios? ¿Nos ha libertado Cristo, o  reina todavía el demonio en nuestros corazones? ¿Nos postramos diariamente a los pies de Jesús? ¿Estamos en nuestro sano juicio? ¡Plazca al Señor  ayudarnos a dar recta respuesta a estas preguntas! Jesús puede librarnos del demonio. Muchas veces hizo patente el poder que tiene sobre él, cuando estuvo en la tierra; y sobre la cruz triunfó gloriosamente  sobre él. Nunca dejará que arrebate de sus manos ninguna de sus ovejas. Algún día lo quebrantará debajo de nuestros pies, y lo atará con una gran cadena en  la prisión del infierno.  Romanos_16:20 Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.; Apocalipsis_20:-2 Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. 2  Y prendió al dragón, la serpiente antigua,(A) que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;  , Apocalipsis_20:4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.  ¡Felices los que oyen la voz de Cristo y lo siguen! ¡Satanás puede tentarlos, pero no perder sus almas! Ellos  serán "más que victoriosos" por medio de Aquel que los amó.  Romanos_8:37. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

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