} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: LA CELEBRACIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR (III)

miércoles, 23 de julio de 2014

LA CELEBRACIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR (III)




1Cor 11:27  De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
1Cor 11:28  Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
1Cor 11:29  Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
1Cor 11:30  Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
1Cor 11:31  Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
1Cor 11:32  mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
1Cor 11:33  Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.
1Cor 11:34  Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere.

La cena enlaza los dos períodos concluyentes de las dispensaciones antigua y nueva. Las venidas primera y segunda se consideran como una venida; de ahí la expresión “venida” y no “retorno” ( Juan_14:3Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis ).
 Así leen tres de los cuatro manuscritos más antiguos, la Vulgata y Cipriano (Sólo un manuscrito lee: “comiere y bebiere”). Los romanistas citan esta lección para favorecer la comunión usando un solo elemento. Este no es el significado. El apóstol dice que: Quienquiera que es culpable de conducta indigna al comer el pan o al beber la copa, es culpable del cuerpo y de la sangre de Cristo. La impropiedad en uno de los dos elementos corrompe la comunión en los dos. Por tanto, enseguida el apóstol no dice que será “culpado del cuerpo o de la sangre,” sino “del cuerpo y de la sangre.” Todo el que toma el pan sin el vino, o el vino sin el pan, “indignamente” participa, y así “es culpado” del cuerpo y de la sangre de Cristo: porque desobedece al mandamiento expreso de Cristo de participar de ambos. Si no participamos del símbolo de la muerte del Señor dignamente, participamos de la culpa de aquella muerte “crucificar de nuevo para sí al Hijo de Dios,” Heb_6:6  y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.) La indignidad en la persona no es lo que debiera excluir a nadie, sino la participación indigna. Por indignos que fuésemos, si nos examinamos de modo de comprobar que aun siendo penitentes creemos en el Evangelio de Cristo, podemos participar dignamente.
 Examine su propio estado mental respecto a la muerte de Cristo, y a su capacidad para “discernir el cuerpo del Señor”. No es necesaria la confesión auricular ante un sacerdote, sino la auto-exanimación y coma así. Esto es, después del debido examen de sí mismo participe de aquel pan, y beba de aquella copa— Su auto-examen no es con el fin de poder ausentarse de la mesa, sino con el fin de poder participar.
 Un juicio temporal  no discerniendo el cuerpo del Señor. No juzgando debidamente, no distinguiendo en juicio (así el griego): el pecado y su castigo señalados como correspondiendo el uno al otro entre la comida común y los elementos que simbolizan el cuerpo del Señor. La mayoría de los manuscritos más antiguos omiten “del Señor.” Omitiendo también “indignamente,” como lo omite la mayor parte de los manuscritos más antiguos, debemos traducir: “El que come y bebe, juicio come y bebe para sí, si no discierne el cuerpo” (Heb_10:29  ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?).
La iglesia es “el cuerpo de Cristo” el cuerpo del Señor es su cuerpo literal apreciado y discernido por el alma en la recepción fiel del mismo, pero no está presente en los elementos mismos.
 Los primeros que naturalmente están sin fuerzas, y los segundos, que han perdido las fuerzas por la enfermedad  y muchos duermen. Están adormecidos al acercarse la muerte: no una muerte violenta, sino una a consecuencia de la enfermedad enviada como castigo del Señor, para que el individuo obtenga la salvación al enderezar su actitud mental en su lecho de enfermo.
 Si nos juzgáramos debidamente, no seríamos (o hubiéramos sido) juzgados,” esto es, evitaríamos (o hubiéramos evitado) nuestros castigos actuales. A fin de poder juzgar debidamente o “discernir (apreciar) el cuerpo del Señor,” debemos “juzgarnos debidamente a nosotros mismos.”
Esta es una advertencia en contra del dogma de la absolución sacerdotal, después de haberse confesado plenamente ante el sacerdote, como una práctica necesaria antes de recibir la cena del Señor.
   Porque todas las viandas eran propiedad común, y por tanto, debían de “esperarse” mutuamente hasta que todos estuviesen reunidos para participar juntos de la común fiesta de confraternidad.  
  Si alguno tuviere hambre, coma en su casa. El que no pueda “esperar a otros,” que satisfaga su hambre en casa  “las demás cuestiones ordenaré cuando vaya  con respecto a la celebración debida de la cena del Señor
  Reflexionar seriamente sobre nuestras vidas nos ayudará a evitar el castigo de Dios, y participar sinceramente en la Cena del Señor puede prevenir las enfermedades o la muerte prematura.   Este pasaje advierte contra una participación poco reflexiva en la Cena del Señor, pero no presenta a Dios vigilando inclemente al participante. El mensaje indica: «Recuerda, ¡Jesús ha cargado tus culpas! Así que, «Ven humildemente, confiesa, adora y fortalécete en él».
La cena del Señor   es una representación visible de la muerte de Cristo por nuestros pecados. Nos recuerda la muerte de Cristo y la esperanza gloriosa de su regreso. Nuestra participación fortalece nuestra fe a través de la comunión con Cristo y el compañerismo con otros creyentes.
 Pablo reconoce que pudieran existir diferencias entre los miembros de la iglesia. Cuando se transforman en divisiones resultan destructivos a la congregación. Aquellos que causan división sólo sirven para destacar a los creyentes genuinos.
 Cuando se celebraba la cena del Señor en la iglesia primitiva, esta incluía una fiesta o una cena de compañerismo seguida por la celebración de la comunión. En la iglesia de Corinto llegó a convertirse en un tiempo de glotonería y de beber en exceso mientras otros estaban hambrientos. Incluía muy poco la caridad y el compañerismo. Ciertamente no era una demostración de la unidad y el amor que debe caracterizar a la iglesia, no era tampoco una preparación para la comunión. Pablo condenó estas acciones y recordó a la iglesia el verdadero propósito de la cena del Señor.
 ¿Qué significa la cena del Señor? La iglesia primitiva recordó que Jesús la instituyó en la noche de la Pascua (Lucas_22:13-20 Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua.
   Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles.
   Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!
   Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios.
   Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros;
   porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.
   Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
   De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.). Así como en la Pascua se celebraba la liberación de la esclavitud en Egipto, en la cena del Señor se recuerda la liberación de nuestros pecados por la muerte de Cristo.

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