} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: JUAN CAPÍTULO 7 (II)

jueves, 31 de julio de 2014

JUAN CAPÍTULO 7 (II)




La Fiesta de los Tabernáculos se narra en Levítico 23:34 Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días. Este hecho tenía lugar en octubre, alrededor de seis meses después de la celebración de la Pascua. La fiesta conmemoraba los días en que los israelitas peregrinaban por el desierto y vivían en tiendas.
Enramadas: Esta fiesta la celebraban los israelitas al término de la cosecha. Construían chozas con ramas, para recordar la vida de los antepasados en el desierto, después de la salida de Egipto. Durante esta fiesta, cada día se llevaba agua desde el estanque de Siloé hasta el templo. Un coro repetía Isaías 12:3-5  Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.  Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido.
Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra..., y luego el sacerdote vertía el agua en tierra.

A los hermanos de Jesús les resultaba difícil creer en El. A la larga, algunos de estos hermanos llegarían a convertirse en líderes de la iglesia (Santiago, por ejemplo), pero durante varios años se avergonzaron de Jesús. Después de la muerte y resurrección de Jesús, por fin creyeron.
Hoy en día tenemos toda razón de creer porque contamos con la narración completa de los milagros, la muerte y la resurrección de Jesús. También contamos con la evidencia de lo que el evangelio ha obrado en la vida de las personas a través de los siglos. No perdamos esta oportunidad de creer en el Hijo de Dios.

Como el mundo odiaba a Jesús, quienes lo seguimos podemos esperar que la gente también nos odie. Si las circunstancias marchan demasiado bien, preguntémonos si seguimos a Cristo como debiéramos. Podemos estar agradecidos cuando la vida transcurre sin dificultad, pero debemos asegurarnos de que no sea a costa de seguir a Cristo a medias o de no seguirlo.
Así hoy, en muchos lugares del planeta, nuestros hermanos en la fe de Cristo son perseguidos y ejecutados.  Es terrible lo que está aconteciendo. Ayer sin ir más lejos el ISIS, ese estado islámico que quiere expandirse y volver al siglo VII, ha publicado un video que al parecer es estremecedor. Todo es licito verlo, pero no todo conviene ser visto pues lo que entra por los ojos, queda en el cerebro y como conozco el resultado de ver ciertas cosas, mejor evito se cuelen ciertas cosas que no son edificantes para el espíritu. El príncipe de este mundo, está dando sus coletazos y apretando el acelerador del terror contra todo lo que represente la fe en Jesucristo, los seguidores del Evangelio de Jesús y los que hemos nacido de nuevo por la fe en Jesucristo en todo el mundo. Aun vendrán tiempos peores, la Palabra de Dios en la Biblia así nos lo hace saber. Por eso debemos, ahora que podemos, dedicar todo el tiempo posible a conocer con mayor profundidad todas las enseñanzas que se encierran en la Palabra, para apartarnos de los falsos profetas y sus falsas enseñanzas. Insisto, es de vital importancia conocer el Verdadero Evangelio de Jesús para con la ayuda del Espíritu Santo fortalecer nuestro carácter, abrir el entendimiento para adquirir la Sabiduría que procede de Dios Padre, que da sobremanera a quienes la buscan.

Jesús vino con el regalo más grande ofrecido jamás, el perdón de los pecados a todos los que creen en Él
Los líderes religiosos lo odiaban y muchos rechazaban su regalo de salvación no importaba lo que dijera o hiciera. Cuanto más enseñaba y obraba Jesús en público, más problemas causaban dichos líderes a Jesús y a sus seguidores. De modo que era necesario que Jesús enseñase y obrase con la mayor discreción posible. Muchas personas hoy en día cuentan con el privilegio de enseñar, predicar y adorar públicamente enfrentándose a muy poca persecución. Estos creyentes debieran estar agradecidos y aprovechar al máximo sus oportunidades de proclamar el evangelio. Es un privilegio inmerecido, que Dios da a aquellos que Él en Su Soberanía decide.

Los líderes religiosos tenían gran influencia sobre la gente común. Al parecer no pudieron hacerle gran cosa a Jesús durante este tiempo, pero amenazaban a cualquiera que pudiera apoyarlo públicamente. La expulsión de la sinagoga era una de las represalias por creer en Cristo. Para un judío, esto constituía un castigo severo.

