Los cristianos tenemos
varias opciones en cuanto a lo que Cristo quiso decir con las palabras
"Este es mi cuerpo":
(1) Algunos
creen que el vino y el pan, realmente, vienen a ser el cuerpo y la sangre de
Cristo.
(2) Otros creen que el pan y el vino
permanecen invariables, pero que Cristo está espiritualmente presente en el pan
y el vino.
(3) Aun otros
creen que el pan y el vino simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo.
Los cristianos
están de acuerdo, sin embargo, que la participación en la cena del Señor es un
elemento importante en la fe cristiana y en aquella presencia de Cristo, sin
embargo, entendemos que nos fortalece espiritualmente.
¿Qué es el nuevo pacto? Con el acuerdo
antiguo, la gente podía acercarse a Dios sólo por medio de los sacerdotes y el
sistema de sacrificios. La muerte de Cristo en la cruz trajo consigo un nuevo
pacto entre Dios y nosotros. Ahora todos sin excepción podemos acercarnos a
Dios y comunicarnos con El. El nuevo
pacto completa, más que reemplazar, el pacto antiguo, cumpliendo todo lo que el
acuerdo anterior señaló. Comer el pan y beber la copa muestra que estamos
recordando la muerte de Cristo por nosotros y renovando nuestro pacto de
servirle.
Jesús dijo: "Haced esto todas las veces
que la bebiereis en memoria de mí". ¿Cómo debemos recordar a Cristo en la
cena del Señor? Pensando en lo que hizo y por qué lo hizo. Si la cena del Señor
sólo se convierte en un ritual nada más o en un hábito piadoso, ha dejado de recordarnos
a Cristo y perdió su significado.
Pablo da instrucciones específicas
relacionadas con la forma en que debiera celebrarse la cena del Señor.
(1) Deberíamos participar en la cena del Señor
con una actitud de arrepentimiento porque recordamos que Cristo murió por
nuestros pecados.
(2) Deberíamos tomarlo dignamente, con
reverencia y respeto.
(3) Deberíamos
examinarnos a nosotros mismos para ver si tenemos algún pecado sin confesar o
alguna actitud de resentimiento. Estamos preparados y listos solo cuando
creemos en El y lo amamos.
(4) Deberíamos
considerar a otros, esperando hasta que todos estén presentes y participando en
ella en orden y en unidad.
Cuando Pablo dice que nadie debe tomar
indignamente la cena del Señor, estaba dirigiéndose a los miembros de la
iglesia que estaban participando de ella sin pensar en lo que realmente
significaba. Todo aquel que actúa así "será culpado del cuerpo y de la
sangre del Señor". En lugar de honrar su sacrificio estaban participando
de la culpa de los que habían crucificado a Cristo. En realidad, nadie es digno
de participar de la cena del Señor. Todos somos pecadores salvados por gracia.
Esta es la razón por la que deberíamos prepararnos para la comunión por medio
de una introspección saludable, confesión de pecado y el arreglo de diferencias
con otros. Estas acciones removerán las barreras que afectan nuestra relación
con Cristo y con otros creyentes. No permita que el reconocimiento de su pecado
lo aleje de la comunión, busque ser dirigido a participar en ella.
"Sin discernir el cuerpo del Señor"
significa no entender lo que la cena del Señor representa y no distinguirla de
una comida normal. Los que hacen esto se condenan a sí mismos.
"Muchos
duermen" es otra forma de describir la muerte. Que alguno de ellos muriera
puede ser un juicio sobrenatural sobre la iglesia en Corinto. Este tipo de
disciplina resalta la seriedad del servicio de comunión. La cena del Señor no
debe tomarse con ligereza, este nuevo pacto le costó a Jesús su vida.
Las personas
deben venir a la Santa Cena deseando la comunión con otros creyentes y
preparados, no para saciarse con una gran cena. "Si alguno tuviere hambre,
coma en su casa" significa que podían cenar de antemano y venir a la
comunión con sus mentes puestas en el marco adecuado. No es un ritual sin
significado, sino un mandato dado por Cristo para ayudarnos a fortalecer
nuestra fe.
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