EL ORDEN ESTABLECIDO POR DIOS
En la Palabra de Dios en la Biblia,
en 1ª Corintios 11 todo el
capítulo trata un tema de vital importancia y que traen mucha enseñanza, que
llena el corazón sediento de conocer con mayor profundidad la sana doctrina,
para con la ayuda del Espíritu Santo madurar en el conocimiento y la obediencia
para vivir como le agrada a Dios Padre.
Este capítulo requiere mucho
estudio de la Palabra, mucha oración y recogimiento. Somos afortunados por
contar con medios, diccionarios bíblicos, versiones bíblicas y la oferta de
Dios Padre de darse a conocer a aquellos que le buscan.
Desde que inicié este cometido, usar mi blog como instrumento para hablar
de la Palabra, hasta el día de hoy, todo este aprendizaje en la lectura de la
Biblia ha sido de gran bendición, guía y consuelo en la vida personal y
familiar.
Seguir a Cristo no es fácil al principio, mucho más cuando, en mi caso, había vivido en una religión, la
romanista desde que tuve uso de razón hasta los
21 años cuando conocí al Señor y naci de nuevo.
Al ser sellados con el Espíritu
Santo, pasamos a ser propiedad de Dios. Su Palabra es la garantía. Asidos así
de la mano de Jesús, nos permite superar el proceso de cambio que requiere
nuestras vidas. Es necesaria una poda a fondo de todo aquello que es
improductivo o estorba el desarrollo y producción de frutos de fe.
Créanme, de podas y efectos
beneficiosos de esta operación en las plantas, algo entiend, es mi trabajo habitual desde hace 21 años; como símil es
válido para trasladarlo al proceso de santificación, de conversión del pecador
para eliminar todo aquello que en su mente carnal le produce un estancamiento y
le impide avanzar en su desarrollo
espiritual. Gracias a Dios contamos con el Consolador, que nos ayuda en esta
titánica misión, pues por nosotros mismos nada sería posible.
Comencemos pues, con la ayuda de Dios.
1Cor 11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
Atavío
de las mujeres
1Cor 11:2 Os alabo, hermanos,
porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las
entregué.
1Cor 11:3 Pero quiero que sepáis
que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y
Dios la cabeza de Cristo.
¿Por qué dice
Pablo: "Sigan mi ejemplo"? El no era arrogante, no se creía una
persona sin pecado. En este momento, los creyentes en Corinto no sabían mucho
acerca de la vida y el ministerio de Cristo. Pablo no podía decirles que
imitaran a Cristo porque los evangelios todavía no habían sido escritos, por lo
tanto no tenían idea de cómo era Jesús. La mejor manera de guiar a estos nuevos
cristianos era mostrándoles a un Cristo en quien confiaran. Podemos ver en: Gálatas 4:12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también
me hice como vosotros. Ningún agravio me habéis hecho. En Filipenses 3:17 Hermanos, sed
imitadores de mí y mirad a los que así
se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. También en 1Thimoteo 1:6 Y vosotros
vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en
medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo. Lo mismo nos
dice en: 2Thimoteo 3:7 Porque vosotros
mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos
desordenadamente entre vosotros,
Pablo estuvo en
Corinto casi dos años y pudo establecer una relación de confianza con muchas de
estas personas.
Debemos leer este
capítulo teniendo en cuenta la situación que se vivía en Corinto. El asunto de
usar velo o cubrir la cabeza, a pesar de parecer sin importancia, llegó a ser
un problema muy serio porque el trasfondo cultural estaba en conflicto. Las
judías siempre cubrían sus cabezas en la adoración. Una mujer que no cubriera
su cabeza en público reflejaba que había perdido su moral. Por otro lado, las
griegas no acostumbraban cubrir sus cabezas para la adoración. Algunos abusos se habían introducido en la abundancia de dones espirituales concedidos a los corintios, pero como Cristo hizo la voluntad de Dios cuyo honra procuró, así el cristiano debe confesar su sumisión a Cristo, haciendo su voluntad y procurando su gloria. Nosotros debemos, aun en nuestra vestimenta y hábitos, evitar toda cosa que pueda deshonrar a Cristo.
En esta carta Pablo ya se había ocupado de
las divisiones en la iglesia y de los desórdenes. Ambos temas estaban
involucrados en todo eso. La solución de Pablo viene de su deseo de que exista
unidad entre los miembros de la iglesia y que se rinda un culto apropiado.
Aceptó la soberanía de Dios en la creación de reglas para todo tipo de
relaciones. La Biblia dice que Dios es un Dios de orden por lo tanto no puede
admitir desorden en la iglesia ni en las familias de los cristianos. Existe un
orden de autoridad que Dios estableció en el que tuvo a bien delegarle al
hombre, autoridad en la familia, para que tanto el varón, como la esposa e
hijos glorifiquen al Señor. Sin duda Dios lo estableció así para bendecir a la
familia cristiana.
La cadena de
autoridad establecida por Dios Padre es: DIOS, CRISTO, HOMBRE Y ESPOSA.
Todo el contexto
del versículo 3 tiene que ver con la autoridad del varón y la sumisión de la
mujer.
En la frase
"el varón es la cabeza de la mujer", cabeza no se usa para indicar
control o supremacía, sino función de orden. Debido a que el hombre fue creado
primero, la mujer deriva su existencia del hombre, como el hombre de Cristo y
Cristo de Dios. Evidentemente Pablo estaba corrigiendo algunos excesos que las
mujeres casadas corintias estaban solicitando.
Sumisión es el elemento clave para el
funcionamiento sin asperezas de todo negocio, gobierno o familia. Dios ordenó
la sumisión en ciertas relaciones para prevenir el caos. Es esencial comprender
que sumisión no es rendición, privación o apatía. Tampoco significa
inferioridad, porque Dios creó a todas las personas a su imagen y semejanza y
todas tienen el mismo valor. Sumisión es dedicación mutua y cooperación.
Dios llama a la
sumisión a todos por igual. No hizo al hombre superior, facilitó las cosas para
que el hombre y la mujer trabajaran juntos. Jesucristo que es igual con el
Padre, se sometió para llevar adelante el plan de salvación.
En Juan 14:22-26:
Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor,
¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada con él.
El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que
habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre
enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo
que yo os he dicho.
En Juan 8:29: Porque el
que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago
siempre lo que le agrada.
De igual modo, en la
forma como el hombre se somete a Dios, la esposa debiera someterse a su esposo
por el bien de su matrimonio y su familia. Sumisión entre iguales es sumisión
voluntaria, no forzada. Servimos a Dios en estas relaciones actuando con
sumisión a otros en nuestra iglesia, a nuestro cónyuge y a nuestras
autoridades.
Por la sumisión
del Hijo de Dios, nosotros somos salvos. Sin este orden de autoridad, sin este
modelo de obediencia ni tú ni yo seríamos salvos, estaríamos condenados en
nuestros pecados.
Podemos comprobar en Filipenses
2:5-8
5 Haya, pues, en
vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
6 el cual, siendo en
forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a
sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
8 y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz.
Para que un
matrimonio sea bendecido por Dios deben seguir tanto el hombre como la mujer el
orden que estableció: la autoridad del hombre sobre la mujer.
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