Hoy,
Domingo, acudimos a la celebración de la Cena del Señor Jesucristo, en comunión
con el resto de hermanos en la congregación, (y con otros hermanos en la fe del
resto del mundo que formamos la Iglesia de Cristo), para participar de los
símbolos del Pan y el Vino, tal y como el Señor Jesucristo nos mandó. Escuchamos
la Palabra, con el mensaje la Amistad de Dios. Nos exhortaron a leer en
profundidad el capítulo 11 del Apóstol Juan durante el día de hoy y tras horas
de meditación y estudio, esto es lo que entiendo de este capítulo de la Palabra
de Dios.
El
pueblo de Betania estaba ubicado unos tres kilómetros al este de Jerusalén en
el camino a Jericó. Estaba lo bastante cerca de Jerusalén para que Jesús y sus
discípulos estuviesen en peligro, pero a suficiente distancia para no atraer la
atención prematuramente.
Cuando la enfermedad de Lázaro, su hermano, se
agravó, María y Marta acudieron a Jesús pidiendo ayuda. Creían que podía
brindarles ayuda porque habían visto sus milagros.
Nosotros
también sabemos de los milagros de Jesús por las Escrituras y las vidas
cambiadas que hemos tenido ocasión de ver, comenzando por la propia, la de cada
uno de nosotros. Cuando tenemos necesidad de ayuda extraordinaria, Jesús ofrece
recursos extraordinarios. No debiéramos vacilar nunca en pedirle ayuda.
Cualquier
prueba que deba enfrentar un creyente puede en última instancia glorificar a
Dios porque El puede sacar cosas buenas de cualquier situación mala (Gen_50:20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a
bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo;
y en Rom_8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.).
Cuando vienen las dificultades, ¿murmuramos, protestamos y culpamos a Dios, o
vemos en nuestros problemas la oportunidad de honrarlo?
Jesús amaba a esta familia y a menudo les
visitaba. Conocía su dolor, pero no respondió enseguida. Su demora tenía un
propósito específico. El tiempo de Dios, en especial sus demoras, tal vez nos
haga pensar que no responde o no lo hace como quisiéramos. Pero El suplirá
nuestras necesidades de acuerdo con su programa y propósito perfectos (Filip_4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os
falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.).
Aguardemos con paciencia el tiempo de Dios.
Día simboliza el conocimiento de
la voluntad de Dios, y noche, la ausencia de este
conocimiento. Cuando avanzamos en oscuridad, es probable que tropecemos.
Si Jesús hubiese estado durante los momentos
finales de la enfermedad de Lázaro, es posible que lo hubiese sanado en lugar
de dejarlo morir. Pero Lázaro murió para que el poder de Jesús sobre la muerte
pudiese mostrarse a sus discípulos y a otros. La resurrección de Lázaro era una
demostración esencial del poder de Cristo, y la resurrección es una creencia
fundamental de la fe cristiana. Jesús no solo se levantó de entre los muertos sino que tiene poder para levantar a otros.
A menudo recordamos a Tomás como "el que
dudaba", porque dudó de la resurrección de Jesús. Pero aquí demostró amor
y valor. Los discípulos conocían los peligros de ir a Jerusalén con Jesús e
intentaron convencerlo para que desistiese de hacerlo. Tomás sencillamente
expresó lo que sentían todos. Al fracasar sus objeciones, estuvieron dispuestos
a ir e incluso morir con Jesús. Tal vez no entendían bien por qué Jesús iba a
morir, pero eran leales. Existen peligros desconocidos al realizar la obra de
Dios. Es sabio considerar el alto costo que implica ser discípulo de Cristo.
Jesús tiene poder sobre la vida y la muerte,
así como para perdonar pecados. Esto se debe a que El es el Creador de la vida
( Juan_14:6 Jesús
le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre, sino por mí.). Aquel que Es
la Vida sin duda puede restaurar la vida. Todo aquel que cree en
Cristo tiene una vida espiritual que la muerte no conquistará ni disminuirá de
manera alguna. Cuando logramos comprender su poder y hasta qué punto es
verdaderamente maravillosa la oferta que nos hace, ¡cómo hemos de hacer otra
cosa que no sea entregar nuestras vidas a Él! Para quienes creemos, qué
maravillosa es la seguridad y la certeza que tenemos: "Porque yo vivo,
vosotros también viviréis".