¡Todos hablaban de Jesús! Pero cuando llegó el momento de hablar a su favor en público, callaron. Tuvieron temor. El temor puede ahogar nuestro testimonio. Aunque muchos hablan de Cristo en la iglesia, cuando llega el momento de hacer una declaración pública de fe, a menudo sienten vergüenza. Jesús dice que nos reconocerá delante de Dios si lo reconocemos delante de los hombres (Mat_10:32 A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos). ¡Tengamos valor! ¡Hablemos de Cristo!

Los que procuramos conocer la voluntad de Dios y cumplirla sabemos de forma intuitiva que Jesús dijo la verdad. ¿Hemos escuchado alguna vez a oradores religiosos y nos hemos  preguntado si decían la verdad? Debemos probarlos: (1) sus palabras deben estar de acuerdo con la Biblia, no contradecirla; (2) sus palabras deben señalar a Dios y a su voluntad, no a ellos mismos.

Los fariseos pasaban sus días tratando de alcanzar la santidad mediante la observación de las reglas meticulosas que habían agregado a la Ley de Dios. Todo de forma externa, para ser vistos y admirados. La acusación de Jesús de que no guardaban la Ley de Moisés los hirió profundamente. A pesar del pomposo orgullo propio y del que sentían por sus reglas, ni siquiera llegaban a cumplir con su religión legalista, pues vivían muy por debajo de lo que requería la Ley de Moisés. El homicidio sin duda iba en contra de la Ley. Los seguidores de Jesús debemos hacer más de lo que demanda la ley moral y esto no se logra con añadiduras a sus requisitos, sino yendo por encima y por debajo de los simples permisos y prohibiciones de la ley para llegar al espíritu de la misma.


A Jesús lo llamaron bueno, engañador, endemoniado, el Cristo  y el profeta. Debemos determinar en nuestras mentes quién era Jesús, sabiendo que cualquier cosa que decidamos tendrá consecuencias eternas.

Una tradición popular decía que el Mesías sencillamente aparecería. Pero los que creían esta tradición pasaban por alto las Escrituras que anunciaban con claridad el lugar de nacimiento del Mesías (Miqueas_5:2 Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad).

Las palabras de Jesús, "Venga a mí y beba", hacían alusión al tema de muchos pasajes bíblicos que hablan acerca de las bendiciones generadoras de vida del Mesías (Isaias_12:2-3 He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí.
Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación; Isaias_44:3-4 Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.
; Isaias_58:11 Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan). Al prometer dar el Espíritu Santo a todo el que creyese, Jesús declaraba ser el Mesías, ya que eso era algo que solo el Mesías podía hacer.

Jesús usó la expresión agua viva en  para referirse a la vida eterna. Aquí utiliza la expresión para referirse al Espíritu Santo. Los dos van juntos: dondequiera que se acepte el Espíritu Santo, trae vida eterna. El Espíritu Santo dio poder a los seguidores de Jesús en Pentecostés  y desde entonces ha estado al alcance de todos los que aceptan a Jesús como Salvador.

La multitud hacía preguntas acerca de Jesús. Algunos creían, otros eran hostiles y otros lo descalificaban como Mesías porque era de Nazaret, no de Belén. Pero El nació en Belén, aunque creció en Nazaret. Si hubiesen prestado más atención, no habrían arribado a conclusiones erróneas. Cuando busquemos la verdad de Dios, asegurémonos de escudriñar la Biblia con atención y reflexión conservando abierto el corazón. No lleguemos a conclusiones antes de informarnos bien de lo que dice la Biblia.

Aunque los romanos gobernaban Palestina, daban autoridad a los líderes religiosos judíos en los casos de asuntos civiles y religiosos de menor cuantía. Los líderes religiosos supervisaban a sus propios alguaciles y los investían de poder para arrestar a cualquiera que provocase un disturbio o quebrantase cualquiera de sus leyes ceremoniales. Como dichos líderes desarrollaron cientos de leyes triviales, resultaba casi imposible que cualquiera, incluso ellos mismos, escapase de quebrantar, pasar por alto o al menos desconocer alguna en un momento dado. Pero estos alguaciles no podían encontrar justificación para arrestar a Jesús. Y al escucharlo con la intención de descubrir alguna evidencia, no pudieron evitar escuchar las maravillosas palabras que decía.

Los líderes judíos se veían como un grupo selecto que era el único poseedor de la verdad, y rechazaban la verdad en cuanto a Cristo porque no había partido de ellos. Es fácil pensar que somos dueños de la verdad y que los que no están de acuerdo con nosotros están totalmente equivocados. Pero la verdad de Dios está al alcance de todos. No copiemos la actitud egoísta y estrecha de los fariseos.

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