A Marta se le conoce especialmente por haber
estado demasiado ocupada para sentarse a hablar con Jesús (Lucas_10:38-42 Aconteció que yendo
de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.
Esta
tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de
Jesús, oía su palabra.
Pero
Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te
da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con
muchas cosas.
Pero
sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le
será quitada. ). Pero aquí la vemos como una mujer de gran fe. Su
declaración es exactamente la respuesta que desea Jesús de nosotros.
Juan enfatiza el hecho de que contamos con un
Dios que se interesa por nosotros. Este retrato contrasta con el concepto
griego de Dios que era popular en aquel entonces: un Dios sin emociones que no
se involucra con los humanos. Aquí vemos muchas de las emociones de Jesús:
compasión, indignación, tristeza, incluso frustración. Con frecuencia expresó
sus emociones profundas y nunca debiéramos temer revelarle nuestros verdaderos
sentimientos al Señor. Él los entiende, pues los experimentó. Seamos sinceros y
no tratemos de ocultarle nada a nuestro Salvador, Él conoce hasta lo íntimo de
nuestros pensamientos, aún antes de llegar a nuestra mente. A Él le interesa
escuchar nuestras cuitas.
Cuando Jesús vio a los que lloraban y se
lamentaban, lloró también. Quizás se identificó con el dolor de ellos, o es
posible que la incredulidad lo haya preocupado. Sea cual fuere el caso, Jesús
demostró su inmenso interés en nosotros al llorar junto a nosotros cuando
sufrimos.
En esa época las tumbas solían ser cuevas
cavadas en la piedra caliza de la ladera de una colina. Muchas veces las tumbas
eran de tamaño suficiente para que las personas caminasen dentro. En una tumba
se colocaban varios cuerpos. Después del sepelio, se colocaba una gran piedra
frente a la entrada de la tumba.
Jesús resucitó a otros de la muerte,
incluyendo a la hija de Jairo (Mateo_9:18-26 Mientras él les decía
estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija
acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
Y se
levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. Y he aquí una mujer enferma de
flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde
de su manto; porque decía dentro de sí:
Si tocare solamente su manto, seré salva.
Pero
Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y
la mujer fue salva desde aquella hora.
Al
entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la
gente que hacía alboroto, les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta,
sino duerme. Y se burlaban de él. Pero cuando la gente había sido echada fuera,
entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. Y se difundió la fama de
esto por toda aquella tierra.
Otro texto leemos Marcos_5:35-42 Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la
sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?
Pero
Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No
temas, cree solamente.
Y no
permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo.
Y vino
a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y
lamentaban mucho.
Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está
muerta, sino duerme.
Y se
burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la
niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña.
Y
tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti
te digo, levántate.
Y
luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron
grandemente.
y al
hijo de una viuda (Lucas 7:11-15 Aconteció
después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus
discípulos, y una gran multitud.
Cuando
llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un
difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha
gente de la ciudad.
Y
cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
Y
acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven,
a ti te digo, levántate.
Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio
a su madre).
A pesar de encontrarse frente a frente con el
poder de la deidad de Jesús, algunos no quisieron creer. Estos testigos no solo
rechazaron a Jesús: también tramaron su muerte. Estaban tan endurecidos que
preferían rechazar al Hijo de Dios antes que reconocer que estaban equivocados.
Cuidémonos del orgullo. Si permitimos que crezca, puede conducirnos a un pecado
terrible.
Los líderes judíos sabían que si no detenían a
Jesús, los romanos los castigarían. Roma concedía libertad parcial a los judíos
mientras se mantuviesen tranquilos y obedientes. Los milagros de Jesús a menudo
provocaban disturbios. Los líderes temían que el desagrado de Roma causase
mayores dificultades a su nación.
Juan veía en la declaración de Caifás una
profecía. Dios usó a Caifás, en su calidad de sumo sacerdote, para explicar la
muerte de Jesús a pesar de que Caifás no se daba cuenta de lo que hacía.
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